¿Qué hubiera pasado si Japón no se rendía tras el lanzamiento de dos bombas atómicas sobre sus ciudades? ¿Estados Unidos le hubiera lanzado otra...

Pues mira, sí, el hecho es que llegaron a planteárselo porque… simplemente Japón no se rendía después de Hiroshima y Nagasaki.

Resulta que lo que hizo capitular a Japón no fueron los bombardeos atómicos, sino el ataque soviético a Manchuria, tal como se habían comprometido a hacer con EEUU y UK (porque fue eso, no Hiroshima y Nagasaki, lo que dejó a Japón sin ninguna retaguardia estratégica, ninguna fuente de recursos y ninguna opción político-diplomática. Hiroshima y Nagasaki no fueron peores que los grandes bombardeos incendiarios de Tokio, por ejemplo, donde murió mucha más gente; "estaban acostumbrados", la única novedad era lo del átomo.) Lo que pasa es que el ataque soviético fue un poquito demasiado exitoso: el ejército japonés en el continente colapsó y las 80 divisiones del mariscal Vasilevsky, recién traídas de vencer en Europa, se hicieron con un territorio del tamaño de Europa Occidental en menos de 2 semanas.

Tal cosa puso extremadamente nerviosos a los estadounidenses, que de pronto se vieron ante la posibilidad de que la URSS ganara la guerra del Pacífico por el procedimiento de ser ellos quienes invadieran Japón igual que tomaron Berlín. (En realidad no se habían propuesto tal cosa, pero hubo un momento en que a los paranoicos estadounidenses se lo pareció. Los soviéticos lo estaban conquistando con todo, podían plantearse saltar de Vladivostok a Hokkaido cuando quisieran, además mucho menos defendida que "el lado sur-Pacífico.") Así que, siguiendo órdenes del "bombardero jefe", el Gen. Curtis LeMay, Paul Tibbets llegó a viajar a Utah a por un tercer núcleo… y la historia tuvo varios "aguijonazos" más. Aquí te lo cuentan magistralmente con todo el contexto, todos los detalles y los documentos originales desclasificados.