La solidaridad construye, el individualismo destruye. En el marco del liberalismo, el valor que moldea todos los otros valores es el individualismo...
La solidaridad construye, el individualismo destruye. En el marco del liberalismo, el valor que moldea todos los otros valores es el individualismo. Con la disculpa de los derechos individuales, el egoísmo ha sido estimulado hasta sus últimas consecuencias. Ahora, en el marco de la visión económica de mundo, este valor gana el poder extraordinario de crear un enfoque que culpa la propia víctima. Con el concepto de competitividad promovido como sinónimo de competencia, la supervivencia del más apto es reemplazada por la del más competitivo: cada uno por sí, Dios por nadie y el Diablo contra todos. En el marco de esta lógica del sobreviviente, el egoísmo tiende a aumentar y la solidaridad a disminuir. Sin embargo, si la vulnerabilidad es un producto de problemas antropogénicos, la sostenibilidad sólo puede ser construida mediante la acción colectiva, lo que requiere solidaridad, y no el egoísmo nutrido por el individualismo. Sólo sistemas de educación comprometidos con la regla del desarrollo de pueden formar ciudadanos solidarios, al contrario de los gladiadores egoístas e indiferentes frente al destino de todas las formas de vida del planeta.
Compartir