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Los yacimientos, y los fósiles que hay en ellos, datan de la época de la explosión cámbrica, un estallido repentino de diversidad que provocó la ev...

Los yacimientos, y los fósiles que hay en ellos, datan de la época de la explosión cámbrica, un estallido repentino de diversidad que provocó la evolución de criaturas muy diferentes y tremendamente complejas. Excepcionalmente, los fósiles conservan muchas características delicadas que normalmente se habrían perdido. Según la interpretación de Gould, los descendientes evolutivos de los fósiles de Burgess Shale se parecen más a una sabana llena de arbustos que a un único árbol. Sin embargo, los arbustos corresponden a especies que se han extinguido y no han llegado a nuestros días y, por lo tanto, no podemos reconstruirlos a partir de los datos que tenemos hoy. De hecho, Gould propone que la fauna de Burgess Shale contiene más filos, una de las unidades más grandes en las que se clasifican las formas de vida, de los que existen actualmente. Los humanos, por ejemplo, pertenecen al filo de los cordados, criaturas que desarrollan un notocordio cuando son embriones. Continuó deduciendo que la evolución de la humanidad implicaba un «accidente» al azar en la época de la explosión cámbrica. Pikaia, que entre la fauna de Burgess Shale es el mejor candidato a antepasado para todos los cordados, tuvo descendientes que sobrevivieron. No fue así con Anomalocaris, Opabinia, Nectocaris, Amiskwia y otros tantos organismos; cada uno representa un filo distinto y que ahora está extinguido, a pesar de que todas estas criaturas estuvieron coexistiendo en armonía y no parece que haya buenas razones para esperar que unas de ellas sobreviviesen y otras se extinguiesen. Ahora parece que Gould exageró sin querer las diferencias entre los fósiles que tuvo en cuenta, y muchos de ellos, de hecho, están relacionados con criaturas existentes, al contrario de lo que él pensaba. Sin embargo, también es cierto que muchos fósiles de Burgess Shale igual de desconcertantes no se han analizado por completo todavía, de modo que la teoría de Gould aún podría ser resucitada. En cualquier caso, si buscas un árbol, encontrarás un árbol, de manera que para algunas cuestiones tiene sentido no empezar asumiendo que el árbol existe. En una interpretación genética, el Árbol de la vida representa cómo los genes pasan de (organismos en) especies ancestrales a (organismos en) especies que son sus descendientes. Sin embargo, hay un segundo modo para los genes de pasar de un organismo a otro, lo descubrió en 1959 un equipo japonés. Lo que descubrieron fue que la resistencia a un antibiótico podía transmitirse de una especie de bacteria a diferentes especies. Este fenómeno se conoce como transferencia horizontal (o lateral) de genes, mientras que la transmisión de genes convencional a descendientes es llamada transferencia vertical. Los términos se derivan del habitual diagrama de árbol para la evolución, con el tiempo avanzando verticalmente y los tipos de especies horizontalmente, y no tienen otro significado. Pronto se hizo patente que la transferencia horizontal de genes está generalizada entre las bacterias y no es poco común en eucariotas unicelulares. Esto cambia el paradigma de la evolución entre dichas criaturas, porque introduce un modo diferente en el que el genoma cambia. El concepto clásico de cambios genéticos que surgen a través de mutaciones (incluyendo supresiones, duplicaciones y cambios totales, así como mutaciones puntuales) en el genoma de un organismo de una única especie debe ampliarse para permitir la inserción de segmentos de ADN de una especie diferente. Hay tres mecanismos principales para dicha transferencia: la célula puede que incorpore material genético ajeno a través de sus propias funciones, el ADN ajeno lo puede traer un virus o dos bacterias pueden intercambiar material genético («sexo bacteriano»). Hay también algunas evidencias de que eucariotas pluricelulares podrían haber sido receptoras de transferencias horizontales de genes en alguna etapa de su historia evolutiva. Los genomas de algunos hongos, en particular la levadura, contienen secuencias de ADN derivadas de bacterias. Lo mismo ocurre para especies particulares de escarabajos que han adquirido material genético de la bacteria Wolbachia, que vive dentro del escarabajo en un estado de simbiosis. Los áfidos contienen genes de hongos que les permiten fabricar carotenoides. El genoma humano incluye secuencias derivadas de virus. Estos efectos cambian con seguridad nuestra visión de cómo los cambios genéticos, una de las fuerzas motoras tras la evolución, pueden ocurrir. Dan a entender que en muchas criaturas la ascendencia genética involucra no solo a sus antepasados evolutivos obvios. Un número de biólogos han alegado que esto nos obliga a abandonar la metáfora del Árbol de la vida. Científicamente, esto no plantea grandes obstáculos, el Árbol de la vida no es sagrado y si la evidencia indica que es erróneo, debería descartarse. Entonces, nuestra visión de la evolución sería diferente, al menos en lo que se refiere a la metáfora estándar, ya que la ciencia con frecuencia progresa al revisar ideas anteriores. Así que, la transferencia horizontal de genes ¿echa por tierra la metáfora del Árbol de la vida? A simple vista, la respuesta parece que es «sí». La transferencia horizontal de genes puede presentar circuitos cerrados, uniendo dos ramas distintas del árbol habitual. Y entonces no es un árbol. Sin embargo, las ramas en el Árbol de la vida de Haeckel, y los cladogramas, representan cómo las especies se ramifican, bien históricamente, bien conceptualmente. No representa organismos individuales. La transmisión horizontal de genes traslada un fragmento de ADN de un organismo a otro. De modo que esta nueva unión no es una rama en el árbol de las especies. Una vaca se convierte en una vaca con un poco de ADN ajeno, pero es todavía una vaca. Por supuesto, el ADN ajeno afecta quizá a evoluciones en un futuro, pero eso llegará más tarde, si es que llega. En un diagrama con ramas conceptuales que muestran cómo los organismos o especies están conectados por los cambios en su ADN, la transferencia horizontal de genes agrega algunas conexiones extra que estropean la estructura del árbol, pero eso no

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