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La necesidad de desarrollar una ciencia reinstitucionalizada surge de dos fuentes entrecruzadas: (1) el interés en poner las prácticas científicas ...

La necesidad de desarrollar una ciencia reinstitucionalizada surge de dos fuentes entrecruzadas: (1) el interés en poner las prácticas científicas más de acuerdo con los valores tradicionales de la objetividad y la inclusión; y (2) el interés en desarrollar prácticas científicas que respondan a la pregunta: ¿Cómo sería posible continuar con la investigación científica de una manera en que la naturaleza sea respetada, en que sus poderes regenerativos no sean debilitados –y que sean restaurados donde fuese posible–, y en que el bienestar de cada individuo sea universalmente promovido? Como he indicado además (sec. 4), una propuesta seria debería ser vista por una parte significativa de la comunidad científica como abriendo nuevas y deseables prácticas posibles, aumentando el espacio en que los científicos pueden comprometerse en sus actividades que expresen los valores a los que adhieren. La tarea práctica tiene que nutrirse del aporte de muchos grupos distintos, cada uno haciendo esfuerzos en sus propios espacios y prácticas. Sus perspectivas de éxito dependerán de tener éxito –al principio en pequeña escala– en cada uno de estos espacios y prácticas que creen posibilidades para la expansión, a partir de la interacción dialéctica con los demás. Requiere el desglose de una dialéctica muy compleja, lo cual implicaría –coopera- tivamente, simultáneamente y en interacción– expandir los logros exitosos de cada uno de los siguientes temas –y sin duda otros–: (i) Ganar espacio en las instituciones actuales, en especial, en las universidades dado que (¡Todavía! véase nota 37) no están totalmente dominadas por los intereses mercantiles, para realizar con éxito investigaciones en que estos dos intereses puedan desarrollarse – aunque sólo en una pequeña escala por el momento, pero en tantas áreas como sea posible. Con ello se procuraría apoyo para los proyectos de investigación a gran escala de los tipos ya descriptos (Sec. 4.3).35 La agro-ecología es un ejemplo de las prácticas alternativas que necesitan ser orientadas por la investigación científica, también las tecnologías para la inclusión social (Dagnino, 2009; Thomas, 2009). Otros ejemplos tienen que ser identificados para la investigación en la medicina, la energía, las computadoras y la informática, la comunicación, la biotecnología, etc. Las investigaciones a largo plazo –por ejemplo, la salud pública, problemas medio-ambientales y el calentamiento global– tienen un pie sólido en las instituciones científicas que tienen que expandirse y ser una prioridad a la luz del PRCC. Asimismo, las posibilidades de publicar y diseminar los resultados de la investigación que utilizan las estrategias no contempladas por D-R necesitan ser identificadas y desarrolladas, bajo condiciones donde sus credenciales epistemológicas se encuentre bien testeadas, quizás utilizando la publicación de Internet gratuita. (ii) Pasos para fortalecer la autonomía de las instituciones de investigación, donde la autonomía es un ideal de prácticas e instituciones científicas que se reclama para avanzar en la objetividad y la inclusión. Las prácticas e instituciones científicas son –deberían ser– libres de interferencia externa y de la influencia desproporcionada de cualquier perspectiva valorativa –ética, política, ideológica, religiosa, económica, metafísica, etc.– (Mariconda & Lacey, 2001; Lacey, 2008c; 2010, cap. 12). Reforzar su autonomía implica liberar a las instituciones científicas de (1) la influencia desproporcionada de los valores del capital y del mercado, tanto en el establecimiento de las prioridades de la investigación científica, como en la decisión de las metodologías apropiadas, (2) la interferencia que surge de mantener estos valores en el modo en que se practica la ciencia (por ejemplo, a través de la imposición legal del régimen de los derechos de propiedad intelectual), y (3) imposiciones que se hacen en el carácter del trabajo científico y sus regímenes de operación.36 Con respecto al punto (3), Oliveira (2009) muestra cómo las formas de organización impuestas a corporaciones –y, hablando más gene- ralmente, la ciencia del interés privado (Krimsky, 2003)– están produciendo la “Taylorization” de las actividades científicas. Al proceder de ese modo, se está disminuyendo el espacio de participación de los científicos para expresar los valores a los que adhieren reflexivamente.37 Los pasos hacia el fortalecimiento de la autonomía se proponen para que las investigaciones se realicen no sólo rigurosamente a la luz del ideal de la objetividad, sino también para fortalecer la inclusión, favoreciendo la integración de los investigadores –y financiamiento para su trabajo– cuyo horizonte no sea la innovación tecno-científica vinculada con el avance del desarrollo económico, y quienes continúen proyectos que podrían orientar los intereses cultivados por los valores que compitan con los de capital y de mercado (p.e., la sustentabilidad medioambiental y mejor agencia para todos). Avanzar en esto con- tribuiría a hacer que los resultados de las investigaciones científicas se encuentren disponibles para un vasto arco de intereses; y para aproximarse a la inclusión, daría prioridad a los intereses de la gente pobre y marginal –y otros que conciernen a la viabilidad futura de la vida humana, como volver a discutir el calentamiento global. (iii) Mayor adopción del PP en las instituciones de investigación, así como también su incorporación las políticas de la ciencia pública, para que la innovación tecno-científica se subordine en mayor medida a los valores expresados aquí; y los tipos de investigación de los riesgos y alternativas, lo cual es necesario, se realicen más extensivamente. (iv) El crecimiento de los movimientos que aspiran a los valores democráticos y la colaboración activa entre ellos –incluyendo la pro- tección de los derechos humanos, la gama entera de derechos económicos/sociales/culturales además de los derechos civiles/po- líticos reconocidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos–, y el fortalecimiento de la agencia de las personas a nivel local, permitiéndoles participar exitosamente –a partir de sus prácticas y saberes mediante los que expresan estos valores de manera integral en sus localidades. Existe una literatura creciente que demuestra la riqueza, variabilidad, versatilidad y sensibilidad hacia los asuntos de sostenibilidad y estabilidad empírica de gran parte del conocimiento tradicional e indígena; este conocimiento no puede subestimarse por reflejar intereses y valores de grupos culturales particulares (por ejemplo, Pimbert, 2009; Santos, 2004; 2007). La ciencia, bajo la interpretación S, podría incorporar todas estas formas de conocimiento, mientras retuviese sus características específicas, y no obligase a actuar de determinada de una forma supuestamente adecuada para toda investigación científica; de este modo se tornaría un recurso indispensable para tratar –científicamente– con los problemas a partir de una gama mayor de alternativas.38 (v) La expansión y la mejora de las prácticas orientadas por el conocimiento obtenido en las investigaciones (elementos 1–4) para que los intereses de las perspectivas valorativas viables de las sociedades contemporáneas puedan beneficiarse del conocimiento científ

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culturas-cientificas-y-alternativas-tecnologicas
314 pag.

Democracia Universidad Antonio NariñoUniversidad Antonio Nariño

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