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Ediciones Universidad Santo Tomás Gonzalo Chávez Contreras E to lo g ía c lí n ic a v e te r in a r ia d e l p e r r o . G u ía p r á c ti c a d e a b o r d a je p a r a m é d ic o s v e te r in a r io s G o n z a l o C h á v e z C o n tr e r a s Etología clínica veterinaria del perro. Guía práctica de abordaje para médicos veterinarios Gonzalo Chávez Contreras Editor Médico veterinario de la Universidad Santo Tomás. Ha dedicado su desa- rrollo a la docencia universitaria y el estudio del comportamiento animal. El año 2005 realizó una pasantía de perfeccionamiento en Etología Clíni- ca Veterinaria en la Universidad Na- cional Autónoma de México. El año 2008 obtuvo su grado de Magíster en Ciencias Veterinarias en la UST y con- tinuó luego su capacitación en el área de la conducta a través de la realiza- ción de un Máster en Etología Clínica en la Universidad Autónoma de Bar- celona. Su interés permanente por consolidar y posicionar esta área de especialidad en nuestro país, lo llevo, junto a un grupo de colegas a formar la Asociación de Etología Clínica Ve- terinaria de Chile, gremio que actual- mente preside, transformándose de este modo en uno de los referentes en nuestro país, en lo que a trastor- nos del comportamiento de perros y gatos se refiere. El Dr. Chávez, ade- más, participa permanentemente como charlista en cursos, congresos y seminarios nacionales y extranje- ros. A partir de esas experiencias es que plasma y comparte en este libro la información que sin lugar a dudas resultará ser un aporte al desarrollo de la clínica veterinaria. Este libro pretende transformarse en una guía de apoyo práctico al médi- co veterinario generalista, que a diario debe abordar casos relacionados con alteraciones de la conducta. Este tipo de problemas son, sin lugar a dudas, parte importante de la casuística diaria de una clínica veterinaria y frente a ello, los médicos veterinarios confiesan estar poco preparados para realizar diagnósticos, pronósticos, tratamientos y menos aún reali- zar programas de prevención. Es así como a partir de este texto se podrá clarificar una serie de incógnitas que surgen al momento de enfrentarse a un paciente con trastornos de la conducta, realizar la primera orientación a los propietarios y entregar las directrices o bien derivar con un especia- lista. El profesional encontrará las alteraciones más comunes diagnosticadas por profesionales nacionales, generalistas y especialistas. Sin embargo, solo se aborda al perro como paciente, y se espera que en un futuro poda- mos ofrecer un texto equivalente, pero dirigido a los gatos. Este libro corresponde a la primera publicación nacional y universitaria que trate conceptos de etología clínica y bienestar animal en animales de compañía publicado en Chile, donde han participado profesionales espe- cialistas de México, Colombia, Perú, España y Chile. Otros libros de Ediciones Universidad Santo Tomás Facultad de Derecho DISPOSICIÓN SOBRE LA VIDA HUMANA Y PRINCIPIOS CONSTITUCIONALES: ANÁLISIS DEL CASO CHILENO Ángela Vivanco EDUCACIÓN E INSERCIÓN LABORAL PARA MENORES RECLUIDOS EN CENTROS PENITENCIARIOS Rodrigo Alejandro Ruiz Godoy Facultad de Ciencias Sociales ESTRATEGIAS PARA ABORDAR LA INTERVENCIÓN GRUPAL EN PSICOLOGÍA: DISEÑO, TÉCNICAS Y EXPERIENCIAS PRÁCTICAS Jade Ortiz - Gabriela Capurro LIDERAZGO COMUNITARIO Y CAPITAL SOCIAL: UNA MIRADA DESDE EL CAMPO BIOGRÁFICO María Isabel Reyes Facultad de Ciencias MANEJO EN CAUTIVERIO DE LA RANA GRANDE CHILENA CALYPTOCEPHALELLA GAYI (DUMÉRIL AND BRIBON, 1841) Claudia Vélez Facultad de Recursos Naturales y Veterinaria NECROPSIA EN PECES: UNA GUÍA DE PROCEDIMIENTOS Víctor Alvarado ISBN 978-956-7946-23-5 Etología clínica veterinaria del perro Gonzalo A. Chávez Contreras Etología clínica veterinaria del perro Guía práctica de abordaje para médicos veterinarios Etología clínica veterinaria del perro. Guía práctica de abordaje para médicos veterinarios. Primera edición: enero de 2014 © Gonzalo A, Chávez Contreras, 2014 Registro de Propiedad Intelectual Nº 231.048 © Ediciones Universidad Santo Tomás Avenida Ejército 146, Santiago Dirección de Investigación y Postgrado Contacto: iespinoza@santotomas.cl Producción editorial: RIL editores Tel. Fax. (56-2) 2238100 ril@rileditores.com • www.rileditores.com Impreso en Chile • Printed in Chile ISBN 978-956-7946-23-5 Derechos reservados. Índice Resumen 17 Agradecimientos 19 Prólogo 21 Introducción 23 I.- Conceptos generales y epidemiología de los problemas de comportamiento en perros 27 Gonzalo Chávez Contreras y María José Ubilla Carvajal Problemas de comportamiento 29 Factores que predisponen a los problemas conductuales 30 Prevalencia de problemas conductuales 30 Características demográficas de la población canina en Chile 33 Determinación de la frecuencia de trastornos comportamentales en caninos, diagnosticados en clínicas veterinarias de la Región Metropolitana 35 Descripción de los médicos veterinarios encuestados 35 Agresividad 37 Síndrome de ansiedad por separación (SAS) 39 Eliminación inadecuada 40 Fobias 41 Frecuencia de alteraciones de la conducta en perros atendidos en clínicas veterinarias que cuentan con un servicio de etología 41 Caracterización de los pacientes que acuden a la consulta etológica 42 Caracterización del entorno y propietarios 45 Determinación de trastornos del comportamiento 46 Relación entre los trastornos conductuales y las características del entorno y propietarios 49 Referencias bibliográficas 55 II.- Comunicación en el perro 59 Francisco Javier de Miguel Águeda Un cazador social como compañero 59 Comunicación táctil 60 Comunicación visual 61 Las marcas corporales 61 El lenguaje de la cola 65 Comunicación acústica 67 Comunicación a corta distancia 67 Comunicación a larga distancia: ladridos y aullidos 69 Comunicación química 71 Inspección olfativa y comportamiento social 71 El marcaje oloroso 75 La defensa del territorio 75 El lenguaje de la orina 77 Excrementos, rascaduras y frotamientos 78 Referencias bibliográficas 79 III.- Semiología comportamental y abordaje del propietario 83 Ana Patricia Herrera Espinoza Comportamientos centrípetos 92 Comportamientos centrífugos 95 Comportamientos mixtos 97 Referencias bibliográficas 99 IV.- El estrés en el perro doméstico 101 Jaume Fatjó Ríos El estrés: algunos conceptos básicos 101 Causas habituales de estrés en el perro 106 Prevención de problemas de estrés 110 Medidas de manejo 110 Terapias biológicas 113 Feromonas sintéticas 113 Psicofármacos 114 Nutracéuticos 115 Referencias bibliográficas 116 V.- Trastornos ansiosos en el perro 117 Moisés Heiblum Frid Bases neuroanatómicas y fisiológicas de los estados ansiosos 117 Estructuras nerviosas implicadas 118 Síndrome de ansiedad por separación (SAS) 121 Diagnóstico en perros 122 Causa primaria 123 Diagnósticos diferenciales 124 Tratamiento 124 Neurofisiología, diagnóstico y tratamiento de fobias comunes 128 Tratamiento 130 Trastorno obsesivo compulsivo (TOC) 133 Referencias bibliográficas 136 VI.- La agresividad en el perro doméstico 141 Jaume Fatjó Ríos Introducción a los problemas de agresividad 141 Clasificación de la agresividad en medicina del comportamiento 143 Diagnóstico de problemas de agresividad canina 144 Agresividad anormal o patológica 145 Agresividad hacia los miembros de la familia 147 Etiología y caracterización clínica de los problemas de agresividad hacia las personas de la familia 147 La controversia de la dominancia 149 Tratamiento de la agresividad hacia las personas de la familia 150 Análisis de riesgo en casos de agresividad 151 Referencias bibliográficas 154 VII. Problemas de eliminación inapropiada en el perro Gonzalo Chávez Contreras y María José Ubilla Carvajal Conducta de baño y aprendizaje 155 Diagnóstico de problemas de eliminación 160 Orina por sumisión y excitación 161 Marcaje territorial162 Manejos complementarios 165 Eliminación de heces 168 Referencias bibliográficas 168 VIII.- Técnicas de modificación de la conducta Gonzalo Chávez Contreras Observación y aprendizaje 171 Tipos de aprendizaje 173 Habituación y sensibilización 177 Condicionamiento y refuerzos 177 Castigo 178 Efecto ambiental 180 Comando sentado 181 Desensibilización sistemática (DSS) 183 Contra condicionamiento (CC) 184 Extinción 185 Uso de aversivos 185 Inundación 186 Reubicación del animal 187 Cirugía 187 Uso de fármacos 187 Instrumentos complementarios 189 Referencias bibliográficas 190 IX.- Prevención de trastornos del comportamiento 191 Claudia Edwards Patiño Desarrollo del sistema nervioso 192 Periodos sensibles 193 Gestación 193 Neonatos 194 Transición 195 Socialización 195 De la 7ª-8ª semana hasta los 3 meses de edad 197 Procedimiento para la socialización en la clínica 198 La adquisición de la limpieza 199 De los 3 a los 4 meses de edad 203 De los 4 meses a la pubertad 203 Pubertad 203 La consulta en la pubertad 205 Referencias bibliográficas 206 X. Enriquecimiento ambiental 209 María José Ubilla Carvajal Objetivos del enriquecimiento ambiental 211 Evidencias científicas sobre efectos del enriquecimiento ambiental 214 Tipos de enriquecimiento ambiental 217 Discusión sobre enriquecimientos ambientales utilizados en perros domésticos 220 Enriquecimiento social 220 Enriquecimiento nutricional 224 Enriquecimiento físico 225 Enriquecimiento ocupacional 227 Enriquecimiento sensorial 229 Estimulación olfativa 229 Estimulación auditiva 231 Enriquecimiento cognitivo 231 Referencias bibliográficas 234 XI.- Eutanasia y duelo 239 Néstor Calderón Maldonado y Ana Patricia Herrera Espinoza Conceptos generales y tanatología 240 Generalidades sobre calidad de vida 242 Medicina de cuidados paliativos y los hospicios para el tratamiento compasivo de los pacientes 243 Enfermedad y emociones humanas 244 Medicina veterinaria y vínculo humano-animal 244 Cómo dar malas noticias en medicina veterinaria 246 Atención del cliente afligido 251 Eutanasia y duelo 251 Duelo 254 La despedida 255 Reemplazar la mascota 255 Etapas del duelo 256 Duelo en animales 259 Manejo del duelo en animales 259 Referencias bibliográficas 261 Apéndice Fotográfico 263 13 Editor Gonzalo Chávez Contreras (Chile) Médico veterinario de la Universidad Santo Tomás, Santiago, Chile. Magíster en Ciencias Veterinarias de la UST. Máster en Etología Clínica de la Universidad Autónoma de Barcelona, España. Perfeccionamiento en Etología Clínica en la Universidad Nacional Autónoma de México. Desde el año 2006 se desempeña como jefe de carrera de la Escuela de Medicina Veterinaria de la UST, Viña del Mar. Actual presidente y fundador de la Asociación de Etología Clínica Veterinaria de Chile. Colaboradores Ana Patricia Herrera Espinoza (Perú) Médica veterinaria de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y psicóloga de la Universidad Particular Inca Garcilaso de la Vega. Es- pecializada en Etología Clínica. Presidenta de la Asociación Veterinaria Latinoamericana de Zoopsiquiatría. Diplomada de hecho y secretaria del Colegio Latinoamericano de Etología Clínica Veterinaria. Docente universitario a nivel de pregrado y postgrado en facultades de Medi- cina Veterinaria y Zootecnia y del pregrado en Psicología Humana, Lima, Perú. Claudia Edwards Patiño (México) Médica veterinaria zootecnista y Maestría en Ciencias por la FMVZ- UNAM. Diplomada en Bioética. Ha impartido las materias de Compor- tamiento, Manejo y Bienestar Animal, Bioética y Zootecnia de Perros y Gatos. Realiza consulta privada en medicina de la conducta desde hace doce años. Ha sido ponente en diversos congresos nacionales e internacionales tales como WASAVA e ISAE. Cuenta con diversas publi- caciones, tanto en revistas de divulgación como en revistas indexadas. Gonzalo A. Chávez Contreras 14 Jaume Fatjó Ríos (España) Licenciado en Veterinaria por la Universitat Autònoma de Barcelona, España. Doctor en Veterinaria por la Universitat Autònoma de Barce- lona. Diplomado por el European College of Animal Welfare and Be- havioural Medicine, subespecialidad de Medicina del Comportamiento. Especialista europeo certificado en Etología Clínica de Animales de Compañía. European Certified Veterinary Specialist in Behavioural Medicine. Profesor asociado del Departament de Psiquiatría y Medicina Legal de la Universitat Autònoma de Barcelona. Director de Ethogroup, Instituto de Etología Clínica y presidente del European College of Animal Welfare and Behavioural Medicine desde noviembre de 2011. Francisco Javier de Miguel Águeda (España) Licenciado en Biología por la Universidad Complutense de Madrid, España. Doctor en Biología por la Universidad Autónoma de Madrid. Profesor titular de Zoología en el Departamento de Biología de la Universidad Autónoma de Madrid desde 1989, donde imparte clases de Zoología y Comportamiento Animal. Su investigación, plasmada en diversas publicaciones, se ha centrado en el comportamiento y comu- nicación de los mamíferos, en especial los cánidos y otros carnívoros. María José Ubilla Carvajal (Chile) Médica veterinaria de la Universidad de Chile. Magister en Etología Clínica Veterinaria y Bienestar Animal, Universidad Complutense de Madrid. Doctor © en Comportamiento Animal y Humano de la Univer- sidad Complutense de Madrid. Docente de Etología y Bienestar Animal, Escuela Medicina Veterinaria, Facultad de Ecología y Recursos Natu- rales, Universidad Andrés Bello, Santiago, Chile. Expositora nacional e internacional en diversos cursos de perfeccionamiento profesional, congresos y conferencias relacionados con el área. Vicepresidenta de la Asociación de Etología Clínica Veterinaria de Chile. Etología clínica. Guía práctica de abordaje para médicos veterinarios. 15 Moisés Heiblum Frid (México) Médico veterinario zootecnista de la Universidad Nacional Autónoma de México. Especializado en la Universidad de Georgia, EE.UU., en medicina del comportamiento. Realizó una estancia en la Universidad Autónoma de Barcelona en la especialidad de medicina del comporta- miento en perros y gatos. Miembro del comité editorial del Journal of Veterinary Behavior, clinical applications and research. Socio fundador del Colegio Latinoamericano de Etología Clínica Veterinaria y secre- tario de la Asociación Veterinaria Latinoamericana de Zoopsiquiatría. Catedrático de etología veterinaria y jefe del servicio de Etología Clínica del Hospital de Pequeñas Especies de la UNAM. Néstor Alberto Calderón Maldonado (Colombia) Médico veterinario de la Universidad de La Salle, Colombia. Diplo- mado en Bienestar animal, Cambridge e-Learning Institute, Inglaterra. Diplomado en Medicina, Cirugía y Zootecnia de Perros y Gatos de la Universidad Nacional Autónoma de México, México. Diplomado en Etología Clínica Veterinaria y Bienestar de Pequeños Animales, Univer- sidad de Ciencias Aplicadas y Ambientales, Colombia. Especializado en Bioética en la Universidad El Bosque, Colombia. Especializado en Medicina Homeopática, Asociación Médica Homeopática Argentina, Argentina y Homeopatía Veterinaria, Fundación Instituto Colombia- no de Homeopatía «Luis G. Páez», Colombia. Actual Vicepresidente de la Asociación Veterinaria Latinoamericana de Zoopsiquiatría y Coordinador Ejecutivo del Instituto Técnico de Educación y Control Animal - ITEC de Brasil. 17 Resumen Este libro pretende transformarse en una guía de apoyo práctico al médico veterinario generalista, que a diario debe abordar casos rela- cionados con alteraciones de la conducta en sus pacientes. Este tipo de problemas son, sin lugar a dudas, parte importante de la casuística diaria de una clínica veterinaria y, frente a ello, los médicos veterinarios confiesan estar poco preparados para realizar diagnósticos, pronósticos y tratamientos, menos aún para desarrollar programas de prevención. Es así como, a partir de este texto, esperamos que puedan clarificar una serie deincógnitas que surgen al momento de enfrentarse a un paciente con trastornos de la conducta, realizar la primera orientación a los propietarios y entregar las directrices o bien derivar con un especialista. El profesional encontrará las alteraciones más comunes diagnos- ticadas por profesionales nacionales, generalistas y especialistas. Sin embargo, como paciente solo se aborda al perro. Este libro corresponde a la primera publicación nacional y uni- versitaria que trate conceptos de etología clínica y bienestar animal en animales de compañía publicado en nuestro país, y en él han participado profesionales especialistas de México, Colombia, Perú, España y Chile. 19 Agradecimientos A lo largo de los años, y en la medida en que me he ido enfrentando a diversas experiencias y desafíos profesionales y personales, he conocido personas que me han apoyado e incentivado a perfeccionarme, innovar y enseñar. A ellas debo agradecer. Agradezco a los autores colaboradores, quienes, desde distintos rincones del mundo, han compartido desinteresadamente sus conoci- mientos en pro del desarrollo de la medicina veterinaria. A las familias que han confiado en mí la salud mental y el bienestar de sus mascotas. A mis padres, por el apoyo permanente desde un inicio. Muy especialmente a Claudia, esposa y cómplice en la aventura del estudio del comportamiento. Por último, no puedo olvidar a mis mascotas, que han colaborado con su enseñanza y compañía durante largas jornadas de trabajo. 21 Prólogo La etología como ciencia básica interesada en el estudio, comprensión y explicación de la conducta animal, ofrece, a nosotros, los médicos veterinarios, un conocimiento esencial para el manejo, diagnóstico y tratamiento de los animales. Hoy, la ciencia nos muestra que los anima- les son seres con capacidades cognitivas, emocionales y mentales que no reconocíamos suficientemente e, incluso, son definidos por varias legislaciones en el mundo como seres sintientes que, al ser conscientes, pueden sufrir. Es por esto que la sociedad en su conjunto reconoce nuestras obligaciones morales hacia los animales, donde el cuidado ofrecido trasciende lo meramente orgánico. Es menester de las personas y deber de los profesionales garantizar el bienestar de los animales, apropiando un enfoque más integral de la atención veterinaria de los perros y los gatos. En otras palabras, su salud física no puede estar separada de su salud mental. Es aquí donde la etología clínica veterinaria, la zoopsiquiatría o la medicina del comportamiento, representa una de las especialidades con mayor avance y desarrollo en la profesión, justificada además por los miles de animales que son abandonados en las calles por comporta- mientos que los hacía indeseables o las centenas de eutanasias realizadas en animales cuyos comportamientos colocaban en riesgo la seguridad de las personas y la tranquilidad de la comunidad. Desconociendo, muchas veces, las posibilidades de prevención, diagnóstico médico, Néstor A. Calderón M. 22 terapia comportamental y rehabilitación (resocialización) que podrían haberse implementado, evitando su abandono, maltrato o eutanasia. Por otro lado, contamos con el reconocimiento social del rol am- pliado que los animales cumplen en la cultura humana, en la comunidad y en la familia, en donde, más allá que simples animales, son miembros de un grupo humano, amigos, compañeros. Por esto, la especialidad está comprometida en la promoción de estilos de vida y relaciones saludables entre los seres humanos, los animales de compañía y el entorno social donde estos se encuentren. Esta publicación, ibero y latinoamericana, ofrece un compendio de estudios, investigaciones, revisiones y experiencias clínicas que apor- tan al conocimiento internacional en esta especialidad y promulgan el importante papel que los especialistas están ofreciendo al mundo. Néstor A. Calderón M. Médico veterinario especialista en Etología, Bioética y Bienestar Animal Vicepresidente Asociación Veterinaria Latinoamericana de Zoopsiquiatría Bogotá, Colombia, 2013. 23 Introducción ¿Se han preguntado, alguna vez, cómo ven, olfatean, oyen y sienten los animales? Entre animales, tenemos un nivel de desarrollo de los órganos de los sentidos tan distinto, que en ocasiones resulta prácticamente imposible empatizar con la forma en la que otros animales perciben el mundo y aquí comienza, por lo tanto, el problema. Para lograr establecer un nivel óptimo de comunicación entre dos individuos, la clave está en reconocer cómo se desenvuelve en su medio. Nuestra incapacidad de ponernos en el lugar de un perro hace que el canal de comunicación sea disfuncional. Además, el ejercicio se vuelve más complejo al considerar las más de 300 razas de perros con las que nos podemos enfrentar puesto que, a su vez, cada una de ellas tiene un carácter, un temperamento, conductas heredadas, efectos ambientales, efectos maternos, entre otros, que van a condicionar la forma en la que se comportan. El resultado de todas estas posibles combinaciones y las interpretaciones erradas frente a determinados mensajes favorecerá la aparición de problemas de comportamiento. No podemos olvidar que el perro se comunica con nosotros de la misma manera como lo hace con sus conespecíficos pues, producto de la domesticación, nos percibe como iguales. Sin embargo, factores como el desarrollo de la civilización, reproducción forzada y desco- nocimiento sobre la conducta normal del perro, pueden desencadenar problemas en la relación entre el perro y el ser humano. A lo largo del siglo XX, la etología y la psicología han evolucio- nado por separado (Richards, 1987, citado por Shettleworth, 2001). Gonzalo A. Chávez Contreras 24 La etología comenzó su desarrollo en Europa gracias al trabajo de los zoólogos, mientras que el estudio de la psicología animal comenzó en Norte América. Los etólogos se enfocan principalmente en la teoría evolutiva y conductas innatas de los animales silvestres, mientras que los psicólogos estudian los comportamientos aprendidos de unas pocas especies en el laboratorio, oponiéndose, muchas veces, a los pensamien- tos o posturas relacionadas con los procesos evolutivos (Gales, 1998, citado por Shettleworth, 2001). La etología se refiere al estudio del comportamiento animal en su ambiente natural (Heiblum y col., 2005). Uno de sus principios funda- mentales es que la conducta, al igual que cualquier otra característica de los seres vivos, es fruto de la evolución y ha sido, por tanto, modificada por la selección natural. Utiliza la metodología observacional y tiene mucho de ciencia interdisciplinaria, en la que interactúan, entre otros: la biología, la zoología, la fisiología, la psicología, la antropología, la ecología, la neurobiología y la genética (Manteca, 2003). La conducta de los animales siempre ha sido motivo de interés, especialmente por razones de tipo práctico. Sin embargo, es una ciencia relativamente joven. Los animales (incluido el hombre) están envueltos en una relación compleja y vital con miembros de su misma especie, de otras especies y con el entorno. Nuestra supervivencia ha dependido en gran medida de la capacidad de conseguir alimentos y escapar de los depredadores, por lo que no debería sorprender que históricamente nos haya interesado el comportamiento animal (Drickamer, 2000). Es primordial que los médicos veterinarios asumamos el impor- tante papel que jugamos, ayudando a nuestros clientes a entender el comportamiento canino normal, tratando los problemas de compor- tamiento y dirigiendo a los dueños hacia los recursos adecuados para el entrenamiento de sus perros. Por esto, desde que los dueños obtie- nen sus mascotas, o incluso antes, el veterinario puede y debe ofrecer consejos para ayudar a prevenir dichos problemas (Landsberg, 2002). Una de las aplicaciones de la etología es la denominada «etología clínica», que corresponde a una rama de la medicinaveterinaria que se encarga de la prevención, diagnóstico y tratamiento de los tras- tornos de la conducta en animales (Overall, 1997; Ibáñez, 2002). La importancia de la etología en el ejercicio de nuestra profesión se ha hecho cada vez más patente debido a que, en la medida que la relación Etología clínica. Guía práctica de abordaje para médicos veterinarios. 25 mascota-hombre se hace más estrecha, aumentan las posibilidades de trastornos en el comportamiento de los animales. Esto puede estar dado por la modificación de su ambiente natural o porque tratamos de adaptar sus costumbres a las nuestras (Gerzovich, 1998).En segundo lugar, el estudio del comportamiento animal es una herramienta útil en el diagnóstico de enfermedades, ya que muchas de ellas provocan cambios de conducta. En tercer lugar, el perro doméstico no es solo un animal de compañía, sino que desempeña un papel importante como animal de trabajo. La utilización del perro en tareas tan variadas como la vigilancia y conducción de rebaños, la asistencia a discapacitados y la búsqueda de personas u objetos, depende principalmente de las características de su comportamiento (Manteca, 2003). 27 i.- Conceptos generales y epidemiología de los problemas de comportamiento en perros Gonzalo Chávez Contreras y María José Ubilla Carvajal Es un hecho bien sabido que una parte importante de los problemas de comportamiento terminan por causar el abandono de la mascota o incluso su muerte. Revertir esta tendencia es ciertamente responsabili- dad de equipos multidisciplinarios liderados por médicos veterinarios. Existen varias razones por las cuales el veterinario debería compro- meterse con el asesoramiento de la conducta. Primero, para satisfacer las necesidades conductuales de sus pacientes a través de normas que incluyan conceptos de bienestar animal; y segundo, porque, para los propietarios, este tipo de asesoramiento resulta atractivo, transformán- dose en una vía de ingreso para la clínica. Los trastornos del comportamiento son comunes en perros y gatos, y los médicos veterinarios se ven regularmente enfrentados a ellos; lo que los obliga a tratarlos sin que necesariamente tengan la preparación académica para hacerlo. Muchas veces la causa del conflicto dentro de una familia es precisamente un problema conductual del animal, justificando, de esta forma, su atención (Hart y Hart, 1985). Esto genera estrés en el entorno familiar, castigos inadecuados y destrucción del vínculo entre las personas y sus mascotas. La posibilidad de abordar y resolver estos problemas no solo beneficia a los pacientes y sus familias sino que a todo el equipo veterinario, ya que supone un mejor servicio y fidelización del cliente. Por lo tanto, el bienestar Gonzalo A. Chávez Contreras 28 físico no es la única característica importante de un paciente sano. El estrés o la ansiedad crónica pueden contribuir a los problemas físicos; de la misma forma, los problemas físicos pueden causar o afectar a los problemas relacionados con la ansiedad (Seibert y Landsberg, 2008). Si poseemos los conocimientos biológicos, fisiológicos, patológicos y farmacológicos, entonces habrá que sumar los conceptos básicos de etología clínica para ser capaces de asesorar de manera clara y opor- tuna a nuestros clientes. Para ello, por cierto, es necesario ser capaz de diferenciar cuándo estamos enfrentados a una conducta propia de la especie, o bien presenciamos una alteración de la conducta. Nikolaas Timbergen (uno de los padres de la etología), planteó que debíamos descomponer el comportamiento en elementos sencillos de interpretar y recién así podríamos determinar cuál era el etograma (inventario de conductas) de la especie en cuestión. Por lo tanto, cada vez que pre- tendemos analizar un comportamiento, por más simple que parezca, deberíamos plantearnos las siguientes interrogantes antes de sacar una conclusión: 1.- ¿Qué es lo que desencadena y finaliza la conducta? Hace re- ferencia a la motivación del individuo para realizar la acción. 2.- ¿De qué manera ha cambiado dicha conducta a lo largo de la vida? Se refiere a la ontogenia del comportamiento. Es decir, los cambios que se producen a lo largo de la vida del individuo. 3.- ¿En qué medida aumenta la eficacia biológica? Se relaciona con el aumento de la fertilidad o capacidad de procrear entre los individuos que realizan la conducta versus los que no lo hacen. 4.- ¿De qué forma ha evolucionado dicho comportamiento? Cómo ha cambiado a lo largo de la evolución de la especie. Por lo tanto, debemos capacitarnos para abordar de manera correcta nuestras observaciones, ya que los seres humanos tendemos a interpretar el comportamiento de otras especies con referencias a nuestros propios pensamientos e intenciones. Lo anterior se conoce como ´antropomorfismo` y, la mayor parte del tiempo, obstaculiza el empleo de otros enfoques alternativos para comprender la conducta (Drickamer, 2000), ya que falsas interpretaciones dan paso a mensajes ambiguos, y esto último, a problemas del comportamiento. Conceptos Generales y epidemiología de los problemas... 29 Problemas de comportamiento Aunque en el Capítulo III se abordará la semiología comporta- mental, a continuación definiremos qué es un problema de compor- tamiento, para luego referirnos a algunos datos epidemiológicos de este tipo de trastornos. Este es un término amplio y dependiendo del punto de vista con que lo observemos, lo podemos definir de maneras diferentes. Para un dueño, será cualquier pauta de comportamiento que resulte peligrosa o simplemente molesta e inconveniente para los propietarios (Biosca, 2001; Manteca, 2003). Sin embargo, esto no significa que aquella pauta sea anómala, perjudicial o patológica para el animal, ya que puede formar parte de su naturaleza y debería ser considerada normal (Voith, 1993; Mariscal, 2006). Así, desde un punto de vista médico, existen pautas de conductas consideradas como desór- denes del comportamiento, porque producen o son causa de una noxa orgánica en el animal y le perjudican (patología del comportamiento) (Biosca, 2001). Por otro lado, desde un punto de vista psicológico, existen pautas de comportamiento consideradas normales pero que, en contextos o situaciones diferentes, dejan de serlo. Es decir, debido a una serie de estímulos externos provenientes del medio considerados estresantes, el animal se ve empujado a modificar su conducta para adaptarse a su nueva situación, lo que produce una «alteración del comportamiento» (Biosca, 2001; Mariscal, 2006). Muchos casos de anormalidades de la conducta en perros se evidencian y/o manifiestan cuando se encuentran en una situación de restricción social y ambiental severa (Lindsay, 2000). Podemos clasificar los problemas de comportamiento en seis cate- gorías, entendiendo que estas no son mutuamente excluyentes, ya que, generalmente, el origen de un problema de conducta es multicausal. 1. Origen genético: defectos cerebrales congénitos, disfunciones fisiológicas, variaciones raciales de temperamento. 2. Períodos del desarrollo: prenatales, postnatales, jóvenes, adultos, gerontes. 3. Desviaciones del etograma: falta o exceso de conductas epime- léticas, etepimeléticas y conductas alelomiméticas, entre otras. 4. Conducta social: búsqueda de atención, falta de pertenencia a un grupo, relaciones inter e intraespecífica. Gonzalo A. Chávez Contreras 30 5. Origen orgánico: virales, bacterianas, fúngicas, neoplasias, in- toxicaciones, entre otros. 6. Estrategias de adaptación: ansiedad, conductas redirigidas, des- órdenes psicosomáticos (Heiblum, 2011). Los problemas de comportamiento ocurren a cualquier edad y pueden involucrar a prácticamente todos los sistemas. Si bien algunos de estos problemas pueden ser difíciles de resolver, la gran mayoría son relativamente inocuos y responden positivamente al entrenamien- to terapéutico. Desafortunadamente, incluso el menor problema de adaptaciónpuede comprometer la vida de un perro (Lindsay, 2000). Factores que predisponen a los problemas conductua- les Los animales de compañía, como el resto de los seres vivos, son sistemas biológicos altamente integrados. Por ello, las situaciones en las que el comportamiento de un animal se convierte en problemático para su propietario, son el producto de una combinación particular de factores (O´Farell, 1990, citado por Font y Guillén, 1994). Entre los agentes que intervienen podemos citar los siguientes: comportamientos heredados, factores hormonales, procesos de apren- dizajes inapropiados, procesos degenerativos propios de los cambios geriátricos (Houpt y Beaver, 1981, citado por Font y Guillén, 1994), ansiedad y estrés. Para prevenir y tratar problemas de comportamiento es esencial tener datos epidemiológicos. Estos se pueden obtener a través de los propietarios, bases de datos de etólogos y la propia experiencia de los médicos veterinarios (Fatjó y col., 2006). Prevalencia de problemas conductuales En diversos libros de la especialidad y en revistas científicas del área, desde hace más de 30 años se publican datos caracterológicos y de pre- valencia de los pacientes que asisten a la consulta etológica. Incluso en nuestro país, aunque de manera tangencial, se han considerado tópicos de etología clínica en estudios realizados por universidades, servicios de salud y municipalidades, entre otros; donde se intentaba cuantificar Conceptos Generales y epidemiología de los problemas... 31 la población de perros existente en el país y visualizar el impacto que tenían sobre sus propietarios, la salud pública y ellos mismos. Es por esto que a continuación se presentan algunos datos epidemiológicos generales que permitirán hacerse una idea del panorama a nivel mun- dial y nacional. Está descrito en la literatura que los problemas de conducta más frecuentes varían en función de la especie. En el perro destacan la agresividad, problemas de eliminación, conducta destructiva (Manteca, 2003), vocalizaciones excesivas, saltar encima de las personas, desobe- diencia y escape (Overall, 1997). Menos comunes son las alteraciones del apetito, problemas asociados a la conducta reproductiva, fobias (Hart y Hart, 1985) y trastornos compulsivos (Luescher, 2000). Voith, ya en el año 1985 planteaba que más del 40% de los due- ños de perros reportaban que sus mascotas presentaban uno o más problemas del comportamiento. Luego, Campbell (1986) planteó que la prevalencia de problemas de conducta en perros era de un 87%, con una media de 4,7 problemas por perro, donde las alteraciones más habituales eran saltar encima y ladrido excesivo. En un estudio realizado en Irlanda por Wells y Hepper (2000), los investigadores encontraron que el 48.3% de los propietarios encues- tados manifestó que su perro presentaba al menos un trastorno de la conducta, 27.3% dos problemas y 24.4%, tres problemas. En aquella investigación, el trastorno más habitual estuvo relacionado con alte- raciones asociadas al miedo, luego al exceso de actividad y, en tercer lugar, a la destructibilidad. Los machos manifestaron más problemas de agresividad; y las hembras, de miedo. Por otro lado, en España, Fatjó y col. (2006), en un estudio sobre prevalencia realizado a través de encuestas vía correo a veterinarios generalistas, determinaron que la destructividad, según los propietarios, era la situación más problemática, seguida de cerca por la agresividad y, por último, el ensuciamiento de la vivienda. Esto contrasta con la opinión de los especialistas, quienes plantean que, por lejos, lo más común es la agresividad. En un estudio de Kobelt y col. (2007) realizado en Australia, se declaró que los problemas más recurrentes en perros labradores reportados por sus dueños eran saltar sobre la gente, escavar, des- Gonzalo A. Chávez Contreras 32 tructividad y sacar las plantas. En menor proporción, nombraron problemas de desobediencia y agresión hacia personas y otros perros. Según plantean Blackwell y Casey (2006), muchas alteraciones conductuales están asociadas con niveles aumentados de ansiedad y, por lo tanto, tienen un efecto sobre el bienestar del animal. Describieron además, que los desórdenes más recurrentes en perros eran saltar sobre la gente, demandas de atención e hiperexcitabilidad con las visitas. Sin embargo, se presentaban otras posibles combinaciones, tales como: tirar de la correa, seguir permanentemente al propietario, no venir al llamado, demostraciones de temor, entre otras. Benett y Rohlf (2007) comprobaron que los perros que tienen algún grado de entrenamiento - incluso entrenamiento informal- manifiestan una menor tendencia a presentar desórdenes del comportamiento. Un estudio realizado en México por García López (1999) sobre la situación de la disciplina de etología en clínicas veterinarias, estableció que solo el 9.8% de los médicos veterinarios encuestados había leído más de una obra especializada en comportamiento, el 27.1% no conocía a ningún autor especialista en la materia y el 55.6% se declaró insufi- cientemente capacitado para resolver un problema de comportamiento. Otro estudio realizado en el año 2000, en consultorios veterinarios de la Ciudad de México, encontró que el 92% de los veterinarios trataban de darle alguna solución a los problemas etológicos que se les presen- taban (Heiblum y col., 2005). La Asociación Americana de Hospitales Animales (AAHA) men- ciona que aproximadamente el 50% de los dueños ha realizado, al menos en una ocasión, una consulta sobre problemas de conducta (AAHA, 1993). Beaver (1999) demostró que el 68% de los dueños que asistían al veterinario, independientemente de la causa, preguntaban algo relacionado con comportamiento (Fatjó y col., 2006). Todos los datos anteriormente presentados, ejemplifican la rele- vancia de contar con datos ajustados a la realidad que permitan, por un lado, caracterizar a los pacientes y propietarios de nuestro medio y, por otro, conocer la realidad de la casuística etológica; ya que a partir de esos datos se deben construir los programas de medicina preventiva que permitan orientar o bien enfocar los esfuerzos por capacitarse en las áreas más prevalentes. Conceptos Generales y epidemiología de los problemas... 33 Características demográficas de la población canina en Chile Algunos datos que nos pueden ayudar a reconocer la situación en la que se encuentra y en la que ha permanecido la población de perros, y que podrían incluso explicar muchos de los problemas de conducta a los que nos vemos enfrentados, se presentan a continuación. Román (1999) pudo constatar a través de una investigación realiza- da en la comuna de El Bosque, en Santiago, que el 70% de las viviendas poseía, al menos, un perro. Sin embargo, el 79% de ellos permanecía generalmente en sus casas. De aquellos que salían a la calle, un 74% lo hacía sin ningún medio de sujeción. Por otro lado, Acuña (1998) determinó que el 52% de las casas tenía un perro y los confinados alcanzaban un 83.5%. En Panguipulli, en cambio, un 55.5% de los perros no presentaban confinamiento, según un estudio realizado por Cárdenas y col. (1998), lugar donde tan solo el 38% de las viviendas tenía perro. Por último, Morales y col. (1993) determinaron que, en la comuna de Santiago Centro, el 85.5% se encuentra en confinamiento permanente y un 12.1% en confinamiento semipermanente. Burchard y Portilla (1996) establecieron, para la ciudad de Calama, al norte de Chile, que el 71% de las viviendas encuestadas poseían al menos un perro. Silva y col. (2004) estipularon que en la ciudad de Viña del Mar el 57% de la población tenía perro, y estimaron además, una población de más de 100 mil perros, siendo predominante la población de perros mestizos (65%). De ellos, el 78% tenía confinamiento permanente. Todos estos datos, aunque tienen entre 15 y 20 años de antigüedad, se presentan a propósito, ya que la realidad de las mascotas,en lo que a tiempo de confinamiento respecta y prevalencia de trastornos de la conducta, no ha variado mucho. La importancia de esto radica en que la exploración y la socialización resultan ser una necesidad conductual altamente relevante para el perro. Por lo tanto, la incapacidad por satis- facer sus requerimientos se transforma en un facilitador de problemas conductuales de origen principalmente ansioso. Cuando se intenta determinar la causa de tenencia de un perro, los motivos también son variados. En las universidades se han realizado y publicado, como tesis de grado, gran cantidad de trabajos que buscan exponer las principales razones de tenencia, que, cuando no están claras o bien no han sido discutidas en familia, terminan por ser también un Gonzalo A. Chávez Contreras 34 factor gatillante de conflictos entre los integrantes. Sin embargo, al pa- recer habría coincidencia en que los principales motivos para adquirir un perro son el afecto, la seguridad (perro de guardia), o ambas. Con el propósito de estimar la población canina en 34 comunas de la ciudad de Santiago, Pavez (2009) realizó una encuesta a 500 vi- viendas y con ello, determinó una población total canina con dueño de 1.346.871 animales. Del 100% de hogares visitados, el 74.4% indicó haber tenido perros en algún momento. De la totalidad de caninos con dueño en Santiago, el 43% corresponde a animales mestizos y un 57% a animales de raza. Del total de caninos, un 32.9% son hembras (18% esterilizadas) y un 49.1% corresponde a machos. La edad promedio de los caninos correspondió a 4 años y 6 meses. El 64.6% de los pro- pietarios de perros que vive en casas comentó que sus mascotas salían a la calle y el 35.4% aseguró que sus mascotas nunca salían. La población canina con dueño, en la ciudad de Viña del Mar, a partir de un estudio de caracterización demográfica, se estimó en 100.717 individuos, con una razón de masculinidad de 1,63:1, seme- jante a muchas de las ciudades de Chile y de los países en desarrollo, en los que se observa una mayor existencia de machos respecto de hembras (Gütller, 2005). A su vez, la edad promedio de los individuos se estimó en 4,58 años (Morales y col., 2009). La existencia de perros mestizos corresponde a un 64.7% de la población total. Con respecto a los de raza, la más frecuente es el Cocker Spaniel, con un 6.6%. Otro dato importante es que el 57% de las viviendas en la ciudad en cuestión posee al menos un perro, lo que entrega una relación persona:perro de 4,1:1, y la razón de tenencia estimada se resume en un 42.4% por motivos afectivos, 13% con propósitos de guardia, 41.4% por ambas razones y el 3.2% restante por otras causas. Se determina que el con- finamiento de los perros sería permanente en un 77.5%, temporal en un 10.5% y tan solo un 12% de la población no tendría confinamiento (Morales y col., 2009). Las variantes que existen dentro de cada país no son despreciables, ya que la forma como se relacionan las personas con sus mascotas varía entre cada región, dando como resultado cambios en la conducta de las mascotas. A continuación se presentarán los resultados obtenidos a partir de dos estudios realizados en la Universidad Santo Tomás. En el primer Conceptos Generales y epidemiología de los problemas... 35 caso, con médicos veterinarios generalistas de la ciudad de Santiago de Chile; y en el segundo, con médicos veterinarios etólogos clínicos. Determinación de la frecuencia de trastornos com- portamentales en caninos, diagnosticados en clínicas veterinarias de la Región Metropolitana El objetivo de este trabajo realizado por Bustos, Ubilla y Chávez (2008), fue determinar la frecuencia en el diagnóstico de trastornos del comportamiento en perros tratados por médicos veterinarios generalistas de la ciudad de Santiago de Chile y, además, conocer cuál era la percepción que tenían los profesionales sobre esta área de especialidad. Para ello se realizó un estudio observacional a través de una encuesta con preguntas normalizadas a 63 profesionales, con el fin de conocer estados de opinión, características y hechos específicos, haciendo hincapié sobre la forma en cómo diagnosticaban y trataban dichas alteraciones de la conducta. Descripción de los médicos veterinarios encuestados De acuerdo a los resultados obtenidos, el 60% de los encuestados había asistido a algún perfeccionamiento del tipo charla, curso o con- greso en el área de la conducta. Sin embargo, cerca del 75% no tenía clara la definición de ´etología clínica`, debido a que lo relacionaban únicamente con el comportamiento animal, dejando fuera el concepto de ́ salud pública` y ́ psicología animal`, ambos, importantes dentro de esta ciencia de carácter multidisciplinario (Tabla 1). Gonzalo A. Chávez Contreras 36 PERCEPCIÓN DEL MÉDICO VETERINARIO PORCENTAJE Posee poco conocimiento y preparación en el tema 40.6 Corresponde a un área emergente e importante 22.8 Poco compromiso por parte de los propietarios para tratar este tipo de alteraciones 19.2 Es importante derivar con especialistas 5.2 Tiene poco uso en la clínica veterinaria 5.2 Existen pocos especialistas 3.5 Lo consideran costoso para la clínica y los propietarios 3.5 Total 100 Tabla 1. Percepción que tienen los médicos veterinarios sobre esta área de especialidad a partir de la encuesta con preguntas excluyentes. Finalmente, en cuanto al abordaje de este tipo de casos, se observó que el 14.3% siempre se haría cargo de las consultas sobre alteraciones del comportamiento, el 44.4% lo haría generalmente (la mayoría de las veces), 34.9%, ocasionalmente, y solo el 6.3% nunca abordaría problemas de conducta. Cabe destacar que el 93.7% de los encuesta- dos al menos en una oportunidad ha realizado consultas relacionadas con comportamiento. Por otro lado, los trastornos conductuales mayormente diagnosti- cados por los veterinarios generalistas en la práctica clínica de animales menores son: TRASTORNO PORCENTAJE Agresividad 88.9 Síndrome de ansiedad por separación 71.4 Eliminación inadecuada 66.7 Miedos/fobias 41.9 Estas opciones no son excluyentes, por lo tanto, el total suma más de 100%, ya que la pregunta iba dirigida a qué patología conductual había diagnosticado cada profesional en su práctica clínica. En el Conceptos Generales y epidemiología de los problemas... 37 estudio, el 76.1% de los veterinarios no mencionó haber observado trastornos distintos a los incluidos en la encuesta, pudiendo existir una subestimación sobre patologías diferentes. Agresividad Es importante recalcar que, en este estudio, un 30.4% de los encuesta- dos indicó que los casos de agresividad libres de causa orgánica corres- pondían a más del 50% de las consultas relacionadas con agresividad. Los profesionales denunciaron con más frecuencia dentro de las razas con problemas de agresividad, al Rottweiler (35.7%), Mestizo (30.3%) y el Cocker Spaniel (28.6%). Sin embargo, esto correspon- de solo a una percepción, debido a que la menor parte de los perros atendidos posee un registro oficial de raza y, por lo tanto, pueden corresponder a mestizos. Asimismo, Adasme (2004), observó que, al igual que en este estudio, el Rottweiler fue el más involucrado en casos de agresión. Investigaciones realizadas en Japón, Reino Unido y Estados Unidos, buscaron características de comportamiento en razas puras, observándose resultados distintos a los nuestros. Por ejemplo, las razas como los Wire Fox Terrier, Doberman Pinscher, Pomeranian y Yorkshire Terrier fueron señalados como razas altamente agresivas. Los resultados deben ser interpretados con precaución, ya que el hecho de que una raza sea aparentemente más peligrosa que otras no significa necesariamente que el trastorno sea atribuible en su totalidad a la genética; en nuestro país al menos, existe gran cantidad de mestizaje, y por ello es muy probable que una persona, al momento de intentar caracterizar a un perro responsable de una mordidao conducta agre- siva, se equivoque. De los perros que fueron diagnosticados como agresivos, el 91.1% eran machos enteros, el 5.3% hembras y en el 3.6% de los casos restan- tes, los profesionales no recordaban qué género o estado reproductivo era más habitual en cuanto a problemas de agresividad. De los machos, fueron los adultos (1-7 años) los más representados (62.5%), seguidos de los jóvenes (0-1 año) con un 28.6%. La mayoría de los estudios estipulan que los machos y, más aún, los machos jóvenes, serían más agresivos que las hembras y los machos castrados. En este caso, los blancos de las conductas agresivas fueron personas adultas desconocidas (39.3%), luego animales (19.6%), posteriormente Gonzalo A. Chávez Contreras 38 personas adultas conocidas (14.3%), seguidas de niños (14.3%) y otros blancos en el 12.5%. Algunos estudios, como el de Schalamon y col. (2006), coinciden con nuestros resultados, donde niños entre los 5 y 10 años serían los más afectados, siendo los hombres más mordidos que las niñas. De los veterinarios enfrentados a casos de agresividad, el 59% realizaba tratamientos, un 21% no lo hacía y un 20% derivaba. Al compararlo con otro estudio de la misma ciudad, se obtuvo que los pacientes agresivos fueron tratados directamente en el 54.9% de los casos, y un 25% de los médicos veterinarios derivaron sus pacientes a entrenadores. En relación al tratamiento de los problemas de agresividad, un 48.5% de los encuestados realizó terapia de modificación de conducta, un 30.3% terapia farmacológica y un 9.1% trató a sus pacientes en base a terapia conductual y terapia farmacológica. Solo un 9% realiza cirugía (castración) y un 3% recomienda entrenamiento del animal. Coincidentemente, Askew (1996) planteó que el tratamiento más uti- lizado en pacientes agresivos era la modificación de conducta (80%). El uso de drogas fue contemplado por un pequeño número de clínicas (en promedio, 7%) y la terapia hormonal y la eutanasia no fueron utilizadas en ninguna de ellas, lo que se contrapone con tratamientos planteados en diferentes países donde la castración y la eutanasia son herramientas habituales. Así, la mayoría de los encuestados aborda adecuadamente los trastornos de agresividad canina, lo que seguramente se debe a la impli- cancia de este problema en la salud pública. Sin embargo, solo el 76% de los encuestados realiza seguimiento de sus casos. Considerando que un problema de estas características puede demorar 5 meses o más en remitir, y más aún, puede que nunca llegue a resolverse, se esperaría que el porcentaje de seguimiento de los casos fuera más cercano al 100%. El porcentaje que no hace seguimiento señala que los dueños no se presentaron a los controles, manifestando la responsabilidad compartida que debe existir, entre dueños y veterinarios, para realizar los tratamientos. Más detalles sobre problemas de agresividad en el perro doméstico, se abordarán en el Capítulo VI. Conceptos Generales y epidemiología de los problemas... 39 Síndrome de ansiedad por separación (SAS) Respecto a los problemas de ansiedad, Lund y Jorgensen (1999) de- mostraron que un intenso apego hacia el dueño puede desencadenar problemas de conducta relacionados con la separación entre ambos. Estos comprenden conductas exploratorias, destructivas y vocaliza- ciones como aullidos y ladridos (Blackshaw, 1988). El 71% de los encuestados manifestó haberse enfrentado a casos de ansiedad por separación en el último año. Para su diagnóstico se apoyaron en los signos clínicos característicos del cuadro, observando, en el 48.9% de los encuestados, los signos de vocalización excesiva, eliminación inadecuada y destructividad. A continuación, el 17.8% diagnosticó basándose en una vocalización excesiva, un 13.3% en vocalización excesiva y destructividad, un 4.4% identificó problemas de eliminación inadecuada y destructividad, otro 4.4% solo evidenció destructividad, un 2.2% vocalización excesiva y eliminación inade- cuada. Por último, el 2.2% restante indicó que solo habían observado eliminación inadecuada. Un 6.7% mencionó haber visto otros signos, como por ejemplo: anorexia, depresión y dermatitis acral por lamido. Según la literatura, las conductas caninas más comunes provocadas por la ansiedad por separación son: vocalización excesiva, eliminación inadecuada y destructividad. Aunque son las más problemáticas para el propietario, existen otras conductas como: depresión, respuestas psicosomáticas, hiperactividad, coprofagia y gruñidos. Un 53.3% de los veterinarios confirma su diagnóstico por medio de apoyo bibliográfico, un 22.2% no confirma el diagnóstico, un 15.6% realiza un diagnóstico terapéutico y un menor porcentaje derivó con un especialista (2.2%). Otro 2.2% diagnostica este trastorno a través de tres métodos: derivar con un especialista, apoyo bibliográfico y diag- nóstico terapéutico. Otro 2.2% menciona dos métodos para confirmar el diagnóstico: derivar y grabación en video del comportamiento, y, por último, un 2.2% utiliza apoyo bibliográfico y la derivación con un especialista. El 53.1% realiza como tratamiento la modificación del comporta- miento sobre la base de una terapia conductual, el 34.4% utiliza terapia farmacológica, el 6.2% combina dos tratamientos (la modificación de comportamiento y terapia farmacológica), un 3.1% combina terapia farmacológica con entrenamiento y el 3.1% restante realiza algún tipo Gonzalo A. Chávez Contreras 40 de terapia alternativa (por ejemplo, flores de Bach). De los profesionales encuestados, el 84% efectúa seguimiento y un 16% no lo hace. Más detalles sobre la ansiedad por separación, se presentan en detalle en el Capítulo V. Eliminación inadecuada El 67% de los veterinarios se ha visto enfrentado a casos de elimina- ción inadecuada en el último año. Debe considerarse un problema en animales mayores a 4 meses de edad, dejando fuera de la evaluación el periodo de aprendizaje. Según lo indicado por los encuestados, la eliminación inadecuada ocurre ´generalmente` y ´ocasionalmente` (al- ternativas propuestas en la encuesta) en presencia del dueño (32.6% cada uno), un 20.8% indica que nunca ocurre cuando los dueños se encuentran presentes y un 14% menciona que el problema siempre ocurre en presencia del propietario. Para diferenciar un problema de marcaje de uno de ansiedad por separación, es que en el primer caso la micción inadecuada puede ma- nifestarse en presencia o no del dueño (Manteca, 2003). Es por ello que podríamos pensar que un 20.8% de los veterinarios que menciona que la eliminación inadecuada nunca ocurre en presencia del dueño podría estar en presencia de un caso de ansiedad por separación. Solo el 86% de los profesionales descarta alguna posible causa orgánica. Esto puede llegar a ser grave, ya que varias de las enfermedades que se deben considerar como posibles diagnósticos diferenciales pueden ser mortales en el corto plazo. Incluso frente a esto, del total de veteri- narios que manifestó haberse visto enfrentado a casos de eliminación inadecuada, el 26% declaró no realizar tratamiento y un 14% decidió derivar. Los principales tratamientos instaurados son: la modificación de comportamiento basada en la terapia conductual (61.5%), terapia farmacológica (26.9%), castración (7.7%) y la recomendación de entrenamiento (3.8%). Según Overall (1997), una de las características de la elimina- ción inadecuada es que acontece indistintamente en presencia o no del dueño. Su tratamiento más efectivo es la castración en machos (baja frecuencia en hembras). También se ha estipulado que la terapia farmacológica es efectiva en casos donde la eliminación inadecuada Conceptos Generales y epidemiología de los problemas... 41 está asociada con problemas como la ansiedad, fobias y excitabilidad, entre otros. En resumen, el tratamiento más utilizado no coincide con la patología más común. Un 76% realiza seguimiento. Los problemas de eliminación se abordaránen detalle en el Ca- pítulo VII. Fobias Otro problema de comportamiento posible de observar en el perro es el miedo. Este corresponde a una respuesta de autoprotección ante estímulos potencialmente perjudiciales. Puede expresarse de tres ma- neras: inmovilidad, huida o ataque (Bolles, 1970, citado por Barrera y col., 2009). En este estudio, el 42% declaró haber abordado casos de fobias en el último año. Al solicitarles que clasificaran cuáles eran los estímulos fobógenos que consideraban más habituales, nombraron los siguientes: fuegos artificiales, truenos, artefactos eléctricos y, por último, otros animales. El 69% realiza tratamiento en los casos de miedos o fobias, un 27% no lo hace y un 4% prefiere derivar con un especialista. El tratamiento más utilizado por los profesionales incluidos en el estudio fue el farmacológico (66.7%), luego la modificación de comportamiento en base a terapia conductual (27.8%) y, finalmente, terapia conductual más terapia farmacológica (5.5%). Un 76% de ellos hace seguimiento a sus pacientes con este tipo de trastorno. Los profesionales mencionan que dicho trastorno es común de observar en situaciones muy específicas y predecibles, por lo tanto, el tratamiento que más utilizan es el farmacológico dirigido a actuar en esa situación puntual (por ejemplo, Año Nuevo). Frecuencia de alteraciones de la conducta en perros atendidos en clínicas veterinarias que cuentan con un servicio de etología A continuación se presentan los resultados obtenidos a partir de una investigación realizada por Huidobro, Ubilla y Chávez (2012) en la UST, sede Viña del Mar, cuyo objetivo general fue determinar la fre- cuencia de los trastornos conductuales en perros atendidos por vete- rinarios especialistas en etología. Este trabajo tiene relevancia debido a que la interpretación de estos resultados, aunque pueden diferir del Gonzalo A. Chávez Contreras 42 trabajo anteriormente presentado, son más precisos, ya que provienen de profesionales especialistas en el área, por lo tanto, sus diagnósticos son más certeros y los tratamientos, mejor abordados. Para la realización de este estudio, se analizó un total de 274 fichas clínicas de pacientes caninos obtenidas de especialistas en etología clínica veterinaria de la ciudad de Santiago y Viña del Mar, entre los años 2006 y 2011. Para el análisis se escogió solamente la primera consulta y el diagnóstico principal de cada animal. En la evaluación de las variables se consideraron 6 ítems, que a su vez se subdividieron en 21 subítems: 1. Caracterización del paciente. 2. Características ambientales. 3. Ejercicio. 4. Lugar donde duerme. 5. Entrenamiento. 6. Diagnóstico. Debido a la diversidad de posibles diagnósticos registrados, se estimó conveniente su subcategorización tal y como se indica: 1. Problemas de agresividad. 2. Trastornos ansiosos. 3. Trastornos de socialización. 4. Problemas de eliminación. 5. Otros trastornos. Para constatar correlación entre las diversas variables, con respecto a los diagnósticos involucrados en el estudio, se ejecutó el método de re- gresión logística (95% de confianza), para cada uno de los diagnósticos. Caracterización de los pacientes que acuden a la con- sulta etológica Del total de pacientes caninos incluidos en el estudio, el 54% corres- pondió a machos; mientras el 46% restante fueron hembras. El 14% de los machos y el 33% de las hembras se encontraban esterilizados (Figura 1). Conceptos Generales y epidemiología de los problemas... 43 Figura 1. Número de pacientes caninos esterilizados presentados según sexo. Del total de pacientes, un 78% correspondió a perros de raza. Es probable que esto se deba a que la población de perros de raza con dueño sea mayor a aquella conformada por perros mestizos con dueño; que los propietarios de perros de raza presenten más atención a conductas molestas; que algunas conductas sean heredables y se transmitan con mayor frecuencia en la raza debido a la escasa oferta de líneas genéticas; o bien, que se den dos o todas estas opciones en conjunto. Sin embargo, para corroborar cualquiera de los casos, es necesario realizar más estudios con respecto al tema. Figura 2.Número de individuos según principales razas identificadas en el estudio. Gonzalo A. Chávez Contreras 44 En el estudio se registraron 49 razas caninas, con un predominio de la raza Yorkshire (17 individuos), Cocker Spaniel (15 individuos), Labrador Retriever (14 individuos), Schnauzer Miniatura (13 indivi- duos), Beagle (12 individuos), Pastor Alemán (11 individuos) y Golden Retriever (11 individuos) (Figura 2). Figura 3. Origen de los caninos involucrados en el estudio. La gran mayoría de los perros incluidos en la investigación fue- ron obtenidos por sus dueños a través de un conocido o un particular (47%), lo que se refleja en el mayor porcentaje de pacientes de raza. Las proporciones de animales adquiridos desde un criador y por adopción de animales callejeros fueron relativamente similares, correspondiendo al 25% y 21%, respectivamente, mientras una cantidad inferior fue comprada en una tienda de mascotas. Del total de caninos, solo el 10% se obtuvo a una edad superior a los 6 meses, y de estos, el 64% fue adoptado desde la calle (Figura 3). Conceptos Generales y epidemiología de los problemas... 45 Figura 4. Frecuencia de pacientes caninos según rango de edad al momento de la primera consulta. Con respecto a la edad de los pacientes que acuden a la consulta etológica, 36% era mayor a tres años, 26% menor a un año y el 38% de los casos se encontraba entre 1 y 3 años de edad. Este último rango involucra individuos juveniles, momento en el cual alcanzan la madurez sexual y social (Figura 4). Según Manteca (2003), el comportamiento social del perro se encuentra relacionado con algunos de los principales problemas del comportamiento, como son la ansiedad por separación y algunos tipos de agresividad. Es por esto que suelen manifestarse a esta edad. Caracterización del entorno y propietarios Con respecto al entorno de los animales, más de la mitad de los pacien- tes vive en casa (68%), mientras que el 32% lo hace en departamento. La mayoría lo hace en una familia formada por 2 a 3 personas y uno o más perros, representando el 56% del total de casos. Un 36% se com- pone de 4 o más personas en la familia y el 8% restante corresponde a un solo humano, con uno o más perros como mascota. El 50% de las familias tiene más de una mascota, de las cuales el 65% posee más de un perro, 17% perros y gatos y el 8% restante posee un perro, más otro tipo de animal (Figura 5). Gonzalo A. Chávez Contreras 46 Figura 5. Tipo de animal presente en el hogar. Con respecto al tipo de actividad que realizan los pacientes, un 64% es paseado por lo menos 3 veces por semana. El 36% restante no realiza esta actividad, porcentaje que es importante por tratarse de animales que reciben escasos estímulos y realizan poca actividad y, como indica Luescher (2000), la falta de estímulos y ejercicio insu- ficiente corresponden a factores predisponentes a la presentación de patologías conductuales. Del total de pacientes, un 35% no presentaba ningún tipo de entrenamiento. Del resto de la población en estudio, el 55% había recibido entrenamiento doméstico, desde básico (llamado y 1 o 2 co- mandos) hasta avanzado (8 a 10 comandos), con nivel deficiente a alto de obediencia. Un porcentaje menor (10%) recibió entrenamiento con un adiestrador canino, en varias ocasiones, justamente por presentar algún problema de comportamiento. Determinación de trastornos del comportamiento De los 274 pacientes incluidos en el estudio, un 37% presentó trastor- nos relacionados con la ansiedad, mientras que el 35% correspondió a problemas de agresividad de diversos tipos. Ambos grupos en conjunto representan más de dos tercios del total de los pacientes. Del porcen- taje restante, la categorización de trastorno de comportamiento que obtuvo mayor frecuenciacorrespondió a problemas de socialización (17%), ´trastornos diversos` (8%) incluyendo vocalización excesiva, miedo, síndrome de disfunción cognitiva, destructividad y coprofagia. Por su parte, los ´problemas de eliminación` correspondieron solo al 3% (Figura 6). Conceptos Generales y epidemiología de los problemas... 47 Figura 6. Problemas del comportamiento más frecuentes en la clínica etológica diagnosticados en el estudio. Barrera y col. (2009) indican como los problemas más frecuentes de comportamiento aquellos relacionados con agresión, miedo (a des- conocidos o situaciones no familiares) y separación de los dueños. Lo anterior, incluido dentro de problemas agresivos o trastornos ansiosos, concordaría con los valores más altos obtenidos en nuestro estudio correspondientes a agresividad ofensiva (22%), síndrome de ansiedad por separación (21%) y agresividad defensiva (12%), de un total de 23 diagnósticos diferentes. Para la interpretación de los resultados de este estudio debe tenerse en cuenta que los diagnósticos analizados no incluyen un diagnóstico secundario, por lo tanto, corresponden a la principal afección observada en cada animal. Esto significa que, en aquellos pacientes que presenta- ron más de un trastorno de comportamiento en forma simultánea, solo se consideró la afección más relevante, según el especialista, o aquella que era causante de las otras, lo que podría subestimar los porcentajes reales de algunos trastornos. Es posible que algunos trastornos, como la eliminación inapropia- da, efectivamente se encuentren con mayor frecuencia en la población de perros en Chile, pero que estos casos no se presenten con frecuencia en la clínica etológica debido a que son mejor tolerados por los due- ños, considerados normales dentro del patrón de comportamiento del animal o bien encontrando otra solución al acudir a una consulta con el médico veterinario de cabecera o incluso con un entrenador canino. Del total de pacientes, 59 casos correspondieron a agresividad ofensiva, representando el 61% de los problemas de agresividad en perros. Es el trastorno de mayor frecuencia encontrado en este estudio, Gonzalo A. Chávez Contreras 48 abarcando al 22% del total de los trastornos en caninos. Agresividad defensiva se observó en un 35% de los casos de agresividad totales, mientras que ‘agresividad por juego’, ‘agresividad materna’ y ‘agresivi- dad redirigida’ se presentaron con un caso por categoría, representando, en conjunto, el 3% del total de casos de agresividad. Figura7. Casos de trastornos ansiosos más frecuentes hallados en el estudio. De los trastornos ansiosos, el problema de comportamiento que presentó mayor frecuencia en el estudio fue ‘síndrome de ansiedad por separación’, con un total de 58 casos, correspondiendo al 57% de los ‘trastornos ansiosos’ y 21% del total de pacientes caninos, concordando con lo evaluado por Borchelt y Voith (1996) y Simpson (2000), quie- nes plantean que los casos de ansiedad por separación corresponden a entre un 20% y 40% del total de casos referidos a las consultas de comportamiento. ‘Ansiedad generalizada’ ocurre con una frecuencia de 7% de consultas etológicas, siendo el 20% de los casos de ‘trastornos de ansiedad’ en nuestro estudio (Figura 7). El resto de los ‘trastornos ansiosos’, incluyendo hiperactividad, trastornos compulsivos, síndro- me de hiperactividad e hipersensibilidad y otros, corresponderían en conjunto al 8% del total de las consultas etológicas. Es importante mencionar que, de los problemas ansiosos, se incluyen 9 casos de estrés postraumático a causa del terremoto ocurrido en Chile el año 2010. Conceptos Generales y epidemiología de los problemas... 49 Relación entre los trastornos conductuales y las ca- racterísticas del entorno y propietarios A continuación se presenta la discusión de los resultados obtenidos a partir del análisis estadístico que relacionó las variables ambientales y de los pacientes con cada uno de los grupos diagnósticos. Figura8. Agresividad en caninos esterilizados y enteros según sexo. Se pudo comprobar una predisposición a la presentación de agre- sividad en machos de 2.5 veces mayor a aquella que presentaron las hembras, en una población que involucraba un 46% de hembras y 54% de machos. La proporción de machos enteros corresponde al 84% del total de machos con problemas de agresividad y al 56% de todos los casos de agresividad, sin embargo, por la baja cantidad de individuos esterilizados incluidos en el estudio, el parámetro de comparación es insuficiente y la validez de estos datos resulta cuestionable. Ello con- cuerda con la bibliografía, siendo el comportamiento agresivo exhibido más frecuentemente por machos intactos según Lindsay (2000) y los mismos más activos y dominantes según Landsberg (2002). Los tipos de agresividad descritos en perros tienen diversas causas, las que, a su vez, suelen ser multifactoriales. La diferencia del sexo del animal ha resultado ser una variable relacionada y relevante en nuestro estudio con respecto a este diagnóstico (Figura 8). Es conocido que este factor influye en algunos tipos de agresividad ofensiva; mientras que en la agresividad defensiva los andrógenos no tendrían ningún efecto. En este estudio, el tipo de agresividad que se observó con mayor frecuencia Gonzalo A. Chávez Contreras 50 correspondió a agresividad ofensiva, por lo que la importancia de la variable sexo se atribuye a su alta prevalencia. Con respecto a la edad, se observó que el grupo de mayor predis- posición a presentar trastornos de tipo agresivo corresponde a aquellos mayores de 3 años. Esta diferencia resulta ser significativa al compararla con caninos menores de 1 año y, en menor grado, a aquellos cuya edad se encuentra entre 1 y 3 años. Esto indica que es más frecuente encon- trar problemas de agresividad en perros socialmente maduros que en cachorros y animales juveniles, en donde el comportamiento social no se ha desarrollado del todo y, por lo tanto, las relaciones jerárquicas aún no se establecen firmemente. La tendencia a presentar agresividad en los casos en que conviven solamente perros es de casi 3 veces mayor a familias formadas por 2 o más individuos pertenecientes a la especie canina y algún integrante felino. Las familias formadas por un perro y uno o más felinos también presentan una tendencia hacia este trastorno en comparación a los anteriores, aunque en menor grado. Es probable que estos individuos demuestren un tipo de agresividad ofensiva jerárquica, de protección de recursos y/o intrasexual de tipo intraespecífico. Otra variable relevante hallada en el estudio con relación a la presentación de agresividad en perros corresponde a la actividad físi- ca que estos realizan durante la semana. Aquellos individuos que no salen frecuentemente de paseo exhibieron una mayor presentación de problemas de agresividad. Estos animales tienen una predisposición 3 veces superior a manifestar algún tipo de agresividad que aquellos que salen de paseo regularmente; lo que señala a esta variable como una de las más importantes dentro de la tenencia responsable de mascotas en el estudio. En cuanto a los trastornos ansiosos, se observaron dos variables que se encontraron significativamente relacionadas: el lugar en el que se desenvuelve normalmente la mascota y el factor sexo. Conceptos Generales y epidemiología de los problemas... 51 Figura 9. Casos de individuos que presentan trastornos ansiosos según lugar donde duermen. Los perros que duermen al interior de la vivienda, que realizan la mayor cantidad de actividades dentro de ella y mantienen este lugar como su territorio habitual, obtuvieron una probabilidad 3.2 veces superior de padecer trastornos ansiosos sobre aquellos que pasan la mayoría del tiempo en el exterior (jardín o patio). Los primeros pre- sentan mayor cercanía con sus propietarios, por lo que la probabilidad de generar una dependencia es mayor (Figura9). El trato hacia estos perros es más constante, principalmente si pasan poco tiempo solos en el hogar, y aumenta la probabilidad de que desarrollen síndrome de ansiedad por separación, siendo este el segundo diagnóstico, en cuanto a frecuencia, observado en este estudio. Con respecto al sexo del animal, el factor macho resultó ser de tipo protector, según el modelo de regresión logística para la manifes- tación de trastornos ansiosos. Los factores de importancia dentro de la presentación de los problemas relacionados con la socialización de los animales consistieron en la edad de los perros y si han recibido o no entrenamiento, sea este de tipo doméstico o formal. Los perros menores de 1 año obtuvieron una predisposición 5.3 veces mayor de exteriorizar algún trastorno de socialización frente a aquellos mayores a 3 años. Los individuos con edades comprendidas Gonzalo A. Chávez Contreras 52 entre 1 y 3 años presentaron una tendencia 1.8 veces mayor con res- pecto a los animales con más de 3 años. Al referirnos al entrenamiento canino, quienes nunca han recibido instrucción presentaron trastornos de socialización de 2.3 veces mayor en comparación a aquellos que sí lo recibieron, sea este doméstico u oficial. En el estudio realizado se pudo constatar que los problemas de eliminación representaron solamente el 3% de todos los trastornos conductuales. La población, mayormente involucrada en estos casos, considera a perros menores de 1 año, correspondiendo al 75% de los casos con diagnósticos pertenecientes a esta categoría. Esta clase de pacientes tiene una presentación de 8.9 veces mayor de trastornos de socialización en comparación a caninos mayores a 3 años. Otros problemas de comportamiento, como miedo, hiperapego, co- profagia y síndrome de disfunción cognitiva, entre otros, que se dieron en solo un caso o bien no se encontraban representados dentro de la agrupación de diagnósticos anteriores, consistieron en el 8% del total de consultas (23 casos). Para este tipo de diagnósticos menos frecuentes se obtuvo una mayor presentación en animales que duermen y pasan la mayor parte del tiempo al exterior de la vivienda. Según nuestro estudio, en perros que duermen en el interior la presentación de estos trastornos es 0.37 veces la de aquellos mencionados anteriormente. No existió gran relevancia con respecto a la variable raza con nin- guno de los diagnósticos estudiados. Si bien algunas razas presentaron un mayor número de trastornos del comportamiento, no fue significati- vo, y si existiera relación entre raza y presentación de estos trastornos, su significancia sería menor a los factores ambientales descritos con anterioridad. Debido al número de razas involucradas en el estudio y la baja importancia a nivel individual de cada una de ellas, para aumentar su representatividad se clasificaron en los 10 grupos indicados por la Fédération Cynologique Internationale (FCI). Los perros de raza Pit bull se incluyeron en un grupo aparte bajo el nombre de ‘otras razas`. Conceptos Generales y epidemiología de los problemas... 53 Figura 10. Total de individuos, pacientes agresivos y perros con trastornos ansiosos según la agrupación racial presentada por la FCI. No se presentó ningún individuo que conformara parte del grupo X. Bajo la nómina dictada por la FCI, el que obtuvo más casos de problemas de comportamiento fue el grupo II, constituido por razas como Pinscher, Schnauzer, Molosoides, Perros de Montaña y Boyeros Suizos, correspondiendo al 21.5% del total de animales de raza. El grupo VIII, compuesto por perros de agua, cobradores y levantadores de caza, fue el segundo grupo más representado en el estudio, con un 18.7% del total de perros de raza. Los grupos III, incluyendo Terrier, y IX, formado por perros de compañía, obtuvieron resultados similares, con 17.3% y 16.8%, respectivamente (Figura 10). Los que presentaron mayor número de casos de agresividad fueron el grupo II (21 casos) y IX (18 casos). El grupo II se vio principalmente representado por Bulldog Inglés y razas de tipo Schnauzer, con un por- centaje de 62% de los casos del grupo. La agresividad en el grupo IX se encontró principalmente en las razas Poodle estándar y Chihuahua, correspondiendo al 50% de los casos de este grupo. El mayor número de casos de trastornos ansiosos correspondió al grupo VIII. Las razas involucradas fueron Cocker Spaniel (9% del total de perros con trastornos ansiosos), Schnauzer Miniatura (7%), Beagle (6%) y Labrador Retriever (6%) (Figura 11). Las razas más agresivas del estudio correspondieron a Bulldog Inglés, Yorkshire Terrier y Poodle estándar, cada una representando Gonzalo A. Chávez Contreras 54 un 5.2% del total de caninos agresivos; sin embargo, es probable que la agresividad se encuentre relacionada a líneas agresivas dentro de razas. Por otro lado, las razas Chihuahua, Fox Terrier Wirehair y Sharpei obtuvieron un porcentaje del 100% de agresividad con res- pecto a la presentación de trastornos del comportamiento por raza. No se evidenció una diferencia significativa entre razas con respecto a la variable agresividad. Dos individuos de la raza Rottweiler se presentaron a consulta, y solo uno de ellos presentaba problemas de agresividad. Tres perros Pastor Alemán mostraron agresividad, de los 11 individuos pertenecien- tes a esta raza. La raza Pit Bull Terrier, señalada por muchos estudios con un índice de peligrosidad superior al resto, solo presentó 1 caso de agresividad de los 5 pacientes incluidos en el estudio. Sin embargo, el 60% de ellos presentó trastornos de origen ansioso. Esto apoyaría el supuesto de que, más que encontrarse el factor genético de la raza en relación a la agresividad, influiría el motivo de la elección del perro y su crianza. Del mismo modo, en nuestro país esta raza se encuentra como mascota mayoritariamente en poblaciones más vulnerables y, por lo tanto, los propietarios, por un tema de costos, consultarían con menos frecuencia al médico veterinario, menos aún a especialistas en etología. También debe tenerse en cuenta que la mayoría de los estudios de asociación entre raza y agresividad basan sus resultados en la constan- cia de ataques hacia humanos cuantificados por diversas instituciones, donde, por un lado, la raza del animal puede no estar correctamente identificada; y, por otro, los perros pertenecientes a razas más pequeñas no serían reportados con la misma frecuencia que las razas grandes, debido a que sus lesiones son, comparativamente hablando, menos graves. Esto provocaría que, en animales de talla grande, la frecuencia de mordeduras se encuentre sobreestimada, sobre todo en razas iden- tificadas por el común de la gente como peligrosas. Conceptos Generales y epidemiología de los problemas... 55 Figura 11. Razas con mayor número de casos de trastornos ansiosos halladas en el estudio. Finalmente, se pudo concluir que los pacientes caninos que acuden a la consulta etológica tienden a ser individuos de raza, enteros y obtenidos desde un particular. La mayoría de los propietarios de perros viven en una casa, realizan adiestramiento doméstico a sus mascotas y la mitad de ellos posee más de un animal. Existe un porcentaje relevante de dueños que no pasea a sus perros frecuentemente. Los tipos de trastornos más comunes en la clínica etológica en caninos correspondieron a ‘agresivi- dad` y ‘trastornos ansiosos`. El diagnóstico más común correspondió a ‘agresividad ofensiva`. Los factores asociados a ‘agresividad` en caninos corresponden a sexo, edad, baja frecuencia de paseos y tipo de animal con el que convive. Aquellos asociados a ‘ansiedad` fueron: lugar donde duerme la mascota y sexo. Los ‘trastornos de socialización` se encontra- ron relacionados a la edad y el entrenamiento canino. Los ‘problemas de eliminación’ se encontraron asociados a la edad del animal. Referencias bibliográficas: 1. Acuña, P. 1998. Demografía canina y felina en el Gran Santiago.
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