De lo que se ha dicho resulta obvio que el análisis de la connotación no puede prescindir del conocimiento de la denotación, sobre todo cuando es v...
De lo que se ha dicho resulta obvio que el análisis de la connotación no puede prescindir del conocimiento de la denotación, sobre todo cuando es visible que la utilización de un vo-cablo ha obedecido a una selección intencional. Así, no es del todo indiferente que, por ejemplo, en un texto poético esté presente el término «aparecimiento» o su sinónimo «aparición»; sucede que, si ambos están dotados de la misma denotación («acto o efecto de aparecer»), es evidente que el segundo está rodeado de connotaciones que faltan al primero. Son esas connotaciones las que evocan una atmósfera de religiosidad y devoción en cuyo ámbito se recurre al vocablo «aparición». De este modo, lo que en primera instancia es sugerido por la connotación es un discurso que, por la utilización de ciertos vocablos o expresiones, «recurre» en el enunciado literario; y ese discurso (el de las oraciones y prácticas religios
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