Logo Studenta

con las relaciones. Tenemos ciertas expectativas de nuestra pareja. Cuando estamos decepcionados, podemos aceptar la realidad de la situación (las ...

con las relaciones. Tenemos ciertas expectativas de nuestra pareja. Cuando estamos decepcionados, podemos aceptar la realidad de la situación (las imperfecciones de la pareja o nuestras propias decepciones) o podemos enrabiarnos y atacar. A diferencia de la máquina de refrescos, no obstante, los seres humanos tenemos memoria y sentimientos, y hemos aprendido a devolver el ataque o incluso a atacar preventivamente. Por tanto, se producen aún más daños colaterales en las relaciones cuando continuamos atacando y cuando no aceptamos la realidad tal cual es. La solución consiste en aceptar la realidad de la situación, al menos en ese momento. En este momento, su pareja no está haciendo lo que usted quiere. Entonces, puede validar tanto sus deseos como su decepción de no conseguir lo que quiere. Si continúa intentando hacer un supremo esfuerzo para conseguir una respuesta amable, continuará viviendo en un mundo de ensoñación, en un mundo lleno de insatisfacción y falto de realización. Aceptar la realidad de este momento, de que las cosas no son como le gustaría que fuesen, es el camino más fructífero hacia conseguir más adelante la mejora de la situación y la consecución de lo que desea. Encontrar esperanza: la regla de tres de la validación Es obvio que es doloroso ser invalidado y que es difícil romper el ciclo de la invalidación. Sin embargo, hay esperanza. Las investigaciones han mostrado que, cuando las parejas son razonablemente felices, son capaces de tomar represalias con menor frecuencia que cuando son criticadas o invalidadas. La validación conlleva la promesa de una salida. No solo funciona la validación, sino que funciona muy rápidamente. Puede pensar en ella como la regla de tres de la validación. Es decir, si puede encontrar la disponibilidad y el valor de validar tres veces seguidas en lugar de invalidar, la otra persona casi siempre dejará de atacar y su propia reacción negativa hacia usted (las respuestas invalidantes) empezará a desaparecer. No obstante, a pesar de saberlo, no es fácil continuar validando en respuesta a un ataque fulminante. Verónica y Paul se peleaban como el perro y el gato. A pesar de que obviamente se querían, estaban muy sensibles a los juicios, críticas, falta de atención y otras formas de invalidación del otro. Tras haber aprendido cómo manejar por sí mismos sus emociones y cómo validar al otro, lo practicaban continuamente. Cuando las discusiones no estaban en su punto álgido, podían calmarse, expresarse con claridad y precisión y ser capaces de validarse mutuamente. Esto les llevaba a momentos de cercanía que disfrutaban plenamente, lo mismo que al principio de su relación. Sin embargo, si uno de ellos se volvía desagradable o abiertamente muy crítico, el otro echaba por la ventana sus habilidades, saltaba al ataque e igualaba a la pareja en negatividad e invalidación. Al final de la discusión, quedaban heridos, aturdidos, confusos y humillados, pues ambos se habían comportado mal. Tras dialogar sobre la regla de tres de la validación, Paul decidió intentarla. La puso en práctica, primero mentalmente, ensayando todo lo que le motivaba a resistir los ataques de Verónica y responder de un modo más amoroso y validador. No pasó mucho tiempo para tener la oportunidad de practicar en la realidad. Al poco tiempo se enzarzaron en una sus habituales discusiones, en la que Verónica le criticaba por estar distante y mostrarse indiferente y él la reprochaba ser demasiado sensible y crítica. Después de varias réplicas y contrarréplicas, Paul recordó su compromiso de actuar de un modo diferente. Respiró profundamente, se sentó e intentó calmarse. A continuación empezó a validarse: “Tío, esto es más difícil de lo que pensaba. Estoy realmente herido y enfadado. Pero ahora que lo pienso, también me avergüenzo de no haber estado demasiado atento con Verónica, incluso después de que ella me había dicho que había tenido un día difícil y quería mi atención y mi apoyo”. También recordó lo agradables que habían sido los dos últimos días y cómo quería que su vida fuera siempre así y con menos discusiones como la que acababan de tener. Se dio cuenta de lo herida que estaba Verónica, de lo desesperada que parecía y se percató de cuánto dolor debía tener para estar tan a la defensiva y tan agresiva, en contra de su verdadera naturaleza, que él sabía que era bondadosa y amorosa. Decidió entonces intentar validarla: “Verónica, veo que realmente eres infeliz haciendo esto y también yo lo soy” (con ello reconocía sus propios sentimientos y vulnerabilidad y también los de ella). Ella respondió enfadada: “Bueno, me alegro de que te sientas tan mal como yo”, pero también se dio cuenta de que algo había cambiado: ¿quizá ya no estaba respondiendo con un ataque? Paul continuó: “Sé que estás realmente decepcionada porque yo no te he prestado mucha atención, especialmente cuando me dijiste que habías tenido un día horrible en el trabajo”. Verónica sintió el cambio de Paul, pero todavía estaba emocionalmente agitada, así que respondió con acritud: “¿Por qué no me lo dijiste hace veinte minutos? Lo dices un poco tarde, ¿no?”. Paul dijo para sí: “Bueno, voy a intentarlo una vez más. Creo que puedo hacerlo”. Así que dijo a Verónica: “Me hubiera gustado hacerlo. Sé que no quieres pelear más, lo mismo que yo. Pero ahora estoy te escuchando y quisiera saber de verdad cómo pasaste el día en el trabajo”. El enfado y la actitud defensiva de Verónica empezaron a disminuir y, abrumada por la tristeza, empezó a llorar. Le pidió a Paul que la abrazara. Él lo hizo y, pasados unos minutos, sus emociones se calmaron y pudo contar a Paul cómo había pasado el día. El escuchó, la validó y ella reconoció a su vez lo querida que se sentía por lo que él acababa de hacer y lo difícil que seguramente le habría sido hacerlo, pero cuán importante había sido para ella. Práctica 1. Practique cada una de las seis estrategias anteriormente descritas. Piense para cada una de ellas una situación en la que usted tenía una actitud al menos un poco invalidadora. Intente encontrar una forma efectiva de utilizar cada estrategia para ayudarse a romper el ciclo de invalidación en una situación parecida a la reciente que ha elegido. 2. Haga un plan. Lo mismo que hizo Paul, identifique lo que es importante para usted, así como formas eficaces de validarse a sí mismo y calmarse; practique tener plena consciencia de su pareja, aunque esté en sus peores momentos. Practique el desarrollo de la empatía por su pareja en una situación en la que le está atacando verbalmente o le está invalidando. Trabaje en aceptar la realidad de la situación: su pareja hace a veces exactamente lo contrario de lo que a usted le gustaría, pero atacarla o invalidarla solo hará que las cosas empeoren. Practique la capacidad de volver a empezar de nuevo al menos tres veces con una respuesta de validación, aunque su pareja siga atacando. 3. Ejecute su plan. Dele una oportunidad. Evalúe cómo funciona. Si hace que las cosas marchen, muy bien. Si no, ¿qué podría hacer la próxima vez? ¿Necesita calmarse más? ¿Más autovalidación? ¿Ensayar mentalmente más? Continúe intentándolo. Y no se estanque en pensar si debería haber hecho todo esto. Recuerde aceptar la realidad. Compensar después de la invalidación A veces invalidamos a nuestra pareja. Cuando lo hacemos, se necesita algún tipo de compensación o reparación. Es claro que a veces sentimos que nuestra pareja fue la que empezó primero a invalidarnos, lo cual puede ser cierto. Es inútil discutir sobre esto. La realidad es que si usted estuvo invalidando, hizo daño y se requiere algún tipo de compensación. Encuentre la motivación para compensar Para crear motivación necesita las mismas habilidades que utilizaría para romper el ciclo de invalidación: validarse a sí mismo; calmarse; plena consciencia (un darse cuenta de su pareja sin emitir juicios); recordar sus auténticos valores y objetivos; empatía; aceptar la realidad tal cual es (es decir, la situación no es la que desearía que fuese); crear esperanza. Por tanto, los primeros pasos consisten en reducir su agitación emocional, encontrar el equilibrio y ser consciente de sus objetivos, sin caer en el desaliento. Todo esto le prepara para validar. Pero puede haber tres razones complementarias para compensar, ya sea inmediatamente o con posterioridad: es la acción correcta; le ayudará a poner en marcha su siguiente interacción en una dirección diferente y más constructiva; mejorará el respeto por sí mismo. Cómo y cuándo compensar Las anteriores secciones de este capítulo se han centrado en romper el círculo de invalidación cuando está en su punto álgido. Es imprescindible hacerlo. Hasta cierto punto, cuando usted valida en estas situaciones, está proporcionando una compensación por cualquier otra respuesta invalidante que usted haya proferido a su pareja. Pero el ciclo puede también romperse de otros modos, que normalmente empiezan por intentar hacer volver a sus emociones a un nivel moderado de agitación, para empezar a continuación

Esta pregunta también está en el material:

59 La pareja altamente conflictiva
216 pag.

Psicologia Universidad de CaraboboUniversidad de Carabobo

Todavía no tenemos respuestas

¿Sabes cómo responder a esa pregunta?

¡Crea una cuenta y ayuda a otros compartiendo tus conocimientos!


✏️ Responder

FlechasNegritoItálicoSubrayadaTachadoCitaCódigoLista numeradaLista con viñetasSuscritoSobreDisminuir la sangríaAumentar la sangríaColor de fuenteColor de fondoAlineaciónLimpiarInsertar el linkImagenFórmula

Para escribir su respuesta aquí, Ingresar o Crear una cuenta

User badge image

Otros materiales