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produc- ciones como herramienta para actuar; estas producciones pueden ser el uso del habla, la escritura, los dibujos, o bien el apoyo en cartogra...

produc- ciones como herramienta para actuar; estas producciones pueden ser el uso del habla, la escritura, los dibujos, o bien el apoyo en cartograf ías o mapas. Quien se apoya en dicha herramienta cuenta con el conocimiento para de- codificar o comprender el lenguaje, que le permite acceder a la represen- tación de la ubicación de puntos de referencia que posteriormente orien- ten su navegación. ORIENTACIÓN DE LAS ACCIONES La orientación hacia la meta se logra gracias al establecimiento de relaciones geométricas del objetivo con la herra- mienta, lo cual incluye considerar aristas, superficies, forma, volumen, angulación y posición, tanto de la herramienta, como del objeto. Es aún dentro de un plano de percepción directa de tales relaciones geométricas entre herramienta-objeto, que se busca encontrar una solución a la situación. La toma de decisiones, el razonamiento y las operaciones mentales dependen de la disponibilidad de conocimiento acerca de las situaciones y opciones para la acción. Tal conocimiento se ha almacenado en la corteza cerebral y los núcleos subcor- ticales, incluyendo imágenes sensoriales; aquel puede ser innato o adquirido. Entre estos tipos de conocimiento se encuen- tran los estados corporales, los procesos biorreguladores, incluidas las emocio- nes, el conocimiento respecto a hechos, eventos, acciones que posteriormente se despliegan y que pueden ser declarados a voluntad. La unión entre el conocimiento innato y el conocimiento adquirido pue- de reflejar la experiencia individual13 que orienta la acción. Proponemos que la orientación de las acciones, puede abordarse desde las si- guientes unidades de análisis, a saber: • Conocimiento sobre el uso del instru- mento y del esquema corporal. Esta orientación se refiere a la forma como se acopla una herramienta al objeto, o bien la forma como una parte del cuerpo −como la mano− realiza ajus- tes para tomar una herramienta. En neurociencias ello ha sido abordado a partir del análisis de los gestos tran- sitivos, pero recientemente también se ha documentado la participación de las conexiones parieto-premotora dorsales −también llamada vía “del cómo”−, cuya lesión provoca tanto ataxia óptica, como afectación en la habilidad de realizar cambios espa- ciales en la posición del cuerpo con respecto a la herramienta.14 Sin em- bargo,también están implicados siste- mas de asociación parieto-temporo- occipital, los cuales proporcionan una representación sensorial de los movi- mientos que orienta al lóbulo frontal para realizar de forma precisa el pro- grama motor.15 Las ideas con respecto al propósito de la acción son almace- nadas como engramas o imágenes del movimiento de memoria, en las cua- les pueden activarse secciones cor- ticales poscentrales, inferoparietales y parietooccipitales cuando surge el plan ideacional para generar el movi- miento.12 Los engramas motores visuocinéticos se encuentran en el lóbulo parietal (circunvolución angular y supramar- ginal). Cuando la lesión se produce en regiones parietales inferiores izquier- das, se presenta también un trastorno en el esquema corporal, mientras que cuando las lesiones se sitúan en la re- gión parietal izquierda, la dificultad se limita a gestos que requieren un análi- sis visuoespacial.16 • Conocimiento procedimental. La me- moria procedimental hace referencia a la habilidad para aprender el uso de instrumentos, lo cual fue previamente abordado en el conocimiento de la he- rramienta. Sin embargo también alude a habilidades conductuales y cogniti- vas, así como a algoritmos que se uti- lizan en un nivel automático o incons- ciente. La memoria procedimental es no declarativa pero durante su adquisi- ción puede requerir el aprendizaje im- plícito (tal como el aprendizaje de una secuencia de números en un teléfono celular sin un esfuerzo consciente), o explícito(como cuando se aprende a manejar un auto de transmisión están- dar). Las regiones cerebrales implica- das en la memoria procedimental son el área motora suplementaria, ganglios basales y cerebelo.17 • Conocimiento del estado somático. La toma de decisiones es orientada por el conocimiento de la situación; la aten- ción hacia las consecuencias inmedia- tas y futuras de estas acciones es for- zada por el marcador somático, para guiar el camino hacia las decisiones por tomar. El dominio personal, social y emocional es regulado por regiones de la corteza prefrontal ventromedial, facilitando la anticipación de posibles consecuencias por una decisión to- mada, p.e. la producción de dolor o placer previamente experimentados.13 Si bien el dominio biorregulador y so- cial parece tener afinidad por los siste- mas del sector ventromedial, lo tiene gracias a las funciones de este subsis- tema, al igual que a sus conexiones con otros subsistemas, tales como: la corte- za somatosensorial, los núcleos neuro- transmisores del tallo,el prosencéfalo basal, la amígdala, el cíngulo anterior y el hipotálamo, las zonas convergentes de la corteza prefrontal y las conexio- nes con regiones dorsolaterales, cuya interacción permite una amplificación de la atención y de la memoria ope- rativa de consecuencias previamente experimentadas, para tomar una deci- sión de la acción a realizar.13 La información que brindan los mar- cadores somáticos es un cambio cor- poral reflejo de un estado emocional, positivo o negativo, que influye y afec- ta la toma de decisiones. Tal cambio debe entenderse como fisiológico ve- getativo, neuroendocrino y muscular, que precede a la respuesta del indivi- duo, guiando decisiones que el sujeto no siempre puede explicar, pero que facilita y agiliza la toma de decisiones respecto a acciones por realizar, inclu- sive en aquellas situaciones en las que existe un componente social o ético.13 • Identificación de puntos de referen- cia. La organización de una secuencia de acciones para desplazarse en direc- ción a un objetivo también es orienta- da a partir de vías visuales, auditivas, rítmicas del movimiento. Estas dos últimas permiten a los ciegos trazar configuraciones espaciales que los orienten en la navegación, apoyándo- se en puntos de referencia relaciona- dos entre sí.8 En modelos animales, la informa- ción vestibular −como en el caso de los cambios de angulación de la ca- beza−activa las células de lugar ubi- cadas en la corteza parahipocampal, presubículo, parasubículo o corteza entorrinal, estas células son relevantes para puntos de referencia. Las células de cabeza, ubicadas en la corteza en- torrinal y la formación hipocampal, también los codifican apoyándose en claves olfativas. Con esta información, se reorganiza la orientación del sujeto en un mapa mental.18 • Conocimiento declarativo (semántico y episódico). En los actos de la inte- ligencia práctica como discursiva, la organización de acciones es guiada por el conocimiento que el niño tiene del objeto y las relaciones que puede establecer con otros objetos,así como de la información de tipo descripti- vo-narrativa que puede ser juzgada como verdadera o falsa. Este tipo de información es declarativa.19 A pesar de que la codificación de esta información es incidental, recuperarla re- quiere de atención constante.19 Las regio- nes que están involucradas en procesos de registro, almacenamiento y recuperación de la información en los sistemas de la memoria declarativa son el hipocampo, la amígdala, los cuerpos mamilares y las cor- texas entorrinal y perirrinal.20 Además de la región temporal media, se han repor- tado lesiones en el tálamo o en la corteza frontal media prelímbica e infralímbica (áreas 32 y 25 de Brodman), así como en la corteza orbitofrontal caudal, que dan cuenta de la participación de tales sub- sistemas en los procesos mnésicos men- cionados. El circuito límbico de la memo- ria participa de manera importante en la memoria declarativa. El temporal medial es crítico para esta memoria declarativa a largo plazo, implicando diferentes áreas corticales y subcorticales.19 El acceso a la memoria semántica ha sido asociado a proyecciones frontales dorsolaterales, y fronto-temporal medial.13 Con base en los párrafos anteriores, proponemos que es posible establecer indicadores de lectura basados en ha- llazgos neurocientíficos, pero apoyados en un modelo de interacción construido a partir de las observaciones de teóricos de la psicología del desarrollo. Ello nos permite abordar desde una

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IMPACTO_DE_UNA_INTERVENCION_PEDAGOGICO_M (1)
254 pag.

Pedagogia Vicente Riva PalacioVicente Riva Palacio

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