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¿ Es cierto que México tiene los monumentos virreinales más importantes de toda la América española? ¿Por qué?

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Aprendiendo a Aprender

México ha sido potencia más tiempo que lo que ha sido país tercermundista, o en vías de desarrollo, o como le quieras llamar. Pero cuando fue potencia no era un país, sino una provincia de un imperio.

El virreinato duró trescientos años, y durante ese tiempo la Nueva España fue una provincia de una primera potencia. La arquitectura renacentista y barroca que se construyó en ese período y que puedes ver en la Ciudad de México, en Zacatecas, en Cuernavaca, en Oaxaca, en Veracruz, en fin, en todas partes, no es la arquitectura de una república bananera; es la arquitectura y la infraestructura de una provincia de una potencia mundial, de un imperio gobernado por la Casa de Habsburgo: El Sacro Imperio Romano Germánico, por supuesto mucho más poderoso que los mexicas.

Durante el virreinato, la Nueva España tuvo el mismo estatuto legal que las provincias peninsulares. Pero en la práctica, tuvo incluso más atención que muchas regiones peninsulares. Era la joya de la corona, era la más grande hazaña realizada hasta entonces: Crear una provincia de ultramar, extender el imperio más allá de lo que jamás alguien había soñado.

El nombre de "La Nueva España" tenía un sentido real. Los españoles realmente querían construir una nueva España, y no escatimaron recursos en ello. Incluso ya metidos en harina, quisieron hacer un Nuevo Vaticano. Ése no salió tan bien, porque para empezar quisieron tomarle prestado su castillo de Cuernavaca a Hernán Cortés. Ya eso era tener la mano muy larga. Pero tomarlo prestado para hacer un Vaticano, por supuesto Cortés les paró el carro. A él que no le vinieran con querer crear un poder que compitiera con el de la corona, y por supuesto con el suyo.

La historia no es justa con Cortés. Cortés fue un visionario y no fue el bandolero rapaz que se les cuenta a los niños en la escuela. Es el verdadero fundador de la mexicanidad, antes de que a nadie se le ocurriera que podría construirse un imperio en ultramar y mantenerse. Ni siquiera la corona estaba interesada, pero Cortés se fue por la libre y se vino sin permiso. Y cuando lo consiguió, puso las bases para que se mantuviera por trescientos años. Enfrentarse a la iglesia y cortarles el rollo fue sólo una de tantas muestras de valor, porque Cortés tenía dónde rascarse, para decirlo elegantemente.

¿Y entonces qué pasó? ¿Por qué ya no seguimos siendo potencia?

Bueno, la guerra de independencia duró once años. En una época en que la gente rara vez llegaba a los 50, diez años era un chingo de tiempo. Todavía lo es. Imagínate diez años de guerra. ¿Qué edad vas a tener en diez años?

La gente envejece en esos diez años. Para cuando terminó, el país estaba en ruinas. Con un ejército desvalido, sin instituciones, había que reconstruir todo de vuelta. Y los gringos ya se habían independizado y estaban muy ávidos de extender su territorio, porque los estados del sur eran agrícolas, y para producir más, necesitaban más tierra. La tierra no era problema, porque se podían meter y ya, deslindar un terreno y ponerlo a producir. El problema era la mano de obra. En México la esclavitud estaba abolida; a los rancheros gringos no les servía la tierra si no podían meter esclavos negros.

Las invasiones no se hicieron esperar, y eso se tradujo en más guerras. Y cuando los gringos hicieron una pequeña pausa, nos enfrentamos al clero, y vino la guerra de Reforma. Los Habsburgo quisieron recuperar el imperio perdido, y sobre todo ponerle un alto al expansionismo gringo, y vino la invasión francesa.

Y para no hacer el cuento más largo, quien vivió la guerra de independencia, no volvería a tener una década de paz en su vida. Así es muy difícil reconstruir un país, y sin embargo nuestros abuelos lo hicieron. No sólo lo reconstruyeron en medio de guerras e invasiones, una tras otra, sino que terminaron el siglo con unas leyes que declaran el estado laico, mientras que toda Europa excepto Francia, era confesional, con educación gratuita y obligatoria, con un registro civil (que tampoco existía en Europa, excepto por Francia), y con el Habsburgo de vuelta a su casa en un cajón de madera, y con los ojos negros de Santa Úrsula en lugar de sus ojos azules.

Pero esos cien años de guerras nos salieron muy caros. Nos perdimos la revolución industrial, por ejemplo. Cien años a salto de mata joden a cualquiera, y a nosotros por supuesto nos jodieron mucho.

30 años de dictadura, revolución mexicana, asesinato de Francisco I. Madero por parte de la embajada de Estados Unidos. Guerra de los cristeros, y ahora sí, por fin México conoce 100 años de paz.

No somos tan estúpidos y somos uno de los pueblos más trabajadores del mundo. Pero los procesos históricos son así. Todo el mundo los tiene, tarde o temprano. Ya ves, en este siglo México le dió asilo a los españoles republicanos, y luego a los chilenos, y luego los uruguayos y argentinos, y ahora a los venezolanos. México no es una potencia militar, pero sí es el país más estable de Latinoamérica. Educación y salud garantizadas por la Constitución, laicidad inscrita en la Constitución, 15va economía mundial, población alfabetizada, y prácticamente toda habla español, lo cual no está fácil en un país en donde se hablan 60 lenguas indígenas. Vaya, hasta la píldora anticonceptiva fue invento de un mexicano.

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