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¿Cuál es la peor causa de muerte que se ha registrado en la historia?

Respuestas

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Materiales y Apuntes

La muerte no es el problema. El problema es la vida. La vida es la que duele, la vida es la que se enferma, la vida es la que agoniza. La vida es la que muere. ¿La muerte? La muerte no es nada, es no ser. Es no sentir, es pura inconsciencia. Es volverse piedra.

Así que la peor muerte sería más bien la peor agonía. Ese último lapso de la vida rindiendose sin esperanza pero con violento frenesí a la muerte.

Hay un caso que realmente a mi me parece que es tal vez un martirio moderno. Algo que conmueve y te da una sensación de absoluto desasosiego, horror y profunda compasión.

El caso de Hisashi Ouchi en 1999. Para mí este tipo es un santo. La crucifixión de Cristo es pamplinas frente a lo que experimento este tipo. El dolor y la agonía máximos. Un dolor no sólo orgánico sino molecular.

Hisashi era un empleado de una empresa que reciclaba material nuclear, la JCO. Los tipos surtian las centrales nucleares japonesas enriqueciendo uranio.

El procedimiento consiste en transformar hexofloruro de uranio en dióxido de uranio. Para hacerlo se disuelve el hexofloruro en ácido nítrico en un tanque y luego este automáticamente lo va incorporando y se mezcla lentamente para evitar la masa crítica.

Bueno, pero resulta que la JCO tenía muchos atrasos de combustible y de pedidos así que había que apurarle ¡que el tiempo es oro! Así que relajaron los procedimientos preventivos y empezaron a decirle a los empleados que mezclaran el hexofloruro en un balde abierto y luego lo echaran directo al tanque.

Esta lotería de la fortuna se la ganó Hisashi.

Solo que tenían que aplicarle aún más. La mezcla pura en el balde se hacía a 5% pero Hisashi le dijeron que le diera a toda mierda y la puso al 18%.

Hisashi junto a otros dos compañeros fue el encargado de verter la mezcla en el tanque (en el tanque yace el agua ionizada y caliente para apresurar la ganancia de isotopos de uranio 238 que son los que se necesitan). Hisashi estaba en la boca del cilindro (unos 1,60 Mt de altura) echando la mezcla. Un compañero abajo de él que le pasaba el cubo y el otro compañero en un escritorio a unos 3 metros haciendo registros.

Bueno pues siendo que ni Hisashi ni nadie en esa habitación era físico ni ingeniero sino solamente empleados que hacían lo que les ordenaban hacer no se enteraron que estaban creando un apocalipsis en miniatura.

Pasados unos minutos y cuando el contenedor tenía 40 litros la alarma de radiación se disparó e inmediatamente Hisashi y su compañero inmediato reportaron un flash que los cegó.

Era la infame radiación de Cherenkov que produce un flash como de fotografía. Hisashi fue traspasado por un bombazo de rayos gamma a quemarropa. Y cuando digo bombazo es eso, al tipo lo reventó un tren invisible. Le estalló una estrella en las manos.

Hisashi se mamó 17000 milisieverts de radiación. Y la dosis letal son 5000 milisieverts. El tipo se comió 3 dosis letales de radiación gamma.

Para hacerse una idea, los enterradores de tchernobyl murieron con una exposición de 6000. Y es que igual si no te mueres, estas condenado. Enfermedades degenerativas, cáncer, insuficiencia orgánica.

El pobre Hisashi y su compañero salieron de la habitación vomitando y con dificultades respiratorias. Hisashi colapso. Despertó en el hospital.

Las enfermeras lo reportan animado, vital y sonriente, sobre todo sonriente, les llama la atención un curioso "bronceado" en todo el cuerpo incluso debajo de los testículos y la zona anal. Esta ligeramente hinchado y le arde el cuerpo en diferentes puntos. No le provoca comer.

El tipo es estabilizado pero se siente débil y mareado. Hasta ahí parecía que Hisashi iba a ser dado de alta y las enfermeras estaban convencidas de esto. Al día siguiente llegan los resultados. La radiación había literalmente vaporizado la cadena de ADN de Hisashi. Esto es lo más espeluznante que hay.

Sin ADN la fábrica de la vida se detiene dentro del organismo, pues no hay copia de respaldo para replicar las células. Hisashi es literalmente un muerto viviente. Vive solo por las células que quedan vivas en su cuerpo, conforme estas mueran el muere. Y aquí empieza el Golgotha de este hombre.

Con cada día que pasa Hisashi empeora. Envejece visiblemente , su piel se vuelve como gelatina, se le desprende al retirar la cinta quirúrgica que le colocan para protegerlo, su conteo de glóbulos blancos cae a casi cero. El tipo está literalmente deshaciendose.

Cómo Hisashi esta cada vez más débil lo colocan en una cama especial y lo entuban para poder que respire y que coma y…todo lo demás.

Al mes caga sangre, tiene diarrea, vomita, le duele todo, es incapaz de caminar o darse la vuelta, le cuesta mucho esfuerzo hablar. Le mantienen un coctel de antibióticos, una habitación totalmente séptica y calmantes para el dolor y la sensación de agonía permanente.

Le hacen un trasplante de médula de la hermana. Funciona un par de días, la vida intenta surgir desde la cadena de ADN común pero Hisashi esta perdido. La radiación ha causado tal daño que ya la médula osea rechaza el trasplante.

La piel se le cae, el pus abunda, no tiene párpados, le colocan injertos de piel que se deshacen a los días, tiene diarreas de 10 litros. El tipo todavía sonríe. La familia lo sigue visitando todos los días, siguen negándose a la muerte.

A los 70 días lo mantienen vivo con hasta 10 transfusiones sanguíneas por día, pulmón artificial, y calmantes, muchos calmantes. Sus intestinos se han muerto, al inspeccionar los estan blancos (necrosis intestinal) esto hace ya a Hisashi inmune a cualquier nutrición. Hisashi le hace saber a las enfermeras con estertoreos vocablos que está en el infierno, que el dolor y la agonia son infinitos, que ya no puede más, se rinde. Pero los doctores no se rinden, ni la familia, y mantienen vivo al zombi de Hisashi por 10 días más, incluyendo un CPR que duró media hora que de paso le jodio los riñones que le quedaban y lo dejó con daño cerebral ¡por suerte perdió la consciencia este hombre! Los últimos 3 días su corazón corrió una maraton de 120 rpm hasta que por fin colapso y su familia (¡por fin! ) pidió que no lo resucitaran.

83 dias de perpetua agonia, de dolor y decadencia física. Si los hombres santos redimen a la humanidad con dolor, este hombre se ganó el trono.

Es una historia terrible y horrorosa. Enseña que la compasión y la bondad muchas veces deben traer de la mano la posibilidad de eliminar al que sufre. Los Japoneses dejaron esto consagrado en su código Bushido. COMPASIÓN, así con mayúsculas. Dale la muerte como obsequio a aquel que sufre y no desea sufrir más. Asiste en el fin al que comete Seppuku cortando su cabeza. Es increíble que se les olvidara.

¿O será que lo hicieron en un afán de conocer más sobre el límite humano y su resistencia?

Descansa en paz Hisashi Ouchi.

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