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Numerosas personas declaran que suelen resolver de manera rápida o sencilla la toma de alimentos en la cena. Por ejemplo, muchas dicen consumir “al...

Numerosas personas declaran que suelen resolver de manera rápida o sencilla la toma de alimentos en la cena. Por ejemplo, muchas dicen consumir “algún tipo de alimento”, pero sólo 0.4% afirman que no comen nada; es decir, suprimen la cena. En este caso se registra un menor número de alusiones a la estructura de tipo ternario y gana terreno el modelo binario e, incluso, el constituido por un solo alimento. En las cenas aparece, también, una gama más amplia de los alimentos consumidos sin un orden aparente o sin una estructura más o menos clara en relación con una secuencia preestablecida del tipo primer plato o entrante y segundo plato, por ejemplo. Así, pueden registrarse como únicos alimentos los cereales con leche o una simple fruta. En definitiva, en las cenas se encuentra una mayor diversidad de situaciones y de combinaciones diferentes y contrastantes: personas que comen sólo verdura y fruta o, por el contrario, los que comen “tortilla de cualquier cosa y carne o pescado”. Si el adjetivo más recurrente para la comida ha sido el de fuerte, coincidente o casi equiparable desde el punto de vista de las personas entrevistadas con el de variado y nutritivo, en el caso de la cena los adjetivos más frecuentes se han referido al campo semántico de la frugalidad. Hay que comer, sobre todo, con el fin de facilitar la digestión. Las cenas deben ser ligeras, no pesadas, no abundantes, que se elaboren con mayor rapidez (en relación con la preparación: hervidos, plancha, crudos) y, una vez más, variadas: –Algo ligero (queso fresco, charcutería, verduras). –Algo que te haga hacer bien la digestión: fruta, tortilla, puré, verdura. –No ser muy pesada, si no, luego duermo mal. –Muy ligero, que no sea de congelados; verduras, postres lácteos y nada de elaborados. –Lo que uno tiene por costumbre, pero siempre menos que en la comida. –Lo que sea pero poca cantidad, casi siempre algo de verdura. –Algo que sea fácil de digerir, que sea ligero para hacer bien la digestión. –Procurar que sean alimentos fáciles de asimilar. –Ni demasiado fuerte ni abundante. El concepto de fácil también aparece de forma más o menos directa. De hecho, la referencia a “lo que sea” o “cualquier cosa” ya es suficientemente indicativa: “alimentos fáciles de preparar, pescado hervido y algún producto lácteo”, “rápida”. Los tipos de productos más referidos para la cena son notablemente distintos de los mencionados para la comida. En general, hay una mayor distribución de porcentajes entre las diferentes categorías, lo que obliga a pensar que los productos que se relacionan con las cenas están menos definidos que para las comidas. Los alimentos más citados son los pescados, las verduras, las hortalizas y las frutas. Les siguen los huevos (sobre todo en tortillas), embutidos y quesos. Los platos preparados aparecen declarados en un porcentaje parecido (20%). Es de destacar que las carnes sólo son citadas en 8% de los casos. Por su parte, las legumbres no aparecen y, en relación con la comida del mediodía, disminuyen las referencias al consumo de pastas, arroces, papas, verduras y pan. Sin embargo, y de manera contradictoria, son muy numerosas las referencias al consumo de bocadillos, hamburguesas, pizzas y congelados. En esta misma línea, la ingestión de lácteos, en especial los yogures, también es significativamente superior que en las comidas. La cena que en realidad se ingiere La fruta es el alimento más habitual en las cenas de los españoles (42.4%). Otros alimentos consumidos con cierta regularidad son: verduras y hortalizas (29.2%), embutidos y quesos (27%), pescados (24.8%), ensaladas y gazpachos (24.2%), derivados lácteos (21.4%), carne (20.3%) y huevos (19.6%) (gráfica 7). De nuevo, cabe recordar que la cifra relativa a pan y tostadas sólo se refiere a su presencia en platos o preparaciones. Las cenas en las que el pan ha sido “acompañamiento” ascienden al 76.6%, 10 puntos porcentuales menos que en las comidas. El agua vuelve a ser la bebida más claramente utilizada para acompañar las cenas: 58.2% de los casos, seguida del vino (16.5%), los refrescos (10.6%), la leche y otros lácteos (8.4%), la cerveza (6.4%) y los jugos (6.3%) (gráfica 8). Este patrón se asemeja mucho al observado para las comidas, con la principal diferencia de que la leche y los lácteos se consumen mucho más en las cenas que en las comidas. El picar o el comer entre horas Picar o comer entre horas parece una práctica relativamente extendida, aunque no necesariamente se esté consciente de ello. También pueden ser muy diferentes los significados que se atribuyen a esas expresiones. Por otra parte, ese acto merece consideraciones diversas por parte de las personas entrevistadas

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Antropologia e Nutrição
288 pag.

Antropologia da Nutrição Fundacion Escuela Tecnologica De Neiva - Jesus Oviedo Perez -FetFundacion Escuela Tecnologica De Neiva - Jesus Oviedo Perez -Fet

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