veinticuatro horas. Pero los peligros aquí son aún mayores que en tierra. La rapidez ocasional puede quedar compensada con calmas desesperantes o c...
veinticuatro horas. Pero los peligros aquí son aún mayores que en tierra. La rapidez ocasional puede quedar compensada con calmas desesperantes o con vientos o corrientes contrarios. Embarquémonos con Joinville hacia Egipto. «En el mar nos ocurrió una cosa maravillosa: nos hallábamos ante una montaña completamente redonda, en las costas de Berbería. Era la hora de las vísperas. Navegamos toda la noche y pensamos haber hecho por lo menos cincuenta leguas cuando, al día si-
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