¿Cómo es que este cambio en la configuración del recurso tiene repercusiones en el sistema de partes? El que se concrete la propiedad de los pescadores sobre una zona de mar trae consecuencias en los porcentajes que se distribuyen entre los distintos tripulantes. Sin entrar en detalles, nos referiremos al caso específico de Puerto Oscuro. La porción que corresponde a los medios de producción disminuye cuando el sistema de partes se aplica para el producto generado en las áreas de manejo (-10%). Por otro lado, aumenta la porción destinada a los que realizan funciones de “tele” 16 y remero (+5% c/u). Nuestra impresión es que esta transformación se produce porque cada pescador que pertenece a la organización (en este caso Asociación Gremial), tiene los mismos derechos de propiedad sobre ésta - independiente de que posea o no material - y, por lo tanto, sobre los recursos que acá se encuentren. Se podría decir que todos son propietarios de un medio de producción (el área de manejo y sus recursos). En las áreas históricas17, el pescador que no cuenta con “material” está dependiendo de que lo “inviten” a una faena de pesca para apropiarse de los recursos, si esto no ocurre difícilmente puede extraerlos, pues no puede acercarse a ellos18. Al ser comunes los recursos, la propiedad de éstos sólo se concreta en el momento de la apropiación, y no antes, por lo tanto, el que no posee implementos de pesca se encuentra en una situación desfavorable. En cambio, dentro de las áreas de manejo todos los socios, desde un primer momento, tienen los mismos derechos de propiedad sobre los recursos. Este derecho, entonces, no se concreta por el acto mismo de la apropiación, sino que se encuentra establecido con anterioridad: respaldado por la legalidad y asumido por los pescadores. Por lo tanto, esta situación permite que todos los socios se encuentren en una situación de igualdad respecto de este punto, situación que, pensamos, se explicita en la transformación que se produce en las partes que le corresponde a cada participante de la faena, resultando para el dueño de los medios de producción una situación desfavorable, pues al verse disminuida la porción que le corresponde al capital constante, también disminuye el excedente que pudiera apropiarse por este concepto. En el sistema de partes dentro de las áreas de manejo, entonces, hay una tendencia a disminuir el porcentaje de los medios de producción, sin embargo, el armador continúa apropiándose de un excedente. Esta situación se replica en otra arista de la problemática. Los pescadores de Puerto Oscuro plantean que por tradición en las labores de extracción de mariscos son tres los que trabajan en una embarcación (buzo, asistente de buzo y remero). Se observó, sin embargo, que en las áreas históricas no siempre laboran tres pescadores, gran parte de las veces lo hacen solo dos, el buzo (que en esta caleta por lo general es el dueño del material) más un acompañante. Aquí la parte del material sigue siendo la misma que se utiliza en las áreas históricas, pero lo importante es que al ser dos los pescadores y no tres, son menos las partes, con lo que aumenta la magnitud de éstas. Esto es de gran relevancia, pues el dueño de los implementos de pesca en las áreas históricas tiene el poder de “invitar” y, por lo tanto, decidir cuántos pescadores van en la embarcación, y, por añadidura, la cantidad de partes y el volumen de éstas (excluyendo a la que corresponde a los medios de producción). Sin embargo, en las áreas de manejo deben ir siempre tres, pues todos los miembros del gremio deben participar de la extracción, salvo casos excepcionales. Vemos, entonces, como el dueño del material, al no tener la oportunidad dentro de las áreas de manejo de decidir con cuantos pescadores ir en su embarcación, también se ve menoscabado por este sistema, al tener que repartir el producto en más partes. En este último caso, la disminución que se produce en los ingresos del armador se debe a la disminución de las partes que corresponden al trabajo o funciones realizadas en la extracción, no así el caso que vimos primero, donde ésta disminución se debe a una merma de la porción correspondiente al “material”. Pero también la implementación de las áreas de manejo ha generado relaciones que antes no existían y que se dan a nivel más general, pues involucra a los pescadores que no pertenecen al gremio, configurándose un mecanismo de compensación por el uso que hacen de parte del área de manejo tanto socios como no socios, y que se asimila a la noción de renta de la tierra. Como ejemplo, mencionaremos lo que ocurre con la extracción de las algas. En el último tiempo la extracción de algas19 en Caleta Puerto Oscuro ha tomado importancia, dada la incorporación de varios pescadores a esta actividad. Esto se debe a la creciente demanda del recurso y el alza en el valor, el que ha subido aproximadamente un 100% tomando como referencias los años 2005 y 2009 (Antonelli, 2009). La importancia de este nuevo escenario es que algunos de los pescadores que las extraen lo hacen al interior de las áreas de manejo. Los propietarios de éstas, al tener el control formal, procuran obtener los beneficios de esta situación ventajosa por sobre los pescadores que no son propietarios. Es así como estos últimos tienen que pagar a la organización diez pesos por kilo extraído. Decimos, entonces, que los miembros de la organización se transforman en rentistas, pues parte del plusvalor generado por el productor (que ha extraído las algas, las ha secado y vendido) va a parar al bolsillo de los “propietarios” de esta zona de mar. Pero esta situación se da también respecto de los socios, los que deben cancelar este valor por el mismo concepto. En este sentido, si un miembro de la organización extrae algas, debe reponer este perjuicio que se realiza al resto de los miembros, independiente de que tenga derecho sobre ésta, pues los beneficios que se obtienen son individuales. También se produce otra transformación en las relaciones sociales de producción que se observa en el momento de extraer la cuota del área de manejo. Se puede dar el caso, y, efectivamente se da, que acudan a pescadores que no pertenecen al gremio para trabajar en este proceso. Estos pescadores, sin embargo, no participan de la distribución por partes, sino que se les paga una cantidad de dinero por jornada (entre diez o quince mil pesos) concretándose una relación distinta. Sin embargo, entre los miembros del gremio, se continúa utilizando el sistema de partes para distribuir el producto generado. Es interesante observar como este mismo pescador, si es “invitado” a participar en labores extractivas en las áreas históricas por los mismos pescadores que le pagaron un salario dentro del área, participa de la distribución del producto o las ganancias a través del sistema de partes. Esto, porque aquí no existe una propiedad formal