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La autonomía e importancia del sí mismo, de los proyectos y de la autorrealización, es necesario enfatizar que en la motivación participan los fact...

La autonomía e importancia del sí mismo, de los proyectos y de la autorrealización, es necesario enfatizar que en la motivación participan los factores motivacionales externos, biológicos, arcaicos e inconscientes, en el decurso de la actividad humana; que este reflejo psíquico de lo externo, lo inferior y lo individual se va acumulando cuantitativamente, hasta que determina una modificación de los componentes internos, superiores y sociales de la motivación humana, o sea, el sí mismo y los ideales del sujeto constituyen un reflejo del medio social, en dependencia de los requerimientos primarios del ser humano. En la dinámica y el desarrollo normal de la personalidad también es típica la determinación de sus componentes motivacionales internos, superiores y sociales por la interacción individuo-medio, por los niveles y estratos inferiores del individuo y de su psiquismo. El ser humano requiere un equilibrio biológico y psicológico (emocional, cognoscitivo, etc.), sin el cual no puede cumplir con sus responsabilidades y proyectos, y solo puede satisfacerse con una adecuada interacción con su medio, por ello, al modificarse esta interacción y su propio organismo, lo cual es en parte un producto de su actividad, y ocurrir que sus esfuerzos reiterados no logran restablecer este equilibrio entre lo externo y lo interno, la motivación arcaica y la superior, lo individual y lo social, van operándose cambios graduales que modifican el nivel superior del psiquismo humano y engendran nuevos proyectos y fines, asumiendo otros deberes e ideales sociales y abandonando los anteriores. Se hace imprescindible asumir aquellos fines, proyectos y deberes que se ajusten o fusionen a los requerimientos externos, biológicos e individuales, de manera que el funcionamiento de la personalidad sea lo más satisfactorio posible. Cuando en el desarrollo de la vida el proyecto y la responsabilidad asumidos entran en conflicto con las exigencias y posibilidades externas y los requerimientos orgánicos e individuales del sujeto, surge un período de crisis que, de mantenerse y agravarse, termina por lo general con un rechazo hacia tales proyectos, responsabilidades e ideales. La fuerza autónoma y predominante del fin, del proyecto y de las necesidades sociales dentro de la personalidad surge, en última instancia, por el hecho de que se ajuste en la mejor manera posible al conjunto de la personalidad, de que se fusione de la manera más armoniosa con las posibilidades y exigencias externas, con los requerimientos orgánicos, con los rasgos y tendencias individuales del sujeto, con su temperamento, con las características que dimanan de su vida infantil, de que resuelva en la mejor forma posible los conflictos existentes. En este caso la autonomía de los proyectos, aspiraciones, metas y deberes sociales llega a ser más sólida y puede resistir mucho mejor todas las privaciones y frustraciones. El equilibrio de la personalidad está dado por la autonomía y la intensidad de los fines, ideales y metas sociales del sujeto, que a su vez dependen, en definitiva, de su grado de integración a las posibilidades y exigencias externas, a las necesidades y rasgos individuales del ser humano. En este aspecto o relación es necesario apreciar la importancia que tienen en la motivación los determinantes externos (el medio social), los biológicos, los inconscientes, los derivados de la vida anterior y las necesidades individuales. Así, es necesario destacar un conjunto de oposiciones polares que operan en la motivación: lo externo y lo interno, lo biológico y lo social, lo individual y lo social, lo inconsciente y lo consciente, la motivación arcaica que proviene del pasado y la orientación hacia el futuro de la motivación superior, lo específico y lo inespecífico. Si estas oposiciones se convierten en extremas y antagónicas, tarde o temprano sobreviene un período de crisis que requiere una transformación cualitativa de la personalidad. Este es también un momento normal en la dinámica motivacional del ser humano. El desarrollo de la motivación humana debe verse en unidad con la actividad externa, en la interacción del individuo con su medio social. Al entrar de manera activa en nuevas relaciones sociales, en nuevos grupos y esferas de la vida social, ante el individuo se plantean constantemente nuevas exigencias y posibilidades de su satisfacción. Esta interacción externa, al actuar a través de las condiciones internas de la personalidad, se refleja en el proceso motivacional, el cual regula la respuesta a dichas influencias. Esto determina un desarrollo interno, una modificación de las propiedades y de los procesos psíquicos. A su vez, este nuevo desarrollo conduce a nuevas esferas de la interacción externa, que vuelven a plantear necesidades, exigencias y posibilidades de satisfacción cada vez más complejas y prometedoras. En la unidad de esta interacción externa y contradicción interna se produce el desarrollo y la modificación de la motivación, así como la regulación de la actividad motivada adulta a niveles cada vez más complejos y estables, sin embargo, este desarrollo está penetrado por limitaciones y dificultades; incluso, puede ser detenido y marchar en la dirección de la desintegración patológica. 24 Consultar el libro Teoría de la motivación y práctica profesional, donde están contenidas las bases teóricas del presente trabajo, que constituye una continuación y desarrollo del mismo. 25 La contradicción no antagónica es aquella que lleva al desarrollo de una determinada calidad, por ejemplo, el equilibrio y la armonía de la motivación, el predominio de un determinado valor, etc., y contradicción antagónica a aquella que conduce a la eliminación o sustitución de una determinada calidad que se transforma en otra. La no antagónica conduce al desarrollo y al equilibrio, la antagónica conduce a la involución, al desequilibrio, a la enfermedad. Diferencia cualitativa entre la motivación normal y la del enfermo mental Partimos del criterio de que la enfermedad mental es aquella de las funciones psíquicas del ser humano (o de los aspectos neuroanatómicos o neurofisiológicos de estas) y se caracteriza por un funcionamiento psicológico y conductual anormal que implica una pérdida, por déficit o insuficiencia, del nivel social típico para unas condiciones sociohistóricas concretas.24 La motivación anormal (patológica, inmadura) es aquella en la que existen contradicciones agudas y antagónicas entre sus 2 componentes (afectivo y cognitivo) y sus 3 niveles (arcaico, superior y actual), de modo que, en caso de conflicto entre ellos, no predomina por lo general la motivación superior, sino la arcaica o la actual. La personalidad anormal también se caracteriza por la incapacidad de transformar, con el decurso del tiempo y la agudización de los conflictos, el contenido del nivel superior, para ponerlo en consonancia con los otros niveles. En algunos trastornos mentales se observan fundamentalmente las contradicciones agudas y antagónicas entre sus diferentes componentes y niveles que engendran un agudo desequilibrio emocional. En otros se aprecia, en primer lugar, la incapacidad para hacer predominar el nivel superior, o sea, existe una diferencia cualitativa e irreducible entre la motivación normal y la anormal o patológica. Ahora bien, es necesario tener en cuenta que la motivación normal y adulta está penetrada por la anormal o patológica y viceversa, y que entre ambas existe una interacción, una lucha y una transformación recíprocas. Analicemos primeramente la contradicción entre el componente afectivo y el cognitivo y el equilibrio o desequilibrio entre ambos. Entre estos 2 componentes puede existir una contradicción no antagónica o antagónica.25 Lo afectivo (las reacciones emocionales, los impulsos, las tendencias volitivas) pueden alterar o impedir lo cognitivo, bloquearlo o, por el contrario, favorecerlo y desarrollarlo. A su vez, lo cognitivo (el reflejo del mundo exterior y de sí mismo, tanto en el pasado como en la vida actual) puede afectar negativamente las necesidades del sujeto (como ocurre cuando el sujeto percibe y conoce la frustración, privación y amenaza a la cual se ve sometido) o puede favorecerlas (cuando percibe o conoce que ha sido satisfecho o que tiene perspectivas de satisfacción). En la persona normal y adulta, y en una situación más o menos adecuada, por lo general la contradicción entre lo cognitivo y lo afectivo no es antagónica, pues lleva a un desarrollo tanto del componente cognoscitivo como del afectivo. Por el contrario, la enfermedad mental se caracteriza por una contradicción antagónica entre lo cognitivo y lo afectivo, en la cual el contenido cognitivo altera y desequilibra lo afectivo (ocurre por lo general en las neurosis y trastornos situacionales), o lo afectivo altera y destruye el funcionamiento cognitivo impidiendo que refleje adecuadamente la realidad (ocurre en alguna medida en las neurosis y principalmente en la psicosis). Analicemos a continuación el equilibrio y el desequilibrio entre los tres niveles de la motivación adulta. La relativa armonía entre estos 3 niveles consiste en que la motivación arcaica

Esta pregunta también está en el material:

Psicología de la Motivação
274 pag.

Avaliação Psicológica Universidad VeracruzanaUniversidad Veracruzana

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Lo siento, parece que has copiado un texto extenso. ¿Puedes resumir tu pregunta o hacerla más específica?

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