¿Creeráse que tanta mediocridad es natural a una ciudad del interior? ¡No! Ahí está la tradición, para probar lo contrario. Veinte años atrás, San ...
¿Creeráse que tanta mediocridad es natural a una ciudad del interior? ¡No! Ahí está la tradición, para probar lo contrario. Veinte años atrás, San Juan era uno de los pueblos más cultos del interior, y ¿cuál no debe ser la decadencia y postración de una ciudad americana, para ir a buscar sus épocas brillantes veinte años atrás del momento presente?
No hay diez ciudadanos que sepan más que leer y escribir. No hay un militar que haya servido en ejércitos de línea fuera de la República. San Juan había sido, hasta entonces, suficientemente rico en hombres civilizados, para dar al célebre Congreso de Tucumán, un presidente de la capacidad y altura del doctor Laprida, que murió más tarde.
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