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monitores, supervivientes, todavía acertaron a mostrar el último mensaje. Apareció envuelto en los colores del arco iris, en los colores de las ban...

monitores, supervivientes, todavía acertaron a mostrar el último mensaje. Apareció envuelto en los colores del arco iris, en los colores de las banderas de toda la humanidad. “Darth Vader ¡Jamás podrás vencer a la Fuerza!” Era la rúbrica final de Rayodeluz. Mientras estrellaba monitores, Smith era plenamente consciente de dos cosas: la primera era que había perdido la batalla, y la segunda era que su sistema colapsaría inmediatamente. ¡Humanos1 estaba absolutamente en pie! Desde la plena normalidad, una nota en la página principal daba explicaciones. Era la misma que sería enviada a todos los medios de comunicación. Su contenido era: Durante prácticamente un día, nuestro sistema informático ha sufrido un gran ataque. De acuerdo con la opinión de nuestros técnicos, el ataque perseguía la destrucción total de nuestro sistema, sin que resulte exagerado indicar que su objetivo era literalmente nuestro exterminio. Solo la increíble capacidad de nuestros técnicos, a los que debemos mucho más que gratitud, ha posibilitado la victoria en lo que desde este momento consideramos ha sido una auténtica batalla por nuestra supervivencia. Naturalmente, no nos es posible conocer el origen del ataque, aunque algún rastro del mismo parece que apunta a un lugar indeterminado de la City londinense. Llamamos a todos nuestros miembros y a todos cuantos sabemos que nos apoyan a que celebren el día de hoy como el de un auténtico renacimiento de Humanos1. Aquí estamos y aquí seguiremos, unidos por la causa de la transformación. Por la causa de la humanización del mundo. Los caballeros Jedi, perfectamente entrenados por Rayodeluz, unieron su fuerza en el tramo final de la batalla, cuando ya solo el silencio reinaba en el sistema gemelo. Smith había reunido la mayor potencia de fuego jamás conocida, pero, juntos, ellos acababan de demostrar que poseían la mayor habilidad del universo. Antes que nada ni nadie pudiera hacer nada, arrasaron el sistema del banco de inversión que daba cobijo a la oscuridad. Había sido una idea de Rayodeluz, él mismo había estudiado sus defensas. “Podemos hacerlo y podemos hacerlo muy rápido”. Sí, había que dar pistas claras sobre el enemigo. Mencionar a la City en el comunicado fue una decisión unánime de las cinco únicas personas que, en Humanos1, lo sabían todo. Rayodeluz tuvo que entender que la naturaleza transparente de Humanos1 se veía decisivamente cuestionada si solo Claudio podía conocer lo que pasaba, pero rogó que el número de personas fuera muy, muy limitado, y lo fue: Claudio más su inmediato seguidor en el ranking y el siguiente, esto es, las tres primeras personas del ranking general más John y Laura. Todos estuvieron de acuerdo en que ella debía estar, aunque su posición en el ranking fuera la veinte en ese momento. Como también lo estuvieron en cederle a ella el diseño del aviso. Laura lo tuvo más que claro, para ella la María de Pueblo Verde y la mujer del cuadro de Delacroix eran la misma persona, por eso, ¡María sería capaz de guiar a Humanos1 hasta la victoria! ¡Y allí estaría! María simbolizaba a todas las mujeres del mundo, y eran las mujeres del mundo las que iban a liderar, con su obstinado empeño, la transformación. Ya lo estaban haciendo. Un gran banco de inversión de la City pasaba por momentos de extraordinario apuro. Su sistema informático había sido demolido, y solo gracias a la insólita ayuda de su competencia sostenía una mínima operativa, eso sí, tras dos días de absoluta inactividad. La pregunta que centenares de periodistas hacían era muy directa. ¿Tiene algo que ver el comunicado de Humanos1 con el colapso de su sistema? La rotunda negativa, reiterada una y mil veces, no convencía a nadie. La opinión pública ya había respondido a esa pregunta, y en sentido contrario. Quedó claro que el omnipotente sistema financiero internacional, o al menos una parte de él, había querido destruir a Humanos1. Aunque parecía imposible que llegará a ser más alto, el bramido de indignación tras el apaleamiento de Laura se multiplicó. Millones y millones de personas en todo el mundo sintieron la paliza y el ataque como algo propio, personal, y estaban dispuestas a responder de la misma forma, personalmente. A Claudio le resultaba imposible explicar lo que había sucedido, además debía proteger a Rayodeluz. Finalmente optó por emitir una nota a la atención de todos los miembros de Humanos1. Pese a que su naturaleza rechazaba el lenguaje bélico, no tuvo más remedio que recurrir a él para intentar la descripción, también utilizó para la misma su habitual tono intimista. La batalla por Humanos1 Me resulta imposible describiros lo que ha sucedido, carezco de conocimientos, y me temo que si alguien que sí los tuviera lo hiciera, los necesarios tecnicismos que tendría que utilizar lo harían muy poco entendible para la mayoría. Opto entonces por realizar una descripción que de fondo intenta reflejar lo acontecido, pero que no se corresponde técnicamente con ello. Disculpad la utilización, poco usual en mí, de un vocabulario un tanto bélico, pero tras darle muchas vueltas, no he encontrado otro más apropiado. El título de esta nota ya refleja eso. Advertidos, como siempre, por uno de nuestros miembros, de la posibilidad de un ataque a gran escala, contratamos los servicios de un experto en defensa informática. Me referiré a él como nuestro “capitán”, y aunque necesariamente anónimo por razones de secreto profesional, permitidme que mi primer ruego sea que Humanos1 guarde, por siempre, memoria de gratitud para él y su equipo. Nuestro capitán se convenció pronto de que sería imposible oponer resistencia frontal al ataque. La potencia de fuego del enemigo sería imparable y la batalla estaría perdida sin remedio. Dividió, entonces, a su equipo en tres grupos, cada uno con un gran objetivo muy concreto. El ataque final vino precedido de constantes escaramuzas que probaban nuestra resistencia, nosotros rechazábamos los ataques pero disimulando nuestra capacidad real de defensa. Se trataba de acostumbrar al enemigo a medir sus fuerzas siempre en la misma dirección, la de una posición que llamábamos la del “centinela”. Era vital que en el ataque el enemigo buscara al centinela como primera línea de defensa, y eso hizo. Sin dudarlo se adentró en nuestro sistema tras la estela del centinela. El primer equipo era el del centinela, esto es, el de la defensa del sistema. Su objetivo era perder la batalla oponiendo una durísima resistencia, muy superior a la esperada. El enemigo no atacaba con todo lo que tenía, reservaba fuerzas por si debía defenderse. La misión de este equipo era que, al final, no tuviera más remedio que atacar con todo lo que tuviera, sin reservar nada. Este equipo logró su objetivo. Un segundo equipo trabajó en la generación de un sistema gemelo de Humanos1: parecía igual en todo. Resultó tan igual que el enemigo no advirtió que el centinela había cambiado su posición. No estaba en el sistema de Humanos1, sino en el sistema gemelo. Tan pronto como el enemigo penetró en el sistema gemelo, este segundo equipo selló y “apagó” nuestro sistema, y además durante el día en que permaneció ajeno a toda mirada lo blindó de forma que ahora poseemos uno de los sistemas más seguros del mundo. Realizar esa tarea de blindaje sin tener el sistema expuesto parece que resulta muy importante. Este equipo también logró su objetivo. La misión del tercer equipo era la de contraatacar. Diseño y perfeccionó ese contraataque, pero además no dejó de aprender de la organización del enemigo durante el ataque. El resultado lo conocéis, cuando cayó sobre su sistema, la derrota absoluta ha resultado ser la de nuestro enemigo. Por supuesto, este equipo también logró su objetivo. Maniobra de distracción, defensa sólidamente fortificada y contraataque relámpago y fulminante. Si me dejáis hacer una última comparación, es la de que nuestro capitán merece ser nombrado el mejor jugador de ajedrez del mundo. ¿Qué hemos aprendido? Hemos aprendido que no solo tenemos enemigos, sino que esos enemigos están dispuestos a hacer que desaparezcamos. Contra eso sólo podemos oponer la fuerza de nuestra red, debemos crecer y crecer, redoblar el impulso de nuestro mensaje. Sólo un impresionante tamaño les hará desistir de su empeño, no podrán hacer nada contra millones de personas unidas en todo el mundo. Éste es el mensaje que quiero transmitiros: contra la oscuridad de nuestros enemigos, opongamos la fuerza de la inextinguible luz de la esperanza depositada en el corazón de millones y

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