¿Por qué se debería proteger a los animales? Nadie echa de menos al dodo, ¿verdad? Todavía no le veo el sentido a conservar animales salvajes y...

Hay una explicación lógica y científica que no tiene nada que ver con sentimentalismo ambientalista.

Si los humanos se extinguieran mañana, nadie nos echaría de menos.

Los humanos sencillamente somos un engranaje mínúsculo en la maquinaria de la Naturaleza. Nuestra biomasa es 1/10.000 de todos los organismos vivos existentes, y en comparación a plantas, insectos o incluso hongos, nuestra presencia no tiene ninguna relevancia en este Mundo, más que la forma en que la hemos alterado. Somos una pandilla de vándalos que han incendiado y envenenado una ciudad de millones de habitantes.

Somos recién llegados en este Mundo

Somos meros extras que aparecieron en los últimos 10 segundos de una película, y hemos alterado un guión donde en principio no tenemos ninguna relevancia.

No tenemos ningún dominio sobre el libreto de la Naturaleza, nunca lo hemos tenido. Basta un mínimo cambio en las condiciones ambientales para alterar el balance de biomasa de bacterias o microorganismos, y llevarnos a nuestra desaparición de la Tierra en cuestión de unas pocas generaciones.

El mundo es una maquinaria bioquímica increíblemente compleja, que todavía no comprendemos bien pero hemos dañado.

Somos como niños que se meten al computador del padre sin permiso, pulsan teclas sin pensar, y sin darse cuenta terminan comprando autos por internet y entregando las clave de la tarjeta de crédito y cuentas bancarias a extraños. Nuestra historia en la Tierra es una colección de errores desastrosos, a veces irreparables. En muchos casos la Ciencia no sabe cuál es el efecto a largo plazo porque ni siquiera sabemos cómo funciona este Mundo.

EL desastre de Fukushima esparció partículas de Cesio radiactivo en un área gigantesca expuesta a corrientes marinas y atmosféricas. Las particulas se mantienen radiactivas por siglos. La ciencia hace estimaciones simplistas, pero nadie sabe con certeza cuál es el efecto a largo plazo en el genoma de la fauna marina o la pesca mundial.

Modelo del virus del Herpes Simplex. El virus se infiltra en los nervios de la piel. Las defensas no los pueden eliminar porque no pueden atacar neuronas, y el virus vive como parásito de por vida. Una prueba más de que no somos los Reyes de la Naturaleza.

"Dios No Juega a los Dados" (Albert Einstein)

Nada es casualidad en la Naturaleza. Todo tiene una razón de existir. Hasta el animal más chistoso e insignificante es un instrumento de una orquesta afinada, que ha estado interpretando una obra de millones de años, de la que nosotros apenas hemos escuchado medio segundo.

Agua de mar al microscopio. un verdadero mall de especies microscópicas que son depredadores y presas a la vez. Su existencia produce billones de toneladas de alimento para otras especies, y cualquier cambio mínimo en el pH, salinidad o temperatura del agua, tiene un efecto gigante en el resto del sistema, tal como una variación de 1 dólar en el precio del petróleo produce guerras, crisis económicas y revoluciones en alguna parte del Mundo.

La gran isla de plástico del Pacífico Norte, un basural flotante más grande que Francia, bloquea la radiación UV que necesitan las bacterias (fitoplankton) para hacer fotosíntesis, y ahoga o bloquea el tracto digestivo de varias especies. Por no ser biodegradable (el plástico demora siglos en "pudrirse"), se desintegra en micropartículas que terminan en nuestro propio organismo al consumir productos del mar, contaminando nuestros riñones y arterias. Un ejemplo más de la Humanidad orinando su propio almuerzo.

La lección de todo esto es entender que somos parte de un libreto, no los autores. Dejar todo tal como estaba cuando llegaron nuestros antepasados. No botar basura, no alterar nada. Asimilarse al sistema y no ser los que desafinan la orquesta.