El principal análisis crítico que el enfoque humanista lleva a cabo sobre el transposthumanismo es que este pretende superar la finitud temporal de...

El principal análisis crítico que el enfoque humanista lleva a cabo sobre el transposthumanismo es que este pretende superar la finitud temporal de la criatura, yendo más allá de la mortalidad y su vértigo, porque se desea la amortalidad, más que la inmortalidad, en palabras de Illich y Morin. Si hemos de creer las promesas del transhumanismo más radical debemos esperar la sustitución del homo faber por el homo creator, al que otros gustan denominar homo excelsior, con la revolución antropológica que todo ello implica. Son muchos los dilemas éticos que plantean semejantes propuestas, frente a los cuales hemos de utilizar la racionalidad del reconocimiento recíproco que respeta la dignidad de las personas y adensar los vínculos de una intersubjetividad no ideologizada, porque la práctica de la reciprocidad es fundamental para distinguir lo viable tecnocientíficamente, de lo deseable éticamente. Desde el pensamiento personalista, las corrientes materialistas encierran una mentalidad utilitarista, basada en una reducción antropológica del ser humano a pura materia, la que ha dado lugar al transhumanismo.