En estado natural, cada persona tenemos un aroma que nos es peculiar, cada rincón de nuestro cuerpo exhala un matiz perfumado… Y los gustos de los mluidos que rezumamos cada ser humano, varían también según las personas y los momentos… Podemos saborearnos en pequeños sorbos voluptuosos, podemos embriagarnos de nuestros olores y dejarnos sentir como la excitación y el deseo nacen y se amplimican mientras cambiamos hacia la alegría global del encuentro profundo. LA RESPIRACIÓN Todo el mundo lo sabe: Respirar es imprescindible para sobrevivir, el aire es para nuestro organismo, un alimento más vital que la comida y el agua. La respiración es nuestro alimento primordial. Es evidente: para sobrevivir, nuestro cuerpo respira, y lo suele hacer automáticamente, por fortuna. Pero también hay otro nivel de respiración por el que optar: la respiración consciente. Podemos darnos cuenta de cómo respiramos y voluntariamente inmluir en su ritmo, modo y profundidad. Cuando eso lo aprendemos: Respirar ya es VIVIR!! La respiración inmluye en nuestro estado de ánimo. Si cuando estamos agitados/as, ansiosos/as, efectuamos respiraciones lentas y rítmicas, hinchando por completo el abdomen y tórax, inspirando por la nariz y espirando por la boca, producimos un bombeo lento de la sangre que ralentiza el sistema circulatorio y nervioso, dando reposo a todo el engranaje neuromuscular así: ¡¡nos relajamos!! Si cuando nos encontramos bajos/as de energía, poco dinámicos/as efectuamos respiraciones breves, con ritmo rápido, bombeamos a golpes la sangre al corazón y el sistema nervioso recibe una oxigenación extra que nos alerta y nos estimula. Como la sexualidad es también la vida, podemos relacionar muy claramente esas formas de respirar con ella. Cuando respiramos lenta, completa y relajadamente oxigenamos más emicazmente las células nerviosas y también los órganos sensitivos –recuerda que la piel es nuestro órgano receptivo más extenso–, así podemos sentir más intensamente. Si queremos prolongar el placer relajaremos la respiración… RECUERDA: Realmente, el desbloqueo de la respiración, la relajación de las tensiones y el despertar de la piel nos ayudan a adlorar las sensaciones y sentimientos más íntimos, y permiten una comunicación sensual más intensa y profunda contigo mismo/a y con los/las demás. RESPUESTAS SEXUALES Nuestras respuestas sexuales a los estímulos que vivimos son mecanismos complejos en los que intervienen elementos biológicos, psíquicos y culturales. Precisamos para ello nuestra integridad mísica; en nuestras respuestas sexuales intervienen: nuestro sistema nervioso, nuestro aparato circulatorio, nuestro sistema muscular, nuestra piel. Todo nuestro cuerpo, en realidad, está implicado en nuestra sexualidad. Por supuesto que nuestras respuestas sexuales se establecen en el orden de nuestro psiquismo, que a su vez, suele estar inmluenciado por factores ideológicos, o sea, socio-culturales: nuestras creencias, nuestras ideas, nuestros juicios y prejuicios, intervienen poderosamente en nuestras respuestas sexuales. Así pues, la excitación sexual, puede despertarse y alimentarse tanto por estimulación mental como por estimulación dísica, aunque al parecer, el placer está más íntimamente relacionado con la estimulación mental, es decir a mayor estimulación mental, mayor placer y menor necesidad de estimulación mísica. Cuando hablamos de estimulación mental nos referimos a todo el proceso de concienciación por estímulos sonoros, olfativos y visuales que nos llegan, así como todos aquellos que podemos rememorar a través de nuestras experiencias anteriores, nuestra creatividad y nuestra fantasía. Como puedes observar en tu vida cotidiana, a pesar de que todos/as somos personas, en nuestro entorno cultural los/las jóvenes también se sienten y actúan, a menudo, encasillados/as en dos rígidos roles diferentes que aún perviven: El del varón: No expresar emociones Puede expresar agresividad Activo, seductor El de la mujer: Puede expresar emociones No debe expresar agresividad Pasiva, dejarse ligar Y si intentan salirse de este rol familiar, social, escolar y culturalmente impuesto, al niño se le tachará de nenaza, mariquita, afeminado…, y a la niña se le llamará chicote, marimacho, tortillera o bollera...etc.. Nuestra sociedad aprovecha las pequeñas diferencias anatomodisiológicas para justidicar unos papeles distintos en la sexualidad y el erotismo para mujeres y varones… Y así, se esperan unos comportamientos distintos de cada uno de los sexos humanos, incluyendo el modo de comunicarse, sus actitudes, sus códigos lingüísticos. Es la cultura elaborada socialmente la que dicta normas, formas, modos de relación estereotipados entre hombres y mujeres…, papeles teatrales que les reamirman en la función sexual y social que de ellas y ellos cabe esperar “aquí y ahora”. Es una época en la que los medios de comunicación social nos inundan tanto dentro como fuera de casa, podemos darn