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En conclusión, sin lugar a dudas nos enfrentamos a un público que se caracteriza por la pasión, el compromiso y el respeto por su oficio, son perso...

En conclusión, sin lugar a dudas nos enfrentamos a un público que se caracteriza por la pasión, el compromiso y el respeto por su oficio, son personas que realmente ven en las artes escénicas y en la creatividad un gran potencial personal y de ciudad. Es por esa misma pasión que siguen adelante aun cuando hay un entorno económico, político y social adverso que apenas hace unos años empezó a abrirle los brazos a una nueva posibilidad de desarrollo cimentada en la creatividad, en el baile, en la música, en las artes escénicas. Por otro lado, y aun con ese ímpetu vivo, es evidente que se encuentran cansados y reclaman políticas de Estado más amigables, sensatas y coherentes con un oficio que tiene diferencias estructurales con otros sectores de la economía. Por último, es imperativo dejar de ver las artes escénicas como un momento o evento, y empezar a reconocerlas como procesos que implican años de preparación, formación e inversión de capitales económicos y culturales. Este es un tema crucial en cuanto se debería pensar en cooperaciones financieras que sean más constantes y regulares en aras de su permanencia en el tiempo y con ello garantizar un sistema que posibilite el largo aliento de una industria que se perfila como el puntal de bienestar y desarrollo económico de Cali. 3.3 Conclusiones del capítulo A lo largo de este capítulo exploramos los sentires, motivaciones y preocupaciones de quienes componen el sistema de artes escénicas de Cali, la oferta en cabeza de los gestores culturales y la demanda entendida como el público. En esta lógica se encontraron puntos de atención y debate. En primer lugar la formación de públicos como elemento necesario más no suficiente para el desarrollo de Cali como ciudad creativa, esto teniendo en cuenta su respectiva paradoja y es que para formar público hay que exponerlo al arte, pero para que el público consuma arte debe tener herramientas para poder interpretarlo; lo anterior más que un problema puede entenderse como el principio de un modelo de integración de las artes escénicas con responsabilidades compartidas, donde tanto la comunidad creativa, los gestores culturales, el Estado y las empresas privadas, deberían emprender una cruzada para atraer, convertir y convencer cada vez más consumidores culturales, sencillamente porque es un ejercicio que los beneficia a todos (económicamente). Lo importante es lograr la articulación de esa troupe. Otro factor clave que se articula con el anterior, es lo que refiere a la difusión y atracción de las artes escénicas. Para nadie es un secreto que generalmente este presupuesto es bajo o nulo para los espectáculos, ya que primero tienen que resolver los gastos de funcionamiento antes de ponerse a invertir en publicidad; pero, hay otras posibilidades, porqué así como a algunas empresas en Colombia las eximen de impuestos por donaciones, no se genera este mismo incentivo a agencias o estudios de comunicación y publicidad que asesoren y produzcan piezas para este sector, de suceder esto, Cali podría ser pionera, y así, el mismo colectivo creativo de la ciudad podría apoyarse en una estrategia común donde todos ganan, una especie de co-working donde se pone el talento y la creatividad al servicio de una causa, la cual por supuesto debería estar respaldada por las voluntades de las administraciones públicas y la flexibilidad de la ley para lograr generar verdaderas transformaciones. Por otro lado, es clave hacer un llamado a los gestores culturales para que más allá de crear el producto escénico que sea, empiecen a pensar en términos administrativos y estratégicos, empiecen a analizar el comportamiento del público y se formen cada vez más en tácticas de difusión de sus creaciones. En este sentido es importante que tengan en cuenta los factores importantes para el público, tales como el poder diseñar sus propias experiencias, es decir posibilitar que cada usuario estructure de qué manera quiere y puede vivir su experiencia con las artes escénicas, este tipo de ‘libertad’ es esencial a la hora de decidirse por uno u otro espectáculo. Esta situación en la cual los gestores culturales deben fijar la mirada no solo en el producto sino en el público, es la oportunidad perfecta para mencionar que en términos generales la mayoría de factores que desmotivan a los gestores tienen que ver con el desconocimiento de temas estratégicos y administrativos, lo cual es una oportunidad para generar espacios de aprendizaje que le sumen al sistema de artes escénicas: por un lado, al comprender las gustos y comportamientos del público será posible diseñar espectáculos de mayor calidad e impacto; en segundo lugar, se aliviaran gran parte de los factores que desmotivan a los gestores culturales y se construirán las bases para fortalecer el espíritu creativo de Cali con artistas capacitados tanto en el ejercicio artístico como en los menesteres organizacionales requeridos para constituir una industria sólida; por último, esto debería resultar en una mayor aceptación de las artes escénicas por parte del público caleño, esto sucederá si y solo sí, se tienen en cuenta los factores que influyen en la toma de decisión del mismo como la oferta complementaria, la calidad del espectáculo y las posibilidades de volver a ver la obra o el artista. En síntesis, se trata de dejar de ver el arte como una actividad empírica y empezar a aplicar métodos estratégicos de organización, investigación y difusión de la creatividad. Frente a la fiesta hay que decir que es el corazón palpitante de Cali y otro punto de encuentro entre la oferta y la demanda. Pocas cosas conectan más a los caleños que una fiesta, siendo esto vox populi, ¿por qué no aprovecharlo? Este es uno de los asuntos en los cuales nos falta camino por recorrer, es momento de empezar a ver este acto del ritual festivo como una oportunidad seria económicamente, como un driver de atracción y acercamiento a las artes escénicas; porque la fiesta es un espacio donde cabe el teatro, el circo, la música y la danza, un espacio donde sin duda caben proyectos que puedan articular lo que más le gusta hacer a la gente (festejar) con lo que mejor sabemos hacer en Cali (ser creativos) y sacar ganancias socioeconómicas de ello. Este capítulo tuvo como objetivo analizar el lugar que ocupan las artes escénicas en Cali, frente a eso es posible concluir que la oferta tiene un alto nivel de motivación, más que eso, de esperanza, es decir que creen fielmente en el arte como medio de vida, esto por supuesto atravesado por la pasión como componente indisociable del ejercicio artístico. Pero vemos también que hay muchos factores que los desmotivan, unos que pasan por el meridiano de lo personal, es decir que no se sienten capacitados para gestionar un modelo de negocio en términos administrativos y contables, y por otro lado los factores externos a ellos como las cargas tributarias y la falta de continuidad en los procesos. En este sentido valdría la pena revisar las posibilidades de formación administrativa para artistas, podría ser que el Estado y sus instituciones educativas se plantearan la posibilidad de ofrecer cursos o instancias pedagógicas de administración enfocada a las artes; eso, los artistas pueden retribuirlo con presentaciones que, para la administración pública siempre son importantes. No se trata de no pagar el arte, se trata de generar un sistema donde la única forma de transacción no sea económica, sino donde al menos en primera instancia, se pueda generar una especie economía solidaria donde el Estado ofrece capacitación y el artista paga con su talento, buscando claro, que más adelante se pueda generar una ganancia económica tangible. Otra de las intenciones del capítulo fue determinar si en efecto el público caleño está dispuesto a consumir artes escénicas y si sí, bajo qué condiciones. Aquí nos encontramos con un público listo para consumir lo que conoce, lo que entiende, un público poco curioso por nuevas expresiones. Aquí juega un papel importante el asunto de la difusión en artes escénicas, porque definitivamente hay que buscar una manera efectiva de acercar a los caleños a nuevas expresiones, hablamos aquí de una estrategia pura y dura de marketing y publicidad que consiga poner de moda una obra, un musical, un espectáculo de danza, que logre que todos quieran asistir, tal como sucede con el cine. Por otro lado, nos encontramos también con un público dispuesto a asistir a espectáculos de artes escénicas porque valoran la complejidad del oficio y la calidad de las presentaciones, el asunto está más en las posibilidades de vivirlo. Es importante tener en cuenta que el público quiere diseñar sus propias experiencias, es decir que el formato de artistas en tarima y públicos receptores pasivos es difícil de implementar en Cali, ejemplos como el Petronio Álvarez demuestran que el público quiere ser ‘arte y parte’ del show, igualmente esta libertad se inserta en el tema presupuestal, es decir que los asistentes puedan decir en qué y cuánto gastar. Se trata entonces de fortalecer las ofertas complementarias de los espectáculos de las artes escénicas para que se ajusten a las necesidades de los consumidores. En conclusión hay con qué dar inicio a la función, la oferta está en la capacidad técnica para abrir el telón y generar contenidos de

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Economía Creativa y Ciudades
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Economia Criativa Universidad LibreUniversidad Libre

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