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Según se ha visto, la informante consigue afrontar la realidad y fluir en dirección a su proyecto de vida, considerando la proyección profesional c...

Según se ha visto, la informante consigue afrontar la realidad y fluir en dirección a su proyecto de vida, considerando la proyección profesional como factor que contribuye a su bienestar, en concordancia con el referente teórico que alude sobre las competencias que generan bienestar y que contribuyen a una vida más placentera. A continuación, se contextualiza la relación de la educación 4.0 con respecto al impacto en las categorías de educación emocional, definida como “un proceso educativo, continuo y permanente, que pretende potenciar el desarrollo de las competencias emocionales como elemento esencial del desarrollo integral de la persona, con objeto de capacitarle para la vida. Todo ello tiene como finalidad aumentar el bienestar personal y social” (Bisquerra, 2003) En este sentido, se encuentra que “para trabajar o para tratar esas intolerancias emocionales que se presentaron en las aulas de clase, el docente se debe… Nos debimos haber llenado de mucho amor y pasión por la carrera, porque la paciencia que se debió trabajar en los colegios frente a todas esas emociones de los niños, porque uno también se contagió de tristeza, de alegría, de llantos, de cómo enseñarles a ellos. A veces uno no maneja las propias emociones y toca enseñarle a otro individuo a manejar sus emociones” El criterio compartido, indica que como estudiantes en formación deben apropiarse de una serie de competencias emocionales que se asocian con su propia conciencia, su autonomía emocional y la capacidad para poder regular sus propias emociones y las de los demás, reconocen distintas emociones que pueden estar presentes durante el desarrollo de su actividad laboral, y como es crucial poder afrontarlas, reconocen a su vez que en ocasiones resulta difícil manejarlas, razón por la cual la educación emocional se constituye en un objetivo dentro de la formación docente, con el objetivo de superar la visión informal que puede tenerse sobre el valor de las emociones en los contextos de formación para llegar a una visión sistemática y rigurosa respecto al estudio y comprensión de las emociones en un referente más integral del ser humano en el marco de la sociedad que ha correspondido vivir en el tiempo actual. Morín (2020) advierte que la proliferación de la era digital ha llegado para quedarse, vistos como herramientas que poseen dos aristas, con capacidad para liberar o esclavizar, a la luz de este desafío, conviene no dejarse llevar por el optimismo desmesurado que supone ligar a las TIC como la herramienta o megamáquina que consiga abordar todos los problemas que atañen a la humanidad, y que se ha de ser cauteloso para evitar los riesgos cuyas implicaciones se abordan en referentes éticos, políticos y sociales que deben ser mediados por la inteligencia humana, con la complejidad que la caracteriza. En virtud de todo lo anterior, Morín (2020) hace referencia al Homo Complexus, donde es pertinente la combinación permanente de la razón y la pasión, en la que la afectividad humana ciertamente conduce a diferentes comportamientos y formas de ser tan únicas como complejas, que finalmente se traducen en lo imperioso de contemplar esas ambigüedades, lo inestable que puede ser una persona expuesta a una condición intempestiva y lo variable y adaptativo que a su vez es el ser en la que pone a prueba todas sus herramientas adaptativas a las realidades que cada vez constituyen mundos de diversidad, puerta de entrada a un mundo sensible y a su vez complejo. En este orden de ideas, de acuerdo a los descrito por las informantes, el conocimiento no debe ser reducido a una frialdad en el raciocinio, sino que este conocimiento debe estar provisto de sensibilidad, acorde a lo que refiere Morín (2020) que esta razón sensible debe afiliarse al amor, que como fuerza intersubjetiva, interconecta a los seres humanos, y los proviste de una condición de libertad de cara a ese principio de racionalidad compleja en el contexto de las relaciones humanas y, que en las escuelas genera transformaciones de todo orden, en cabeza de quienes educan a las generaciones que encararan los cambios que se avecinan o que ya están presentes en muchas circunstancias. Bajo esta mirada, en sintonía con la propuesta que la UNESCO define como un nuevo contrato social que garantice que la educación y sus fundamentos deben contemplar modelos pedagógicos que, integren la solidaridad y la cooperación como mecanismos articuladores que permitan la transformación del mundo, partiendo de las capacidades tanto de docentes como de estudiantes para trabajar juntos en un ambiente de seguridad que, ofrezca oportunidades de aprendizaje en contextos cada vez más tolerante con las diferencias, donde estas a su vez sean valoradas fomentando el aprendizaje de todas las partes involucradas. MOMENTO V Aproximación teórica. Preparando el producto. En este capítulo se exponen la argumentación teórica que emergió al culminar el ejercicio investigativo, en la que el proceso de teorización implica el compendio de la interpretación del fenómeno y su impacto en el quehacer investigativo del constructo estudiado, tal y como lo argumenta Martínez (2006) : El proceso de teorización utiliza todos los medios disponibles a su alcance para lograr la síntesis final de un estudio o investigación. Más concretamente este proceso tratará de integrar en un todo coherente y lógico los resultados de la investigación en curso, mejorándolo con los aportes de los autores reseñado en el marco teórico referencial después del trabajo de contrastación. (p. 278) En el marco de la crisis de la pandemia por COVID-19, se gestaron cambios en diversos ámbitos de desarrollo humano, la educación no estuvo exenta de estos, donde, de cara a la realidad derivada de ello, se proyectan desafíos que den respuesta a las necesidades evidentes en torno a la educación, retos que, según el informe de la UNESCO (2022) Reimaginar juntos nuestros futuros, un nuevo contrato social para la educación, arguye: La educación es la base para la renovación y transformación de nuestras sociedades. Moviliza el conocimiento para ayudarnos a navegar por un mundo cambiante e incierto. El poder de la educación reside en su capacidad de conectarnos con el mundo y con los demás, de hacernos avanzar más allá de los espacios que ya habitamos y de exponernos a nuevas posibilidades (p. 10) En este sentido, la educación debe cumplir con el llamado a realizar una transformación de las sociedades a partir de la conexión con las realidades que emergen en un mundo que cambia constantemente y en la que los educadores desempeñan un papel preponderante como líderes cuya responsabilidad va más allá de transmitir y facilitar conocimientos, puesto que deben reunir distintos elementos que contribuyan de una manera colaborativa al desarrollo de capacidades y competencias de sus estudiantes. Con referencia a lo anterior, se hace necesaria una educación que posibilite la adquisición y refuerzo de los valores, tales como la empatía, el respeto, la igualdad y la solidaridad, competencias socioemocionales que pueden facilitar el desarrollo de competencias cívicas y ambientales que son coherentes con el ejercicio de una ciudadanía responsable, condición necesaria para fomentar sociedades más justas y equilibradas que den cuenta de una reforma en los sistemas de valores que consigan la anhelada transformación de sus entornos, tal y como lo señala la UNESCO (2022) “La solidaridad, la compasión, la ética y la empatía deberían estar integradas en nuestra forma de aprender” (p. 64) Es evidente entonces, que una sociedad como la nuestra, en la que los conflictos y divisiones históricamente han permeado y afectado generaciones, requiere de referentes que permitan la adquisición de competencias emocionales que modelen nuevas maneras de empatizar, que fomenten la cooperación para afrontar las diferencias que pueden darse en el contexto de conflictos, que pueden ir desde sencillas rencillas interpersonales a complejidades propias de la naturaleza humana que ahonden en prejuicios que impactan de una forma u otra el desarrollo de una sociedad armónica. Por ello, las escuelas en un futuro inmediato precisan de un enfoque que se centre en el estudiante donde se fortalezca el desarrollo socioemocional, cognitivo y moral de una manera integral. Después de lo anteriormente expuesto, se debe considerar el papel de las escuelas que, como espacios vivos convergen diferentes realidades, tan complejas como el ser humano mismo. Si bien es cierto, la familia se constituye en el organismo primario de socialización y, por ende, en el primer espacio de aprendizaje emocional, no es menos cierto que la escuela desempeña un papel, más que relevante en ese mismo sentido. Con referencia a lo anterior, es de reconocer que en décadas anteriores el proceso de escolarización se daba de manera tardía, dado que permanecían en el seno de las familias

Esta pregunta también está en el material:

Competências Emocionais em Estudantes de Pedagogia
234 pag.

Pedagogia Vicente Riva PalacioVicente Riva Palacio

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