Según Schein (2010), los factores que influyen en la manera en que un individuo desarrolla su tarea en una organización, corresponden a los artefactos, creencias - valores adoptados, y los supuestos básicos subyacentes, los cuales, aplicados al contexto de la educación, configuran la fuente de la cultura docente expresada en la tarea educativa. Cuando el docente conoce y domina sus propios referentes teóricos y prácticos, es capaz de mirar «desde» y «hacia adentro» de su propia disciplina-asignatura, con lo cual fortalece su «propia voz» y prácticas pedagógicas (Aisenstein, 2003) descubriéndose a sí mismo y su conciencia desde la subjetividad humana (Abarca-Sos, 2020). Según Martin, Frost & O´Neill (2004) existen diferencias interpretativas: integración, supone interpretaciones consistentes, homogéneas para la mayoría de las personas; mientras que, en la diferenciación, el enfoque de las interpretaciones es inconsistente; y la fragmentación asume una ambigüedad interpretativa, lo que remite a la manifestación de la complejidad, especialmente en ámbitos donde se relacionan los seres humanos, como la educación.