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¿Por qué las madres que se quedan en casa dicen que tienen un trabajo duro?

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Aprendizaje Práctico

Por orgullo, hijo.

A las mujeres no les gusta reconocer que algo cuesta trabajo, o que se sienten mal, o que algo es difícil. Esto es, el trabajo en casa no es duro, es una verdadera chinga.

¿Has alguna vez intentado hacer todo lo que hace un ama de casa promedio en la misma cantidad de tiempo en que ellas lo hacen? ¿No? Intenta mantener limpia una casa, pero no descuides la ropa, debe estar no sólo limpia sino bien planchada y con la temperatura adecuada cada prenda para que no queden brillosas. Lavar los trastes no es tan fácil como se ve en los videos de lavaplatos superveloces de restaurante, no, todo lleva un orden y hay que usar el detergente adecuado, alternar el uso de agua caliente y fría según el utensilio a lavar. Hay que elegir la fibra adecuada. Primero se lavan los vasos y tazas, después los platos, después la platería y, por último, las ollas y sartenes. Si no lo haces así y/o si lavas la cristalería con agua fría, queda mal lavada y con mal olor. Debes barrer muy bien y levantar y mover muebles para ello, después trapear, lo que igual requiere el limpiador adecuado y el trapeador perfecto para ese tipo de piso. La aspiradora no basta, deja pelusa. Y el ritual de mantener limpias las ventanas… no sabes lo difícil que es mantener el cristal verdaderamente limpio, por ambos lados.

Y no por mantener limpia la casa se justifica desatender a los niños. Haz de comer nutritivo, suficiente y agradable para ellos. Cuida que hagan sus tareas. Escúchalos si tienen algún problema y aconséjalos con sabiduría. Edúcalos, no basta con amarlos, o mejor dicho, amarlos no es siquiera necesario siempre que los eduques como se debe, sea necesaria o no la proverbial chancla o un manazo o una nalgada. Oh, y debe ser a tiempo. También debes hacer que se bañen, que cepillen sus dientes después de cada comida, que se levanten temprano y que bajo ninguna circunstancia salgan de casa al colegio o a donde sea sin haber desayunado. Un buen desayuno, nada del gansito y la coca… eso será el lunch para el recreo, quizá, pero desayunar es desayunar, y es parte inevitable de ser "mamá en casa"

Ah, y no olvides preparar almuerzo para que lleven a la escuela. El gansito y la coca son sólo un chiste del pasado.

Y debes cuidar las plantas. Sean tres macetas con cactus o un amplio jardín al frente de la casa, ni tu marido ni un jardinero ni tus hijos van a cuidar tan bien de ellas como lo harás tú. No saben los demás cuándo necesitan un poco más de agua, cuándo hay que moverles la tierra, cuándo quitarle algunas hojitas, cortar las flores, echarles algún remedio contra los pulgones o las cochinillas, ni saben cuándo le han echado ojo a las plantas y hay que cambiarlas de lugar un mes al menos, cuándo requieren competencia con otra igual o una canción o una amenaza para que florezcan o retoñen…

Y prepara de comer. No importa qué, pero sí importa. Debe ser algo delicioso, nutritivo y variado. Debe contener proteína. Deben ser sopa y guisado y algo de postre, aunque éste último sólo sea fruta pelada y picada. Y te debe alcanzar para todo, tengas el presupuesto que sea, te debes ajustar al mismo.

Y tocando el presupuesto, debes vigilar que los pagos se hagan a tiempo. Todos. La luz, el cable, el internet, el agua, el predial, el crédito en el banco, la tanda. Y muy probablemente tengas que ir tú misma a pagarlos. Para eso estás en casa, los demás no pueden, los hijos porque van a la escuela y el marido porque sale a trabajar y no tendrá tiempo de ir al banco o al centro comercial a hacer tales pagos.

También debes hacer las compras. Debes saber cuánta pasta comprar cada semana, cuánta fruta y de cuál en qué temporada. Debes saber elegir la piña dulce, la sandía jugosa, los limones perfectos, los jitomates para el día que los ocupes, los aguacates. Debes saber cuánto de huevo, cuánto pan, cuándo lechuga y cuándo espinacas. Debes comprar calzoncillos y calcetines de tus hijos cuando ya requieran nuevos. Tal vez también de tu marido.

Y preparar merienda.

Y saber de remedios para todo porque los hijos a veces se enferman. Y a veces se enferma también el marido. Y a veces les da a todos por enfermarse al mismo maldito tiempo. Y les da por contagiarte. Benditos. Y tú no te puedes dar el lujo de tumbarte en la cama un día, o acostarte temprano, o levantarte tarde al día siguiente, porque quién verá que se levanten los niños y se desayunen, quién les pondrá el lunch, quién hará las compras de lo necesario para la comida y quién cocinará. Y se juntará la ropa, y el piso trapeado de todos los días sientes que es un mugrero si no barres y trapeas mañana… ¡Horror! No. No te puedes enfermar. No importa cuántos días lleve incubado el virus en tu cuerpo, te haces fuerte y dices que estás bien y sigues adelante con todo y tus hijos te ven bien, y tu esposo te ve bien. Y si no fuera así, a algún iluso se le ocurrirá decirte que descanses. Pero no puedes, porque la casa se vendrá abajo, se convertirá todo en un muladar, porque quién va a limpiar tanta mugre y a planchar y se va a juntar lo de planchar y mañana toca ir al banco y el niño no ha acabado la tarea y la niña ya lleva mucho tiempo en la tablet y tu marido no se despega del partido en la TV (que es diferido (por tercera ocasión)) y ya va a ser necesario comprar aceite porque esta mañana casi se acaba y nadie notó que se rompió un plato ni que ya cambiaste dos veces el foco del baño y parece que nadie sabe cambiar el papel y hay que llamar a los del gas para que llenen el tanque nuevamente esta semana sin falta y notas cuánto ha engordado tu marido y él ni siquiera volteó a verte el sábado que le preguntaste cómo te veías con el vestido azul y si te sentaba mejor el negro y sólo dijo "sí" y notaste que tampoco te escucha muy a menudo porque le dijiste que otra vez te han estado dando esas punzadas en el abdomen que ojalá no sea nada grave o que si cree que debas ir al doctor y él respondió que también ha estado muy cansado porque son días de auditoría y que si le preparas mañana su traje gris y que si le ayudas con la corbata y que por favor le recuerdes en la tarde pasar por una botella de ron porque a veces se necesita un trago después del trabajo y antes de dormir y las visitas del fin de semana pasado se acabaron el que había

Haz todo esto sin quejarte y di que es duro

Ahora, como hombre, de hombre a hombre, inténtalo un día, dale el día libre a tu mamá o a tu esposa (según tu edad) e intenta llevar a cabo todas las labores, todos los quehaceres, cuidar de la familia, de la casa, del jardín, de los pendientes. Ten todo presente en el momento justo. Atiéndelos a todos, atiéndelo todo. Y me cuentas qué se siente. Y si te quedó alguna duda. Y si de pura casualidad vuelves a creer que la más reciente atracción de Six Flags es lo más emocionante del mundo.

Creo que no. Ser ama de casa. Buena. Eficiente. Y mamá. Eso es adrenalina pura. Eso son superpoderes. Lo demás, chingaderitas.

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