Tenemos dos tipos de reacciones adversas a los medicamentos: Reacciones de tipo A: dependen de la acción farmacológica principal del medicamento cuando se administra a la dosis terapéutica habitual, siendo en general dosis-dependientes, como la hipotensión arterial al usar con antihipertensivos, la hipoglucemia inducida por insulina o la depresión respiratoria asociada al uso de opioides o benzodiacepinas. También se incluyen aquí las que dependen de acciones farmacológicas colaterales como la sequedad de boca secundaria a los efectos anticolinérgicos de los antidepresivos tricíclicos, las hemorragias digestivas por AINE, la neutropenia por citostáticos, etc. Reacciones de tipo B: son reacciones extrañas (“bizarre”) de tipo idiosincrásico, como la anafilaxia por el uso de penicilinas, las erupciones cutáneas asociadas a muchos fármacos o la agranulocitosis inducida por clozapina. Son las que se controlan a través de programas de farmacovigilancia.