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rigiéndose, como se sabe, a una de las víctimas de su tempera- mento fogoso, lo que Pascual Duarte pretende sobre todo es elaborar, ante la memoria...

rigiéndose, como se sabe, a una de las víctimas de su tempera- mento fogoso, lo que Pascual Duarte pretende sobre todo es elaborar, ante la memoria de don Jesús González, una especie de confesión general que alivie en cierto modo las culpas que le pesan sobre la conciencia; es por lo menos esta la. idea general que se saca de la carta de envío del original: Noto cierto descanso después de haber relatado todo lo que pasé, y hay momentos en que hasta la conciencia quiere remorderme menos (pág, 16). Pero no son sólo estas palabras de Pascual Duarte las que nos inducen a suponer la intención citada; es sobre todo la utilización particular de los códigos técnico-narrativos y de los signos que los integran los que, dando firmeza y esqueleto estruc- tural a los sentidos insinuados por la obra, le atribuyen indiscuti- ble coherencia artística. De este modo, la utilización de un conjunto de signos que conducen a la formación de la imagen del narrador, de su con- textura ideológica, afectiva y moral, de los principios y de las máximas que enuncia, contribuye especialmente a imponer una subjetividad regenerada ante el pasado. De hecho, lo que ese pasado representa con relación al presente de la narración es sobre todo un conjunto de acontecimientos atribulados, de los cuales el hombre maduro y arrepentido que ahora narra extrajo una serie de lecciones: justamente aquellas que le permiten ahora elaborar una filosofía de vida ciertamente enunciada de modo rudimentario, pero indiscutiblemente pletórica de calor humano; lo que innegablemente aproxima las características estructurales de La familia de Pascual Duarte a las que son propias de las más representativas novelas picarescas. Análisis textual: semiótico 361 De ahí que el Pascual Duarte que ahora surge ante el destina- tario sea una entidad consciente de lo que tuvo de aventurero e irresponsable en su pasado: Mucha desgracia, como usted habrá podido ver, es la que llevo contada, y pienso que las fuerzas han de decaerme cuando me enfrente con lo que aún me queda, que más desgraciado es todavía [...]; es gracioso —y triste también, ¡bien lo sabe Dios!— pararse a considerar que si el esfuerzo de memoria que por estos días estoy haciendo se me hubiera ocurrido años atrás, a estas- horas, en lugar de estar escribiendo en una celda, estaría tomando el sol en el corral, o pescando anguilas en el. regato, o persiguiendo conejos por el monte (pág. 59). Sintomáticamente las reflexiones que transcribimos se inte- gran en uno de los capítulos más acentuadamente marcados por la vivencia del presente de la narración y por las circunstancias que lo rodean; el otro capítulo en que eso acontece nuevamente es el decimotercero, donde, otra vez después de haber interrum- pido la narración, la vuelve a tomar, y con ella las circunstancias espaciales (la celda de una cárcel) y subjetivas en que se produce: Es probable que si la paz a mí me hubiera llegado algunos años antes, a estas alturas fuera, cuando menos, cartujo, porque tal luz vi en ella y tal bienestar, que dudo mucho que entonces no hubiera sido fascinado como ahora lo soy (pág. 104). Es decir, el presente de la enunciación no constituye sólo el aspecto de la autodiégesis más frecuentemente privilegiado —es la vigencia insistente de sus signos la que lo sugiere— y el más adecuado para una reconstrucción de los hechos basada en la sola memoria 1S6; la primacía conferida a la imagen del narrador es sobre todo la que más conviene a una entidad que pretende aparecer a su destinatario como hombre ya serenamente cons- ciente de sus errores (así como de su papel ejemplar) y simultá- 156 «Estas cosas en que tanta parte tiene la memoria hay que cuidarlas con el mayor cariño porque de trastrocar los acontecimientos no otro arreglo tendría el asunto, sino romper los papeles para reanudar la escritura, solución de la que escapa como del peligro, por eso de que nunca segundas partes fueran buenas» (pág. 108). t une physionomie singuliére. La pupille saillante et verte de ses yeux s'arrondissait comme celle d'un chat; les contours immobiles de ses paupiéres annomjaient l'impossibilité de toute sympathie; ses lévres minees se développaient en demi-cercle sur des dents qui avancaient. Cependant cette physionomie ne montrait pas le crime, mais plutót cette insensibilité parfaite, qui inspire bien plus de terreur k la jeunesse. Le seul sentiment que le regard rapide de Julien put deviner sur cette longue figure dévote fut un mépris profond pour tout ce dont on voudrait lui parler, et qui ne serait pas l'intérét du ciel 160. La lectura semiótica de los dos fragmentos narrativos trans- critos parte necesariamente de una comprobación global de afi- 159 Vergílio Ferreira, Manhá submersa, ed. cit., pág. 19. 160 Stendhal, Le rouge et le noir, ed. cit., págs. 186-187. 364 Fundamentos del análisis literario nidades evidentes que un análisis más detallado intentará confir- mar. En efecto, esas afinidades no son más que la manifestación de una relación de intertextualidad que une los dos textos y que surge de la institución de mecanismos técnico-formales y de vectores semánticos muy próximos. Esto sin olvidar (y nunca se insistirá demasiado en este punto) que lo que aquí se busca desvelar no es la problemática de las influencias ni la existencia de plagios, sino la fluctuación de dos mensajes en el universo del lenguaje literario, cuyas normas y procedimientos semióticos tienden a divulgarse. Una lectura más atenta del pasaje de Manha submersa hará ver, sin dificultad, que, en una situación narrativa de tipo auto- diegético, se encuentra activado uno de los signos del código representativo: la focalización interna. Esa activación conduce a una reconstitución pormenorizada y revivida de acontecimientos interpretados en el pasado de la historia por la entidad que, en el presente de la narración, cumple la función de narrador; para utilizar la sugestiva expresión de Franz Stanzel, tiene vigencia en este caso el estatuto de «experiencing self» (o yo-personaje), en detrimento del «narrating self» (yo-narrador) 161. Y es en el con- texto de este desdoblamiento del sujeto cuando se asiste a la entrada en el seminario del adolescente, cuyas pisadas son es- crupulosamente repetidas. Pero la focalización interna se evidencia, al nivel del enun- ciado, a través de determinadas marcas textuales (significantes literarios) que convendrá apuntar para que se pueda establecer una confrontación más precisa con el texto de Stendhal. Así, se comprueba que la representación narrativa se encuentra condi- cionada, ante todo, por la visión y por el movimiento del perso- naje, cuya óptica se encuentra instaurada; de tal modo es rigu- roso ese condicionamiento, que se asiste incluso a un esbozo de asimilación de la técnica cinematográfica, a través de dos simu- lacros de movimiento de cámara: el travelling inicial que permite decir que «el caserón fue.rodando con la curva de la carretera» (línea 1) y el contre-plongée que va «subiendo la larga escalera Cf. supra, pág. 325 y nota 101. Análisis textual: semiótico 365 en cuya cima» se encuentra «un cura impávido». Una segunda marca manifestativa de la focalización interna está constituida por ciertas formas verbales que acompañan el desplazamiento del personaje: por un lado, las perífrasis («fue rodando» (1), «fui subiendo» (5), «iba separando» (6-7)), que denotan el carácter gradual de las acciones representadas; por otro lado, el discurso singulativo («nos tragó a todos inmediatamente» (3-4)), cuando la acción es sentida como instantánea. Finalmente, un último vesti- gio textual de la focalización interna: la referencia al interior del personaje (8-10) que, aunque no asuma el rigor del monólogo interior, refleja, incluso así, las emociones narradas por los even- tos sucedidos. Con estas emociones se relaciona estrechamente el significa- do global insinuado por la focalización interna: el de la fidelidad al universo de los valores infantiles, a sus fantasmas y mitos, todo eso dominado por una elaboración subjetiva del propio tiempo, concretamente por medio de las formas verbales que hemos citado. Pero este significado no puede disociarse de de- terminados elementos que lo confirman como tal: nos referimos a los registros de la subjetividad como ámbito particular del código estilístico estrechamente asociado al código representa- tivo. Esa asociación se percibe mejor si nos fijamos en las marcas de subjetividad proyect

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REIS_Carlos_1985_FUNDAMENTOS_Y_TECNICAS
216 pag.

Literário Fundacion Escuela Tecnologica De Neiva - Jesus Oviedo Perez -FetFundacion Escuela Tecnologica De Neiva - Jesus Oviedo Perez -Fet

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