La vida está repleta de acontecimientos que suceden sin propósito, explicables por las leyes de la física, los principios de la química, la geología y la meteorología. Una tormenta eléctrica que desencadena un incendio forestal, un escape de gas que provoca la explosión de un edificio, un tornado que arrasa viviendas e instalaciones, el Tsunami del Índico del 26 de diciembre de 2004 que se saldó con 250.000 víctimas.
Al mundo se le suele convencer con pruebas y evidencias racionales de cómo funciona la naturaleza. En cambio, a los fanáticos cerriles no hay modo de hacerles comprender nada porque, como dijo Carl Sagan, su fe no se basa en pruebas y evidencias sino en una arraigada necesidad de creer
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