A1.- Imaginaros que en un centro hay un hombre y una mujer que quieren ser directores ¿creéis que se presentaría la mujer? ¿competiría con el hombre?

A3.- Yo sí.
A5.- Yo creo que sí, que tenemos la prueba en la convocatoria esta que salió. Como dije antes, yo creo que los criterios para acceder a los puestos son distintos de los que había antes, yo creo que las mujeres ahora luchan por el puesto, o porque quieren mejorar en cuanto a la situación económica, el prestigio... yo creo que tenemos otras inquietudes. Y a mí me asusta un poco la gente esta joven que sale ahora.
A7.- ¿Y no pensáis que pueden existir como dos estilos diferenciados de dirección en la mujer? Yo por ejemplo tengo la experiencia de una mujer que en el entorno privado ha encontrado la posibilidad de acceder a la dirección, y resulta ser más tirana que cualquier hombre.
A4.- Vamos a ver, de una mujer siempre se espera una sonrisa. Siempre está el padre que va y cree que tienes que recibirle con una sonrisa porque para eso eres mujer, arregladita y que no le digas nunca que no. Eso es lo que espera un hombre normal. El problema es cuando llega y le dices las cosas que tienes que decirle, y sabe que le vas a tratar exactamente igual que si estuviera delante otra persona, entonces es cuando empiezan los problemas y te dicen que van a ir a Dirección y ahí es cuando yo le digo que si quiere le doy la dirección o el número de teléfono o que si quiere llamar desde allí... es decir, se lo facilito. Ahora claro, si la mujer le dice: “oiga mire, usted perdone...” entonces claro te ven como... pero eso no es ser tirana, eso es ponerte en tu lugar, y ejercer tu puesto, y eso no tiene nada que ver con la tiranía de nadie.