Pero un análisis estilístico que incida en la importancia de las connotaciones no puede ceñirse a la comprobación de la polivalencia significativa ...
Pero un análisis estilístico que incida en la importancia de las connotaciones no puede ceñirse a la comprobación de la polivalencia significativa a que hemos aludido, como no puede limitarse a la noción de que esa polivalencia, al no restringirse al ámbito del escritor, se extiende a la colectividad, de acuerdo con la necesidad de funcionamiento social del lenguaje literario; más que esto, un análisis estilístico que estudie la connotación debe preocuparse de enraizar la elaboración formal responsable de ella en el estatuto ideológico y afectivo del escritor que imprime un estilo peculiar al texto literario. Por eso, cuando Manuel Alegre escribe, en A Praqa da Canqáo, que «en mayo de 1963 yo estaba en la cárcel, esto es, en cierto modo, yo estaba en mi puesto», para después añadir que «al desdoblar las hojas del sobre violado, el pétalo rojo, de una rosa roja, cayó como una lágrima de sangre en el suelo de mi celda» 18, no interesa sólo detectar las connotaciones que marcan especialmente ciertos vocablos. Si redujésemos a esto el análisis estilístico, bastaría relacionar «puesto» y «violado» respectivamente a las ideas de militancia, cumplimiento de un deber social y político, sacrificio exigido por esa misión y, en el segundo caso, a las ideas de pisoteo de una intimidad, violación física y sufrimiento provocado por ella (sufrimiento que se insinúa, además, en la sutil alusión a «una lágrima de sangre», reforzada, a su vez, por la insistente referencia al rojo del pétalo y de la rosa). Además de esto, deberíamos, sin embargo, justificar las connotaciones referidas en función de la idea o ideas que dominan la totalidad del texto; lo que nos conduciría al seno del conflicto vivido por el poeta, en el contexto del cual se integra la oposición entre la necesidad de cumplir una misión social y política y los sufrimientos no sólo físicos, sino también afectivos que esa misión acarrea: eso justifica enteramente la riqueza connotativa concentrada por el poeta en «puesto» y «violado», de este modo transformadas en palabras aglutinadoras de una pluralidad de sentidos indiscutiblemente enraizados en las dos caras opuestas del conflicto aludido.
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