La postura objetivista considera que los valores son ideales y objetivos, es decir, que no dependen de las personas ni de las cosas, por lo que la justicia, por ejemplo, sigue teniendo valor incluso si actuamos de manera injusta. Por otro lado, la postura subjetivista sostiene que los valores no son reales en sí mismos, sino que son las personas las que les otorgan valor dependiendo de si les causan agrado o desagrado.
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