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¿Me cuentas alguna de las cosas más divertidas o curiosas que hacía Richard Feynman, que poca gente conozca?

💡 2 Respuestas

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Edi Ferreira da Silva

No conoci
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Aprender y Estudiar

No sé cuántas personas las conozcan, pero estas son de las que he encontrado leyendo sus libros y me parecen de las más divertidas:

  1. Era experto abriendo cajas fuertes. Así que cuando trabajaba en los Álamos, en el proyecto Manhattan, abría las que allí se encontraban. Como podían contener documentos clasificados, los jefes se alarmaban pues no tenían idea de quién podía ser. Pronto se dieron cuenta de que era obra del bromista Feynman.
  2. Era muy bueno tocando el bongó. No era raro escucharlo de noche, en medio del desierto, haciendo retumbar el instrumento, mientras se armaba la bomba atómica, en el laboratorio cercano.
  3. Solía bromear que había "dos veces más números que números". Cuando se le preguntaba qué quería decir, pedía un número: "El dos", el respondía "cuatro". Ciertamente, no importa el número que imagines, siempre habrá dos veces eso.
  4. Feynman nunca escondió su desdén por la altanería social. En un evento algo pomposo, en Princeton, una dama de alta sociedad le preguntó que si quería crema o limón en su té, a lo que él le respondió, "ambos". Alarmada por tan indecorosa violación del protocolo, ella le respondió, "Surely you're joking, Mr. Feynman!" La frase se convirtió en el título de un libro suyo muy divertido.
  5. Una vez, recién llegado a la universidad, fue a la biblioteca a pedir "el mapa de un gato", en lugar de un diagrama anatómico. Por supuesto, la bibliotecaria no entendía, pero es que en esa época, un joven y crudo Feynman creía que había un mapa para todo.
  6. Solía ir a los bares topless a calcular. Era tan asiduo a esos lugares que asistió a una protesta pública a favor de un bar que las autoridades locales querían clausurar.
  7. En el suburbio de su adolescencia, Far Rockaway, Queens, arreglaba las radios. Haciéndose el misterioso, pues a menudo sabía de antemano lo que tenían, se quedaba pensativo mucho rato, mirándolas. Luego procedía a arreglarlas. Cual mago, se ganó gran reputación, pues los vecinos solían decir que "arreglaba las radios pensando".
  8. Esta no es quizá divertida pero sí curiosa. Una vez tenía que dar una conferencia sobre un trabajo suyo. Cuando llegó al lugar, allí estaban algunos de los creadores de la mecánica cuántica y Einstein, en primera fila. Los llamó "Monster Minds". Estaba asustado, muy asustado. Pero dice que cuando se enfrentó a la pizarra y se concentró, el miedo se fue. Claro, hay una lección aquí…
  9. Solía discutir con el gran físico nuclear Hans Bethe, encargado de la división teórica del proyecto Manhattan, en los pasillos de los Álamos. Bethe era un hombre fornido y ya famoso, pero al joven y enclenque Feynman le importaba un bledo. Sus enfrentamientos eran legendarios. Feynman era fogoso, y le gritaba a Bethe que estaba loco, ante alguna idea que no le cuadraba. Bethe, más ecuánime, lo calmaba con sus formidables conocimientos sobre física…por poco tiempo. Volvían a la carga, atacándose mutuamente. Aun así, eran el dúo perfecto. Les llamaban El acorazado y el Bote mosquito.
  10. Ya adulto, aseguraba que no era necesario cepillarse los dientes, e inició una cruzada personal. Murray Gell-Mann, famoso por, entre otras cosas, introducir los quarks, le aseguraba que estaba errado. Ambos trabajaban por aquel entonces en el Caltech, y tenían oficinas contiguas. Gell-Mann, otro genio, tenía razón: Feynman no tardó mucho en darse cuenta de que se le estaba descomponiendo la dentadura.
  11. NOTA: esta la incluí en un comentario a Irene Molina. Creo que merece estar aquí. El narra que ya casi con 30 años, no había hecho nada que se considerase importante, que estuviera a la altura de su supuesto gran talento. Un día calculaba algunas propiedades de un simple plato en rotación, y Hans Bethe le preguntó que por qué perdía su tiempo en esas cosas. Se dio cuenta que lo hacía para divertirse. Y desde ese momento no le dio importancia al que dirán: se iba a divertir en la vida, con o sin gloria. Poco después, creó su gran obra, y más tarde ganó el Nobel.
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