Dada la presencia de estos servicios, algunas veces an-tagónicos, y retomando la estrecha relación entre la vege-tación de ribera y los sistemas ac...
Dada la presencia de estos servicios, algunas veces an-tagónicos, y retomando la estrecha relación entre la vege-tación de ribera y los sistemas acuáticos, es necesario for-talecer el conocimiento acerca del estado de estos últimos, para velar por la salud de los ecosistemas de ribera (Allan 2004). En este sentido Lara et al. (2003, 2010), Little et al. (2009) y Huber et al. (2010) han mostrado que las micro-cuencas con porcentajes mayores de cobertura con planta-ciones exóticas, producen un menor caudal estival que las cuencas con una cubierta mayor de especies nativas, afec-tando actividades productivas. Al respecto, las consecuen-cias de la introducción de estas especies (exóticas) pueden variar, desde provocar un ligero cambio en la composición de especies, hasta la extinción de plantas nativas, que ge-neraría una profunda modificación del ecosistema (Parker y Reichard 1997, Sirombra y Mesa 2010). Sin embargo, estas actividades también generan impactos en los ecosis-temas de ribera, pues como menciona Ochoa (2007), los conflictos ambientales ligados a la escasez de agua, como la extracción excesiva de agua con fines agrícolas, son los que mayormente generan cambios en el funcionamiento de los sistemas ribereños.
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