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Innegablemente situada en el rumbo de las reflexiones esteticistas de Croce acerca de las características esenciales del lenguaje, la lingüística i...

Innegablemente situada en el rumbo de las reflexiones esteticistas de Croce acerca de las características esenciales del lenguaje, la lingüística idealista de Vossler se apoya fundamentalmente en dos postulados: aquel que determina la cualidad estética que informa el lenguaje verbal y el que enraiza la constitución del discurso literario en motivaciones rigurosamente individuales. De acuerdo con estos principios, Vossler afirma: «Aceptamos la ciencia del lenguaje tal como nosotros la deseamos: constituida fundamentalmente idealística y estéticamente. Recordemos que toda expresión hablada debe ser explicada como libre creación individual del individuo que habla». Por su parte, Spitzer, que sufrió claros influjos del psicoanálisis freudiano y que repudió los principios operatorios inspiradores de la lingüística y de la historia literaria cargadas de erudición, acentúa sobre todo el papel desempeñado por el psiquismo en la constitución de la expresión lingüística; al mismo tiempo, lanza los fundamentos de un estudio del lenguaje en la base de la concepción del estilo individual como desvío de la norma: es justamente en este orden de ideas donde Spitzer defiende la noción de que, siendo el alma de cada nación definible a partir del documento fiel que es su literatura, ésta «n'est rien d'autre que sa langue telle qu'elle est écrite par des locuteurs privilégiés». Tanto una como otra de las posiciones citadas no se revestirían de notable interés para nosotros si de ellas no dependiese la constitución de un proceso de análisis susceptible de asumir el estilo del texto literario como objeto central de interés; y esto se debe a la circunstancia de que, de las tesis enunciadas, es posible deducir determinadas consecuencias que, como vamos a ver, justifican ampliamente el aludido proceso de análisis. En primer lugar, se debe reconocer que, si es cierto que el enraizamiento psíquico preconizado por Spitzer podría aconsejar un tipo de lectura crítica de carácter subtextual, no es menos cierto que otra faceta de su elaboración teórica no conduce a esa solución: nos referimos al hecho de que Spitzer, al considerar el estilo como desvío (lo que no constituye una actitud exenta de riesgos), sugiere necesariamente la valoración de los elementos de carácter técnico-formal que en el texto literario materializan tal desvío. En segundo lugar, es importante subrayar que la posibilidad de ejercicio del análisis estilístico está reforzada también por la concepción, en cierto sentido esteticista, del lenguaje defendida por Vossler; es esta concepción la que, a nuestro entender, hace perfectamente coherente una lectura que, en el plano de la expresión, tienda a detectar sobre todo los constituyentes de carácter estético subentendidos en la exposición vossleriana. Pero si separadamente es posible fundar en ambos estudios en cuestión la operacionalidad de un proceso de lectura textual como el análisis estilístico, cuando se asume en conjunto y genéricamente su actividad, esa fundamentación gana una solidez aún más significativa. En efecto, creemos que nunca estará de más subrayar las que fueron sobre todo las tomas de posición de Vossler y Spitzer (y más tarde, como aquí se tratará, también las de Dámaso Alonso) y que contribuyeron decisivamente a abolir la visión delimitativa preconizada por estudiosos que, como Charles Bally, pretendían resumir al ámbito del lenguaje no literario los postulados de la estilística; según tal concepción, «pour le littérateur, les conditions sont toutes différentes: il fait de la langue un emploi volontaire et conscient [...]; en second lieu et surtout, il emploie la langue dans une intention esthétique». Ahora bien, si es fácil admitir la posibilidad de una estilística desinteresada de textos derivados de una práctica estético-literaria, no se ve bien cómo será posible imponer restricciones impeditivas a la aproximación en moldes estilísticos al lenguaje literario: sirviéndose en el plano de la expresión del código lingüístico, cualquier texto literario permitirá invariablemente un análisis de ese plano desde una perspectiva estilística. Lo que no debe, sin embargo, hacer caer el análisis estilístico en el extremo opuesto que interpreta Bally, que llevaría a la adopción de una modalidad de lectura eventualmente desinteresada por las contribuciones proporcionadas por la lingüística; más que una utópica estilística de carácter estrictamente esteticista, creemos que es sobre todo de la conjugación de los dos campos de estudio íntimamente relacionados —la lingüística y la estilística— de donde debe resultar una modalidad de análisis que, teniendo en cuenta el código lingüístico representado en el aludido plano de la expresión, no ignore otro hecho no menos relevante: el de que el código lingüístico no puede estar radicalmente disociado de los restantes códigos específicos del lenguaje literario, en conjugación con los cuales el texto es producido. ESTILO Y ANÁLISIS ESTILÍSTICO Preocupados ahora en describir y comentar los términos en que se puede instituir un análisis de tipo estilístico mínimamente válido, nos parece que tal intento tiene que comenzar tomando en consideración las consecuencias que, en este contexto, se deducen de las diversas ópticas con que puede ser tratado el concepto de estilo. Y si decimos esto es porque tenemos la noción de que, desde que, con Buffon, el estilo fue definido como «l'ordre et le mouvement qu'on met dans ses pensées», se han repetido las tentativas de fijar en una fórmula sucinta tal concepto, que invariablemente inspiró, como se puede entender, particulares concepciones de la estilística. Como no podemos citar aquí en su totalidad esas múltiples definiciones, no queremos, sin embargo, dejar de evidenciar las que nos parece que constituyen las tres perspectivas fundamentales en que esta cuestión ha sido delimitada: 1) una perspectiva psicologista, inspirada en las enseñanzas de la lingüística idealista, al abrigo de la cual se admite que «el proceso estilístico como el proceso fonético es doblemente individual, porque toda obra tiene su estilo y también todo artista posee un estilo», del mismo modo que se afirma también que «estilo es precisamente lo que individualiza un habla particular» o, con otras palabras, «la unicidad, la peculiaridad conceptual-imaginativo-afectiva de un habla»; 2) una perspectiva sociológica (en cierto modo situada en los antípodas de la primera) de la que es autor Erich Auerbach, cuya concepción se guía por la idea de que el estilo representa una especie de acomodación de la expresión verbal a exigencias de la colectividad; 3) una perspectiva estructural, interpretada por autores como Wolfgang Kayser («aprehender el estilo de una obra significa [...] aprehender las fuerzas que dan forma a ese mundo, y aprehender su estructura uniforme e individual»), y Michael Riffaterre: para éste «le style d'une oeuvre littéraire est le systéme d'oppositions par lequel des modifications expressives (intensificación de la representación, coloración afectiva, connotation esthétique) sont ap

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REIS_Carlos_1985_FUNDAMENTOS_Y_TECNICAS
216 pag.

Literário Fundacion Escuela Tecnologica De Neiva - Jesus Oviedo Perez -FetFundacion Escuela Tecnologica De Neiva - Jesus Oviedo Perez -Fet

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