C apítulo. 1 :Li\' INT·ERDEPENDENCIA , " , EN, LA POLITICA MUNDIAL Vivimos en una era de interdependencia. Esta vaga afirmación ex- presa pobre)l1ente. un sobreentendido que, sin embargo" corres- ponde a un difundido sentimiento de que la propia naturalezá de la política rriundial está cambiando. El poder d~ las naciones - ,aquella secular piedra basal de analistas y estadistas- se ha tornado más elusivo: 1I10s cálculos de poder son más difíciles y engañosos de cuanto eran en otras épocas".l Aunque profunda- mente arraigado en la tradición clásica, Henry Kissinger ha seña- lado que lIel programa tradicional de los asuntos internacionales -el equilibrio entre las principales potencias" la seguridad de las naciones- ha ' dejado de definir nuestros peligros o nuestras posibilidades .. '. Estamos ingresando a una nueva , era. Los viejos modelos internacionales están desmoronándose; los viejos slogans carecen de sentido; las viejas soluciones son inútiles. El mundo se ha vuelto interdependiente en economía, en comunicaciones y , en el 'campo de las aspiraciones humanas".2 ¿Cuán profundos son los cambios? Una escuela moderna con- , sidera ,que las telecomunicaciones y los viajes en jet han creado una lIaldea global" y sostiene que' el crecimiento de los intercam- bios sociales y económicos está creando un 11 mundo sin fronte- ras".3 En mayor o menor medida, muchos investigadores consi- deran que en nuestra época el Estado territorial; figura dominante en la p9títica mundial durante ' cuatro siglos a partir de la finaliza~ ción déf feudalismo, 'está siendo eclipsado por actores no territo- riales~como las corpofaciones multinacionales, los movimientos sociales transnacionales y las organizaciones internaciona:~s'. Cor.lo , 1 Stanley Hoffmann, "Notes on the Elusiveness of Modem Power", Inter- .nationol Journal 30, p;rimavera de 1975, p. 184. , ' 2 "A New National Partnership", discurso del Secretario de Estado Henry A. Kissinger en Los Angeles, 24 de enero de 1975. News rel~e, Department of State, Bureau of Public Affairs, Office of Media Services, p. 1. " 3 Véase, por ejemplo, Lester R. Brown, World Without Borders: The Inter- dependence 01 Nations, Foreign Policy Association; Headline Series, Nueva York, 1972. ' 16 I ROBERT O. KEOH ANE y JOSEPH S. NYE señalaba un economista, Hel Estado. está casi acabado como una unidad económica".4 Los tradicionalistas so.stienen que esas afirmaciones ' son Hglo- balmente" infundadas. Comprueban que existe una continuidad en la política mundial. La interdependencia militar siempre ha exis- tido y el poder militar es aún importante en la política mundial · --como lo. prueban la disuasión nuclear y las guerras de Vietnam, del Medio. Oriente y de IRdia y Paquistán, la influencia soviética en Europa Oriental o la norteamericana en el Caribe-. Más aún, como lo. ha denlostrado la Unión Soviética, los Estados autoritarios pueden, en gran medida, controlar las telecomunicaciones y los intercambios sociales que consideran inconvenientes para sus inte- reses. Incluso. Estados pobres y débiles han sido capaces · de na- cionalizar corporaciones multinacionales; por todo ello, lo.S nacio- nalistas po.nen en duda que estemos asistiendo a la extinción del . Estado-nación. Ni los modernistas ni los tnidicionalistas disponen de una ade- cuada estructura para la comprensión de la po.lítica de la inter- dependencia global.s Lo.S modernistas señalan co.rrectamente los cambios fundamentales que están o.curriendo., pero. a menudo su- ponen, sin un análisis suficiénte, que los avances · tecnológicos y los aumentos en los intercambios sociales y eco.nómicos llevarán a un . nuevo mundo. en el que el Estado. -y su control de la fuer- za- ya no habrá de ser importante.6 Los tradicio.nalistas so.n adic- tos a mostrar los defecto.s de la perspectiva modernista in~istiendo en la perduración de la interdependencia militar; pero les es muy difícil interpretar con precisión · la actual y multidimensional in- terdependencia económica, social y ecológica. Nuestra tarea en este libro no consiste en argumentar en favor de las posicio.nes modernistas o tradicionalistas. Dado que nuestra época está signada tanto por la co.ntinuidad como por el cambio, ello sería algo po.CO fructífero. Nuestro. objetivo apunta, más bien, a proporcionar los medios para refinar y armonizar la sabiduría que pueda existir en ambas posiciones, mediante el desarrollo. de una estructura teórica coherente para el análisis po.lítico. de la in- terdependencia. Desarrollaremos varios mo.delos diferentes, pero. potencialmente complementarios, un conjunto. de herramientas in- telectuales para comprender la realidad de la interdependencia en la política mundial co.ntemporánea. Y, lo que es igualmente impor- tante, intentaremos explDrar las condiciones bajo. las que cada . modelo. tendrá mejores probabilidades de producir predicciones precisas y explicaciones satisfactorias. La política mundial con- 4 Charles Kindleberger, American Business Abroad, Yale University Press, New Haven, 1969, p. 207. 5 Las expresiones son tomadas de Stanley Hoffmann, HChoices", Foreign Policy 12, otoño de 1973, p. 6. 6 Por ejemplo, véase Robert Angell, Peace on the March: Transnational Participation, Van Nostrand. Nueva York, 1969. LA INTERDEPENDENCIA EN LA POLÍTICA MUNDIAL I 17 temporánea no es una tela sin costuras; es un tapiz confeccionado con diversas relaciones. En un mundo así, un solo modelo no puede explicar todas las situaciones. El secreto para llegar a la comprensión reside en saber cuál enfoque --o combinación de enfoques- debe emplearse para analizar cada situación. Nunca habrá nada que reemplace el análisis cuidadoso de las situacio- nes reales. Pero la teoría es ineludible; todos los análisis emplrICOS o prácticos descansan en ella. Los ejecutores de políticas pragmáti- cos pueden' pensar que no necesitan prestar mayor atención a las disputas teóricas sobre la naturaleza de la política mundial de la que prestarían a las disputas escolásticas medievales sobre la can- tidad de árigeles que podían brincar en la punta de un alfiler. Sin embargo, el pensamiento académico incide en los estadistas, con profundo resultado para la política. No sólo son los "hombres prácticos que se creen muy a ~alvo de cualquier influencia' inte- lectual", cautivos inconscientes de concepciones creadas "por al- gún escriba académico pocos años antes", sino que los escribas han estado desempeñando un rol directo en la conformación de la política externa.7 Conceptos inadecuados y percepciones erróneas de la política mundial pueden conducir directamente a una ina- propiada -y aun a una desastrosa- política nacional. Fundamentación y racionalización, presentación sistemática y simbolismo, son operaciones que se han entrelazado tanto que es difícil, aun para los propios formuladores de políticas, desenmara- ñar la realidad de la retórica. Las teorías tradicionales y clásicas de la política mundial hablaban de un potencial "estado de guerra" en el que el comportamiento de los Estados se 'encontraba domi- nado por el constante peligro de un conflicto militar. Durante la guerra fría, especialmente durante la primera década que siguió a la segunda guerra mundial, esta concepción, denominada, por sus creadores como IÍrealismo político", consiguió amplia acepta- ción por parte de estudiosos y ' practicantes de las relaciones in- ternacionales, tanto en Europa como en Estados Unidos.8 En la década del '60, muchos otros agudos observadores que aceptaban el enfoque realista lentamente comenzaron a percibir el desarrollo de nuevos caminos que no se centraban en los aspeétos de segu- 7 John Maynard Keynes, The General Theory 01 Employment, Interest and Money, Macmillan, Londres, 1957, p. 383. 8 Para la clásica fonnulación contemporánea de realismo político, véanse los trabajos de Hans J. Morgenthau, particulannente Politics Among Nations: The Struggle lor Power and