En ese sentido, una educación de los sentimientos, necesariamente estará vinculada a una educación de las facultades racionales; es decir, de la vo...
En ese sentido, una educación de los sentimientos, necesariamente estará vinculada a una educación de las facultades racionales; es decir, de la voluntad y de la inteligencia. Pues si bien, la propuesta de Goleman estriba en aprender a regular y a “gestionar” las emociones, también es verdad que su propuesta no establece cuál es el criterio para definir cuáles emociones no son las adecuadas y que, por lo tanto, requieren una orientación o reconducción (Menéndez, 2018). Una verdadera educación afectiva, deberá será tal, que pueda ir desarrollando un criterio de actuación para la vida; a través de pautas estables de pensar y de actuar que le den coherencia tanto a sus cogniciones como a sus acciones (Barrio Maestre, 2007). Para ello es importante clarificar a qué nos referimos con educación del carácter.
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