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31 Estructuralismo - meledh sd

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MÓDULO 2102- LA PSICOLOGÍA CIENTÍFICA Y SUS SISTEMAS TEÓRICOS 1 
 
 
Para profundizar en este tipo de contenidos consulte la obra: 
Marx, M.H. y Hillix (1987) Sistemas y teorías Psicológicas Contemporáneos. México. Paidos. 
 
 UNIDAD I LOS SISTEMAS DE LA PSICOLOGÍA CIENTÍFICA 
 
Lectura 1 
 
Marx, M.H. y Hillix (1987) Sistemas y teorías 
Psicológicas Contemporáneos. México 
D.F. Paidos p.p. 86-117 
Marx, M. H. y Hillix (1985) te darán a conocer la naturaleza de los sistemas 
psicológicos y cómo la psicología emergía de un trasfondo general científico y 
filosófico, temáticas propias de la primera unidad mínima de aprendizaje, el 
Estructuralismo, de la Unidad I Los Sistemas de la Psicología Científica 
 
UU NN II DD AA DD II .. 
 
L O S S I S T E M A S D E L A P S I C O L O G Í A 
C I E N T Í F I C A 
 
 
 
EESSTTRRUUCCTTUURRAALLIISSMMOO 
 
La psicología introspectiva altamente desarrollada que recibe el nombre de 
estructuralismo o existencialismo, está representada en su forma 
norteamericana definitiva por la obra de E. B. Titchener. En 1898, Titchener 
agudizó e hizo resaltar de tal modo la distinción entre el estructuralismo y el 
funcionalismo --efectuada en forma casi casual por James en 1884-- que 
realmente dio nombre a ambos sistemas (véase R. I. Watson, 1968, págs. 
397-399). Titchener señaló la analogía existente entre el tipo de psicología 
por el que él se inclinaba y el estudio de la estructura en la biología. El 
sistema de Titchener fue un refinamiento de la psicología de su mentor, 
Wilhelm Wundt, fundador del laboratorio de Leipzig. Durante los primeros 
años de la psicología, en Alemania, la estructural era la psicología. Su 
finalidad era el análisis introspectivo de la mente humana; la psicología había 
de ser una especie de química de la conciencia. La tarea fundamental del 
psicólogo era descubrir la naturaleza de las experiencias conscientes 
elementales y luego sus relaciones mutuas. Se pensaba que la herramienta 
necesaria era la introspección, practicada por una persona muy bien 
entrenada. 
Tres han sido los aspectos más significativos del estructuralismo. En 
primer lugar, dio un fuerte ímpetu científico a la psicología, ligando por 
primera vez su nombre a una empresa de tipo científico, con reconocimiento 
académico formal y claramente separada de los dos principales campos 
paternos, la fisiología y la filosofía. En segundo lugar, puso a prueba de una 
manera exhaustiva las posibilidades del introspeccionismo clásico como 
único método para una psicología completa. Por último, proporcionó una 
fuerte ortodoxia contra la cual pudieron organizar su resistencia las fuerzas 
funcionalistas, conductistas y guestaltistas. Las escuelas más nuevas 
surgieron de la reformulación progresiva y el rechazo final de los problemas 
 
 
 
 
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estructuralistas básicos. Este hecho, por sí solo, hace necesario el estudio 
contemporáneo de la psicología introspectiva analítica de Wundt y Titchener. 
 
Antecedentes del estructuralismo 
La psicología de Wundt 
 
Se acostumbra, por lo menos en Norteamérica, citar a Titchener como el 
fundador de la psicología estructural. Ciertamente, él le dio su nombre, la 
desarrolló y la sostuvo contra las tendencias funcionalistas y conductistas. 
Sin embargo, el sistema de Titchener era básicamente igual al de Wilhelm 
Wundt (1832-1920), con quien aquél había estudiado. El propio Wundt fue un 
sistematizador muy escrupuloso, y el "padre" de la nueva psicología 
experimental. Estableció el primer laboratorio formal de psicología en la 
Universidad de Leipzig en 1879. A pesar de ello, continuaremos la tradición 
americana y consideraremos a Wundt como el precursor de la escuela 
estructuralista, reconociendo al mismo tiempo que fue más que un mero 
antecedente. 
Aunque Wilhelm Maximilian Wundt se convirtió, de ese modo; en el padre 
de la psicología en general y del estructuralismo en particular, no le fue fácil 
convertirse en padre de nada más, incluso de niños. En primer lugar, porque 
en 1857, cuando no tenía todavía veinticinco años, casi murió de 
tuberculosis. Y en segundo lugar, porque era tan pobre que sólo al cumplir 
cuarenta años, en 1872, juntó el dinero suficiente como para casarse con su 
novia de siempre, Sophie Mau (Bringmann, Balance y Evans, 1975). 
La pobreza relativa de Wundt comenzó con su nacimiento como cuarto 
hijo de un pastor de campaña, que ejercía su ministerio en Neckarau, la 
pequeña ciudad donde Wundt nació. El pequeño Wilhelm se aficionó mucho 
al joven ayudante de su padre, Friedrich Müller, quien lo instruyó y protegió. 
Aparentemente, de niño tuvo pocos amigos, e incluso tal vez apenas haya 
tenido infancia. Tampoco tuvo mucho éxito en la escuela secundaria, lejos 
de su hogar, pues después de haber fracasado un año, la concluyó sin lograr 
obtener muy buenas calificaciones. Finalmente se hizo de amigos de su 
edad y empezó a mostrar interés en la lectura y la vida intelectual. A causa 
de la falta de dinero no pudo pagarse una carrera universitaria y en lugar de 
eso asistió a una escuela de medicina donde, después de un triste primer 
año, se graduó, en 1855, con las calificaciones más altas en los exámenes 
de la junta médica. Después de realizar investigaciones, profundizar sus 
estudios y de desempeñar tareas como asistente de Helmholtz, Wundt 
obtuvo por fin su recompensa: en 1872 fue designado para reemplazar 
temporalmente a Helmholtz en sus clases. La partida de éste hacia Berlín le 
dejó finalmente el campo libre y Wundt pudo así casarse. 
A partir de entonces la buena fortuna comenzó a sonreírle. En ese mismo 
año, 1872, obtuvo una cátedra en Zurich y al siguiente una en la Universidad 
de Leipzig, más prestigiosa (llamada actualmente Universidad Karl Marx). No 
pasó mucho tiempo antes de que creara el laboratorio que lo hizo tan 
famoso. Su psicología estaba destinada a ser una suerte de química mental 
experimental, que nos debería recordar el cuadro de John Stuart Mill del 
desarrollo de las ideas complejas. 
Es muy probable que la empresa de Wundt recibiera un tremendo impulso 
gracias a los triunfos de la propia química, en especial a los de Mendeleiev. 
En 1871 Mendeleiev había corregido su tabla periódica de los elementos, 
publicada por primera vez en 1869, y había predicho a través de ella la 
existencia de tres elementos nuevos, aún no descubiertos. En 1875 se 
descubrió el primero de estos tres, el germanio; en 1879 el segundo, el 
escandio. En ese mismo año Wundt fundó su laboratorio. 
Incluso a esta distancia en el tiempo y en el espacio deberíamos ser 
capaces de imaginar la gran emoción y las enormes esperanzas que 
acompañaron a una empresa que procuraba desarrollar una verdadera tabla 
periódica de la mente. Los estudiantes acudieron en tropel a Leipzig desde 
puntos tan lejanos como América, Inglaterra e incluso Japón. Por supuesto, 
una vez que se arribaba al extremo oriental de Alemania era imperativo 
seguir el curso de Wundt. Aunque algunos, como el cínico norteamericano 
George Stanley Hall, se desilusionaron, la mayoría llegó con el fervor y la 
intensidad de propósitos que son de esperar cuando se es parte de una 
nueva empresa de suma importancia. 
Wundt vivió hasta los ochenta y ocho años y murió en 1920. Sin embargo, 
es probable que nunca haya advertido hasta qué punto la nueva ciencia iba 
a llevar su sello. Yo (Hillix) estudié el linaje académico del cuerpo de 
 
 
 
 
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profesores de la Universidad del Estado de San Diego. De las cincuenta y 
dos personas investigadas, veintiocho se remontaban a Wundt. En 
consecuencia, esta muestra permite observar que los discípulos 
norteamericanos de Wundt se adueñaron de tal modo del campo de la 
psicología estadounidense que la mitad de ésta les pertenece, en tanto que 
el resto se reparte entre los discípulos de William James, Carl Stumpf y otros 
competidores. A través de este linaje académico, Wundt revela ser 
merecedor, de manera muy directa, de su título de padre de la psicología. 
También Wundt tuvo antecedentes, algunos de los cuales fueron objeto 
de examen en el capítulo 2. Otro antecedente, aunque en parte opuesto a 
sus ideas, puede encontrarse en la tradición fenomenológica de la filosofía y 
la psicología alemanas de su época. Turner (1967) define la fenomenología 
como una filosofía según la cual las entidades de la experiencia poseen una 
integridad irreductible que les es propia. Kant, en su Crítica de la razón pura, 
desarrolló una parte del punto de vista fenomenológico. Pensaba que todo lo 
que se conoce es fenómeno y que para conocer algo es necesario que 
aparezca en la conciencia. En consecuencia, Kant limitaba el conocimiento a 
las apariciones. Esta influencia todavía se siente en la fenomenología 
moderna; por ejemplo, Lauer (1965) afirma: "Si hemos de conocer lo que es 
algo —y esto es lo que el fenomenólogo hará— debemos examinar la 
conciencia que tenemos de ello; si esto no nos da una respuesta, nada lo 
hará". 
En 1856, Lazarus y Steinthal trazaron la primera distinción entre la 
fenomenología y la psicología (véase Capretta, 1967). Afirmaban que la 
primera se ocupa de la descripción de los fenómenos de la vida mental, en 
tanto que la segunda procura establecer las explicaciones causales de estos 
fenómenos. Por lo tanto, cuando Wundt apareció en escena ya se habían 
expresado opiniones con respecto a la relación de la fenomenología con la 
psicología. Temperalmente Wundt no era un fenomenólogo. Consideraba 
que la psicología requería experimentación de laboratorio efectuada por 
observadores capacitados y no simplemente las cuidadosas observaciones 
de los fenomenólogos. 
La filosofía de Wundt no era ni materialista ni espiritualista. Se oponía a 
este último tipo de concepción porque pensaba que se equivocaba al tratar 
de establecer una ciencia de la experiencia mental sobre la base de 
especulaciones en torno a una "sustancia pensante". Se oponía al 
materialismo porque no creía que una ciencia de la mente se pudiera 
desarrollar por medio de las investigaciones físicas del cerebro. Wundt 
sentía que el estudio de la mente debe ser una ciencia de la experiencia (y 
en esto concordaba con los fenomenólogos). 
Sin embargo, Wundt creía que la psicología debía ser experimental. 
Schultz (1969) dice, citando a Boring: "La aplicación del método 
experimental al problema de la mente es un acontecimiento de singular 
importancia en la historia de la psicología, un suceso que no puede 
compararse a ningún otro" (epígrafe): Tenemos una gran deuda con Wundt 
por haber instituido la psicología como una ciencia experimental. Citamos un 
pasaje de lo que él tiene que decir sobre el tema: 
Es el experimento, entonces, el que ha sido el origen del 
decidido avance de la ciencia natural, y ha producido esas 
revoluciones en nuestras opiniones científicas. Apliquemos 
ahora el experimento a la ciencia de la mente. Debemos 
recordar que en cada rama de la investigación el método 
experimental asume una forma especial, de acuerdo con la 
naturaleza de los hechos investigados. En la psicología 
encontramos que sólo aquellos fenómenos mentales 
directamente asequibles a las influencias físicas pueden ser 
objeto de experimentación. No podemos experimentar sobre la 
propia mente, sino sólo sobre la actividad de sus instrumentos 
externos: los órganos de los sentidos y del movimiento, que 
están relacionados funcionalmente con los procesos mentales. 
(1894, pág. 10.) 
El objeto de estudio de la psicología era la experiencia inmediata, por 
oposición a la experiencia mediata. Para Wundt, experiencia mediata era la 
experiencia utilizada como medio para conocer algo distinto de la experiencia 
misma. Este es el modo usual en que utilizamos la experiencia al adquirir 
conocimientos sobre el mundo. Decimos "la hoja es verde"; ello implica que 
 
 
 
 
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nuestro interés primario está en la hoja, no en el hecho de que estemos 
teniendo la experiencia de lo verde. Experiencia inmediata, en cambio, sería 
para Wundt la experiencia per se, y la tarea de la psicología era estudiar esta 
experiencia inmediata en sí misma. Esta distinción se remonta a la que 
efectuó Locke entre cualidades primarias y secundarias, y anticipa la 
distinción de Titchener entre los objetos de estudio de la psicología y la física. 
Si intentamos describir la experiencia que tenemos en relación con un dolor de 
muelas, nos estamos ocupando de la experiencia inmediata. Sin embargo, si 
junto con el dentista comenzamos a emplear la experiencia para descubrir el 
lugar y la naturaleza de la dificultad que nos lleva a tener la experiencia del 
dolor de muelas, habremos pasado a la experiencia mediata. Es evidente que 
en cada caso la experiencia es, en principio, la misma. Sólo nuestros 
propósitos cambian, y con éstos posiblemente los aspectos de la experiencia 
a la que prestamos atención. En consecuencia, el físico está interesado sólo 
en la experiencia mediata, pero el psicólogo wundtiano estudia la experiencia 
inmediata. El método de estudio habría de ser la introspección, o 
Selbstbeobachtung (autoobservación). La introspección era la observación 
controlada de los contenidos de conciencia bajo condiciones experimentales. 
La introspección no experimental era inútil para los fines científicos. Wundt 
aclaró su posición en el prólogo a Principios de psicología fisiológica: 
Toda observación exacta implica que el objeto de 
observación (en este caso el proceso psíquico) pueda ser 
firmemente fijado por la atención, y que puedan seguirse 
atentamente los cambios que en él se produzcan. Y esta 
fijación por medio de la atención implica a su vez; que el 
objeto observado sea independiente del observador. Ahora 
bien, es obvio que la independencia requerida no puede 
obtenerse en un intento de autoobservación directa, sin la 
ayuda de la experimentación. El esfuerzo por observarse 
introduce inevitablemente cambios en el curso de los 
acontecimientos mentales —cambios que podrían no haber 
ocurrido sin eso—, y cuya consecuencia usual es que el 
proceso que debía observarse desaparezca de la 
conciencia. En primer lugar (el método experimental) crea 
las condiciones externas que apuntan a la producción de un 
determinado proceso mental en un momento dado. En 
segundo lugar, permite al observador tal dominio de la 
situación general, que el estado de conciencia que 
acompaña a este proceso se mantiene casi sin cambios. 
(1904, pág. 45.) 
Wundt creía que la mente y el cuerpo eran sistemas paralelos, pero no 
interactuantes. De este modo la mente no dependía del cuerpo, y podía 
estudiársela directamente con provecho. Formalmente se hablaba de 
"psicología fisiológica", pero la explicación de la mente por medio del 
estudio de la fisiología vendría más tarde. Wundt no pensaba, sin embargo, 
que la introspección fuera la única fuente del conocimiento psicológico: 
Podemos agregar que, afortunadamente para la ciencia, hay 
otras fuentes de conocimiento psicológico objetivo, a las que 
podemos acceder en el momento mismo en que nos falla el 
método experimental. . Por lo tanto, la psicología experimental 
y la psicologíaétnica forman los principales departamentos de 
la psicología científica. Se complementan con la psicología 
infantil y la psicología animal, que juntamente con la 
psicología étnica intentan resolver el problema de la 
psicogénesis. Por supuesto, quienes trabajan en estos 
campos pueden aprovechar dentro de ciertos límites las 
ventajas del método experimental. Pero aquí sólo se trata de 
la observación objetiva de los resultados del experimento, y 
por consiguiente el método experimental pierde la significación 
peculiar que posee como instrumento de introspección. (1904, 
pág. 5.) 
Por lo tanto, Wundt reconocía formalmente métodos y áreas de la 
psicología diferentes de aquellos en los cuales estaba más interesado. 
Además, no se limitó a hablar sobre la psicología étnica; publicó diez 
 
 
 
 
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volúmenes de su Völkerpsychologie (1900-1909) entre 1900 y su muerte en 
1920. Sí "se limitó a hablar" sobre psicología infantil y animal. Su libro 
Vorlesungen über die Menschen und Thierseele (2a. ed. rev. 1892) dedica 
sólo 26 de sus 454 páginas a la psicología animal. Las publicaciones de 
Wundt y las de sus discípulos indican que adjudicaba una importancia 
mucho menor a esos aspectos de la psicología. 
Aunque existen algunas irregularidades en su tratamiento de la 
psicología, hay muchas más en el cuadro que tiene el psicólogo moderno de 
la psicología wundtiana. Muchas veces tendemos a estereotipar o parodiar la 
posición de casi todas las figuras históricas, pero con Wundt y Titchener el 
tratamiento ha sido particularmente injusto. Anderson (1971) presentó una 
lista con enunciados de Wundt a un grupo de estudiantes de nivel avanzado 
y les pidió que aparearan las citas a los nombres de un grupo de figuras 
destacadas en la historia de la psicología, entre las cuales figuraba Wundt. 
Por cierto, en ningún caso el nombre de Wundt fue el asignado con mayor 
frecuencia a ninguna de las citas, aun cuando todas le pertenecían. Era 
evidente que los estudiantes consideraban que muchos de los enunciados 
eran demasiado modernos o tenían una orientación demasiado experimental 
o conductista como para provenir de él. 
Wundt concebía el problema de la psicología experimental bajo tres 
aspectos: descomponer los procesos conscientes en sus elementos, 
descubrir cómo están conectados y determinar las leyes de su conexión. La 
actitud de Wundt hacia la cosa analizada y hacia la conciencia daba cabida a 
cierta ambigüedad. De manera explícita hablaba de procesos mentales y no 
de contenidos mentales (1894): "En realidad, las ideas, al igual que todas las 
demás experiencias mentales, no son objetos sino procesos, 
acontecimientos" (pág. 236). 
Sin embargo, era difícil ver a la psicología como la ciencia que buscaba 
los elementos de un proceso. El resultado de la falta de claridad fue la 
acusación de elementalismo estático: de considerar a los contenidos de 
conciencia como si fueran elementos estáticos, estructurales. Se asignó a la 
escuela el nombre de "existencialismo", porque parecía que consideraba los 
elementos de la conciencia tan existentes como los objetos físicos. El trabajo 
experimental en Leipzig parecía a veces justificar las acusaciones de los 
críticos, a pesar de la sistemática oposición de Wundt a esa manera de ver 
su psicología. No obstante, la descripción que hizo Boring (1950) sobre la 
denominación de la psicología estructuralista es un hermoso resumen del 
tratamiento general acordado a esta psicología en los Estados Unidos: "Los 
enemigos de esta psicología ortodoxa la nombran, pero siempre de acuerdo 
con lo que más les disgusta en ella" (pág. 431). 
Bringmann, Balance y Evans (1975) atribuyen al último ayudante de Wundt, 
Friedrich Sander, haber dicho que éste, en su ancianidad, era un hombre 
ablandado por el tiempo, cansado de controversias y afecto a las anécdotas: 
la clase de abuelo que a todos nos hubiese gustado tener; y, hablando como 
psicólogos, él fue el "abuelo" profesional que en efecto tuvimos. A él 
probablemente no le habrían importado las opiniones de sus críticos y 
cuando pensara en el asunto, podría sentirse orgulloso del hecho de haber 
enseñado a 24.000 estudiantes. En el verano de 1977, mi esposa y yo (Hillix) 
estábamos junto al hermoso sepulcro de Wundt y su familia, cuando un 
pequeño pájaro se posó sobre la mano de ella. "Es Wundt, que nos da la 
bienvenida", exclamó. ¡Es de esperar que el experimentalista Wundt jamás se 
haya ablandado tanto como para aprobar eso! 
Otros psicólogos europeos 
 
Aunque evidentemente fue Wundt el sistematizador y el organizador más 
importante en los primeros días formativos de la psicología, no fue de 
ninguna manera el único psicólogo europeo que influyó en Titchener. 
Muchos siguieron más o menos de cerca a Wundt, pero otros surgieron de 
una línea diferente. Ninguno de ellos, sin embargo, discrepó con Wundt 
respecto de la importancia central de la introspección como el método a ser 
empleado en psicología. Como lo ha indicado Boring (1953) en su trabajo 
sobre la historia de la introspección, ninguno de los primeros psicólogos 
pensaba que era un introspeccionista; simplemente eran psicólogos, para 
quienes la importancia de la introspección era absolutamente axiomática. 
Los únicos argumentos se referían a los detalles del método. 
Entre los no-wundtianos, posiblemente el más influyente fue Franz 
Brentano (1838-1917), debido a los diversos efectos que tuvo dentro de la 
psicología. Formado primeramente para el sacerdocio, obtuvo también el 
 
 
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doctorado en filosofía y ocupó cátedras universitarias de filosofía primero en 
Wurzburgo y luego en Viena. Renunció al sacerdocio porque no podía 
aceptar la doctrina de la infalibilidad papal. Era conocido como un gran 
aristotélico, e influyó sobre la psicología de la Gestalt y el psicoanálisis 
además de ser un competidor contemporáneo de Wundt y Titchener. 
El nombre de Brentano se asocia con la psicología del acto. Su tesis 
fundamental es que la psicología debe estudiar los actos o procesos 
mentales, y no los contenidos mentales. Sostenía que los actos mentales se 
referían siempre a objetos; por ejemplo, si consideramos el oír como un acto 
mental, éste siempre se refiere a algo oído. En este caso, el verdadero 
acontecimiento mental es el oír, que es un acto y no un contenido. Si vemos 
un color, nuevamente es el ver lo que es mental, no la cosa vista. Su 
Psychologie (1874) es la más importante de sus publicaciones psicológicas. 
Brentano fue básicamente un filósofo antes que un científico, y un empirista 
antes que un experimentalista. Influyó sobre la psicología estructuralista por 
su oposición más que por cualquier contribución positiva, y ejerció también 
una fuerte influencia sobre la fenomenología. 
Carl Stumpf (1848-1936) fue el principal competidor directo de Wundt. En 
1894 se le adjudicó una cátedra de psicología alemana en la Universidad de 
Berlín, cuando Wundt —como decano de los psicólogos alemanes— parecía 
la elección lógica. Hubo rumores de que fue cierta oposición por parte de 
Helmholtz lo que impidió que Wundt obtuviera la designación. No existe, sin 
embargo, prueba alguna que respalde esta hipótesis, y las propias afirma-
ciones de Wundt en su autobiografía parecen negarlo. En consecuencia, 
como la mayoría de los rumores, éste no debería ser repetido, y no lo sería 
si no fuese tan sabroso. 
Stumpf estaba fuertemente influido por Brentano.Esta influencia puede 
haber sido la causa de que aceptara un tipo de introspección menos riguroso 
que el que Wundt consideraba aceptable. Sus diferencias de opinión se 
manifestaron en una acre discusión que sostuvieron a lo largo de una serie 
de publicaciones. El problema se relacionaba con los tonos, y la cuestión era 
si debían aceptarse los resultados de los expertos en introspección (Wundt) 
o de los expertos en música (Stumpf). Stumpf, cuyo campo especial de 
investigación era la audición, y cuyo amor era la música, se rehusaba a 
aceptar los resultados obtenidos en el laboratorio de Wundt. El desacuerdo 
era el que se podría esperar entre un hombre que adoptaba un punto de 
vista más fenomenológico y uno (Wundt) que insistía en un tipo más 
analítico de introspección. Es a Husserl, uno de los discípulos de Stumpf, a 
quien se atribuye, por lo general, el haber iniciado la fenomenología como 
una doctrina formal. Sin embargo, Husserl había estudiado previamente con 
Brentano, y ese asociacionismo sumado a sus estudios con Stumpf bien 
puede haber ayudado a nutrir sus concepciones fenomenológicas. ¡No 
habría recibido esa formación con Wundt o Titchener! 
El laboratorio de Stumpf en Berlín nunca rivalizó con el de Wundt en 
cuanto a extensión o intensidad de la investigación, pero hubo buena 
cantidad de trabajos. Berlín produjo varios hombres que estaban destinados 
a tener gran importancia para el desarrollo de la psicología: Wertheimer, 
Köhler y Koffka, los tres fundadores de la psicología de la Gestalt; Kurt 
Lewin, un importante expositor de la teoría del campo; Max Meyer, uno de 
los primeros conductistas. Al igual que Brentano, Stumpf tuvo más 
significación por sus diferencias con Titchener que por sus similitudes, 
aunque aceptaba sin cuestionarlo el empleo de la introspección. 
El psicólogo experimental más capaz y productivo de la época fue G. E. 
Müller (1850-1934). Pasó unos cuarenta años dirigiendo el laboratorio de 
Göttingen. Su trabajo principal fue en los campos de la memoria, de la 
metodología psicofísica y la visión. Con Pilzecker desarrolló la teoría de la 
interferencia como explicación del olvido, y llamaron inhibición retroactiva al 
fenómeno de interferencia del aprendizaje nuevo con el viejo. Müller también 
refinó las técnicas psicofísicas de Fechner y amplió la teoría de Hering sobre 
la visión de los colores. 
Müller tuvo más éxito que Wundt y Stumpf en su intento de liberarse de la 
filosofía y la metafísica, que habían sido sus propios intereses en un 
principio. En este sentido se parecía a Titchener, que también luchó para 
que no le estorbara un interés excesivo por la filosofía. 
Oswald Külpe (1862-1915) se formó en el laboratorio de Leipzig con 
Wundt, y durante un tiempo más corto en el laboratorio de Göttingen con 
Müller. Mientras estaba en Leipzig, Külpe se hizo amigo de Titchener, pero 
posteriormente los dos hombres habrían de tener desacuerdos 
 
 
 
 
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 UNIDAD I LOS SISTEMAS DE LA PSICOLOGÍA CIENTÍFICA 
fundamentales; Külpe no fue un representante de la ortodoxia wundtiana, 
como lo fue Titchener en lo esencial. 
La primera parte de la carrera psicológica de Külpe transcurrió entre 
esfuerzos de investigación más o menos clásicos. Publicó un libro de texto 
(1895) que fue rápidamente traducido por Titchener, en el cual sólo intentaba 
informar sobre los hechos experimentales obtenidos mediante una cuidadosa 
introspección experimental. Poco después fue a Wurzburgo, donde dirigió una 
serie de ingeniosos y sugestivos experimentos introspectivos sobre el pensar, 
que demostraban que la introspección clásica era incompleta: la continuidad 
del pensar parecía eludir el análisis introspectivo ortodoxo. La interpretación 
de los resultados que se hizo en Wurzburgo fue que había percepciones 
impalpables [impalpable awarenesses] que no aparecían en la conciencia a la 
manera usual de los contenidos, y que debía considerárselas funciones. 
Había que incluirlas, sin embargo, como genuinos datos de la conciencia. Al 
aceptar, en su concepto de experiencia consciente, tanto los contenidos como 
las funciones (actos), Külpe adhirió por igual a los puntos de vista de 
Brentano y a los de Wundt. 
Külpe tuvo una relación más directa con Titchener, ya que formuló la 
distinción entre psicología y física sobre una base diferente de la de Wundt; 
para Külpe, y luego para Titchener, la psicología se distinguía por su interés 
en la dependencia de la experiencia respecto del organismo que la sufre. 
Parece ser que los dos psicólogos tomaron esta distinción de los filósofos 
Mach y Avenarius, aunque también es evidente su relación con la distinción 
de Locke. 
 
El estructuralismo de Titchener 
 
Edward Bradford Titchener (1867-1927) era nativo de la ciudad inglesa de 
Chichester. Después de estudiar en su tierra natal, donde se especializó 
como fisiólogo, se unió a los estudiosos que empezaban a acudir en masa a 
la nueva meca de la psicología, Leipzig. Estudió allí con Wundt durante dos 
años, desde 1890 hasta 1892, cuando partió hacia los Estados Unidos. Esos 
dos breves años bastaron para que Wundt dejara en él una marca indeleble. 
La evidente personalidad alemana de Titchener se ha convertido en una 
leyenda: su actitud autocrática, la formalidad de sus clases magistrales 
vistiendo la toga académica, incluso su rostro barbado le daban aspecto 
germánico. Cada clase era casi una representación teatral, con una 
escenificación cuidadosamente preparada por los ayudantes. La presentación 
comenzaba puntualmente con la aparición de Titchener barriendo el 
escenario con su toga, y continuaba a través de demostraciones con 
Titchener escoltado por sus hábiles ayudantes, para terminar con la última 
parte de la clase que casi coincidía con la finalización de la hora. 
Todos los años que vivió en Estados Unidos los pasó en la Universidad de 
Cornell. Durante la mayor parte de esos treinta y cinco años fue 
verdaderamente una autoridad a la que había que tener en cuenta, a pesar 
de que su psicología de cuño wundtiano nunca fue bien aceptada por los 
pragmáticos norteamericanos. Sin embargo, la mayor popularidad de la 
escuela funcionalista y la conductista fue haciendo sentir su efecto 
gradualmente. En los últimos años de su vida transfirió su interés de la 
psicología al campo de la numismática y murió relativamente joven en 1927. 
Dejó tras él metas tan altas de erudición que Boring, el más famoso de sus 
discípulos y el autor de la historia de la psicología más conocida y apreciada 
en Estados Unidos, diría más tarde que va no quedaban eruditos en la 
psicología norteamericana. Una conjetura bastante probable es que Boring 
se estaba midiendo a sí mismo y estaba midiendo a los demás con las 
pautas de Titchener. 
El intelecto alemán de Titchener es tan marcado como su legendaria 
personalidad germana, aunque no se lo haya destacado tanto. Hubo otros 
estudiantes no alemanes cuyo contacto con Wundt fue más prolongado que 
el de Titchener, pero que mostraron una marcada desviación de la línea 
ortodoxa establecida por Wundt, una cantidad de esos estudiantes llegó de 
Norteamérica y volvió a Norteamérica. Quizá la cultura inglesa de la cual 
provenía Titchener haya significado una educación más adecuada para la 
psicología alemana, que el práctico espíritu norteamericano. Wundt debía 
mucho a los empiristas ingleses y sin duda Titchener había sido influido ya 
en Inglaterra por esos precursores de Wundt. Incluso es posible que gran 
parte del germanismo que se percibía en su conducta estuviese más en los 
ojos de quienes In contemplaban —estadounidenses provincianos todavía— 
 
 
 
 
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Para profundizar en este tipo de contenidosconsulte la obra: 
Marx, M.H. y Hillix (1987) Sistemas y teorías Psicológicas Contemporáneos. México. Paidos. 
 
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los que tal vez no sabían distinguir entre una personalidad verdaderamente 
alemana y una europea. De todos modos, la psicología era para Titchener 
algo muy parecido a lo que fue para Wundt. 
Uno de los temas principales a lo largo de toda su obra es el de la unidad 
de la ciencia. Para él era evidente que todas las ciencias se erigían sobre el 
mismo fundamento: el mundo de la experiencia humana. Cuando este 
mundo era observado de modos diferentes, desarrollábanse también 
ciencias diferentes. Por ejemplo, Titchener creía que del mismo modo que la 
física se había desarrollado cuando la gente comenzó a considerar el mundo 
como una vasta máquina, así también lo estaba haciendo la psicología, a 
medida que la gente consideraba la mente como un conjunto de 
experiencias sujetas a leyes psicológicas. Para ejemplificar más aun esta 
idea de la unidad científica, en varias ocasiones trazó paralelos entre la 
entonces ciencia naciente de la psicología y ciencias más establecidas como 
la biología (1898) y la física y la química (1910). 
Titchener (1910) creía que el sello distintivo del método científico era la 
observación, que, en su opinión, incluía también la experimentación. Veía el 
experimento como una observación que se podía repetir, aislar y variar, 
asegurando de tal forma la exactitud y la claridad. Distinguió luego entre el 
tipo de observación propio de la ciencia física (mirar hacia afuera) y la 
observación psicológica o introspección (mirar hacia adentro). 
Los estados de conciencia eran los objetos propios de ese estudio 
psicológico. Lanzó virtualmente la psicología estructuralista en los Estados 
Unidos, en su trabajo "The postulates of a structural psychology" en el que 
podía leerse. 
La biología, definida en su sentido más amplio como la ciencia 
de la vida y de las cosas vivas, se divide en tres partes, o 
puede ser enfocada desde tres puntos de vista. Podemos 
explorar la estructura de un organismo, sin preocuparnos por 
su función, determinando sus partes componentes mediante el 
análisis, y exhibiendo mediante la síntesis el modo en que se 
forma a partir de sus partes. . . Encontramos un paralelo con la 
morfología en una porción muy importante de la "psicología 
experimental". La meta primaria del psicólogo experimental ha 
sido analizar la estructura de la mente, desenredar los 
procesos elementales del embrollo de la conciencia, o (si se 
nos permite cambiar de metáfora) aislar los constituyentes de 
una formación consciente dada. Su tarea es una vivisección, 
pero una vivisección que ofrecerá resultados estructurales y no 
funcionales. Intenta descubrir, ante todo, qué hay allí y en qué 
cantidad, no para qué está. (1898, págs. 449-450; véase 
también Dennis, 1948, pág. 366.) 
Es difícil decidir, en base a esta cita, qué pensaba exactamente 
Titchener sobre la mente y la conciencia. Cambia de metáfora, de 
manera consciente, en medio de la frase. Por el contexto parecería 
que el conjunto de sus escritos y su pensamiento se adapta mejor a la 
segunda metáfora, aunque en su escrito más riguroso y escrupuloso 
habla de la conciencia como algo compuesto de procesos más que de 
elementos. Con todo, la palabra estructura y la actitud biológica hacia 
la morfología, otorgan status de realidad a la conciencia, por vía de 
una analogía. 
No hay base alguna para suponer que el fundador de la rama 
norteamericana del estructuralismo haya rechazado el 
funcionalismo. Respecto de este tema, R. I. Watson efectúa esta 
categórica declaración: 
Algunas veces se ha simplificado en exceso la 
descripción del sistema de Titchener. Según los críticos 
era un estructuralista, y con esto querían significar que su 
interés se centraba en los elementos estáticos de la 
experiencia, y no en el estudio funcional del proceso de la 
experiencia al que adherían James y otros. Esto 
sencillamente no es verdad. No hay duda de que él utilizó 
material funcional, y es fácil que se considere que los 
hallazgos de la psicofísica, que constituían uno de los 
segmentos principales de su sistema, dependían de las 
 
 
 
 
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funciones de la discriminación y el juicio. Titchener 
aceptaba, sin ambages, la existencia de un aspecto 
funcional de la psicología. (1968, pág. 393.) 
Sin embargo, un crítico contumaz podría argüir que Titchener 
lamentaba la existencia del funcionalismo, si bien lo reconocía. 
Titchener definía la conciencia como la suma total de las 
experiencias de una persona, tal como están en un momento dado. 
Entendía la mente como la suma total de las experiencias de una 
persona —consideradas como algo dependiente de la persona— 
desde su nacimiento hasta su muerte. Así, decía: 
En nuestra interpretación, "mente" significa simplemente la 
suma total de los procesos mentales experimentados por el 
individuo durante su vida. Las ideas, los sentimientos, los 
impulsos, etc., son procesos mentales: la cantidad total de 
ideas, sentimientos, impulsos, etc., experimentados por mí 
durante mi vida, constituyen mi "mente". (1899, pág. 12.) 
Titchener señaló también tres problemas para la psicología, muy 
similares a los planteados por Wundt: 
 
 La meta del psicólogo es triple: 1) analizar la experiencia 
mental concreta (real) en sus componentes más simples, 2) 
descubrir cómo se com binan esos elementos, cuáles son las 
leyes que gobiernan su combinación, y 3) conectarlos con sus 
condiciones fisiológicas (corporales). (1899, pág. 15.) 
Titchener modificó la distinción hecha por Wundt entre psicología y física, 
adoptando al respecto una posición similar a la de Külpe. No podía 
convenir con Wundt en que la física estudiara la experiencia mediata y la 
psicología la experiencia inmediata; pensaba que toda experiencia debía 
considerarse inmediata. La distinción estaba más bien en la actitud adoptada 
hacia el estudio de la experiencia, siempre inmediata. El físico estudiaría la 
experiencia como algo independiente de la persona que la experimenta, 
mientras que el psicólogo la estudiaría en la medida en que depende de la 
persona. 
Podría objetarse que, a partir de Bessel, los astrónomos se interesaron 
mucho en la dependencia de la experiencia respecto del observador, y que 
lo mismo ocurre con los físicos. La réplica a tal objeción sería que el interés 
de los físicos por el papel del observador se debe sólo al deseo de que las 
observaciones vuelvan a ser completamente confiables e independientes del 
observador, tratándose así de un ejemplo más de la actitud básica de los 
físicos, y no de una excepción. 
El concepto de error del estímulo, creado por Titchener, se relaciona con la 
distinción entre psicología y física. Para Titchener, el error del estímulo 
consiste en atender a (e informar sobre) las propiedades conocidas del 
estímulo, más que a la experiencia sensorial misma. Probablemente sea 
éste el error más importarte y obvio en que incurren quienes practican la 
introspección cuando no están suficientemente entrenados. Titchener señaló 
que esta tendencia a describir el estado consciente en términos del estímulo 
más que de la experiencia per se, es beneficiosa y necesaria en la vida 
cotidiana. En todos nosotros se desarrollan fuertes hábitos de este tipo, ya 
que de ordinario las respuestas efectivas son las que se producen ante el 
carácter objetivo del estímulo. Pero si uno quiere llegar a ser un observador 
psicológico adecuado, debe desaprender esos fuertes hábitos y la única 
manera de hacerlo es a través de un nuevo e intensivo esfuerzo de 
aprendizaje. Así, el sujeto entrenado para la introspecciónes alguien que 
aprende a ignorar los objetos y eventos como tales, y a concentrarse en 
cambio en la experiencia consciente pura. 
Un buen ejemplo de esta situación es el empleo de una pantalla de 
reducción en la investigación visual. Si el experimentador permite que el 
sujeto vea el objeto estímulo y también la iluminación que da sobre él, el 
sujeto informará que un pedazo de papel blanco es blanco, aun cuando esté 
poco iluminado y en realidad refleje menos energía luminosa que un pedazo 
de carbón sometido a une iluminación brillante. El juicio común de los sujetos 
no entrenados es que el papel es más claro que el carbón. El error del 
estímulo puede eliminarse por medio de una pantalla de reducción, que sólo 
 
 
 
 
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permite ver una pequeña parte del objeto estímulo, a través de una especie 
de atisbadero. El dispositivo impide que el sujeto vea la naturaleza del objeto 
o la cantidad de iluminación, y de este modo su juicio obedece al "verdadero" 
carácter de la experiencia sensorial aislada: se llama "gris oscuro" a un 
pedazo de papel blanco poco iluminado, y "gris claro" a un pedazo de carbón 
negro iluminado brillantemente. Estos últimos juicios están más de acuerdo 
con las energías físicas de los estímulos, aunque son poco exactos como 
descripciones de las reflectividades del carbón y el papel. Ningún tipo de 
descripción sensorial es más verdadero que otro, en un sentido último. Los 
estructuralistas buscaban la descripción que se correlacionara más 
estrechamente con la estimulación momentánea. Titchener creía necesario 
que se construyera una especie de pantalla de reducción dentro de cada 
sujeto que practicara la introspección, mediante un entrenamiento intensivo. 
Los físicos y todos los otros científicos cometen el error del estímulo como 
cosa natural. Quieren informar sobre sus observaciones de una manera que 
concuerde con el carácter objetivo del estímulo, prescindiendo de los efectos 
momentáneos que puedan estar determinando su percepción del estímulo 
en un momento dado. Sólo los psicólogos introspeccionistas quieren conocer 
el carácter puro de la experiencia presente. 
Titchener enseñaba que la psicología debía estudiar la experiencia tal 
como ésta parece existir cuando intentamos separarla del aprendizaje; esto 
es, no debemos atribuirle significado. Esos significados se ligan a los 
estímulos a través del proceso de aprendizaje, y nuestras reacciones ante los 
estímulos incorporan tan directamente las experiencias relacionadas, que el 
"percepto" deja de ser un producto del estímulo solamente. 
Titchener exorcizó la psicología infantil y la psicología animal, apartándolas 
del cuerpo principal, cosa que según vimos no hizo Wundt. Titchener no 
negaba que el estudio de la conducta de los niños y los animales 
proporcionara información valiosa; más bien negaba que la información 
proporcionada fuera psicológica. 
El terco experimentalismo de Wundt tuvo una expresión quizá más 
exagerada en Titchener. Este no sólo sostenía que la psicología debía ser 
experimental; también sostenía que debía ser pura. La ciencia aplicada le 
parecía a Titchener una contradicción. Según él lo veía, los científicos debían 
mantenerse al margen de consideraciones sobre el valor práctico de lo que 
están haciendo. En consecuencia, nunca aceptó que los trabajos sobre las 
diferencias individuales hechos por Cattell y otros fueran una contribución 
importante a la psicología. Censuró la noción de que la función de la 
psicología fuera la búsqueda de medios para auxiliar a las mentes enfermas. 
Negaba de una manera cáustica la posibilidad de que alguien llegara a 
psicólogo a través de un proceso de autoexaminación defectuosa, no 
entrenada. 
En un principio, Titchener aceptó el paralelismo psicofísico de Wundt 
como solución práctica para el problema mente-cuerpo, pero en realidad la 
filosofía no le interesaba. Lo aceptó porque le permitía continuar el estudio 
de la psicología con la metodología en la cual creía. Como Wundt, Titchener 
exaltaba la nueva libertad de la psicología respecto de la especulación 
filosófica. Por consiguiente, advertimos en estos dos profesionales de una 
ciencia bisoña una tendencia científica, plenamente madura, a dar por 
sentado la filosofía, considerarla inaplicable y llevar la actitud filosófica 
antimetafísica de Hume a la práctica de laboratorio. 
Sentían que esta nueva libertad – que significaba independizarse de la 
filosofía -- provenía en parte de su empleo del método experimental. El 
experimento psicológico debía ser una instrospección controlada, 
manteniéndose constantes los estados de conciencia mediante las 
condiciones exteriores, y variándose uno por vez los factores intervinientes 
en la situación, en diferentes experimentos. El experimentador sólo 
necesitaba construir aparatos, pensar y explicar el problema, y registrar los 
comentarios del introspector entrenado. 
 
La metodología del estructuralismo 
 
Para Titchener, como para Wundt, la técnica de investigación era la 
introspección; pero tal como se ha indicado, la introspección de Titchener 
era un procedimiento más formalizado y ejercitado que la Selbstbeobachtung 
de Wundt. Según Titchener, sólo los observadores excepcionalmente bien 
entrenados podían realizar científicamente la introspección. 
 
 
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En un análisis que hace de la fenomenología, puede encontrarse un 
ejemplo de sus opiniones sobre los observadores ingenuos: 
 
En el presente contexto, un informe fenomenológico de la 
mente significa para mí un informe que se propone tomar los 
fenómenos mentales en su valor aparente, que los registra tal 
como se "dan" en la experiencia cotidiana; el informe 
proporcionado por un observador ingenuo, de sentido común, 
no científico, que todavía no ha adoptado la actitud especial del 
psicólogo... Hablando con rigor, es más que dudosa la 
posibilidad de obtener semejante informe (1912. pág. 489). 
Es evidente que Titchener no favorecía el empleo de observadores no 
entrenados; tampoco en esta ocasión favorecía a la fenomenología como 
ciencia. 
A los observadores no entrenados les resulta difícil decir exactamente qué 
aprenden a hacer los observadores entrenados. Con el transcurso de los 
años, la introspección cambió en alguna medida. Aparentemente, Titchener 
pensaba que la introspección se iba haciendo más refinada y más general en 
sus aplicaciones. Comentaba (1912a): "Nuestros estudiantes de los cursos 
superiores —es cierto que con un entrenamiento muy superior al de nuestra 
generación— se abocan a las tareas introspectivas con una disposición 
alegre que nunca hubiéramos soñado " (pág. 427). 
Aun así —aunque se nos dice que los estudiantes mejoraban en algo— 
resulta difícil para un observador exterior saber con certeza en qué 
mejoraban. Se ha dicho que la instrospección es la observación directa de la 
conciencia, de los procesos mentales. Sin embargo, Titchener decía (1912b): 
"El curso seguido por un observador mostrará variaciones de detalle de 
acuerdo con la naturaleza de los estados de conciencia observados, el 
propósito del experimento y las instrucciones dadas por el experimentador. 
Introspección es, pues, un término genérico, y cubre un grupo 
indefinidamente amplio de procedimientos rnetodológicos específicos" (pág. 
485). 
Al mismo Titchener no parece haberle sido fácil encontrar una definición 
satisfactoria de la introspección, y cayó en laespecificación de las 
condiciones experimentales, un loable procedimiento operacional. ¿Pero no 
hay entonces rasgos comunes entre las diferentes aplicaciones del término? 
¿Habrá seguramente una autoconciencia acerca de la introspección, un 
saber de la observación? No, de acuerdo con Titchener (1912a): "Al atender 
al fenómeno bajo observación, el observador en psicología —no menos que 
el observador en física— olvida por completo, prestar atención subjetiva al 
estado de observación 
(pág. 443). Titchener, y Wundt antes que él, reconoció que la autoconciencia 
podía interferir con los fenómenos bajo observación y de este modo invalidar 
los resultados (véanse las críticas a la introspección que se ofrecen más 
adelante, en este capítulo). 
Si la descripción de la introspección hecha por Titchener es correcta y 
completa, parecería que es poco lo que tenemos que cuestionar. No habría 
diferencias entre el informe del psicólogo y el del físico sobre la misma cosa. 
Pero Titchener estaba hablando de un sujeto entrenado para la 
introspección. ¿Qué ocurre con los observadores a medida que se van 
entrenando? Notamos que dan informes verbales desde el principio. No 
negamos que en física se pueden obtener interesantes resultados aceptando 
los informes de otros experimentadores que describen lo que han visto, y los 
demás investigadores no cuestionan el hecho de que nosotros hayamos 
visto ciertas cosas. Aceptamos los términos del informe de otra persona, con 
la única reserva de que ésta pueda decirnos exactamente qué quiere decir, 
señalando un ejemplo, si es necesario. 
Pero el observador que aprende a introspeccionar está en situación 
diferente. Cierto tipo de términos, que podemos llamar "términos-
significados" no se aceptan. Un psicólogo estructuralista no se interesa 
científicamente por el enunciado "veo una mesa", porque "mesa" es una 
palabra significativa, basada en el conocimiento previo del agregado de 
sensaciones visuales y táctiles por el cual identificamos la mesa. Los 
psicólogos estructuralistas creen interesarse en este agregado como algo 
carente de significado; no quieren el agregado resumido en una palabra-
significado, porque les interesan los contenidos directos de la experiencia, y 
no las inferencias que se hacen sobre la base de los contenidos. De modo 
 
 
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que, cuando un observador dice mesa, se le previene contra el error del 
estímulo, y termina por excluir este tipo de palabra de su vocabulario 
profesional. ¿Qué palabras quedan entonces? ¿Quedan solamente aquellas 
que no tienen referentes externos, sino sólo referentes en la experiencia? 
Nuevamente, es una cuestión difícil. Wundt y Titchener insistían en que las 
condiciones externas debían controlarse cuidadosamente, para poder 
determinar con mayor precisión los contenidos de conciencia y para que la 
misma cosa pudiera ser experimentada por más de un observador, 
permitiendo así una verificación recíproca de los resultados del experimento. 
Sería entonces posible un vocabulario apto para la tarea, basado en los 
aspectos comunes de las experiencias llevadas a cabo bajo condiciones 
cuidadosamente controladas. Después de todo, ¿de qué otra manera 
adoptamos una convención para el significado de la palabra mesa? Una 
inferencia razonable es la de que confrontamos aquella parte de nuestra 
experiencia que ocurre siempre cuando otros emplean la palabra mesa. Por 
lo tanto, parece imposible crear un lenguaje, o uso del lenguaje, del tipo 
requerido por los estructuralistas. Sin embargo, debe ser más fácil 
correlacionar las palabras con objetos que con experiencias, ya que dentro 
de la ciencia los lenguajes de objetos que tenemos son más útiles que los 
lenguajes de experiencias. Para quien practica la introspección, la tarea de 
aislar aquel aspecto de su múltiple experiencia al cual se aplica una palabra 
particular puede ser muy difícil. Ciertamente; dos introspectores no pueden 
ponerse de acuerdo sobre el aspecto correspondiente mediante el 
expediente de señalarlo, como se hace en el caso de los objetos. Los dedos 
de la mano no se adaptarán a los alcances más remotos del mundo de la 
experiencia. No siempre hubo acuerdo en tomo a los hallazgos de la 
introspección, aun con un control muy cuidadoso de las condiciones. Si 
hubiera sido posible asegurar el suficiente acuerdo científico para los 
hallazgos de la introspección, la escuela estructuralista seguiría siendo aún 
hoy una fuerza vital. 
Luego veremos que eso no fue posible. Mientras tanto, intentemos 
describir la introspección, examinando aquellos de sus rasgos que puede 
comprender un psicólogo no irtrospectivo de hoy. Aunque puede ser más 
que eso, la introspección es por lo menos un término genérico que reúne 
varios tipos de observación llevados a cabo en la psicología. Investigadores 
diferentes, por ejemplo los de Cornell y los de Wurzburgo, tendieron a utilizar 
subvariedades diferentes. La variedad de observación vigente en Cornell se 
llevaba a cabo bajo condiciones de laboratorio, donde el investigador 
determinaba cuidadosamente la situación estimulante, incluyendo las 
instrucciones. Sólo se utilizaban sujetos que hubieran sido cuidadosamente 
entrenados por el mismo investigador o por otro investigador versado en el 
método. Entre otras cosas, el entrenamiento incluía la admonición de 
observar los contenidos de la experiencia e informar sobre ellos. También 
incluía castigos cuando el observador utilizaba lo que podríamos llamar 
"palabras-significado" o "palabras-cosas" tal como nosotros concebimos 
ordinariamente este tipo de palabras. Sin duda, se recompensaba el empleo 
de las palabras consideradas como descriptivas de los estados conscientes. 
Para dar al lector algo del sabor del método introspectivo tal como lo 
desarrolló Titchener, reproducimos parte de un informe sobre un 
experimento de introspección. Se había instruido a los observadores (Os) C. 
y P. para que informaran sobre sus imágenes mnésicas, los estímulos 
utilizados fueron formas geométricas de diversos colores. El informe de 
Murray dice así: 
 
1. Introspecciones. Modo de aparición de la imagen. Por regla 
general, la imagen mnésica aparece espontáneamente al 
comienzo del período de registro, o en el período precedente de 
la postimagen. Luego de eso reaparece con intervalos regulares, 
que por lo general aumentan hacia el final del minuto. En unas 
pocas ocasiones, informa C., la imagen era aparentemente 
provocada por contracciones casuales del globo del ojo o del 
párpado, por la inspiración, o automáticamente, por la presión 
rítmica de la llave. Ocasionalmente también, el observador 
informa sobre una débil ansiedad ante la falta momentánea de la 
imagen, y una tentación de provocar su aparición moviendo los 
ojos (O.C.), fijándolos de manera firme, o recordando detalle tras 
detalle (O.P.) 
2. Localización de la imagen. La imagen mnésica aparece 
 
 
 
 
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usualmente en la misma dirección y a la misma distancia que el 
original. P. la distingue de la postimagen sensorial por su 
posición hacia afuera en la pantalla (mientras la postimagen 
aparece "en los párpados"), y destaca que "su aparición se 
acompaña a menudo de la sensación de volverse hacia ella". 
Ocasionalmente parece estar situada "en la cabeza" pero en 
este caso su carácter distintivo disminuye materialmente. Hay 
abundantes testimonios de que esta localización se correlaciona 
con la presencia deelementos motores, reales o ideados. C., 
notando que la imagen mnésica aparece usualmente como un 
objeto con relaciones espaciales, afirma que en este caso se 
hace presente "la sensación de acomodación", con una 
"tendencia a mover los ojos y a localizar la imagen directamente 
en el espacio". Cuanto menos real es este sentimiento (de 
acomodación y convergencia), menos distinta es la imagen. Así, 
hacia el final del período de registro (según informa a veces C.) 
las imágenes se hacen menos vívidamente "visuales", ya casi no 
las acompaña ninguna tendencia a la fijación, y no se localizan 
en una porción definida del campo visual sino vagamente "en la 
cabeza", un tipo de imagen que C. describe como "más 
subjetiva" y "más puramente mnésica". 
Probablemente también P. se refiriera a las sensaciones 
musculares que acompañan a la fijación, en su informe (de 
estilo menos concreto) sobre el recuerdo semiespontáneo de 
las imágenes. "Parezco dirigir mi atención hacia el lugar en que 
espero que aparezca la imagen. Si mantengo mi atención en 
ese lugar, probablemente seguirán varias imágenes más." Y 
además, "mi atención vacila respecto del lugar de la tabla en 
que se espera la imagen, luego se detiene, y debajo descubre 
la imagen, a veces de una manera indistinta; pero a medida que 
la atención se dirige más decididamente hacia la imagen, ésta 
va aumentando su vividez". 
3. Carácter incompleto de la imagen. Rara vez las imágenes 
son completas. Lo más frecuente es que se pierda la porción 
inferior derecha, y que se distinga más nítidamente la superior 
izquierda, en correlación posiblemente con el agrupamiento 
característico de la página impresa y el hábito de atender sobre 
todo a la palabra del extremo superior izquierdo. En los casos 
en que el contorno es completo, muy probablemente haya 
lagunas en el cuerpo principal de la figura. No importa lo 
completa o incompleta que pueda ser en relación al original; la 
imagen —de acuerdo con los informes más usuales— aparece 
y desaparece relampagueando como un todo, sin crecer ni 
alterarse. (1906, págs. 230-23 L) 
Después de este examen de los problemas que se plantean al definir la 
introspección, es probable que uno se sienta menos inclinado a reírse de los 
infructuosos esfuerzos por definirla de aquellos que todavía se interesan 
vitalmente en ella. Natsoulas (1970) se desembaraza del problema de esta 
manera: "Aquí "Introspección" es un término relativamente neutro para 
referirse al proceso (o los procesos) por medio del cual se llega en el acto al 
conocimiento introspectivo” (pág.90) 
 
PROPOSICIONES EMPÍRICAS 
 
 
En la ciencia no sólo las observaciones determinan la teoría; también la 
teoría determina las observaciones. Las proposiciones empíricas del 
estructuralismo nos parecen hoy mezcladas con presupuestos teóricos, pero 
para los estructuralistas sus proposiciones parecían basarse directamente en 
la observación. 
Los tres elementos básicos de la conciencia, que se remontan a los 
filósofos empiristas ingleses, parecían verificarse en las observaciones 
introspectivas de Wundt y posteriormente de Titchener. Esos tres elementos 
eran las sensaciones, las imágenes y los sentimientos. Se pensaba que los 
elementos eran básicos y no susceptibles de una ulterior reducción analítica. 
Las imágenes eran los elementos de las ideas, y las sensaciones los de la 
 
 
 
 
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percepción. Se suponía que las imágenes diferían de las sensaciones por ser 
menos vívidas, menos claras, menos intensas, y a veces menos prolongadas. 
Tanto las imágenes como las sensaciones tenían cuatro atributos básicos: 
cualidad, atensidad, intensidad y pro tensidad. 
La cualidad tenía un significado usual —una diferencia de clase—; la 
atensidad era sinónimo de claridad, sólo que un tipo de claridad que variaba 
con la atención más que con las características objetivas de los estímulos; la 
intensidad tenía su significado usual de fuerza y la protensidad designaba la 
duración temporal de la sensación o la imagen. Algunas modalidades 
sensoriales producían sensaciones con un atributo adicional: la extensidad en 
el espacio. 
Titchener vio que no era fácil distinguir la imagen de la sensación, pero 
sostuvo que había por lo menos una diferencia de tipo cuantitativo; por 
ejemplo, habría un punto en la dimensión de atensidad en el cual la imagen 
se volvería sensación. Un experimento llevado a cabo por Perky (1910), en 
Cornell, ilustra la dificultad de decidir qué era imagen y qué sensación: 
sujetos a quienes se pidió que "proyectaran" una banana sobre una pantalla 
blanca, no informaron sobre la aparición de un borroso dibujo de una banana 
que se proyectó realmente sobre la pantalla, sino que atribuyeron la 
sensación a una momentánea e inusual claridad de sus imágenes; otros 
sujetos a quienes se pidió que observaran la banana real, no informaron 
cuando fue quitada, manteniendo aparentemente tina especie de equivalente 
de la oscura sensación, por vía de su propia formación de imágenes. 
Debemos advertir que Perky distinguía entre imagen y sensación sobre la 
base de la presencia o ausencia de un estímulo objetivo; esta distinción no se 
basa en los contenidos conscientes y parece incongruente desde el punto de 
vista de un estructuralista. Con todo, el experimento de Perky planteó la duda 
sobre la distinción entre sensación e imagen, y como resultado hubo una 
tendencia a hablar más acerca de los atributos de las sensaciones, y menos 
acerca de las imágenes. Boring (1950, pág. 201) cita un experimento 
posterior de Schaub (1911) que suministraría pruebas aun más convincentes 
de que las imágenes podrían ser más intensas que las sensaciones, pero 
señala que Titchener creía en las conclusiones de Perky. 
La escuela de Wurzburgo entró en una acalorada controversia con 
Titchener sobre el tema del "pensamiento sin imágenes" que aquélla 
afirmaba haber "des cubierto". La admisión de tal entidad hubiera exigido 
una revisión del punto de vista de Titchener (a saber, que las imágenes eran 
los elementos de los pensamientos). De modo que Titchener rechazó las 
opiniones de Külpe y sus discípulos de Wurzburgo, a quienes se unió, en la 
defensa de un pensamiento sin imágenes, Binet en Francia y Woodworth, de 
orientación funcionalista, en la Universidad de Columbia. Titchener 
sospechaba que todos estos resultados podrían haberse originado en una 
introspección imperfecta; es decir, incompleta. No encontró ninguna prueba, 
evidente de la existencia de este elemento advenedizo, este pensamiento 
sin imágenes. Sus sujetos no confirmaron los hallazgos de Woodworth. El 
veredicto de Titchener fue que el llamado elemento de pensamiento era 
probablemente un complejo no analizado de sensaciones e imágenes 
kinestésicas, a las que siempre es difícil encontrar en la conciencia. También 
excluyó el elemento de "voluntad". Un acto de voluntad era simplemente un 
complejo de imágenes que forman ideas anticipadoras de la acción. 
Titchener pudo incluir la atención en su sistema, mediante el simple 
expediente de asimilarla a la claridad de la sensación. En algunos sujetos 
encontró sólo dos tipos de claridad: uno central y claro, y otro periférico y 
oscuro. En otros sujetos había una progresión multiescalonada de lo claro a 
lo oscuro. 
Tichener rechazó la teoría tridimensional del sentimiento formulada por 
Wundt. De las tres dimensiones (placer-displacer, tensión-relajación, 
excitación-calma) retuvo solamente la primera. Las otras dos las redujo a 
sensaciones e imágenes, sobre todo kinestésicas. Por lo tanto, no debían 
considerarse como características especiales del sentimiento: de hecho, no 
eran sentimientos en absoluto. 
Posteriormente Nafe (1927), un discípulode Titchener, redujo también 
este único atributo de sentimiento a sensaciones: el placer era una "presión 
aguda" localizada en el tronco a un nivel superior que la "presión sorda" del 
displacer. Sugirió que los responsables de estas sensaciones podrían ser 
ciertos cambios vasculares. Si se aceptara el punto de vista de Nafe, hasta 
el afecto se reduciría a la sensación. 
Hasta aquí hemos examinado las proposiciones más directamente 
 
 
 
 
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Para profundizar en este tipo de contenidos consulte la obra: 
Marx, M.H. y Hillix (1987) Sistemas y teorías Psicológicas Contemporáneos. México. Paidos. 
 
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empíricas (enunciaciones de resultados experimentales) que aceptan 
generalmente los estructuralistas; algunas de ellas son asistemáticas, y 
cualquier psicólogo puede aceptarlas no importan sus creencias 
sistemáticas. Por ejemplo, el primer capítulo "empírico" de Titchener en An 
outline of psychology (1899) se titula "La cualidad de la sensación". Allí se 
examinan las cualidades de las sensaciones visuales, auditivas, olfativas, 
gustativas y otras. Cada examen de esas cualidades se basa en un 
experimento o demostración. 
 
El estructuralismo como sistema 
Definición de la psicología 
La definición estructuralista de la psicología era "el estudio analítico de la 
mente humana, adulta, normal, generalizada, que se lleva a cabo mediante 
la introspección”. Esto resume nuestro examen previo; el término 
“generalizada” agrega la opinión de Titchener —y de Wundt antes que él— 
de que la psicología no se interesa básicamente en las diferencias 
individuales, y lo de "normal" excluye a las mentes perturbadas o 
defectuosas. 
 
Postulados básicos 
 
La expresión "postulados" alude, como es natural, a aquellos enunciados a 
los que, con algún propósito, se considera incuestionables; en un sentido 
lógico formal, los postulados servirían de base para derivar otros enunciados 
a los que se denomina teoremas. Hasta hace muy poco, la psicología casi 
no hizo uso de postulados de esta clase, y la psicología estructural no fue la 
excepción a esta regla. No obstante, en algún sentido los postulados han 
atraído desde hace tiempo el interés de los psicólogos y, una vez más, los 
estructuralistas no han sido la excepción; no hace falta ir más allá del trabajo 
publicado en 1898 por Titchener, The postulates of a structural psychology, 
para demostrar ese interés. 
¿Qué tipo de postulados, entonces, han interesado tradicionalmente a los 
psicólogos? La mayoría han sido las suposiciones de "alto nivel" que guían 
la conducta del investigador psicológico. Por ejemplo, la definición de la 
psicología antes mencionada sirve para dirigir la investigación y no ha de ser 
sometida a prueba de manera directa. El lector puede encontrar otros 
ejemplos de esta clase en nuestra exposición sobre los objetivos y métodos 
de Wundt y Titchener. 
Hay todavía, sin embargo, otros tipos de enunciados a los que se llama 
también postulados. Estos enunciados parecen apoyarse más en una base 
empírica que ser simples suposiciones, pero están universalmente 
sustentados por observaciones pertinentes. Los ejemplos estructuralistas los 
tomamos directamente del trabajo de Titchener: 
Hemos partido de un punto de concordancia universal. Todos 
admiten que las sensaciones son procesos mentales elementales. 
Existe, es cierto, diversidad de opiniones con respecto a la gama de 
contenidos que cubrirá el término... La divergencia, sin embargo, no 
es grave. 
. . .Una vez más partimos de un punto de concordancia universal. 
"Hay dos factores determinantes indispensables en todo elemento 
físico: la cualidad y la intensidad " (1898; de acuerdo con la cita de 
Shipley, 1961, págs. 233,236) 
Ya hemos visto que el propio Titchener deseaba agregar la atensidad y la 
protensidad a la lista de los "factores determinantes indispensables". Era 
cierto, por lo tanto, que los "postulados básicos" del estructuralismo 
experimentaron cambios. No existe ningún conjunto de suposiciones 
fundamentales ni de enunciados sostenidos universalmente que se puedan 
citar. Como los postulados que sí existieron no eran formales ni lógicos no 
es posible efectuar ningún enunciado relacionado con la cantidad, la 
suficiencia o la adecuación de los postulados estructuralistas. A este 
respecto, los estructuralistas no están peor que los partidarios de cualquier 
otro sistema clásico de la psicología. 
Otros ejemplos de los principios orientadores que casi con seguridad habrían 
sido aceptados por los estructuralistas incluyen los dos métodos básicos de 
la ciencia: el control y el análisis. Concedían gran importancia a la 
experimentación y excluían otros métodos por no ser científicos, y no podían 
 
 
 
 
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afirmar con demasiada firmeza que a la psicología le habían crecido sus 
propias alas y era ya independiente de la metafísica. El conocimiento era 
empírico, no a priori. Desde luego, se daba por sentado que la mente y la 
conciencia eran conceptos útiles y constituían el campo propio del estudio 
psicológico. Se suponía asimismo que la introspección era un método; válido, 
para ese estudio, un método que exigía un máximo de entrenamiento para 
lograr un rendimiento eficiente. Se presumía que la coherencia y la ley 
presidían el reino de la conciencia y que la mente y el cuerpo eran sistemas 
paralelos. 
 
Naturaleza de los datos 
Resumiendo el examen precedente: Titchener creía que los datos primarios 
de la psicología debían obtenerse por medio de la introspección y bajo 
estrictas condiciones experimentales. En la actualidad llamaríamos 
"subjetivos" esos datos, pero sin duda Titchener creía que eran tan objetivos 
como podían serlo cualesquiera otros. De llegar a surgir hoy una 
controversia respecto de la objetividad de los datos de Titchener, seríamos 
objetivos en lo que se refiere a efectuar la distinción entre lo subjetivo y lo 
objetivo; los datos serían enviados a una computadora para un análisis de 
confiabilidad. La analogía intuitiva de tal análisis condenó los datos 
introspectivos a la categoría subjetiva; no es seguro si este juicio en 
particular estaba adecuadamente justificado. 
 
Posición frente al problema mente-cuerpo 
Se ha examinado ya el postulado de Titchener respecto de la cuestión 
mente-cuerpo. Sin embargo, a menos que aceptemos demasiado fácilmente 
el punto de vista de que Titchener se limitó a aceptar el paralelismo 
psicofísico de Wundt, debemos citar otro párrafo suyo (1899): "La metafísica 
que nos señala la ciencia es más bien una metafísica en la cual tanto la 
materia como el espíritu desaparecen, dejando lugar a la concepción unitaria 
de la experiencia" (pág. 366). Aquí parecería que Titchener aceptara un 
monismo de la experiencia. Su punto de vista es similar al de Mach — a 
quien Titchener era aficionado—, que ponía énfasis en la experiencia como 
base de toda ciencia. Titchener perfeccionó posteriormente su posición. 
Señaló que la concepción lógica de la mente lleva a preguntas sin salida: 
Por ejemplo, de acuerdo con esa opinión ¿dónde termina el cuerpo 
y dónde empieza la mente? ¿Los sentidos pertenecen a la mente o 
al cuerpo? ¿La mente siempre es activa y el cuerpo es siempre 
pasivo? ¿La mente y el cuerpo actúan siempre 
independientemente uno del otro? Preguntas como éstas surgen 
de inmediato, pero no es nada fácil contestarlas. El paralelismo no 
tiene escollos lógicos de este tipo (1910, pág.14) 
 
Principios de conexión 
 
El problema de la conexión era secundario para Titchener; en tanto no se 
elaborara la naturaleza detallada de los elementos, no teníasentido el 
intento de conectarlos. Su opinión respecto a la conexión era similar a la 
que tenía respecto de la función; reconoció finalmente la necesidad de 
trabajar con las funciones, pero creía que primero debía venir el estudio de 
la estructura. 
Hasta donde se interesó en las conexiones, las explicaba por la 
asociación. Titchener adoptó el principio de la asociación por contigüidad 
como su ley principal: 
Tratemos, con todo, de obtener una fórmula descriptiva para los 
hechos que se propone explicar la doctrina de la asociación. 
Encontraremos esto: que toda vez que ocurre en la conciencia un 
proceso sensorial o imaginal, es probable que aparezcan con él (por 
supuesto en forma de imágenes) todos aquellos procesos sensoriales 
e imaginales que ocurrieron junto a él en algún momento anterior de 
la conciencia... Ahora, con muy poca violencia, puede transformarse 
la ley de contigüidad en nuestra ley general de asociación (1910, 
págs. 378-379 ). 
 
 
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Su ley de asociación le proporcionó un principio de conexión sucesiva; esto 
es, el ítem A tiende a provocar la aparición del ítem B inmediatamente 
después. Subsistía el problema de la conexión de los elementos en una 
sección transversal de la conciencia. Esto iba a resolverse mediante la 
presentación de las leyes de síntesis, tarea que parece no haberse 
completado nunca. Se hace evidente en sus escritos que Titchener reconocía 
la dificultad de la síntesis, que los elementos no se sumaban simplemente a 
la experiencia unitaria que estaba en primer lugar: 
Si los elementos conscientes fueran "cosas" la tarea de reconstruir 
una experiencia no sería difícil. Juntaríamos los trozos de mente 
como se juntan los trozos de madera en un rompecabezas infantil, o 
los cubos del jardín de infantes. Pero los elementos conscientes son 
"procesos". no ajustan entre sí, lado con lado. y ángulo con ángulo, 
sino que fluyen juntos, se mezclan, se superponen, se refuerzan, se 
modifican o se obstaculizan, obedeciendo a ciertas leyes 
psicológicas (1899, pág. 17), 
 
Titchener nunca pudo dar esas leyes, porque nunca terminó su primera tarea 
de análisis. 
Otro tipo de conexión que debía explicar Titchener era el problema del 
significado: ¿cómo llega a conectarse el significado con la sensación? El 
consideraba que el problema era ajeno a la psicología, pero de todos modos 
desarrolló una explicación: su famosa teoría contextual. Para Titchener, el 
significado de una sensación era simplemente el contexto de conciencia en el 
que ocurría. 
Una sensación simple no tiene significado; sólo lo adquiere de las otras 
sensaciones o imágenes que la acompañan. El contexto de la sensación, y 
por lo tanto su significado, es un resultado de la experiencia pasada con la 
sensación; es el resultado de las asociaciones entre sensaciones o imágenes 
pasadas. Lo que llamamos significado es simplemente la totalidad sensorial 
que acompaña a la sensación significativa: 
Ninguna sensación significa; una sensación simplemente se da de 
diversas maneras, intensamente, claramente, espacialmente, y así 
sucesivamente. Todas las percepciones significan. . . Para nosotros, por 
lo tanto, el significado puede ser fundamentalmente un asunto de 
sensaciones de los sentidos especiales, o de imágenes, o de 
sensaciones kinestésicas y otras sensaciones orgánicas, de acuerdo con 
lo que demande la naturaleza de la situación. De todas sus formas 
posibles, sin embargo, dos parecen tener una importancia especial: las 
kinestésicas y las imágenes verbales... ¿Pero es siempre el significado 
un significado consciente? Seguramente no; el significado puede darse 
en términos puramente fisiológicos (1910, págs. 367-369). 
Principios de selección 
El problema básico de explicar por qué se seleccionan ciertos estímulos en 
la conciencia, se manejó mediante el concepto de atención, que había sido 
reducida a la claridad sensorial. Inicialmente, Titchener creía que había dos 
grados de claridad, pero uno de sus estudiantes en Cornell —L. R. Geissler 
(1909)—encontró que los sujetos podían variar a lo largo de una escala 
numérica con diez gradaciones. En Leipzig, Wirth hizo descubrimientos 
similares (1906). 
Según Titchener, hay tres etapas generales en la atención: 1) atención 
primaria involuntaria, innata, donde los factores innatos tales como la 
intensidad y la cualidad de la experiencia sensorial determinan la atención, 
mientras dura la disposición atentiva involuntaria, o quizá la novedad; 2) 
atención secundaria voluntaria, una vez que la novedad ha dejado de serlo 
(durante esta etapa es difícil mantener la atención en un nivel elevado de 
claridad); 3) atención primaria derivada, o habitual, que es el objetivo último; 
la atención es nuevamente involuntaria, esta vez debido a su historia de 
desarrollo aprendido más que a los factores innatos, no aprendidos. 
Como etapas, esos tres estados deben considerarse continuos y no 
claramente separables. Un ejemplo de esta continuidad de las etapas es el 
desarrollo del interés al leer un cierto tipo de material, como puede ser el de 
un texto de psicología. Originariamente, la atención obedece a factores tales 
 
 
 
 
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como la novedad y ciertas expectativas referentes al tema. Sin embargo, al 
progresar la lectura, pueden desarrollarse factores negativos o inhibitorios 
como resultado de que el estudiante tropieza con una terminología nueva y 
no familiar, exposiciones difíciles, etc.; y quizás, también como resultado de 
la frustración de algunas expectativas. Aparecerá entonces la segunda 
etapa, y al estudiante le resultará difícil, por ejemplo, atender con claridad a 
la lectura de las demostraciones. La fijación en esta etapa de la atención es 
un serio problema educacional, y ayuda a explicar muchas dificultades 
académicas, así como muchas quejas estudiantiles. Según Titchener, si 
puede superarse esta dificultosa etapa, emergerá la tercera. Entonces la 
familiaridad con el material será suficiente para mantener un cierto nivel de 
atención. El alcanzar esta etapa de la atención involuntaria derivada, en 
relación con una variedad de temas, es un importante objetivo de la edu-
cación. 
 
 
Críticas al estructuralismo 
 
Este era el sistema llamado estructuralismo. Hizo muchas contribuciones 
positivas a la ciencia de la psicología: la liberó de la metafísica, le dio un 
cuidadoso método experimental y un núcleo en tomo al cual organizarse, y 
contribuyó con hechos experimentales. Pero quizá su mayor contribución a la 
psicología fueron las críticas que provocó. 
 
Introspección 
 
El ataque más severo fue dirigido al corazón mismo del estructuralismo, el 
método introspectivo. Muchas de las críticas fueron reconocidas como 
problemas por Wundt y Titchener, quienes tomaron medidas para asegurarse 
de que las críticas no conservaran su validez. Los que siguen son problemas 
clave que fueron considerados. 
En realidad, la introspección debe ser siempre retrospección, ya que 
informar sobre un estado de conciencia requiere tiempo. El olvido es rápido, 
en especial inmediatamente después de tener una experiencia, de modo que 
tal vez se pierda inadvertidamente algo ésta. También es posible que la 
necesidad de retrospección lleve a hacer agregados o a errar, especialmente 
si quien practica la introspección tiene algún interés en una teoría a la que 
pudieran afectar los resultados experimentales. 
A esta objeción se respondió en

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