El diálogo es un proceso de interacción en el que la actividad de los interlocutores es complementaria para la creación de un sentido único a lo la...
El diálogo es un proceso de interacción en el que la actividad de los interlocutores es complementaria para la creación de un sentido único a lo largo del proceso y mientras éste dura. La convergencia de las intervenciones hacia la unidad de sentido es el rasgo que diferencia al diálogo de otros procesos interactivos, como puede ser la conversación, que es abierta en cuanto al sentido: las intervenciones en ésta son suplementarias y autónomas dentro del tema sobre el que se habla; los interlocutores hablan cuando quieren y con las ideas que estimen oportunas dentro de la coherencia conversacional, sin que tengan que atenerse a la unidad de sentido, o a seguir conversando para lograrla. Podemos decir que en el diálogo las intervenciones son complementarias hacia un fin, mientras que en la conversación se suman las de todos y lo que resulta es válido porque no se busca un fin común: la conversación puede tener un valor lúdico, el diálogo tiene un valor pragmático. En el diálogo el intercambio implica que los locutores tienen unas ideas comunes que expondrán hasta su reconocimiento mutuo: las posiciones inicialmente diferentes convergen hacia el mismo horizonte, al menos eso se pretende en el «contrato enunciativo» (Greimas, 1976, 24). Las divergencias iniciales indican posiciones diversas dentro de un marco de comprensión que se propone, y van aclarándose mediante el análisis de las presuposiciones del diálogo y de sus enunciados.
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