Durante los procesos metabólicos, las células de nuestro organismo producen desechos, entre ellos el peróxido de hidrógeno. Dado su carácter oxidante y, para evitar que las células sean dañadas, es necesario que se deshagan rápidamente de él. Esto lo logran gracias a una enzima llamada catalasa que cataliza su descomposición en oxígeno y agua. Cuando nos lastimamos y echamos agua oxigenada en la herida, la catalasa no identifica el origen del peróxido y, obviamente, se pone en acción. ¡ Así aparecen las burbujas y la espuma blanca!!!.
Muchas de las bacterias que nos enferman son anaerobias (no pueden vivir en presencia de oxígeno) y mueren en la espuma blanca, pero lo más relevante es que el peróxido de hidrógeno es capas de oxidar los componentes celulares de las bacterias y, así, destruirlas. El problema es que es incapaz de hacerlo selectivamente y, por lo tanto, en el proceso también destruye células de nuestro cuerpo.
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