¿Porqué este año y con motivo del día de la hispanidad se han sumado varios países sudamericanos a quitar las estatuas de Colon y pedir al Rey...

La inmensa mayoría de americanos no guarda ningún rencor sobre la conquista y no está pidiendo que se quiten estatuas.

Le preguntaban a Joan Manuel Serrat en una entrevista, que cuántas veces había venido a México, y él respondió: "Uno no cuenta las veces que entra a su casa. Yo en México me siento en casa". Pues eso. Eso habla mucho mejor del sentimiento del pueblo hacia la hispanidad, que cualquier primera dama güerita, con apellido alemán, que quiera andar avivando el avispero, adjudicándose un papel de portavoz de los indígenas, con los cuales ella no comparte absolutamente nada, ni sangre, ni cultura, ni genes, ni nada.

Es una vergüenza, pero Hispanoamérica vive una etapa en la que el populismo de algunos actores políticos ha encontrado un chivo expiatorio que explota para dar una falsa sensación de unidad nacional en torno a un pasado mítico, idílico y también falso y absurdo.

En el caso de México, que es el conozco mejor, hubo durante los últimos cien años un esfuerzo por disolver en el sistema educativo las contradicciones de tener un gran pasado virreinal y por otro, un movimiento de independencia a partir del cual se construyó el México moderno.

¿Cómo justificar la independencia si nos tomó 200 años reintegrarnos a la globalidad, después de haber sido parte del primer estado realmente global del mundo, durante el periodo virreinal? ¿Cómo justificar nuestro fracaso en integrar a la población indígena al desarrollo de la nación en los 200 años que siguieron a la guerra de independencia?

Bueno, pues la manera de hacerlo fue no hablar mucho del virreinato, hablar mucho del derecho de autodeterminación de los pueblos, y por otro lado dar por sentado que entre México, España e Hispanoamérica existe un sentimiento de fraternidad, una estupenda relación diplomática y un pasado común que abre las puertas a un futuro de buena relación comercial, cultural y diplomática.

Qué lejos se ve 2018. Ahora tenemos una presidencia hispanofóbica.

Miren, hermanos del otro lado del Atlántico, no es tan difícil entenderlo. Por allá tienen a Cataluña. También tienen todas estas políticas sobre las lenguas autonómicas. La hispanidad está bajo ataque desde tiempos de Lutero. Es una lástima que seamos tan malos para defenderla, ustedes por allá y nosotros por acá, porque tenemos una gran cultura y hay un enorme potencial en una cultura que tiene la segunda lengua materna más hablada en el mundo, la segunda lengua franca más importante en el mundo, y una población de 577 millones de personas con una cultura común.

Ojalá que algún día seamos más inteligentes para sacarle provecho a eso, porque eso, a fin de cuentas, es lo que somos. La cultura no es la de los museos. La cultura es una manera de ver la vida y de ver el mundo.

En fin. Viva la hispanidad, y abajo los que andan amarrando navajas y falseando la historia.