Elizabeth rechazaba la idea de que Bingley no volviese; le parecía sencillamente una sugerencia de los interesados deseos de Caroline, y no podía s...
Elizabeth rechazaba la idea de que Bingley no volviese; le parecía sencillamente una sugerencia de los interesados deseos de Caroline, y no podía suponer ni por un momento que semejantes deseos, tanto si los manifestaba clara o encubiertamente, influyesen en el animo de un hombre tan independiente.
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