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PATOLOGÍA DEL TRACTO GENITAL FEMENINO

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VULVA Y VAGINA 
Quiste de Bartholino. La infección de la glándula de Bartholino produce una inflamación aguda (adenitis), y en ocasiones, absceso. Estas lesiones son relativamente 
frecuentes, aparecen en todas las edades y se deben a la obstrucción del conducto por un proceso inflamatorio. Presentación: revestidos normalmente por epitelio 
escamoso o de transición, pueden llegar a medir 3-5cm de diámetros. Provocan dolor y molestias locales. Los quistes se extirpan quirúrgicamente o se dejan 
permanentemente abiertos (marsupialización). 
Distrofias vulvares. La Leucoplasia es un término clínico que describe el engrosamiento epitelial en forma de placas, opaco y blanquecino, que puede producir prurito y 
descamación. Está causada por distintos trastornos benignos, premalignos o malignos, como por ejemplo: dermatosis inflamatorias, liquen escleroso e hiperplasia de 
células escamosas, neoplasia intraepitelial vulvar (VIN), enfermedad de Paget y carcinoma invasivo. 
• Liquen escleroso. Se presenta a modo de placas o máculas blancas y lisas que con el tiempo pueden aumentar de tamaño y fusionarse, produciendo una superficie 
que recuerda a la porcelana/pergamino. Cuando se afecta toda la vulva, los labios se atrofian y aglutinan, el orificio vaginal se estrecha. Histológicamente la lesión 
se caracteriza por un adelgazamiento de la epidermis, degeneración de las células basales, queratinización excesiva, cambios escleróticos en la dermis superficial y 
un infiltrado a modo de banda en la dermis subyacente. 
– Epidemiología. Se puede presentar a cualquier edad, pero es más frecuente en mujeres posmenopáusicas. 
– Evolución. No es per sé una lesión maligna, las mujeres con estas lesiones tienen una probabilidad ligeramente mayor de desarrollar un carcinoma 
epidermoide vulvar. 
• Hiperplasia escamosa. Trastorno inespecífico secundario al roce o rascado de la piel para aliviar el prurito. Clínicamente se manifiesta por leucoplasia, y al examen 
histológico revela engrosamiento de la epidermis (acantosis) e hiperqueratosis. El epitelio hiperplásico puede mostrar actividad mitótica, pero carece de atipia 
celular. Aunque no se considera una lesión premaligna, en ocasiones se la encuentra a los márgenes de los cánceres vulvares. 
Lesiones exofíticas (elevadas) benignas. 
• Condiloma acuminado. Son verrugas genitales benignas causadas por HPV de bajo riesgo oncógeno, 
principalmente los tipos 6 y 11; pueden ser únicos, pero por lo general son múltiples y afectan a la región vulvar, 
perineal, perianal y vagina. Al microscopio se observa un eje central de estroma papilar, exofítico y ramificado, 
revestido por un epitelio escamoso engrosado. El epitelio muestra las alteraciones citopáticas víricas 
características, conocidas como atipia coilocítica → aumento del tamaño nuclear, hipercromasia y un halo 
citoplasmático perinuclear. No son lesiones precancerosas. 
 
Condiloma acuminado. Imagen en campo que 
muestra la arquitectura exofítica, papilar. 
Carcinoma vulvar. Neoplasia maligna infrecuente que 2/3 de las veces se observa en mujeres mayores de 60 años. En lo que respecta a la etiología, patogenia y 
características histológicas, los carcinomas vulvares se dividen en dos grupos: 
a. Carcinomas basaloides y verrugosos, relacionados con la infección por 
HPV de alto riesgo (30% de los casos). Son menos frecuentes y aparecen 
en edades más jóvenes. Se desarrollan a partir de una lesión in situ 
precursora → neoplasia intraepitelial vulvar clásica (VIN). Incluye lesiones 
designadas como carcinoma in situ y enfermedad de Bowen. Los factores 
de riesgo son los mismos que para el HPV: múltiples parejas sexuales sin 
método de barrera, primer coito a edad precoz. Suele ser multicéntrica, y 
en el 10-30% de los casos también es posible encontrar lesiones vaginales 
o cervicales relacionadas con HPV. 
El riesgo de progresión a carcinoma invasivo es más alto en mujeres >45 
años e inmunocomprometidas; la edad máxima de incidencia de cáncer 
de vulva basaloide es a partir de los 60 años. 
b. Carcinomas epidermoides queratinizantes no relacionados con la infección 
por HPV (70% de los casos). Son más frecuentes y se presentan en 
mujeres más grandes. Es frecuente en mujeres con liquen escleroso o 
hiperplasia de células escamosas de larga evolución → surge sobre una 
lesión precursora denominada neoplasia intraepitelial vulvar 
diferenciada (VIN diferenciada) o VIN simple. La mayor incidencia se da a 
los 80 años. Se ha propuesto que la irritación epitelial crónica del liquen 
escleroso o la hiperplasia de células escamosas podría contribuir a una 
evolución gradual al fenotipo maligno 
– Morfología. La VIN clásica se presenta como una lesión blanca definida; 
microscópicamente se caracteriza por un engrosamiento epidérmico, atipia 
nuclear, aumento de las mitosis y ausencia de maduración celular (recuerda a las 
lesiones vistas en las lesiones intraepiteliales escamosas cervicales). Los 
carcinomas invasivos originados sobre una VIN clásica pueden ser exofíticos o 
indurados con una úlcera central. La VIN diferenciada está marcada por una atipia 
notable de la capa basal del epitelio con un aspecto normal de los estratos más 
superficiales → los carcinomas epidermoides surgido a raíz de una VIN 
diferenciada contienen nidos y láminas de epitelio escamoso maligno con perlas de 
queratina centrales y prominentes. 
En el estudio histológico, el carcinoma basaloide está compuesto por nidos y 
cordones de células pequeñas densamente empaquetadas que carecen de 
maduración y recuerdan a la capa basal del epitelio normal. Por el contrario, el 
carcinoma verrugoso se caracteriza por una arquitectura exofítica papilar y atipia 
coilocítica prominente. 
– Evolución clínica. El riesgo de desarrollo de cáncer sobre una VIN depende de 
la duración y la extensión de la enfermedad, así como del estado inmunitario del 
paciente. Una vez desarrollado el cáncer invasivo, el riesgo de MTT está ligado al 
tamaño del tumor, la profundidad de la invasión y afectación de vasos linfáticos. 
 Variantes de la neoplasia intraepitelial vulvar. A. Neoplasia intraepitelial vulvar clásica (HPV +) con aumento de tamaño nuclear, 
hipercromasia y células basaloides inmaduras pequeñas que se extienden hasta la superficie epitelial. B. Carcinoma basaloide de la vulva 
(HPV +) compuesto por células inmaduras y pequeñas (basaloides). El tumor invasivo tiene un área de necrosis central. 
 
Lesiones neoplásicas glandulares 
• Enfermedad de Paget extramamaria. Lesión muy infrecuente que recuerda a la enfermedad de Paget de la 
mama. En la vulva se presenta en forma de área pruriginosa, roja, habitualmente en los labios mayores. 
o Morfología. Consiste en una proliferación intraepitelial definida de células malignas. Las células de 
Paget son más grandes que los queratinocitos que las rodean, y aparecen en pequeños cúmulos dentro 
de la epidermis; tienen un citoplasma claror PAS positivo debido a su contenido rico en 
mucopolisacáridos. La ultraestructura de las células de Paget muestra diferenciación apocrina, ecrina y 
de queratinocitos; esto es porque posiblemente se originan a partir de las celular multipotentes 
presentes en os conductos glandulares similares a los mamarios de la piel vulvar. 
o Evolución clínica. A diferencia de la enfermedad de Paget en la que el 100% de los pacientes tiene un 
carcinoma ductal subyacente, el Paget vulvar no está asociado con cáncer y se limita a la epidermis de 
la vulva→ el tto consiste en remoción quirúrgica. La enfermedad de Paget intraepidérmica puede 
persistir durante muchos años o incluso décadas sin invadir ni MTT, en los pocos casos que hay 
invasión, el pronóstico es malo. 
• Hidroadenoma papilar. Se manifiesta como un nódulo bien delimitado, con más frecuencia en los labios 
mayores o pliegues interlabiales. Se lo puede confundir con un carcinoma por su tendencia a ulcerarse. Su 
aspecto histológico es idénticoal del papiloma intraductal de la mama, y consiste en proyecciones papilares 
recubiertas por dos capas de células: una superior de células secretoras cilíndricas, y otra más profunda, de 
células mioepiteliales aplanadas (ambos elementos característicos de las glándulas sudoríparas y sus tumores). 
A. Neoplasia intraepitelial vulvar diferenciada 
(HPV -) con maduración de las capas superficiales, 
hiperqueratosis. Es una lesión in situ, sin invasión 
B. Carcinoma epidermoide queratinizante y bien 
diferenciado de la vulva (HPV -) 
Enfermedad de Paget de la vulva. La epidermis está 
infiltrada por células grandes de citoplasma rosa 
claro que se extienden a lo largo de la porción basal 
del epitelio epidermoide. Hay inflamación en la 
dermis subyacente. 
Lesiones intraepiteliales. Las neoplasias intraepiteliales vaginales pueden estar asociadas a VPH de oncogenicidad baja, intermedia o alta, que suelen afectar la cúpula 
vaginal en pacientes con histerectomía previa. Pueden clasificarse en VAIN I (displasia leve), VAIN II (displasia moderada), y VAIN III (displasia avanzada o carcinoma in situ). 
Rabdomiosarcoma embrionario. También llamado sarcoma botrioideo, es un tumor vaginal infrecuente compuesto por rabdomioblastos embrionarios malignos. Suelen 
aparecer en lactantes y niñas menores de 5 años. 
– Presentación. Suelen crecer en forma de masas polipoideas, redondas y voluminosas que tienen aspecto y consistencia de racimos de uvas. Las células tumorales 
son pequeñas, tienen núcleos ovales con discretas protrusiones de citoplasma en un extremo (como “raquetas de tenis”); rara vez se observan estriaciones en su 
citoplasma (indicativas de diferenciación celular). Las lesiones pueden confundirse con pólipos inflamatorios benignos. 
– Evolución clínica. Los tumores tienden a invadir localmente y causar el fallecimiento por penetración a la cavidad peritoneal o por obstrucción de las vías urinarias. 
El tratamiento con cirugía + quimioterapia en etapas precoces ofrece los mejores resultados. 
CUELLO UTERINO 
El carcinoma cervical es el tercer cáncer más frecuente entre las mujeres a nivel mundial, y la mitad de ellos resultan mortales. Este cáncer ilustra los notables beneficios de 
la detección sistemática, diagnóstico precoz y tratamiento curativo. 
– Patogenia. El HPV de alto riesgo constituye el factor más importante en la patogenia del cáncer cervical; si bien 
hay 15 subtipos de HPV de alto riesgo, es el HPV-16 el responsable de casi el 60% de los casos de cáncer cervical, 
seguido por el HPV-18 presente en 10% de los casos. Mientras tanto, los HPV de bajo riesgo oncógeno son más 
bien responsables de las verrugas de transmisión sexual (condiloma acuminado). El virus infecta las células 
basales inmaduras del epitelio escamoso en áreas de pérdida epitelial o células escamosas metaplásicas 
inmaduras presentes en la unión escamocilíndrica, pero no son capaces de infectar las células escamosas 
maduras → esto marca una diferencia de susceptibilidad epitelial de los genitales externos: el cuello uterino presenta grandes superficies de epitelio metaplásico 
escamoso inmaduro y se refleja en la incidencia de infecciones por HPV en esta región, en contraposición con la incidencia de HPV en vulva y pene. 
La capacidad del virus de actuar como carcinógeno radica en las proteínas virales E6 y E7: 
▪ E7, promueve la degradación de RB así como de p21 y p27, dos importantes inhibidores de la quinasa dependientes de ciclinas. La eliminación de estos 
controles no sólo promueve la progresión del ciclo celular, sino que también altera la capacidad de las células de reparar los daños del ADN. 
▪ E6, amplifica la incidencia del daño al ADN, pues promueve la degradación de p53 por el proteasoma. Además, promueve la expresión de la telomerasa. 
El efecto neto resulta en una mayor proliferación de células con tendencia a adquirir más mutaciones que pueden conducir al desarrollo de cáncer. 
– Epidemiología. Las infecciones genitales por HPV son frecuentes, pero la mayoría son asintomáticas, no causan alteraciones tisulares y por lo tanto no se detectan 
en la citología cervicovaginal. La mayoría de las infecciones son transitorias y el sistema inmune las erradica de meses a años. La duración de la infección está 
relacionada con el tipo de HPV, de manera que por lo general HPV de bajo riesgo duran menos que las de bajo riesgo. La infección persistente aumenta el riesgo de 
desarrollo de una lesión precursora cervical y posteriormente un carcinoma. 
Neoplasia intraepitelial cervical o lesiones intraepiteliales escamosas. Si bien en un principio se las clasificó en neoplasia intra cervical (CIN) de tipo I, 2 y 3, como la 
decisión respecto al tratamiento de las pacientes es dicotómica (observación o tratamiento quirúrgico), el sistema de clasificación se ha simplificado a uno de dos 
Los HPV de alto riesgo también se 
encuentran implicados en la aparición de 
carcinomas epidermoides de otras zonas: 
vagina, vulva, pene, ano, amígdalas y otras 
áreas orofaríngeas. 
 
categorías: CIN I se renombró como lesión escamosa intraepitelial de bajo grado (LSIL), y la CIN II + CIN III se han combinado en una sola categoría, denominada lesión 
escamosa intraepitelial de alto grado (HSIL). Más del 80% de las LSIL y el 100% de las HSIL se asocian a los HPV de alto riesgo, donde el HPV-16 es el subtipo más frecuente 
en ambas categorías. 
Las LISL se asocian a una infección por HPV productiva, donde hay una intensa replicación vírica y sólo alteraciones leves en el crecimiento de las células del anfitrión; no 
progresan directamente a carcinoma invasivo, sino que la mayoría resuelve espontáneamente, mientras que un pequeño porcentaje progresa a HSIL. Es por esto último que 
las LISL no se consideran lesiones premalignas. Sin embargo, en las HSIL, el HPV provoca una falta de regulación del ciclo celular que se traduce en proliferación epitelial, 
reducción o detención de la maduración epitelial y menor tasa de replicación vírica. Las alteraciones en el ciclo celular de estas lesiones pueden ser tales que se manifieste 
un fenotipo maligno plenamente, por lo que todas las HSIL son consideradas de alto riesgo de progresión a carcinoma. Las LSIL son 10 veces más frecuentes que las HSIL. 
– Morfología. El diagnóstico de SIL se basa en la identificación de atipia nuclear caracterizada por aumento del tamaño nuclear, hipercromasia, gránulos de cromatina 
densos y variaciones en la forma y tamaño del núcleo. Estas alteraciones a menudo se acompañan de un halo perinuclear, que se corresponden con vacuolas 
perinucleares, un cambio citopático creado por una proteína viral (E5) que se sitúa en membranas del retículo endoplásmico } en conjunto estas alteraciones se 
conocen como atipia coilocítica. La clasificación de la SIL en escasa o gran malignidad se basa en la expansión de la capa de células inmaduras desde su porción 
basal normal; si las células escamosas inmaduras están confinadas al tercio inferior del epitelio, la lesión se clasifica como LSIL, si se afectan los dos tercios 
superiores del espesor del epitelio, serán HSIL. Las características histológicas de la LSIL se correlaciones con la replicación del HPV + alteraciones en el crecimiento 
y expresión génica de las células del anfitrión: 
▪ Las cargas víricas más elevadas (detectadas por medio de hibridación in situ) se encuentran en los queratinocitos en maduración de los estratos más 
apicales del epitelio. 
▪ Las proteínas E6 y E7 impiden la detención del ciclo celular, por lo que las células de la porción superior del epitelio expresan marcadores correspondientes 
a células en división activa, como Ki-67, que normalmente se limitarían al estrato basal. También provocan una expresión excesiva de p16 → las tinciones 
para Ki-67 y p16 muestran una gran correlación con la infección por HPV y son útiles para confirmar diagnóstico en casos de SIL dudosa. 
– Evolución clínica. Aunque la mayoría de las HSILse desarrollan a partir de LSIL previas, el 20% de los casos de HSIL aparecen de novo. Las tasas de progresión no son 
uniformes dado que el desarrollo de lesiones precursoras y desarrollo de cáncer depende en parte del subtipo de HPV así como del estado inmune de la paciente, 
entre otros factores desconocidos. La progresión a 
carcinoma invasivo tarda de unos pocos años a más de 
una década. 
 
 
 
Espectro de neoplasia intraepitelial cervical: 
epitelio escamoso normal de referencia. LSIL (CIN 
I) con atipia coilocítica; HSIL (CIN II) con atipia 
progresiva y expansión de células basales 
inmaduras por encima del tercio inferior del 
espesor del epitelio; HSIL (CIN III) con atipia 
difusa, pérdida de maduración y expansión de las 
células basales inmaduras hasta la superficie 
epitelial. 
Carcinoma cervical. El promedio de edad de los pacientes con carcinoma cervical 
invasivo es de 45. El subtipo más frecuente es el epidermoide, responsable del 80% de 
los casos, mientras que el adenocarcinoma constituye el 15% de los casos. Por otro 
lado se encuentran los carcinomas adenoescamosos y neuroendocrinos, tumores 
cervicales infrecuentes que representan el 5% faltante. Todos los anteriores están 
causados por HPV de alto riesgo. 
– Morfología. El carcinoma epidermoide está compuesto por nidos y lenguetas 
de epitelio escamoso maligno, queratinizante o no, que invaden el estroma 
cervical subyacente. El adenocarcinoma se caracteriza por la proliferación del 
epitelio glandular, compuesto por células endocervicales malignas con grandes 
núcleos hipercromáticos y citoplasma relativamente vacío de mucina, lo que le 
confiere un aspecto más oscuro en comparación con lo que se suele observar 
en el epitelio endocervical normal. El carcinoma adenoescamoso está 
compuesto por epitelios malignos glandular y escamoso entremezclados, 
mientras que el carcinoma neuroendocrino cervical presenta una imagen 
similar a la del carcinoma de células pequeñas de pulmón, pero se diferencia 
en que es positivo para HPV de alto riesgo. 
– Evolución clínica. El carcinoma cervical avanzado se disemina mediante 
extensión directa a los tejidos contiguos. La invasión linfovascular se sigue de 
metástasis en ganglios linfáticos regionales y alejados, pudiendo también 
encontrarse metástasis a distancia en hígado, pulmones, médula ósea y otros 
órganos. 
– Características clínicas. Más de la mitad de los cánceres invasivos se detectan 
en mujeres que no participan en pruebas de detección sistemáticas regulares. Si bien los carcinomas microinvasivos pueden tratarse exclusivamente mediante una 
conización cervical, la mayoría de los cánceres invasivos se tratan 
mediante histerectomía con disección de ganglios linfáticos, y en las 
lesiones avanzadas, radioterapia y quimioterapia. El pronóstico y la 
supervivencia en los carcinomas invasivos dependen del estadio del cáncer 
al diagnóstico, y hasta cierto punto del subtipo histológico (los 
neuroendocrinos son los de peor pronóstico). La supervivencia a los 5 años 
es del 100% para los carcinomas microinvasivos y menos del 50% en los 
tumores que se extienden más allá de la pelvis. 
 
 
Adenocarcinoma de cuello uterino. A. Adenocarcinoma in situ (flecha) que 
muestra glándulas oscuras adyacentes a glándulas más claras, normales. B. 
Adenocarcinoma invasivo. 
 
La gran eficacia de la detección sistemática citológica a la hora de prevenir el cáncer cervical es que la mayoría de los tumores surgen de lesiones precursoras a lo largo de 
los años, y de estas lesiones se desprenden células anómalas que pueden detectarse en el examen citológico. Técnica: con una espátula o cepillo se raspa 
circunferencialmente la zona de transformación del cuello uterino y las células se extienden o se dejan caer girándolas sobre un portaobjetos. Tras su fijación y tinción el 
frotis se estudia al MO. La detección de ADN de HPV en el raspado confiere más sensibilidad que la citología, pero es menos específico. No se recomiendan las pruebas de 
HPV en mujeres <30 años por la elevada incidencia de infección, y por lo tanto la baja especificidad esperable de los resultados de las pruebas de HPV en este grupo. 
• Las pruebas de detección sistemática y medidas preventivas del cáncer cervical se realizan de forma escalonada. La primera prueba debe realizarse a los 21 o 3 años 
posteriores al inicio de la actividad sexual, y posteriormente cada 3 años. Pasados los 30, mujeres que dan resultados negativos para HPV pueden realizarse el 
estudio cada 5 años, mientras que aquellas negativas para citología, pero positivas para ADN de HPV de alto riesgo deben repetir la citología cada 6-12 meses. 
• Cuando el resultado de la citología cervicovaginal es anómalo, se realiza un examen colposcópico del cuello uterino y la vagina para identificar la lesión. La mucosa 
se observa con una lupa tras la aplicación de ácido acético, que resalta el epitelio anómalo como puntos blancos. Se toma muestra de las áreas sospechosas → LSIL 
confirmada por biopsia se monitoriza, mientras que HSIL se trata mediante una escisión superficial. 
• Administración de la vacuna anti-HPV de alto riego oncógeno a todas las niñas y niños de 11-12 años, así como jóvenes de ambos sexos de hasta 26 años. Las 
vacunas ofrecen protección ´por 10 años. Como no protege contra todos los tipos de HPV de alto riesgo, sigue siendo mandatario la detección sistemática de las 
lesiones premalignas y malignas precoces. 
 
Carcinoma epidermoide del cuello uterino. A. Carcinoma epidermoide invasivo B. 
carcinoma epidermoide microinvasivo con nidos invasivos que atraviesan la membrana 
basal de una lesión escamosa intraepitelial de alto grado. 
A B 
ENDOMETRIO 
1. Fase proliferativa 
Atrofia postmenopáusica. Producto de un déficit de estimulación estrogénica. 
Hiperplasia. Cuando es difusa se debe a un exceso de estimulación estrogénica. 
a. Pólipo endometrial (hiperplasia focal). Son masas exofíticas de tamaño variable que se proyectan a la cavidad endometrial. Rara vez evolucionan hacia 
adenocarcinomas. 
– Morfología. Pueden ser múltiples o únicos, y por lo general son sésiles, miden 0,5 a 3 cm de diámetro, aunque también pueden alcanzar un gran tamaño y 
tienen pedículo. Las glándulas de los pólipos pueden ser hiperplásicas o atróficas y en ocasiones muestran cambios secretores (pólipos funcionales). Es 
posible que los pólipos se vuelvan hiperplásicos en las pacientes con una hiperplasia endometrial generalizada y responda a los estrógenos, pero poco y 
nada a la progesterona. 
– Patogenia. Las células estromales presentan reordenamientos cromosómicos similares a los encontrados en otros tumores mesenquimatosos benignos → 
el estroma del pólipo es neoplásico y las glándulas asociadas son reactivas. Muchas veces también suelen verse pólipos endometriales asociados a la 
administración de tamoxifeno, un modulador selectivo de los receptores de estrógenos que funciona como inhibidor a nivel de las mamas, pero con débil 
efecto progestágeno en el endometrio. 
b. Hiperplasia endometrial difusa. Es una causa importante de hemorragia anómala y un precursor habitual del tipo más frecuente de carcinoma endometrial; se 
define como proliferación aumentada de las glándulas endometriales respecto al estroma, por lo que se observa un aumento en la relación glándula/estroma, 
comparado con el endometrio normal. 
– Patogenia. Se asocia a una estimulación estrogénica prolongada del endometrio, que puede deberse a anovulación, aumento de la producción de 
estrógenos por fuentes endógenas o administración de estrógenos exógenos. Las situaciones asociadas son: obesidad (conversión periférica de andrógenos 
en estrógenos), menopausia, síndrome de ovario poliquístico, tumor de células granulosas funcionante de ovario, función cortical ovárica excesiva 
(hiperplasia estromal cortical), administración prolongada de estrógenos (tto sustitutivo con estrógenos). 
La inactivacióndel gen supresor de tumores PTEN es una alteración genética común en la hiperplasia endometrial y en los carcinomas de endometrio. 
Cuando la función de PTEN se pierde, la vía PI3K/AKT se vuelve hiperactiva, que aumentan la capacidad del receptor estrogénico de poner en marcha la 
expresión de sus genes diana → estimula directamente la expresión de los genes dependientes de estrógenos, provocando el crecimiento excesivo de 
aquellos tipos celulares cuyas señales tróficas son los estrógenos. 
– Morfología. Los patrones morfológicos que adopta la hiperplasia endometrial permiten distinguir dos categorías: 
i. Hiperplasia no atípica, la característica fundamental de este grupo es el aumento en la relación glándulas/estroma; las glándulas muestran variación 
en cuanto al tamaño y forma, y en ocasiones están dilatadas. Por lo general las glándulas suelen estar adosadas entre sí, pero puede llegar a verse 
cierta cantidad de estroma interpuesto. Estas lesiones reflejan la rta endometrial a la estimulación estrogénica persistente, y rara vez progresan a 
un adenocarcinomas. 
ii. Hiperplasia atípica (neoplasia intraepitelial endometrial). Está compuesta por patrones complejos de glándulas proliferantes con atipia nuclear. Las 
glándulas suelen estar adosadas y a menudo tienen perfiles complejos por la presencia de estructuras ramificadas. Las células individuales son 
redondeadas y pierden la orientación perpendicular respecto a la membrana basal; sus núcleos se ven vesiculosos (por la cormatina”abierta”) y 
nucleólos prominentes. Sus características morfológicas se solapan ampliamente con las del adenocarcinoma endometrial diferenciado, de manera 
tal que en ocasiones se tornan indistinguibles el uno del otro si no se realiza una histerectomía. 
iii. Hay una fracción de hiperplasias endometriales que no son fáciles de clasificar: lesiones sin atipia celular, con diferenciación celular alterada, como 
metaplasia escamosa, de células ciliadas, eosinófila y mucinosa. El epitelio metaplásico es benigno y el diagnóstico se basa en la observación de las 
áreas no metaplásicas. 
– Evolución clínica. La hiperplasia atípica se trata mediante la histerectomía o, en mujeres jóvenes con deseos de gestar, un ciclo de progestágenos y 
seguimiento. 
2. Fase secretora 
Ciclo anovulatorio. Hay una ausencia de secreción por la presencia de un endometrio proliferativo o hiperplásico. 
Endometrio mixto. En partes proliferativo, en partes secretor; se debe a áreas que no responden a la progesterona. 
Endometrio secretor desfasado, sincrónico. Con secreción retardada (retardo <2 días) en forma homogénea de todo el endometrio. Ciclo bifásico con ovulación tardía. 
Endometrio secretor desfasado, asincrónico. Con diferencias de más de 2 días entre distintas zonas del endometrio. Se debe a una insuficiencia del cuerpo lúteo o a una 
diferente respuesta de áreas al endometrio. 
Menorragia. El endometrio secretor presenta una descamación irregular y prolongada por más de 72 hs; esto se debe a un endometrio en disolución alterna con con áreas 
secretoras en los casos de retraso de involución del cuerpo lúteo o factores locales como leioimiomas o pólipos. 
Endometrio disociado. Se aprecian glándulas atróficas junto a una reacción predecidual extensa. Puede deberse a la administración prolongada de ACO combinados. 
 
Carcinoma de endometrio. Es el cáncer invasivo más frecuente del aparato genital femenino. 
– Patogenia. Los estudios clínico-patológicos y análisis moleculares son la base de la clasificación de los carcinomas en dos grandes categorías: 
i. Carcinoma de tipo I (endometrial). Es el tipo más frecuente (80% de los casos). La mayoría son lesiones bien diferenciadas y recuerdan a las glándulas 
endometriales proliferativas, por lo que se denominan carcinomas endometrioides. Es característico que aparezca sobre una hiperplasia endometrial, por lo 
que se asocia a: obesidad, diabetes, HTA, infertilidad, estimulación estrogénica sin oposición. AL igual que en resto de las neoplasias, el desarrollo del 
cáncer se debe a una adquisición escalonada de mutaciones de protooncogenes y genes supresores tumorales; en este caso la mutación más 
frecuentemente encontrada son las de pérdida de función de PTEN, que aumentan la actividad de la vía de señalización PI3K/AKT, marca distintiva de esta 
categoría + mutaciones de otros protooncogenes (PI3KCA, KRAS, ARID1A). Las mutaciones en los genes supresores tumorales son más frecuentes en 
aquellas pacientes provenientes de familias con carcinoma hereditario colorrectal no poliposo, mientras que en los carcinomas de aparición esporádica se 
debe más a un silenciamiento epigenético de estos genes. 
ii. Carcinoma de tipo II (seroso). Suelen producirse en mujeres 10 años más grandes que las afectadas por el carcinoma de tipo I, y a diferencia de estos 
últimos, aparecen sobre una base de atrofia endometrial. Son por definición tumores mal diferenciados (grado 3) y representan tan solo un 15% de los 
casos de carcinoma endometrial. El subtipo más frecuente es el carcinoma seroso, llamado así por su similitud morfológica e histológica con el carcinoma 
de ovario seroso, aunque esta categoría también incluye a otros 
tumores menos frecuentes (carcinoma de células claras y tumor 
mulleriano mixto maligno). En más del 90% de estas lesiones se 
registran mutaciones en el TP53, así como en las lesiones precursoras, 
indicativo de que esta mutación se produce de manera precoz en la 
evolución del carcinoma endometrial seroso. 
Presumiblemente el carcinoma seroso comienza como una neoplasia 
epitelial superficial que se extiende a las estructuras glandulares 
adyacentes y después invade el estroma endometrial. Su pronóstico es 
peor, dado que para el momento del diagnóstico, por lo general ya se 
diseminó por fuera del útero (tiene una mayor tendencia a 
desprenderse y desplazarse a lo largo del TGF, ovarios e incluso peritoneo). 
– Morfología. 
i. Carcinoma de tipo I. Puede adoptar la forma de un tumor polipoideo localizado o de una neoplasia que infiltra difusamente el revestimiento endometrial. 
Hay tres grados de malignidad histológicos: bien diferenciado (grado 1) →compuesto casi en su totalidad po glándulas bien formadas; moderadamente 
diferenciado (grado 2) → con glándulas bien formadas mezcladas con áreas consistentes en láminas sólidas de células que por definición suman como 
máximo el 50% del tumor; y mal diferenciado (grado 3) → caracterizado por un patrón sólido que representa más del 50% de la lesión. Los tumores de 
grado 1 se distinguen la hiperplasia por el reconocimiento de estroma interpuesto entre las glándulas. Hasta el 20% de los carcinomas endometrioides 
pueden presentar elementos escamosos que estar bien diferenciados o presentar características de malignidad, sin embargo, la clasificación que fija el 
grado de malignidad de estos tumores se fija exclusivamente en su diferenciación glandular. La diseminación suele producirse por invasión miometrial, 
seguida por extensión directa a órganos y estructuras adyacentes. En último término se disemina por vía linfática a los ganglios regionales, pudiendo así 
MTT a pulmones, hígado, hueso y otros órganos. Su estadificación: Estadio I, el carcinoma está limitado al propio cuerpo del útero, estadio II: el carcinoma 
afecta al cuerpo y cuello uterinos, estadio III: el carcinoma se extiende fuera del útero, pero no sobrepasa la pelvis verdadera, estadio IV: el carcinoma se 
extiende fuera de la pelvis verdadera o afecta a la mucosa de la vejiga o recto. 
ii. Carcinoma tipo II. Por lo general estos carcinomas aparecen en úteros atróficos pequeños, y a menudo son grandes tumores voluminosos o invaden 
profundamente el miometrio. La lesión precursora (carcinoma intraepitelial endometrial seroso) está constituida por células malignas idénticas a las del 
carcinoma seroso que están confinadas a las superficies epiteliales. Las lesiones invasivas pueden tener un patrónde crecimiento papilar compuesto por 
células con una atipia marcada, no obstante, también es posible que presenten un patrón de crecimiento predominantemente glandular → DX 
DIFERENCIAL CON CA ENDOMETROIDE, es la atipia citológica marcada. Recordar que el carcinoma tipo II es por definición de grado 3, independientemente 
del patrón morfológico. 
– Epidemiología. Infrecuente en mujeres <40 años, suele presentarse en mujeres posmenopáusicas de 55-65 años. Aunque puede ser asintomático durante un 
tiempo, suele producir hemorragias irregulares o posmenopáusicas con leucorrea excesiva → esto lleva por lo general a su detección precoz, y en la mayoría de las 
pacientes se consigue la curación. El diagnóstico de cáncer de endometrio debe establecerse por examen histológico del tejido obtenido mediante biopsia o 
legrado. Por motivos desconocidos, el carcinoma seroso es más frecuente en mujeres de ascendencia afroamericana. 
– Evolución clínica +tto. El pronóstico dependerá en gran medida del estadio clínico en el momento diagnóstico, así como el grado de malignidad histológico y 
subtipo. En la mayoría de los casos, los tumores son carcinomas endometrioides bien diferenciados o moderadamente diferenciados en estadio I → cirugía sola o 
 Tipo I Tipo II 
Edad 55-65 65-75 
Clínica HTA- Obesidad- DBT Atrofia-Delgadez 
Morfología Endometrioide Seroso 
Células claras 
T. Mulleriano Mixto 
Precursor Hiperplasia Carcinoma intraepitelial 
endometrial 
Comportamiento Indolente- Extensión 
linfática 
Agresivo- Extensión linfática e 
intraperitoneal. 
combinada con radioterapia, logra una supervivencia a los 5 años cercana al 90%; esta tasa desciende al 75% para los tumores de grado 3/estadio I y al 50% o 
menos en los carcinomas de estadio II o III. Por su parte, la supervivencia a los 5 años de las mujeres con carcinoma seroso es de 18-27%, y la tasa de recidiva 
alcanza el 80% incluso cuando está limitado al útero. A menudo, se usa radioterapia complementaria para reducir recidivas locales y se administra quimioterapia si 
el carcinoma endometrioide se ha extendido fuera del útero, no obstante, en los casos del ca seroso, las mujeres pueden recibir quimioterapia incluso en ausencia 
de extensión extrauterina dada su agresividad. 
 
 
 
 
 
 
 
A. Representación del desarrollo de un carcinoma endometrial de tipo I que surge en un trasfondo 
de hiperplasia. B. diagrama del desarrollo de un carcinoma endometrial de tipo II. Se ilustran las 
alteraciones genéticas en el momento más probable que se produzcan 
→Carcinoma endometrial tipo I. B. 
Adenocarcinoma endometrial de 
grado 1: arquitectura glandular 
mantenida pero sin estroma 
interpuesto. C.Adenocarcinoma 
endometrioide moderadamente 
diferenciado (grado 2): arquitectura 
glandular mezclada con áreas 
sólidas. D. Adenocarcinoma 
endometrioide mal diferenciado 
(grado 3): con patrón sólido 
predominante 
Carcinoma endometrial tipo II. A. Carcinoma intraepitelial endometrial, precursor del carcinoma seroso que muestra células malignas (flecha), que 
muestra características morfológicas idénticas a las del carcinoma seroso ovárico sin invasión del estroma. C. Carcinoma seroso del endometrio con 
patrón de crecimiento papilar compuesto por células malignas con atipia citológica marcada. D. Marcación IHQ para p53 que muestra la acumulación de 
la proteína anormal en las células neoplásicas 
 
Leiomiomas. Es el tumor más frecuente en las mujeres. Son neoplasias benignas de músculo liso que pueden aparecer 
individualmente, pero con más frecuencia son múltiples. La mayoría tienen cariotipos normales, pero un 40% 
presentan una anomalía cromosómica simple que afectan a los genes HMGIC y HMGY, que codifican para factores de 
unión al ADN estrechamente relacionados que regulan la estructura de la cromatina. Tienen más receptores 
estrogénicos que el miometrio vecino. 
– Morfología. 
o MACRO: tumores muy bien delimitados, definidos, redondeados, firmes y de color blanco-grisáceo, no 
capsulados; su tamaño varía desde nódulos pequeños y apenas visibles a tumores masivos que ocupan 
toda la pelvis; se encuentran por lo general en el cuerpo del útero, sea en el espesor del miometrio 
(intramurales), inmediatamente por debajo del endometrio (submucosos) o por debajo de la serosa 
(subserosos). Al corte se reconocen los haces musculares dispuestos de manera espiralada. 
o MICRO: están compuestos por células de músculo liso que se asemejan a las normales (tienen 
tamaños y formas uniformes, núcleo oval y procesos citoplasmáticos finos característicos). Hay pocas 
mitosis. 
o Hay otras variantes, menos frecuentes y ambas benignas: leiomioma benigno metastatizante → 
leiomioma uterino que se extiende hacia los vasos y se disemina por vía hematógena a otras áreas, 
con más frecuencia al pulmón; y leiomiomatosis peritoneal diseminada → múltiples nódulos 
peritoneales pequeños. 
– Evolución clínica. Incluso cuando son grandes, pueden permanecer asintomáticos. Entre los signos y síntomas 
más destacados se encuentran la hemorragia anómala, la poliaquiuria por la compresión de la vejiga, el dolor 
brusco por infarto de un tumor grande y una menor fertilidad. Los miomas en gestantes aumentan con 
frecuencia las posibilidades de aborto espontáneo, mala presentación fetal, inercia uterina (incapacidad de 
contraerse con fuerza suficiente) y hemorragia posparto. Su transformación maligna es sumamente 
infrecuente. 
 
 
 
 
 
 
A. El corte sagital del útero permite evidenciar 
múltiples tumores de localización subumosa, 
intramural y subserosa que muestran un aspecto 
blanco y firme al corte. B. Al MO se observan células 
de m. liso bien diferenciadas 
Leiomiosarcomas. Neoplasias malignas infrecuentes que se producen con una incidencia máxima a los 40-60 años de 
edad. Tienen su origen en las células precursoras del miometrio o estroma endometrial, no en leiomiomas. 
– Morfología. MACRO: Crecen dentro del útero siguiendo uno de dos patrones definidos: (1) masas carnosas y 
voluminosas que invaden la pared uterina o (2) masas polipoideas que se proyectan a la luz del útero. MICRO: muestran 
una atipia citológica variable, partiendo de lesiones sumamente diferenciadas a otras muy anaplásicas. La distinción del 
leiomioma se basa en la atipia celular, índice mitótico y necrosis zonal → 10 o más mitosis por 10 campos de gran 
aumento (400x) indica una neoplasia maligna, especialmente si se acompaña de atipia citológica y/o necrosis. Si el 
tumor contiene atipia nuclear o células grandes (epitelioides) con 5 mitosis por 10 campos de gran aumento (400x), 
basta para justificar el diagnóstico de malignidad. 
– Evolución clínica. Recidivan a menudo tras la cirugía, y más de la mitad terminan por MTT vía hematógena a 
pulmones, hueso y toda la cavidad abdominal. La supervivencia a los 5 años es del 40%, y la de los anaplásicos se 
reduce al 10-15%. 
 
 
 
A.Gran masa tumoral hemorrágica que distiende la parte 
inferior del cuerpo y está flaqueada por dos leiomiomas. B. Las 
células tumorales tiene tamaños irregulares y núcleos 
hipercromáticos. Hay numerosas mitosis (flechas)

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