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Impone la construcción, utilización y aplicación de medios diagnósticos, en especial los test y baterías de test. Si bien ésta es una verdad incues...

Impone la construcción, utilización y aplicación de medios diagnósticos, en especial los test y baterías de test. Si bien ésta es una verdad incuestionable, también lo es que quedarse en el diagnóstico no resuelve el problema esencial, que es reincorporar al paciente a su entorno con la mayor calidad de vida posible. El término rehabilitación ha sido definido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como aquellos “procesos destinados a permitir que las personas con discapacidad alcancen y mantengan un nivel óptimo de desempeño físico, sensorial, intelectual, psicológico y/o social. La rehabilitación abarca un amplio abanico de actividades, como atención médica de rehabilitación, fisioterapia, psicoterapia, terapia del lenguaje, terapia ocupacional y servicios de apoyo” (OMS, s.f.). Aunque en los primeros reportes técnicos de la OMS se hacía referencia sobre todo a la rehabilitación médica (física), siempre se consideraron otros aspectos, como los sociales y educacionales, encaminados a “preparar o readaptar al individuo con objeto de que alcance la mayor proporción posible de capacidad funcional” (Comité de Expertos de la OMS en Rehabilitación Médica, 1969). Las posturas de la OMS tienen, entonces, un encuadre teórico, pero más operacional, para el abordaje de la RN como subcampo más específico o “cerrado” en el amplio tema de la rehabilitación. Los aportes de la Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud (CIF) de la OMS son un excelente marco de referencia tanto para la evaluación del funcionamiento y la discapacidad en las personas con enfermedades mentales, como para su tratamiento y prevención, y, por ende, para el desarrollo de programas de RN, donde se ven con claridad las limitaciones cognitivas, conductuales y sociales (MacLachlan y Mannan, 2014; OMS, 2001). En cuanto al concepto de rehabilitación, será interesante comenzar analizando la diversidad de términos usados en la literatura mundial para referirse al proceso de intervención en el campo de la neuropsicología; lo anterior, por supuesto, sin ánimo de entrar en una disquisición terminológica que no tendría fin. El presente trabajo tiene como propósito examinar los fundamentos teóricos de la estimulación y rehabilitación de un grupo de procesos cognitivos específicos, aunque se reconoce que la RN no se limita sólo a esto, pues va encaminada a la reinserción del paciente en la sociedad con el máximo posible de independencia, calidad de vida y eficiencia en su quehacer cotidiano. Esta visión, por tanto, rebasa los procesos cognitivos y supone incorporar tareas dirigidas a mejorar también aspectos relacionados con la funcionalidad, las emociones, la participación social y las relaciones interpersonales, entre otros factores. De esta manera, se establecen los límites y alcances de esta obra, aunque en algunos capítulos se abordarán otras esferas de la vida del paciente con DCA, como la emocional y la social, y su atención en los procesos cognitivos. En la literatura mundial existen diversos términos no siempre bien definidos. Así, por ejemplo, algunos autores hablan de rehabilitación neuropsicológica (Alvis et al., 2014; Bruna, 2011; Carvajal y Restrepo, 2013; García y Roig-Rovira, 2013; Guerrero y García, 2013; Gutiérrez et al., 2009; Middleton et al., 1991; Noreña et al., 2010; Rath et al., 2011; De los Reyes et al., 2013; Santos y Bausela, 2005; Seron y Deloche, 1989; Wilson y Gracey, 2009; Wilson et al., 2009). Cercano a este término está el de rehabilitación neuroconductual (Manchester y Wood, 2001; Wood et al., 1999), empleado con más frecuencia en trabajos sobre TCE, por la asociación observada entre daño cognitivo y modificaciones conductuales y de personalidad. Otros autores hablan de rehabilitación cognitiva (Bahar-Fuchs et al., 2013; Bilbao y Bize, 2003; Cantagallo et al., 2012; Cicerone et al., 2000; Ginarte-Arias, 2002; Huckans et al., 2013; Kurtz, 2003; Mateer, 2003; Metzler y Jones, 2010; Monsalve et al., 2013; De los Reyes et al., 2013; Rohling et al., 2009; Salas et al., 2007; Sohlberg y Mateer, 1989). Por lo que respecta a la llamada estimulación cognitiva, también se le emplea mucho, en relación o no con el término rehabilitación (Clare et al., 2008; Blázquez, s.f.; García y Estévez, 2002; García et al., 2002; González et al., 2010; González y Muñoz, s.f.; Jara, 2008; Lubrini et al., 2009a y 2009b; Muñoz et al., 2009; Sánchez y Galpasoro, s.f.; Tirapu, s.f.; Zulaica, s.f.). Otras denominaciones son: neurorrehabilitación (Cano y Collado, 2012; Coetzer, 2008; Seniow et al., 2003; Vanbellingena y Bohlhalter, 2011); rehabilitación o estimulación de funciones específicas (Arango y Parra, 2008; Kluwe et al., 2013); entrenamiento, reentrenamiento cognitivo o entrenamiento cerebral, en ocasiones con énfasis en algún tipo de proceso como la memoria, la atención u otros (Bahar-Fuchs et al., 2013; Ball et al., 2002; Beattie y Owen, 1985; Buitenweg et al., 2012; Fernández et al., 2011; Mogollón, 2014; Montejo, 2001; Owen et al., 2010; Twamley et al., 2003; Waldum et al., 2014; Wahl y Schwab, 2014; Willis et al., 2006) e incluso remediation o cognitive remediation. La palabra remediation, que no tiene una traducción directa al español, se puede interpretar como un derivado de “remediar”, que significa poner remedio al daño o corregir una mala acción, entre otras acepciones (Anthony, 2008; Cicerone, 2002; Gordon y Hibbard, 1992; Schmitter y Fahy, 1995). La introducción de las computadoras y otros medios informáticos en el campo de la neuropsicología ha generado la incorporación de nuevas formas de intervención, asociadas a términos tales como computer-assisted cognitive rehabilitation (Fals-Stewart y Lam, 2010; Gontkovsky et al., 2002; Łojek y Bolewska, 2013); computer-based cognitive retraining (Li et al., 2013); interactive computer-training (Hofmann et al., 1996); computer-based cognitive rehabilitation (Cha y Kim, 2013); computer-based rehabilitation (González et al., 2013); computerised cognitive training (Finn y McDonald, 2011; Hofmann et al., 1996; Lampit et al., 2014); computerized cognitive rehabilitation (Lindeløv, 2014); computerized cognitive rehabilitative training (Adams et al., 2006); y computer-assisted cognitive retraining (Lynch, 2002). Por último, hay autores que prefieren referirse a programas concretos de entrenamiento, estimulación o rehabilitación cognitiva que pueden ser de muy diferentes alcances (Garamendi et al., 2010; Montejo, 2001; Urazan y Palacios, 2014). Resultaría banal dedicarse a defender uno u otro término; mucho menos productivo sería tratar de homogeneizar o armonizar la terminología proponiendo algún mecanismo que dé unidad a la temática. A la postre, lo de verdad relevante son dos elementos clave: en primer lugar, los conceptos teóricos e incluso las definiciones operativas que registra la larga historia de la evaluación, la estimulación y la rehabilitación de las funciones cognitivas; en segundo lugar, los mecanismos neurobiológicos que sustentan la propia existencia de los procesos cognitivos y la eficacia de la estimulación y la rehabilitación. Ambos elementos constituyen la base para establecer objetivos y estrategias metodológicas claras y precisas durante el proceso de estimulación y rehabilitación, cualesquiera que sean los pacientes sobre los cuales se ejerce la intervención. Una de las pioneras de la RN, Bárbara Wilson, advirtió sobre la importancia de los aspectos teóricos en este campo, y aunque planteó que es discutible la existencia de una relación directa entre la teoría y el tratamiento de RN, destacó también el innegable vínculo entre la teoría y la evaluación neuropsicológica. En un interesante estudio de caso, Wilson (1991) demostró cómo los nexos entre teoría, evaluación y tratamiento pueden contribuir a la formación de las bases teóricas de la RN, las cuales hoy en día son mucho más claras que en la época en que apareció el artículo referido. Así como las denominaciones de las intervenciones son múltiples y diversas, los conceptos propuestos por los autores son también variados; sin embargo, queda claro para todos que el propósito principal de la rehabilitación es ayudar a las personas con discapacidad. Sohlberg y Mateer (1989), a propósito de la diversidad de términos, plantean que la

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