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Pero la importancia asumida por la particular esquematiza-ción aquí evidenciada se refuerza notablemente cuando compro-bamos que las relaciones con...

Pero la importancia asumida por la particular esquematiza-ción aquí evidenciada se refuerza notablemente cuando compro-bamos que las relaciones con los vectores semánticos detectados conducen a las que se establecen con los símbolos elaborados, pasando antes por la justificación de las figuras expresas. Meta-forizando la posición privilegiada de que disfruta («gavia»), el poeta no sólo la ajustó al contexto sémico (la navegación) en el que, como hemos visto, se encuentra incluida, sino que incluso la adecuó a un contraste: el contraste con el sentimiento de inferioridad que domina su actitud presente (la carencia de inspi-ración profética) en cuya proximidad sémica destacó una carac-terística (el estatismo de «voz parada»), que, a su vez, contrasta también con la dinámica inherente al destino histórico de un pueblo. En función de estas relaciones de contraste se comprende ahora la configuración que, a través de los símbolos, es atribuida al universo que motiva la creación lírica. De este modo, la evocación de Camóes se entiende aquí sobre todo en cuanto analógicamente relacionada con el encargo que, ante la patria y el pueblo, le es atribuido al poeta: la de rapsoda que, no desilusio-nándose por la contrariedad o por el desaliento («también desilu-sionado»), supere sus limitaciones individuales y cumpla la mi-sión que le compete («pero aun recordando la epopeya»), misión a cuya altura, en este caso, no se siente el poeta («¡ Ah, Camóes, que no soy»). A su vez también el proceso de simbolización después expresado (el pueblo traicionado análogo a la mansa colmena a la que nadie le recoge la miel) presenta sus indicios desde las relaciones contrastivas que vehicula la primera estrofa: desorientado porque, al carecer de guía, el pueblo fue traicio-nado porque nadie (ni el poeta) ha aprovechado sus cualidades para, a partir de ellas, trazar el rumbo que es necesario seguir. Al contrario, en fin de cuentas, de lo que sucedió con el otro poeta (Camóes) que, no inhibiéndose de su función, supo recoger y aprovechar las virtudes del pueblo reflejadas en el poema que la inspiración le concedió: la epopeya, esto es, la miel larga-mente destilada a través de la historia y producida por la pacien-cia y cuidados de la mansa colmena cuya labor cantó. Final-mente, la evocación del «pobre corcel/impaciente», porque para-rójicamente «alado y condenado a trotar», no hace más que confirmar la dinámica que la predestinación exige para la bús-queda de un rumbo, una dinámica que, sin embargo, ahora se ha frustrado; de este modo, porque no valora aún sus cualidades más genuinas, porque está privado de una voz inspirada que lo conduzca a una aventura inédita, todo un pueblo se ve relegado a la condena que le impide pasar, como en otro tiempo, «de la occidental playa lusitana por mares nunca antes navegados», «aún más allá de Taprobana» (Os Lusíadas). En función de todo lo que acabamos de exponer, pensamos que ahora no es difícil concluir que la organización global del poema analizado no puede ser cabalmente comprendida sin te-nerse en cuenta la función unificadora que ejerce el estrato de los aspectos esquematizados con relación a los descritos ante-riormente. Afirmándose como elemento estructural que afianza y justifica la interpenetración y confluencia de los restantes com-ponentes, la esquematización citada nos permite todavía el ac-ceso al sentido último que creemos que contiene la composición, el cual, sutilmente desvelado ya en las fases anteriores del análi-sis, no puede dejar de depender estrechamente del estrato de las objetividades presentadas. Definidas ya en función de los vecto-res temáticos que dominan el poema (la necesidad de encontrar el rumbo que merece la patria, la convicción de que al poeta le es imputada una misión de implicaciones históricas, la situación de amargura que vive el poeta), esas objetividades reenvían, en última instancia, al sentido genérico a que sirve la estructura del texto: el sentido de un doble desencuentro, del pueblo con el destino que merece y del poeta con la misión profética que le cabe. Y si para el primero de los dos términos enunciados se puede, como hemos visto, encontrar una causa justificativa, por lo que se refiere al segundo (el desencuentro del poeta con su función) se comprueba que, trágicamente, es en su propia pro-blemática existencial donde el sujeto lírico encuentra la profunda motivación de tal desencuentro: si su posición es la de entidad en cierto sentido privilegiada porque se le destaca (cf. «gavia»), por otro lado esa situación de preeminencia parece perturbada porque está condicionada por parámetros incapaces de amoldarse (cf. «gavia de la locura») a las exigencias de una reflexión que «vea con nitidez» el rumbo que la patria merece. De ahí la frustración y el amargo sentido de culpa; de ahí también la sujeción de las características estructurales de la composición a una organización particular (esto es, a una esquematización) do-minada por el ansia de, en tono predominantemente exclamativo y no racionalmente expositivo, expresar sólo la espontaneidad de un lamento.

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REIS_Carlos_1985_FUNDAMENTOS_Y_TECNICAS
216 pag.

Literário Fundacion Escuela Tecnologica De Neiva - Jesus Oviedo Perez -FetFundacion Escuela Tecnologica De Neiva - Jesus Oviedo Perez -Fet

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