Si tenemos en cuenta la argumentación anterior se explica que el objetivo de la LOCE estaba en adaptar la política educativa al mercado de trabajo,...
Si tenemos en cuenta la argumentación anterior se explica que el objetivo de la LOCE estaba en adaptar la política educativa al mercado de trabajo, y que la propia “Ley de Cualificaciones y de la Formación Profesional” (Ley Orgánica 5/2002, de 19 de junio) explicita al entender por cualificación profesional el conjunto de competencias profesionales con significación para el empleo. La propia ley establece que la estructura profesional y las competencias definidas han de responder a las necesidades de las empresas y ser relevantes en el mercado de trabajo. Y es que se juzga a la formación como uno de los remedios más importantes ante los problemas de inserción de los jóvenes. La crisis de trabajo es observada como una inadecuación de la demanda a la oferta de trabajo, en vez de plantearlo desde el ángulo de la oferta, esto es, escasez de ofertas de trabajo para toda la población activa. En este sentido, los discursos sobre las necesidades de formación deifican e idealizan el desarrollo de las nuevas tecnologías o de las necesidades del mercado de trabajo. Incluso al proponer, como solución al desempleo, el aumento de formación de los desempleados y la profesionalización de la educación, se efectúa una representación “dogmática y exclusiva” que observa a los y las alumnos(as) como futuros trabajadores que formar en función de las necesidades de la economía.
Compartir