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No en cualquier lugar... O dicho de manera más explícita por un joven ligón: Lo que yo te diga, tío: si la chávala se deja que la lleves para la pa...

No en cualquier lugar... O dicho de manera más explícita por un joven ligón: Lo que yo te diga, tío: si la chávala se deja que la lleves para la parte de la sierra, es que le va la marcha: lo que pasa es que Francisco Sánchez Pérez 160 las tías de este pueblo son casi todas unas estrechas y lo más que van es a pasear a la carretera de las huertas. Ahí siempre hay alguien que pasa.. Una vez encontrada una posible explicación —más de orden estructural que histórico— al hecho de que en dos de los carriles de salida del pueblo hubiera oratorios y en los otros dos cruces, aún quedaba por responder el por qué de su distinta ubicación, o sea, la razón de que los oratorios estuvieran a un par de kilómetros del pueblo, mientras que las cruces lo estaban a un centenar de metros. Si, como han puesto de relieve los testimonios precedentes, tanto las cruces como los oratorios están delimitando un territorio calificado de manera contrapuesta al que se abre tras estos cuatro referentes fronterizos, ¿no deberíamos inferir que las cruces tendrían que estar también a un par de kilómetros del límite urbano, o bien que los oratorios estuvieran a un centenar de metros por las carreteras que salen por la zona de las huertas? La respuesta, si nos atenemos a todo lo dicho hasta aquí, es que no. Sencillamente ocurre que no tiene por qué haber ningún oratorio justo al borde del pueblo por la parte de las huertas, mientras que sí se hace lógica la presencia de la cruz en el flanco de la sierra. ¿Por qué? Al contrario de lo que sucede con el ámbito de las huertas, inmediatamente que salimos de los márgenes urbanos por la parte alta, en donde están las cruces, se abre un espacio connotado como marginal, silvestre, masculino. En tanto que, por su parte, las huertas se configuran como un territorio en el que se superponen y entremezclan referentes masculinos (las tierras) y femeninos (las casas). Por consiguiente, lo que entraría en contradicción con estos esquemas sería la presencia de algún oratorio en el límite del pueblo con las La liturgia del espacio 161 huertas, pues ello supondría que se estaría marcando una frontera con un territorio en el que hay cierta continuidad semántica, toda vez que sigue habiendo elementos – viviendas, caminos, viandantes- que dotan del mismo contenido al espacio que se pretende acotar, y con ello significar. No solamente la dicotomía masculino-femenino actúa en la configuración de estos límites fronterizos, toda vez que en ella también está implícita la dicotomía nosotros-ellos. Cuando una de mis informantes me contaba que se quedaba tranquila una vez que pasaba la ermita en dirección al pueblo, estaba confiriendo a la misma significados fronterizos entre lo masculino y lo femenino, también se refería a su carácter limítrofe entre el territorio de la comunidad y el extraño, entre lo conocido y lo desconocido. De ahí que no sean únicamente las mujeres las que se santiguan al pasar, sino que también lo hacen los varones. Menos estos últimos que aquéllas, como es lógico, si tenemos en cuenta que mientras que para los hombres tales límites separan tan sólo el nosotros del ellos, para las mujeres tienen el significado añadido de ser al mismo tiempo frontera de su propia territorialidad femenina. Francisco Sánchez Pérez 162 8 Textos arquitectónicos tergiversados En la década de los años setenta, el Instituto Nacional de Reforma y Desarrollo Agrario llevó a cabo un plan de colonización en el valle del Guadalhorce, colindante con el término municipal de Casarabonela. Los cinco pueblos construidos para tal fin se fueron habitando con gente procedente de lugares próximos que, más pronto que tarde, acabarían por verse abandonados a causa de la fuerte emigración iniciada en la década anterior: hábitats dispersos, situados en terrenos de secano, en los que no se disponía de luz eléctrica ni de agua corriente, y donde la orografía y las vías de comunicación no posibilitaban el imprescindible desarrollo de la agricultura. El vecindario de uno de estos caseríos, Las Casillas de Díaz, situado en las lomas de la sierra Gibargalla, fue trasladado en su mayor parte a Cerralba, uno de los cinco nuevos pueblos, situado a unos dos kilómetros del caserío. Los poco más de doscientos vecinos de las Casillas se distribuían en familias entre las cincuenta y cuatro casas repartidas por los cerros. Una escuela abandonada era el único edificio público del lugar, no disponiendo de otros servicios que no fuera el de una pequeña tienda localizada al final del carril de acceso. La liturgia del espacio 163 La arquitectura tradicional de la zona reproducía con bastante fidelidad las características típicas de la descrita en el capítulo tres. Un pequeño bloque de dos plantas, en donde se encuentran las dependencias de la familia; una o dos piezas de una sola planta en la parte trasera, adosadas a dicho cuerpo central, utilizadas como cuadra y corral, y un rellano abierto en la parte frontal de la casa, llamado

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La Liturgia del Espacio
188 pag.

Liturgia Fundacion Escuela Tecnologica De Neiva - Jesus Oviedo Perez -FetFundacion Escuela Tecnologica De Neiva - Jesus Oviedo Perez -Fet

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