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En cuanto a los pasos a seguir para lidiar con los problemas, Rosillo (2001), propone 3 fases básicas que orientan el proceso de RC: 1. Toma de con...

En cuanto a los pasos a seguir para lidiar con los problemas, Rosillo (2001), propone 3 fases básicas que orientan el proceso de RC: 1. Toma de conciencia de situaciones incompatibles y la conducción a una relación conflictiva. 2. Movilización hacia procesos de resolución. 3. Conclusión en un resultado. Trianes, Muñoz y Jiménez (1997) establecen cinco fases similares para la mediación de un problema: 1. Definición del problema: donde se escucha a las partes implicadas en el conflicto y se analizan los sentimientos de cada uno con el objetivo de comprender el daño realizado una vez que se ha definido el problema. 2. Evaluación de la conducta: a través del diálogo los alumnos han de darse cuenta de las consecuencias del problema y el impacto de éste en la otra u otras personas. 3. Búsqueda de alternativas: potenciando la creatividad y la amplitud de criterio a la hora de sugerir opciones con el fin de evitar los pensamientos rígidos e inflexibles y el beneficio propio. 4. Evaluación y selección de una o más alternativas eficaces: para escoger la solución puede ser bueno realizar dramatizaciones con el fin de facilitar su comprensión y posibles resultados. 5. Puesta en práctica: aplicar la solución seleccionada. Lederach (2003) propone otras cinco fases para la mediación de un conflicto: 1. Fase de entrada: en la que se designa quien hará de mediador neutral y se reflexiona sobre cómo se ha llegado a la necesidad de establecer un proceso de mediación. 2. Cuéntame: en la que gracias al clima de confianza y respeto que crea el mediador las dos partes pueden exponer su punto de vista fluidamente. 3. Situarnos: después de que las dos partes compartan el problema y entiendan el punto de vista contrario, se identifica la causa del conflicto con la ayuda del mediador. 4. Arreglar: los propios implicados llegarán a un acuerdo que beneficie a ambas partes; en este momento el mediador irá clarificando ideas para colaborar en la creación de una buena solución. 5. Acuerdo. Se finaliza escribiendo el acuerdo consensuado para evitar futuras malas interpretaciones. Johnson y Johnson (2003), proponen seis pasos para conseguir una negociación integrada: en los dos primeros los interesados buscarán que los negociadores describan sus deseos y sentimientos al máximo para simplificar la naturaleza del conflicto. En el tercer paso expondrán el porqué de sus deseos y sentimientos y se fijará aquello que quieren conseguir; cuanto más claro lo expresen más integrador será el proceso. En el cuarto paso cada parte tomará la perspectiva de la otra persona, para intentar entender cómo afecta el conflicto al oponente para, posteriormente en el quinto paso, intentar presentar al menos tres opciones diferentes, que sean beneficiosas para todos. En el sexto y último paso, se decidirá cuál es la opción es más idónea para solucionar el conflicto y se llegará a un acuerdo con un apretón de manos. Los autores destacan que a lo largo del proceso será importante “that the more disputants engage in the integrative negotiation procedure, the more positive will be the outcomes o ne otiation”15 (Johnson & Johnson, 2003, p. 45). Sin embargo, si los individuos no tienen la capacidad de trabajar cooperativamente para resolver el conflicto, la negociación autónoma entre dos partes no se conseguirá, y se deberá recurrir a la mediación con ayuda de una tercera figura neutral (Johnson & Johnson, 2010), opción que consiste en cuatro pasos: calmar el ambiente y acabar con las hostilidades, establecer y aceptar las normas de la mediación, ayudar a las partes a negociar y formalizar el acuerdo en un contrato. Tabla 14 Pasos de la negociación integrada y la mediación (basado en Johnson & Johnson, 2010) Negociación integrada Mediación 1. ¿Qué quiero? 2. ¿Cómo me siento? 3. ¿Por qué quiero eso y me siento así? 4. Intercambio de perspectivas. 5. Proponer al menos tres posibles soluciones. 6. Ponerse de acuerdo en la solución más justa. 1. Acabar las hostilidades. 2. Comprometerse con la mediación. 3. Facilitar negociaciones integradas. 4. Finalizar y fijar el acuerdo. Por su parte, Álvarez-García (2007) añade que en cualquier proceso creativo, imparcial y enriquecedor de negociación, mediación o consenso de grupo serán clave el respeto, la valoración de la diversidad y la discrepancia, la no violencia, la responsabilidad, la solidaridad y la honestidad, para poder seguir los cinco pasos del camino a la resolución justa y constructiva del problema, que son: a. Establecimiento de unas condiciones adecuadas para el enfrentamiento, separando primeramente a las personas involucradas en el problema y posibilidades que ofrece la EF para desarrollar programas en PyRC. 3.6.2. La prevención y resolución de conflictos en EF Tradicionalmente la EF ha sido etiquetada como un área curricular donde los conflictos surgen constantemente y es difícil mantener un buen clima social de aula (Buscà et al., 2014). Esta idea nace en parte por la naturaleza motriz, interactiva y vivencial de sus contenidos y por el doble efecto que pueden tener. Como ya hemos comentado en el capítulo número uno, en el área de EF el alumno interactúa y se expresa libremente y ello puede dirigirnos tanto hacia el aprendizaje social, como a la creación de conflictos provocados por diferentes causas (Ortí, 2003a). A diferencia de las otras áreas, en EF se dan vivencias tales como el contacto físico, diferentes interpretaciones de las reglas de juego, distintas maneras de valorar unos u otros aspectos del juego, desiguales niveles de habilidad, la necesaria contribución de todos los miembros de un equipo al logro del objetivo final, desacuerdos de intereses, etc. (Hernández Álvarez, 2008), que promueven la aparición de conflictos reales y ofrecen al niño una oportunidad para aprender a afrontar positivamente las disputas a través de la expresión de ideas, opiniones, sentimientos o emociones, la defensa asertiva de los propios derechos y el respeto de los demás, la posibilidad de pedir y brindar ayuda o la disposición para ponerse en el lugar del otro (Ruiz Omeñaca, 2008; Sánchez Arroyo et al., 2009). Una vez enumeradas las características que le dan ventaja a la EF para el trabajo de la mejora de la RC, debemos tener presente que para conseguir eficacia en el proceso educativo será clave formar y motivar al profesorado para que contribuyan al fomento de actitudes y valores prosociales (Cantón & León, 2005; Pascual, 2002; Sáez de Ocáriz, Lavega, & March, 2013; Vizcarra et al., 2007). Los docentes de EF también necesitan controlar estrategias adecuadas para el tratamiento de los conflictos y ser capaces de establecer una metodología específica para crear ambientes de aprendizaje que permitan la inclusión y el fomento de la autonomía (Hernández Álvarez, 2008), a fin de conseguir unas relaciones sociales correctas y positivas (Sánchez, Chinchilla, de Brugos, & Romero, 2008) propiciando un clima de respeto que permita cooperar en la RC desde una actitud responsable y conciliadora, (Capllonch & Figueras, 2012). Gootman (2002, citado en Escartí, Gutiérrez, Pascual, & Llopis, 2010) propone ocho elementos que deben estar presentes en las sesiones de EF promotoras de las habilidades en RC: seguridad física y psicológica, una estructura clara y consistente de supervisión, relaciones que le den soporte, oportunidades para pertenecer al grupo, normas sociales positivas, soporte para ser eficaces, oportunidades para construir las propias habilidades e integración de los esfuerzos de la familia, escuela y comunidad. La espontaneidad con la que actúa el niño durante las clases es otra característica de la EF que beneficia la educación en PyRC. El alumno se muestra tal cual es y ello facilita la reflexión individual y colectiva sobre valores universales como la justicia, la solidaridad, el respeto a los demás o la solución pacífica de los conflictos (Gutiérrez, 2002; Tirado & Ventura, 2009). Dichas intervenciones facilitarán también el desarrollo de capacidades y habilidades sociales promotoras del diálogo como herramienta y estrategia fundamental para la solución de los problemas (Hernández Álvarez, 2008). Otros aspectos a impulsar metodológicamente para la PyRC serán los valores de la participación democrática permitiendo la participación del alumnado en la planificación, organización y toma de decisiones sobre las actividades que se promueven y en la búsqueda de consensos de las normas y reglas tanto del aula como de los juegos (González et al., 2011; Hernández Álv

Esta pregunta también está en el material:

Educação Física e Competência Social
613 pag.

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