De 15% de la población mundial vive con alguna forma de discapacidad. Actualmente no existen estimaciones confiables y representativas basadas en una medición real de la cantidad de niños con discapacidad, debido a que las actuales estimaciones sobre la prevalencia de discapacidad infantil varían considerablemente por las diferencias entre las definiciones y por la amplia variedad de métodos e instrumentos de medición utilizados, aunado a las limitaciones de los censos y encuestas generales de hogares para registrar la discapacidad infantil. La ausencia de registros en los países de ingresos bajos y medios, así como la falta de acceso a servicios clínicos y diagnósticos culturalmente apropiados, contribuyen al subregistro. Como resultado, muchos niños con discapacidad no pueden ser reconocidos como tales, ni recibir los servicios médicos que necesitan. De acuerdo con lo anterior, parece que nuestro país no sería la excepción, ya que las estadísticas difieren, con mucho, de las estimaciones a nivel mundial; en México se reporta que 6.6% de la población total la padece. De las personas con discapacidad y de acuerdo con la distribución por edad, 7.3% son niños. Respecto al tipo de discapacidad en niños (reporte más bien de limitaciones), la mayor frecuencia reportada son los problemas relacionados con atender el cuidado personal con 32.7%; le siguen problemas para escuchar (30.9%), poner atención o aprender (20.4%), hablar o comunicarse (12%), ver (5.9%), mental (5.5%) y, con menor frecuencia, las dificultades para caminar o moverse con 4.6 por ciento. En relación con sus causas, la discapacidad infantil derivada de un problema previo o durante el nacimiento, representa la primera causa en 68.9% de los casos, seguida de 20.8% por enfermedad. Este dato cobra especial relevancia al comparar las cifras con las principales causas de mortalidad infantil. Las afecciones originadas en el periodo perinatal se reportan como la primera causa de muerte, lo que explica la mitad de las defunciones infantiles en menores de un año. Las malformaciones congénitas, deformidades y anomalías cromosómicas, son la segunda causa de muerte (destacando las malformaciones congénitas del corazón); y como tercera causa, las infecciones respiratorias. En este sentido, las causas de porqué mueren los niños y porqué desarrollan una discapacidad muestran una estrecha relación al compartir, en su génesis, factores de riesgo asociados que son comunes, implicando políticas de salud y acciones de prevención orientadas a la disminución de estos factores de riesgo. Se ha pretendido abordar esta situación a través de estrategias gubernamentales, como el Programa de Acción Específico 2007-2012 para la prevención de la mortalidad infantil de la Secretaría de Salud, el cual refiere que México logró descender su tasa de mortalidad de 28/1000 nacidos vivos en 2003 a 18.8/1000 en el año 2005. De acuerdo con datos de la UNICEF, en 2013 México descendió su tasa de mortalidad infantil a 16.1/1000 nacidos vivos. Esta reducción en las tasas de mortalidad de 12% estimada en los últimos 11 años, puede considerarse como un logro en la prevención de la mortalidad infantil, pero también desde la perspectiva del neurodesarrollo refleja el hecho de que un mayor número de neonatos con morbilidad perinatal grave, sobreviven. Esta situación tiene repercusiones a corto y mediano plazo al implicar un aumento en la frecuencia de neonatos con mayor riesgo de presentar secuelas neurológicas. Los principales factores que han influido en la reducción de la mortalidad en México, como en otros países, deriva de los avances en la medicina perinatal, las mejoras en el seguimiento del embarazo y la atención al parto, así como la utilización de alta tecnología médica en las unidades de cuidados intensivos neonatales (UCIN), para la atención de neonatos de alto riesgo, especialmente los nacidos de pretérmino. Con base en un estudio sobre indicadores de bienestar y desarrollo infantil en México, 29% de los niños tienen o están en riesgo de tener una discapacidad. El abordaje de los factores de riesgo y las manifestaciones tempranas del daño neurológico, han representado la estrategia prioritaria de investigación sobre los factores determinantes y predictivos de las alteraciones en el neurodesarrollo, sus secuelas y consecuente discapacidad.