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MANUAL MILLON III - MARLON ROBERTO BANEGAS ANDRADE

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Theo d o re M illó n
Ro ger Dav is y Carrie M illó n
A d ap tació n y b arem ac ió n esp año las:
V io le ta C ard en al H ern áez y M .3 Pilar Sán c h e z Ló p ez 
(U n iv ersid ad C o m p lu te n se d e M ad rid )
TEA Ed ic io n es, S. A . 
M ad rid , 2 0 0 7
E Q U I P O T É C N I C O D E L A A D A P T A C I Ó N E SP A Ñ O L A
A d aptad o ras: Violeta Cardenal Hernáez y M.3 Pilar Sánchez López.
Realización d e análisis estad ístico s: Juan Francisco Díaz Morales. U niversidad C omplutense de M adrid. 
A sesora d e p sico p ato lo g ía: Margarita Ortiz-Tallo Alarcón. U niversidad de M álaga.
Co o rd inad o ra principal: Adela Fusté Escolano. U niversidad de Barcelona.
Revisión técnica de la ad ap tació n esp año la: David Arribas Águila. D epartamento de I+D de TEA Ediciones. 
Co o r d i n a d o r e s:
Adela Fusté Escolano, Profesora Titular de la Facultad de Psicología de la Universidad de Barcelona.
Dr. José Ruiz Rodríguez, Psicólogo del « Institut Corbella d'Assisténcia Psiquiátrica i Psicológica» (Barcelona). 
Margarita Ortiz-Tallo Alarcón, Profesora Titular de la Facultad de Psicología de la Universidad de Málaga. 
Juan Francisco Díaz Morales, Profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid. 
Francisco Javier Corbalán Berná, Profesor Titular de la Facultad de Psicología de la Universidad de Murcia. 
Rosa María Limiñana Gras, Profesora de la Facultad de Psicología de la Universidad Miguel Hernández (Murcia).
Eq u i p o c l ín i c o d e c o l a b o r a d o r a s d e la U n i v e r si d a d C o m p l u t e n se d e M a d r i d
Susana Bernai Albilla Myrta Galache Vielba
Sara Mercedes Clariana Martín Sheila García Garcimartín
Carla Camino Contreras Contreras María Ruth García Pernia
Sonia Encinas Caballero Cristina Gutiérrez Sánchez
Sonia Fernández Ceballos Ana Belén López Rodríguez
Mariana Fombella Mourella Rosa María López Sánchez
Eq u i p o g e n e r a l d e c o l a b o r a d o r a s d e la U n i v e r si d a d Co m p l u t e n se d e M a d r i d
M.a Isabel Álvarez González 
Marta Evelia Aparicio García 
Virginia Dresch
Raquel Rivas Diez 
M.a Eugenia Sáez Roche
Traducción del Inglés: Virginia Navascues Howard, Rosa María López Sánchez, Susana Bernal Albilla e Isa­
bel Álvarez González.
Ce n t r o s y p r o f e si o n a l e s p a r t i c i p a n t e s
• Dra. M.3 Asunción Abril García, Psiquíatra del 
Hospital Central de la Defensa (Madrid).
• Isabel Aldarna Besga, Enfermera del Equipo de 
Salud Mental del Centro de Salud Mental «Rodrí­
guez Paterna» (La Rioja).
• Julio Arbej Sánchez, Psicólogo Clínico del Hospi­
tal Clínico Universitario «Lozano Blesa» (Zarago­
za).
• Marta Aures Serrât, Psicóloga Clínica del Equipo 
de Salud Mental del Centro de Salud «Siete Infan­
tes de Lara» (La Rioja).
• Gemma Balaguer Fort, Psicóloga de la «Clínica de 
la Ansiedad» (Barcelona).
• Dr. Xavier Batalla Garangou, Psiquiatra del « Insti­
tut Corbella d'Assistència Psiquiátrica i Psicològi­
ca» (Barcelona).
• Dr. Jordi Blanch Andreu, Psiquiatra del « Institut 
Corbella d'Assistència Psiquiátrica i Psicològica» 
(Barcelona).
• Teresa Blanch, Psicóloga Clínica del Hospital 
«Doctor Peset» (Castellón).
• Cristina Botella Arbona, Catedrática de la Facul­
tad de Psicología de la Universidad Jaume I (Cas­
tellón).
• Carmen Bragado Álvarez, Profesora Titular de la 
Facultad de Psicología de la Universidad Complu­
tense de Madrid.
• Juan José Buiza Navarrete, Profesor de la Facultad 
de Psicología de la Universidad de Málaga.
• Inés Carrasco Galán, Profesora Titular de la Facul­
tad de Psicología de la Universidad Complutense 
de Madrid.
• M.- Adela Checa Caruana, Psicóloga del Servicio 
de Atención Psicológica de la Universidad de 
Málaga.
• Dra. Bàrbara Corbella Santomà, Psiquiatra del 
« Institut Corbella d'Assistència Psiquiátrica i Psi­
cològica» (Barcelona).
• Dr. Joan Corbella Roig, Psiquiatra del «Institut 
Corbella d'Assistència Psiquiátrica i Psicològica» 
(Barcelona).
Dr. Sergi Corbella Santomà, Psicólogo del « Insti­
tuí Corbella d'Assistència Psiquiátrica i Psicològi­
ca» (Barcelona).
M.3 Antonia de la Riva Marín, Psicóloga Clínica 
de la Unidad de Rehabilitación de Salud Mental 
(Logroño).
M.3 Victoria del Barrio, Profesora Titular de la 
Facultad de Psicología de la UNED (Universidad 
Nacional de Educación a Distancia).
Ángeles Enriquez Soriano, Psicóloga Clínica del 
Hospital Clínico Universitario «Lozano Blesa» 
(Zaragoza).
Marta Fernández Martín, Psicóloga Clínica del 
Hospital Psiquiátrico (La Rioja).
Encarna Fernández Ros, Profesora de la Facultad 
de Psicología de la Universidad de Murcia.
Nieves Gámiz Jiménez, Psicóloga Clínica del Cen­
tro Psicológico «Clínica Nilo» (Málaga).
A ntonio Gamonal García, Psicólogo de los Servi­
cios Sociales Generales del Ayuntamiento de 
Collado Villalba (Madrid).
Azucena García Palacios, Profesora de la Facultad 
de Psicología de la Universidad Jaume I (Castellón). 
Dra. M.a Paz García López, Psiquiatra del Hospital 
«Vega Baja» de Orihuela (Alicante).
Carmen Godoy Fernández, Profesora de la Facul­
tad de Psicología de la Universidad de Murcia.
Dr. Manuel González de Chávez Méndez, Psiquia­
tra y Jefe del Servicio de Psiquiatría I del Hospital 
General Universitario Gregorio Marañón (Madrid). 
Esther Gordillo Carretero, Psicóloga Clínica (Ciu­
dad Real).
Verónica Guillén, Psicóloga del Centro Clínico 
«PREVI» (Castellón).
Carmen Gutiérrez Gamarra, Psicóloga de la Uni­
dad de Hospitalización Psiquiátrica del Hospital 
de la Rioja.
M.3 Luz Hernández Terres, Psicóloga Clínica de la 
Unidad de Rehabilitación de Adultos del Centro 
de Salud Mental de San Andrés (Murcia).
4 i
ffîn
• Jesús Herranz Bellido, Psicólogo Clínico del Hos­
pital Psiquiátrico Penitenciario de Fontcalent (Ali­
cante).
• Ana Hidalgo Moratal, Psicóloga de la Unidad de 
Salud Mental de la Diputación de Alicante.
• M.* Carmen Jarabo Frasés, Psicóloga Clínica del 
Servicio de Salud Mental de la Diputación de Ali­
cante.
• M.a Jesús Jiménez Moreno, Psicóloga del Centro 
de Salud Mental de San Andrés (Murcia).
• Francisco Javier Labrador Encinas, Catedrático de 
la Facultad de Psicología de la Universidad Com­
plutense de Madrid.
• Cristina Larroy García, Profesora Titular y Direc­
tora del Departamento de Personalidad, Evalua­
ción y Tratamiento Psicológicos I de la Facultad 
de Psicología de la Universidad Complutense de 
Madrid.
• Dr. Jesús Lamibia, Psiquiatra del Centro Neuro- 
psiquiátrico «Nuestra Señora del Carmen» (Zara­
goza).
• Dolores Lechuga Navarro, Psicóloga Clínica del 
Centro Psicológico «Clínica Nilo» (Málaga).
• Dra. Isabel López Arteche, Psiquiatra y Coordina­
dora del Area 20 de Salud Mental del Hospital 
«Vega Baja» de Orihuela (Alicante).
• Manuel López Herranz, Psicólogo de los Servicios 
Sociales Generales del Ayuntamiento de Collado 
Villalba (Madrid).
• Antonio López López, Psicólogo Clínico del Cen­
tro de Salud Mental de San Andrés (Murcia).
• M.a Cruz López Martínez, Psicóloga Clínica-Jefe 
de Departamento de la Clínica «Doctor León» 
(Madrid).
• Isabel López Molina, Psicóloga, Unidad de Salud 
Mental de la Diputación de Alicante.
• Eduardo López Ortega, Psicólogo Clínico de la 
«Clínica ES@N» (Centro para el control del estrés 
y la ansiedad) (Madrid).
• Ana López Torroba, Psicóloga de la Unidad de 
Salud Mental del Centro de Salud «Siete Infantes 
de Lara» (La Rioja).
• Helio Marco, Psicó logo del Centro Clínico 
«PREVI» (Castellón).
• Juan José Marín Marín, Psicólogo Clínico del Hos­
pital Psiquiátrico Provincial de Mérida (Badajoz).
• M.a José Martín, Psicóloga Clínica del Centro 
Salud Mental «Mutua de Terrassa» (Barcelona).
Equipo técnico
:: :ü í£ :i l i; i: :ü :s i ::: ii. z z i: z :: á f ::: ü: 7z i: ir i: r, 5 z ir. 5 5 z £ i; 5 i '
• Raquel Martín Escudero, Psicóloga del Hospital 
Psiquiátrico Penitenciario de Fontcalent(Alican­
te).
• M.á Pilar Martínez Díaz, Psicóloga Clínica y Psico- 
terapeuta familiar y de pareja. Unidad de Psicolo­
gía Clínica de la Universidad Pontificia de Comi­
llas (Madrid).
• Carmen Miguel Sesma, Psicóloga Clínico del Cen­
tro Neuropsiquiátrico «Nuestra Señora del Car­
men» (Zaragoza).
• Reyes Moliner Albero, Profesora de la Facultad de 
Psicología de la Universidad Jaume I (Castellón).
• Concepción Moñino Martínez, Psicóloga del Cen­
tro «Doctor Esquerdo» de la Diputación de Ali­
cante.
• María José Moraga García, Psicóloga de la Unidad 
de Salud Mental de la Diputación de A licante.
• Mirian Morales, Psicóloga del Centro Salud Men­
tal «Mutua de Terrassa» (Barcelona).
• Jesús Moreno Fauste, Psicólogo Clínico del Equi­
po de Salud Mental del Centro de Salud de Cala­
horra (La Rioja).
• Mercedes Muñoz, Psicóloga Clínica del Centro 
Neuropsiquiátrico «Nuestra Señora del Carmen» 
(Zaragoza).
• Susana Navarides Arenzada, Psicóloga Clínica del 
Centro de Salud Mental «Rodríguez Paterna» (La 
Rioja).
• Jorge Osma López, Profesor de la Universidad 
Jaume I (Castellón).
• Dr. Pablo Padilla, Director Médico del Centro 
Neuropsiquiátrico «Nuestra Señora del Carmen» 
(Zaragoza).
• Esther Palomares García, Psicóloga Clínica (Ciu­
dad Real).
• M.* Cruz Parrondo, Psicóloga Clínica del Gabine­
te de Psicología «M.* Cruz Parrondo» (Málaga).
• Emma Pascual Gómez, Psicóloga del Centro 
«Doctor Esquerdo» de la Diputación de Alicante.
• Francisca Violeta Perán López, Psicóloga del Hos­
pital General Universitario Gregorio Marañón 
(Madrid).
• M.s Antonia Pérez Rojo, Psicóloga Clínica del cen­
tro «IAMCO» (Madrid).
• Ernesto Quiroga Romero, Profesor Titular de la 
Facultad de Psicología de la Universidad de Alme­
ría.
• Natalia Ramos Díaz, Profesora de la Facultad de 
Psicología de la Universidad de Málaga.
• Ana Regueiro Ávila, Psicóloga Clínica del Servicio 
de Atención Psicológica de la Universidad de 
Málaga.
• Nadine Riesco Sáinz, Psicóloga Clínica del Centro 
Salud Mental «Mutua de Terrassa» (Barcelona).
• Dra. Maria José Rodado Martínez, Psiquiatra del 
Hospital «Vega Baja» de Orihuela (Alicante).
• M.a Angustias Roldán Franco, Psicóloga Clínica y 
Psicoterapeuta Individual de la Unidad de Psico­
logía Clínica de la Universidad Pontificia de 
Comillas (Madrid).
• Ángel Ruiz Ramírez, Psicólogo de los Cuerpos y 
Fuerzas de Seguridad del Estado (Murcia).
• Dr. José Ruiz Rodríguez, Psicólogo del « Institut 
Corbella d'Assisténcia Psiquiátrica i Psicológica» 
(Barcelona).
• Sonia Salvador, Profesora de la Universidad Jaume 
I (Castellón).
• Luis Miguel Sánchez Rodríguez, Psicólogo del Cen­
tro Penitenciario Alhaurín de la Torre (Málaga).
• Dra. María Sánchez Pérez, Psicóloga del « Institut 
Corbella d'Assisténcia Psiquiátrica i Psicológica» 
(Barcelona).
• Juan Carlos Sánchez Sánchez, Psicólogo Clínico y 
Director del Centro de Salud Mental de San 
Andrés (Murcia).
• Gema Santamaría Sáenz de Jubera, Psicóloga Clí­
nica del Centro de Salud Mental «Rodríguez 
Paterna» (La Rio ja).
• Soledad Santiago López, Directora de Psicología 
del Centro Asistencial San Juan de Dios (Málaga).
• Juan Carlos Sanz de la Torre, Jefe de la Unidad de 
Psicología del Hospital Psiquiátrico Provincial de 
Mérida (Badajoz).
• Carlos J. Van-Der Hofstad Román, Psicólogo del 
Hospital «Vega Baja» de Orihuela (Alicante) y Pro­
fesor de la Facultad de Psicología de la Universi­
dad Miguel Hernández.
• Isaura Valls, Psicóloga de la Unidad de Salud Men­
tal de la Diputación de Alicante.
• Flor Zaldívar Basurto, Profesora de la Facultad de 
Psicología de la Universidad de Almería.
6
A GRA D EC IM IEN TO S
L
a labo r de ad ap tació n de un instru m ento de ev aluació n a o tro id io m a no es una sim p le tra­
d u cció n del m ism o . Im p lica la co labo ració n y p articip ació n de un num ero so grupo de per­
so nas. La tarea se co m p lica m ucho m ás cuand o es la ad ap tació n de un instru m ento clín ico , 
co m o en nuestro caso , ya que la m uestra ha de ser cuid ad o sam ente seleccio nad a y ha de cum p lir 
uno s requisito s m uy exig entes que hacen d ifícil el acceso a lo s p acientes.
Por este m o tiv o el p ro ceso ha sido m uy largo y co m p licad o : nuestra em p resa co m enzó a finales 
del año 2002, cuand o el p ro p io M illó n d ep o sitó su co nfianza en nuestro grupo de inv estigació n 
(después de la exp eriencia p o sitiva de haber realizad o la ad ap tació n al esp año l del MIPS, su ins­
tru m ento para la ev aluació n d e la p erso nalid ad no rm al) y no s enco m end ó este trabajo , el cual 
finaliza aho ra co n esta p ublicació n tan d esead a co m o ardua.
Estos año s han estad o sem brad o s de m u cho trabajo , d iscusio nes científicas, análisis p o rm eno ri­
zados, realizacio nes de info rm es c línico s ind iv id ualizad o s (se han elabo rad o m ás de 900 info rm es 
particulares de lo s p acientes que han p articip ad o en este p ro ceso de estand arizació n), alguno s de 
lo s cuales se m uestran en la guía práctica para la interp retació n.
Por to d o ello , to d as y cada una las p erso nas que se señalan en lo s ap artad o s p reced entes de co o r­
d inació n, aseso ría, co labo ració n, centro s y p ro fesio nales co labo rad o res, etc. so n co auto res de la 
ad ap tació n de esta o bra. Ha sido una auténtica labo r de equip o y aquí sí que p o d em o s d ecir que 
cad a u no de no so tro s ha sid o im p rescind ible.
La d ed icació n, el esfuerzo y la ilusió n — m ucha ilusió n— han d irigid o esta o bra o rquestad a, en la 
que cad a no ta m usical ha sinto nizad o en una sinfo nía arm ó nica que espera ayudar a las perso nas 
que sufren po r p ro blem as m entales a enco ntrar un cam ino de salud en co m p añía de lo s m ucho s 
p ro fesio nales que entregan su tiem p o y energ ía en nuestra so cied ad .
V io leta Card enal H ernáez y M .a Pilar Sánchez-Ló p ez.
Í N D I C E
Ficha té c n ic a .................................................................................................................................................... 13
C ap ítu lo 1: In tro d u c c ió n ............................................................................................................................. 15
1.1. A vances desde el M C M I-II............................................................................................................ 15
Progreso te ó r ic o ............................................................................................................................. 15
Progreso p ro fesio nal .................................................................................................................. 16
Desarro llo e m p íric o ..................................................................................................................... 16
1.2. Rasgos característico s del M CM I ............................................................................................... 17
Lo ngitud del in v e n tario ............................................................................................................. 17
Base te ó r ic a ..................................................................................................................................... 18
Características estru c tu rales...................................................................................................... 18
Tres fases de v a lid a c ió n .............................................................................................................. 20
Um brales d iag n ó stic o s................................................................................................................ 20
M ejo ras en la p resentació n de resu ltad o s............................................................................ 21
1.3. Inv estigació n y uso c lín ico.......................................................................................................... 21
1.4. Requisito s y lim itac io n e s ............................................................................................................... 22
Uso en ám bito s ap ro p iad o s...................................................................................................... 22
Interp retació n po r p ro fesio nales cu alif icad o s...................................................................... 23
Sesgos del m éto d o de auto info rm e ...................................................................................... 23
Lim itacio nes d iagnó sticas ........................................................................................................ 24
1.5. R e su m e n .............................................................................................................................................. 25
C ap ítu lo 2: V alid ez teó rica-su stan tiv a ................................................................................................. 27
2.1. El trip le m o d elo de v alid ac ió n .................................................................................................... 27
2.2. El m arco teó rico -su stan tiv o ......................................................................................................... 29
El papel de la teo ría en la co nstrucció n de lo s te s ts ....................................................... 32
2.3. Una teo ría evo lutiv a de los trasto rno s d e p erso n alid ad ................................................... 33
Patro nes de perso nalid ad graves ............................................................................................ 35
Exp licació n de lo s p ro to tip o s del Eje II .............................................................................. 35
E squ iz o ide ( esc ala 1 ) ................................................................................................................ 36
E v itat iv o ( es c ala 2 A ) ................................................................................................................ 36
D epresiv o ( esc ala 2B) ............................................................................................................. 36
D ep en dien te ( esc ala 3 ) ............................................................................................................. 37
H istrión ico ( esc ala 4 ) ............................................................................................................. 37
N arc isista ( esc ala 5 ) ................................................................................................................ 37
9
A n tisoc ial ( e s c ala 6 A ) ............................................................................................................. 38
A gresiv o ( sádic o ) ( esc ala 6B) ................................................................................................ 38
C om p u lsiv o ( es c ala 7 ) ............................................................................................................. 38
N eg at iv ista (P asiv o-A g resiv o) ( esc ala 8 A ) ......................................................................... 38
A u todestru c tiv a ( es c ala 8B) ................................................................................................... 39
E squ iz o t íp ic o ( es c ala S ) ........................................................................................................... 39
Lím it e ( e s c ala C ) ..................................................................................................................... 39
P aran o ide ( e s c ala P) ................................................................................................................ 39
2.4. Á m bito s estructurales y funcio nales de lo s p ro to tip o s de perso nalid ad del Eje 11 . . 39
Á m bito s fu ncio nales ................................................................................................................... 41
C o m p o rtam ien to o b s e r v a b le ................................................................................................... 42
C o m p o rtam ien to in terperson al ........................................................................................... 42
Estilo c o g n i t iv o ........................................................................................................................... 42
M ecan ism os de d e f e n s a ........................................................................................................... 42
Á m bito s estructurales ................................................................................................................ 43
A u to im ag en ................................................................................................................................ 43
R epresen tac ion es o bje tale s ...................................................................................................... 43
O rg an iz ac ión m o r fo ló g ic a ...................................................................................................... 44
E stado de án im o /T e m p e r am e n t o .............................................................. 44
2.5. Características c lín icas en cad a ám bito de la p erso nalid ad ............................................. 44
2.6. Sínd ro m es clínico s d el Eje I ........................................................................................................... 45
Sínd ro m es clín ico s m o d erad am ente graves (escalas de la A a la R,
am bas inclusiv e).............................................................................................................................. 45
T rastorn o de an s ie d ad ( esc ala A ) ........................................................................................ 45
T rastorn o s o m at o m o r fo ( esc ala H ) ...................................................................................... 45
T rastorn o b ip o lar ( es c ala N ) ................................................................................................... 46
T rastorn o dis t ím ic o ( es c ala D ) .............................................................................................. 46
D ep en den c ia de l alc o h o l ( esc ala B ) ...................................................................................... 46
D ep en den c ia de su s tan c ias ( esc ala T ) ................................................................................. 46
T rastorn o de estrés p o s t rau m át ic o ( esc ala R ) .................................................................... 47
Sínd ro m es clínico s graves (escalas SS, CC y P P ) ............................................................... 47
T rastorn o del p en sam ien to ( esc ala S S ) ................................................................................. 47
D epresión m ay o r ( es c ala C C ) ................................................................................................ 47
T rastorn o deliran te ( esc ala P P ) .............................................................................................. 47
2.7. V alid ació n racio nal d e lo s ítem s del M C M I............................................................................ 47
C reació n de un b anco de í te m s .............................................................................................. 48
Red ucció n del b anco de ítem s de acuerd o a criterio s rac io n ales................................ 48
Creació n de fo rm as p ro v isio nales sustancialm ente válid as ....................................... 49
G eneració n y refinam iento de los ítem s del M C M I-III.................................................. 50
C ap ítu lo 3: V alid ez in tern a y estru ctu ral ........................................................................................... 85
3.1. Validez estru c tu ral............................................................................................................................. 86
3.2. La naturaleza de lo s p ro blem as te ó ric o s .................................................................................. 87
3.3. D esarro llo de lo s ítem s para la versió n exp erim ental del M C M I-II.............................. 88
3.4. D escrip ció n del estud io de in v estig ac ió n ................................................................................ 89
3.5. Desarro llo de las escalas e índ ices del M C M I-III................................................................... 90
3.6. D escrip ció n del estud io de inv estigació n en la ad ap tació n a p o blació n esp año la . 90
Trad ucció n del cu estio nario al c aste llan o ............................................................................ 91
Pro c ed im ien to ................................................................................................................................ 92
10
3.7. C o nsistencia interna y fiabilid ad test-retest ....................................................................... 94
C o nsistencia interna .................................................................................................................. 94
Fiabilidad test-re test..................................................................................................................... 96
3.8. Desarro llo de las p untuacio nes de prevalencia ................................................................... 96
D esarro llo d e las p untuacio nes d e p rev alencia para las escalas clínicas ............... 98
D efinició n de lo s p unto s de co rte de las p untuacio nes de p rev alen c ia.................. 99
D efinició n de las p untuacio nes de prevalencia ............................................................... 99
Desarro llo d e las p untuacio nes d e p rev alencia para las escalas X, Y y Z ............ 100
Tablas finales de la transfo rm ació n a p untuacio nes de prev alencia ...................... 101
3.9. Relacio nes entre las p untuacio nes de p rev alencia del M CM I-II y el MCMI-I1I . . . . 102
3.10. Correlació n entre las puntuaciones d irectas y las puntuaciones de prevalencia
del M C M I-1II....................................................................................................................................... 102
3.11. M atriz de co rrelacio nes de las p untuacio nes de prevalencia d e las escalas
del M C M I-III....................................................................................................................................... 102
C ap ítu lo 4: V alid ez ex tern a y d e c riterio ........................................................................................... 105
4.1. La valid ez externa del M CM I-III: Ju icio s d iagnó stico s de p ro fe sio n ale s .................... 105
M éto d o ............................................................................................................................................ 106
Resultad o s del Eje I I ..................................................................................................................... 107
E stadíst ic o s de fr e c u e n c ia ........................................................................................................ 107
E fic ien c ia diag n óst ic a .............................................................................................................. 108
Resultad o s del Eje I ........................................................................................................................ 110
Tres g eneracio nes del M CM I: el Eje I .................................................................................. 111
Tres g eneracio nes del M CM I: el Eje II ................................................................................ 113
4.2. C o rrelacio nes entre el M CM I-III y o tras e s c a la s .................................................................... 115
4.3. R e su m e n .............................................................................................................................................. 118
C ap ítu lo 5: N o rm as d e ap lic ac ió n y c o r r e c c ió n .............................................................................. 119
5.1. Po blacio nes ad ecuad as de exam inand o s ............................................................................... 119
5.2. Prep aració n y c o n te x to ................................................................................................................. 119
5.3. Instruccio nes y aclaracio nes ....................................................................................................... 120
5.4. C o m p ro bació n de la in fo rm a c ió n ............................................................................................ 120
5.5. N o rm as de c o rre c c ió n ................................................................................................................... 121
Los p ro ced im iento s in fo rm átic o s........................................................................................... 121
Transfo rm ació n a p untuacio nes de p rev alencia (P R EV ) ............................................... 122
A justes de las p untuacio nes de p re v ale n c ia ...................................................................... 122
C o nd icio nes de inv alid ació n de la p ru e b a ......................................................................... 123
C o d ificació n de lo s perfiles ..................................................................................................... 124
C ap ítu lo 6: N o rm as d e in terp retac ió n ................................................................................................ 127
6.1. La ev aluació n d e inv entario s d u d o so s .................................................................................... 127
El índ ice de Validez (escala V) ............................................................................................... 128
El índ ice de Sincerid ad (escala X) ....................................................................................... 128
El índ ice de Deseabilid ad So cial (escala Y ) ........................................................................ 128
El índ ice d e D ev aluació n (escala Z) ..................................................................................... 129
Co nsid eracio nes so bre el estilo de respuesta .................................................................... 129
6.2. La filo so fía del m o d elo m u ltiax ia l.......................................................... .................................. 130
6.3. La ló g ica interp retativ a de p rim er o rd en: realizació n del d iag nó stico ......................... 131
6.4. La interp retació n co nfig uracio nal d e las escalas de p erso n alid ad .................................. 133
La síntesis de ám bito s c o n fig u rac io n ales............................................................................ 133
Interp retació n d e cuestio nario s co n escalas de perso nalid ad de igual p untuació n 134
6.5. La severidad y la fiabilid ad de las p erso nalid ad es p ato ló g icas ....................................... 135
Las escalas N arcisista, H istrió nica y Co m p ulsiva ............................................................ 137
La interp retació n d e las escalas d e p ato lo g ía grave de la p erso n alid ad ................... 138
6.6. La interpretació n de las escalas m od erad as y severas del Eje I ....................................... 138
6.7. La integ ració n de lo s resultad o s del Eje I y del Eje I I ......................................................... 139
Estud io de un caso c l ín ic o ........................................................................................................ 139
O tro s ejem p lo s c l ín ic o s ............................................................................................................. 142
6.8. La integ ració n de los d ato s e v o lu tiv o s..................................................................................... 145
6.9. El uso de las respuestas llam ativ as............................................................................................. 146
C ap ítu lo 7: A p licac io n es d el M C M I- III................................................................................................ 149
7.1. Á m bito fo rense .................................................................................................................................. 149
7.2. N eu ro p sico lo g ía.................................................................................................................................. 150
7.3. A buso d e su stan c ias.......................................................................................................................... 151
7.4. Trasto rno de estrés p o strau m átic o ............................................................................................. 152
7.5. Á m bito s p e n ite n c iario s .................................................................................................................. 152
7.6. El M CM I y el Ro rschach ............................................................................................................... 152
7.7. C o nsejo de p areja ............................................................................................................................ 153
7.8. Planificació n del tratam iento y p sico terap ia ......................................................................... 154
C ap ítu lo 8: Persp ectiv as fu tu ras ............................................................................................................. 157
8.1. D esarro llo s teó rico s: subtip o s de p erso nalid ad ...................................................................... 157
8.2. D esarro llo s em p írico s: subescalas de rasgos para el Eje I I ................................................. 159
8.3. Refinam iento a través de d iversas fuentes de d ato s ........................................................... 159
A p énd ice A : C o m p o sic ió n d e las e s c a la s ............................................................................................. 165
A p énd ice B: In stru cc io n es y h o ja d el c lín ic o d e la tip if ic ac ió n e s p a ñ o la ............................ 167
A p énd ice C : Tab la d e p u n tu ac io n es d e p rev alenc ia esp año las ............................................... 175
A p énd ice D: Resp uestas l la m a tiv a s ........................................................................................................ 179
Referencias b ib lio g ráficas .......................................................................................................................... 183
12
E d
FI CH A T ÉCN I CA
N o m bre: M CM I-III. Inv entario C línico M ultiaxial de M illo n-IIU 
N o m bre o rig inal: M C M I-III. M illón C lin ic al M u lt iax ial In v en tory 
A uto res: Th. M illó n, co n la co labo ració n de R. Davis y C. M illó n. 
Pro ced encia: NCS Pear^yn (1997).
A d ap tació n esp año la: V. Card enal y M. P. Sánchez (2007). 
A p licación: Éraw id ual y co lectiv a.
Á m bito d e aM ració n : A dultos. A
Duració n: Variable, entre 20 y 30 m inuto s, llí
u ltiax ial In v en tory - lltí. 
i. Davis y C. M illó n. ^
t
Finalidad : Evaluació n de 4 escalas de co ntro l, 11 escalas básicas, 3 rasgos p ato ló g ico s, 7 sínd ro m es 
de gravedad m o d erad a y 3 sínd ro m es de gravedad severa.
Barem ació n: Barem o s en p untuacio nes de p rev alencia (PREV) a partir de una m uestra clín ica espa­
ño la.
M aterial: M anual, cuad ernillo , ho ja de respuestas y PIN de co rrecció n.
&
C A P Í T U L O 1 : I N T R O D U C C I Ó N
H
ay m uchas razo nes para no revisar un instrum ento . Los eno rm es recursos financiero s y 
lo g ístico s requerid o s para reunir grand es m uestras rep resentativas, la inv ersió n de tiem p o 
po r p arte de lo s auto res y el gran núm ero de « m ini-estud io s» interm ed io s que hay que lle­
var a cabo antes de la p ublicació n del p ro d ucto final co nstituy en fo rm id ables o bstáculo s. A demás, 
está la fam iliarid ad co n el test anterio r y el hecho de que lo s usuario s están aco stum brad o s a él, 
se ad ap tan y ad o p tan la id io sincrasia pro p ia de un instru m ento en p articular y se resisten a acep ­
tar el reto de ap rend er algo nuevo .
Sin em bargo , el M CM I p retend e ser una herram ienta de ev aluació n en co nstante d esarro llo que 
pued a p erfeccio narse según las necesid ad es en fu nció n de lo s avances significativ o s. Cad a versió n 
sucesiva del M CM I ha sido pulida y fo rtalecid a para inco rp o rar lo s d esarro llo s en la ló g ica teó ri­
ca, lo s d ato s de la inv estig ació n y la no so lo g ía p ro fesio nal. D em o rar una rev isió n sería ped irle a 
un instru m ento , co nstru id o so bre la base de teo rías y esquem as taxo nó m ico s en d ecad encia, que 
hiciera un trabajo para el que no se co nstruyó . N o p o d em o s co ntinu ar usand o herram ientas de 
ev aluació n que no tienen en cuenta lo s hallazgo s teó rico s recientes, desfasadas en cu anto a los 
ú ltim o s avances taxo nó m ico s y p o co pulidas en cu anto al p ro greso en la inv estig ació n em pírica. 
El M CM I-I es casi un recuerd o , ho y d ía utilizad o só lo po r uno s p o co s de sus ad ep to s o rig inales. El 
M CM I-II está d esap areciend o . C o n el M CM I-III co ntinu am o s un p lan de p erfeccio nam iento siste­
m ático , algo que brilla po r su ausencia en o tro s instrum ento s de ev aluació n.
1 .1 . A van ces d esd e el M CM I- II
La d ecisió n de revisar el M CM I-II fue m o tivad a po r razo nes teó ricas, p ro fesio nales y em p íricas. 
P r o g r e so t e ó r i c o
La teo ría so bre la que fuero n co nstruid o s el M CM I y el M CM I-II ha exp erim entad o un co nsid era­
ble d esarro llo . Ya no se basa p rincip alm ente en los p rincip io s co m p o rtam entales del refuerzo y el 
co nd ic io nam iento (M illó n, 1969/ 1983, 1981; M illó n y Everly, 1985); en vez de eso se sustenta 
am p lia y firm em ente en una teo ría evo lutiv a (M illó n, 1990; M illó n y Davis, 1996). C o n este cam ­
bio , se co nsid era que lo s trasto rno s de p erso nalid ad son co nstructo s ev o lutiv o s que se d erivan de 
las tareas fund am entales a las que to d o s lo s o rganism o s se enfrentan, es decir, la lucha po r exis-
tir o so brev iv ir (p lacer frente a d o lo r), el esfuerzo de adaptarse al m ed io o de ad aptar el m ed io a 
uno m ism o (pasivo frente a activ o ) y la estrategia del o rganism o para inv ertir de fo rm a repro ­
d uctiva en lo s p arientes o d escend ientes frente a una inversió n en su pro p ia rep licació n p erso nal 
(o tro s frente a uno m ism o ).
Estas tres po larid ad es fund am entales co nfo rm an los c im iento s basad o s en el extenso m arco de 
una teo ría ev o lutiv a, que trasciend en cualquier escuela co ncreta o persp ectiva trad icio nal so bre la 
perso nalid ad . De acuerd o co n ello , lo s trasto rno s del Eje II ya no se co nsid eran co m o d erivad o s 
p rincip alm ente de un ú nico niv el d e d ato s clínicos, ya sea co nd uctual, feno m eno ló g ico , intrapsí- 
quico o b io físico (es decir, d entro de una de las cuatro ap ro xim acio nes trad icio nales a la ciencia 
p sico ló g ica). En vez de eso , se co nsid era que los trasto rno s de perso nalid ad se reflejan en to d a la 
m atriz de la p erso na y se exp resan en varios d o m inio s clínico s. C o nsecuentem ente, se ha articu ­
lad o una gran base d e criterio s d iagnó stico s y co ncep to s de p erso nalid ad (po r ej., M illó n, 1984, 
1990, 1994) y un m arco m ucho m ás extenso que el D SM , el cual incluye el D SM -IV . El cuerp o cre­
ciente d e bib lio grafía clínica p ro p o rcio na una base sustancial de co no c im iento para el M CM I-III. 
Teniend o en cu enta que el D SM -IV refleja esto s avances, su co rresp o nd encia co n el M CM I-III se 
ha fo rtalecid o aún más.
P r o g r e so p r o f e si o n a l
Además del desarrollo teó rico o rientad o hacia la co m prensió n del Eje II, la propia área de los trastor­
nos de personalidad d isfruta aho ra de un interés científico m und ial. El desarro llo del Jou rn al o fP erso - 
n ality D isorders y de la In tern ation al Society fo r the Study o f P erson ality D isorders ilustran la im po rtancia 
que se le ha dado a estos síndrom es co m o co m p o nentes significativos de lo s trasto rno s m entales. 
Estos dos fo ro s principales info rm an y reflejan el renacim iento de las teorías de personalidad y de su 
evaluació n, que co m enzó a finales de 1970 y 1980 (M illó n, 1984, 1990) y que co ntinúa ho y día.
A demás, el cam p o c lín ico en general ha exp erim entad o num ero so s d esarro llo s p ro fesio nales. El 
m ás significativ o de ello s es, po r supuesto , la p ublicació n del D SM -IV (A so ciació n A m ericana de 
Psiquiatría, 1994). Se ha enco ntrad o una base cad a vez m ás só lida para to m ar d ecisio nes d iag­
nó sticas finas m ás allá de lo que p erm itía la biblio grafía de finales de 1970 y p rincip io s de 1980. 
Se han intro d ucid o 95 nuevo s ítem s en el M CM I-III que reem p lazan o tro s tanto s del M CM I-II para 
p ro p o rcio nar escalas ad icio nales, para o p tim izar la co rresp o nd encia entre lo s ítem s del M CM I y 
lo s criterio s del D SM -IV y para reflejar los estud io s de generalizació n. Se han añad id o d o s nuevas 
escalas: un p atró n de p erso nalid ad clínica (Depresivo ) y una escala de sínd ro m e c lín ico (Trastor­
no de estrés p o straum àtico ). Por ú ltim o , se ha añad id o un p equeño grupo de elem ento s para fo r­
talecer la utilid ad d e la secció n de respuestas llam ativas del info rm e interp retativ o en las áreas de 
abuso infantil, ano rexia y bulim ia.
D e sa r r o l l o e m p í r i c o
Se han p ublicad o ya m ás d e 400 artículo s de inv estigació n que em p lean el M CM I co m o instru­
m ento de ev aluació n p rincip al. Esta sustancial base em p írica, aunque d ifícil de d igerir en su to ta­
lidad , llevó a realizar varias m ejo ras im p o rtantes en la estructura del M CM I-III.
Se han hecho y co ntinú an haciénd o se num ero so s estud io s de v alid ació n cruzad a y generalizació n 
cruzada, co n el o b jetiv o de evaluar y m ejo rar cada uno de los elem ento s que co nstituy en el
16
M CM I: sus ítem s, escalas, p ro ced im iento s de p untuació n, algo ritm o s y texto s interp retativo s 
(Cho ca, Shanley y Van Denburg , 1992; C ho ca y Van Denburg , 1997; Craig, 1993; Hsu y M aruish, 
1992; M aruish, 1994). Estas inv estigacio nes (que siguen haciénd o se) sup o nen una base em pírica 
para una m ejo ra más p ro fund a de cad a uno de esto s co m p o nentes. C o n la info rm ació n previa 
co m o base, se han intro d ucid o una serie de cam bio s para crear el M CM I-III.
En prim er lugar, la influencia del sistem a de p o nd eració n de lo s ítem s intro d ucid a en el M CM I-II 
ha sido m o d erad a. M ientras que antes a lo s ítem s p ro to típ ico s se les daba un peso de 3 punto s, 
aho ra reciben un peso d e 2 p unto s. Los estud io s g eneralm ente han m o strad o co rrelacio nes m uy 
altas entre las escalas co m p uestas po r ítem s p o nd erad o s y no p o nd erad o s. Los auto res co ntinú an 
co nsid erand o que la d istinció n entre los ítem s que so n más centrales y aquello s que son más peri­
férico s a la d efinició n d e un co nstructo es esencial y que los ítem s d eben ser p o nd erad o s de acuer­
do co n sus d em o strad as características sustantivas, estructurales y externas (Lo evinger, 1957). Sin 
em bargo , aho ra se co nsid era que 2 punto s, en vez de 3, so n ad ecuad o s para cap tar esta d istinció n. 
Los clínico s aún pued en d ecid ir insp eccio nar los ítem s de cad a escala cuand o busquen ap o yo para 
un criterio p articular y cuand o hagan ju icio s d iagnó stico s. El aband o no del sistem a de p o nd era­
ció n d e lo s ítem s, aunque quizá no sea em p íricam ente repro bable, habría d ad o lugar a escalas 
co m p uestas exclusiv am ente de ítem s po nd erad o s ind iv id ualm ente, una característica que no só lo 
es inco m p atib le co n el m o d elo p ro to típ ico que subyace al sistem a de d iag nó stico o ficial, sino que 
tam bién es inco nsistente co n la ló g ica trip artita que ha guiado el d esarro llo d el p ro p io test, la cual 
so stiene que las co nsid eracio nes em p íricas so n só lo una de las bases en las que lo s rasgos estruc­
turales de un instru m ento d eberían apoyarse.
En segund o lugar, se hiciero n tam bién m o d ificacio nes en lo s p ro ced im iento s para co rregir lo s 
efecto s de d isto rsió n (po r ejem p lo , las respuestas al azar, lo s engaño s, la neg ació n, las quejas). 
Estas m o d ificacio nes sim p lifican lo s p ro ced im iento s d e p untuació n que se d esarro llaro n para el 
M CM I-II.
1.2 . Rasg o s caract er íst ico s d el M CM I
N um ero so s rasgos d istinguen al M CM I de o tro s inv entario s. Entre esto s se incluy en la brevedad 
relativa del inv entario , su base teó rica, su fo rm ato m ultiaxial, su co nstru cció n m ed iante tres eta­
pas d e valid ació n, el uso de p untuació n de p rev alencia y su pro fund id ad interp retativ a.
L o n g i t u d d e l i n v e n t a r i o
Los auto res del M CM I siem pre han tratad o de m antener un núm ero to tal de elem ento s lo sufi­
cientem ente p equeño co m o para fo m entar su uso en to d a clase de co ntexto s d iag nó stico s y de 
tratam iento , aunque lo su ficientem ente extenso co m o para perm itir la ev aluació n de un am p lio 
rango de co nd uctas c lín icam ente relevantes. C o n 175 ítem s, el M CM I es m ucho m ás co rto que 
o tro s instrum ento s sim ilares. Los ítem s p o tencialm ente d iscutibles han sido d escartad o s y el v o ca­
bulario ha sido ajustad o a un nivel de lectura de alum no s de secund aria. C o m o co nsecuencia de 
esto , la gran m ayo ría de los p acientes pued en co m p letar el M CM I-III en 20 ó 30 m inuto s, facili­
tánd o se así una ap licació n rápida y sim ple m ientras que se m inim iza la resistencia y el cansancio 
de lo s p acientes.
17
Ba se t e ó r i c a
Los instrum ento s d iagnó stico s so n m ás útiles cuand o están sistem áticam ente unid o s a una teo ría 
clínica co m p rehensiv a. D esafo rtunad am ente, co m o m ucho s auto res han resaltad o (po r ej., But- 
cher, 1972), las técnicas d e ev aluació n y la teo ría de la p erso nalid ad se han d esarro llad o casi ind e­
p end ientem ente. C o m o resultad o , po cas m ed id as d iagnó sticas se han basad o o han ev o lucio na­
d o a partir de la teo ría c línica. El MCMI-111 es d iferente. Cada una de sus escalas del Eje II es una 
m ed id a o p erativa de un sínd ro m e derivado de una teo ría de la p erso nalid ad (M illó n, 1969/ 1983, 
1981, 1986a, 1986b , 1990; M illó n y Davis, 1996). A unque las escalas del EjeI no están derivadas 
exp líc itam ente de la teo ría, no o bstante se han elabo rad o en relació n co n su m arco teó rico . Las 
escalas y perfiles del M CM I-III m id en las variables derivadas y elabo rad as a partir de la teo ría de 
fo rm a d irecta y cuantificab le. Las elev acio nes y co nfig uracio nes d e las escalas pued en usarse para 
sugerir d iagnó stico s esp ecífico s co ncreto s de p acientes y d inám icas clínicas, así co m o hip ó tesis 
co m p ro bables acerca del histo rial so cial y el co m p o rtam iento actual.
Ca r a c t e r í st i c a s e st r u c t u r a l e s
No m eno s im p o rtante que su v íncu lo co n la teo ría es la co o rd inació n entre un instru m ento c lí­
nicam ente o rientad o y el sistem a de d iag nó stico o ficial y sus catego rías de sínd ro m es. Poco s ins­
trum ento s d iagnó stico s actu alm ente d isp o nibles se han co nstruid o para ajustarse tanto a la no so ­
lo gía o ficial co m o el M CM I. C o n la llegada del D SM -llI, el D SM -Ü I-R y el D SM -IV las catego rías 
d iagnó sticas se esp ecificaro n d e fo rm a precisa y se d efiniero n de fo rm a o p erativ a. La estructura del 
M CM I es análo ga a la del DSM a d iferentes niveles. Primero , las escalas del M CM I se agrupan en 
las catego rías p erso nalid ad y p sico p ato lo g ía para reflejar la d istinció n que hace el DSM entre el 
Eje il y el Eje I.^Se d istingue m ed iante escalas d iferentes las características de p erso nalid ad más 
duraderas de lo s p acientes (F.je II) de los trasto rno s clínico s agudos que p resentan (Eje 1), una d is­
tinc ió n co nsid erad a de gran utilid ad po r lo s que d esarro llan los tests y po r lo s c lín ico s (D ahlstro m , 
1972). Los perfiles basad os en las 24 escalas clínicas pued en interp retarse para esclarecer la inter­
acció n entre lo s p atro nes caractero ló g ico s de larga d uració n y lo s sínto m as clín ico s d istintiv o s que 
se están m anifestand o en un m o m ento determ inad©.
Más allá de la d istinció n del D SM entre lo s sínto m as p siquiátrico s y las d isp o sicio nes duraderas de 
p erso nalid ad , las escalas d entro de cada e je se agrupan ad em ás de acuerd o co n el nivel de severi­
dad de la p sico p ato lo g ía. Así, el p atró n caractero ló g ico p rem ó rbid o de un p aciente se evalúa ind e­
p end ientem ente de su grad o de p ato lo g ía. Las escalas Esquizo típ ica, Lím ite y Parano id e rep resen­
tan niveles más alto s de p erso nalid ad p ato ló g ica y se han separad o d e las 11 escalas básicas de per­
so nalid ad , desde Esquizo id e hasta A uto d estructiva (véase tab la 1.1). De fo rm a sim ilar, lo s 
sínd ro m es c lín ico s m o d erad am ente severos o neuró tico s se han separad o y se ev alúan de fo rm a 
ind ep end iente de lo s sínd ro m es clínico s gravas (Trasto rno del p ensam iento , D ep resió n m ayo r y 
Trasto rno d elirante) que p resum iblem ente tienen una naturaleza m ás p sicó tice.
En segund o lugar, en referencia a las escalas, cada eje se co m p o ne d e d im ensio nes que reflejan sus 
sínd ro m es más d estacables. Así, las escalas del Eje II incluy en aquellas d im ensio nes de p erso nali­
dad que han fo rm ad o parte del D SM desde su tercera rev isió n y las escalas del Eje I reflejan aque­
llo s sínd ro m es que so n lo s m ás no tables e im p o rtantes en el trabajo c lín ico .
18
Tabla 1.1 Las esc alas del M CM I-III
Patro nes clínico s d e la p erso nalid ad
1 Esquizoide
2A Evitativo
2B Depresivo
3 Dependiente
4 Histriónico
5 Narcisista
6A Antisocial
6B Agresivo (sádico )
7 Compulsivo
8A Negativista (pasivo-agresivo)
8B A utodestructivo
Pato lo g ía g rav e d e la p erso nalid ad
S Esquizotípico
C Límite
P Paranoide
Sínd ro m es clínico s
A Trastorno d e ansiedad
H Trastorno som atomorfo
N Trastorno bipolar
D Trastorno distimico
B Dependencia del alcohol
T Dependencia de sustancias
R Trastorno de estrés postraumàtico
Sínd ro m es clínico s graves
SS Trastorno del pensamiento
CC Depresión mayor
PP Trastorno delirante
índ ices m o d ificad o res
X Sinceridad
Y Deseabilidad social
Z Devaluación
V Validez
19
T r e s f a se s d e v a l i d a c i ó n
La selecció n de los elem ento s y el d esarro llo de las escalas pasó po r una secuencia de valid ació n 
de tres fases: (a) valid ació n teó rico -sustantiv a, (b) v alid ació n interna-estructural y (c) valid ació n 
m ed iante criterio s externo s. Utilizand o d iferentes estrategias de v alid ació n, el M CM I-III cum p le 
co n lo s criterio s que siguen lo s co nstructo res de tests, lo s cuales usan d iverso s m éto d o s de co ns­
tru cció n y v alid ació n (Hase y Go ld berg , 1967).
En la fase teó rico -sustantiv a se generaro n ítem s para evaluar cad a sínd ro m e que se ajustasen a los 
requerim iento s teó rico s y a la esencia de lo s criterio s del DSM.
En la fase interna-estructural esto s ítem s « racio nales» se so m etiero n a análisis de co nsistencia 
interna. Los elem ento s que tenían las co rrelacio nes m ás altas co n escalas para las que no estaban 
d estinad o s se elim inaro n en su to talid ad o se exam inaro n de nuev o so bre la base de lo s criterio s 
teó rico s, para reasignarlo s o p o nd erarlo s de nuev o . Só lo lo s ítem s que so brev iv iero n a cad a fase 
sucesiva de v alid ació n se incluyero n en lo s análisis siguientes.
En la fase de criterio externo lo s elem ento s se exam inaro n en funció n de su cap acid ad para d is­
crim inar entre grupos c línico s, en vez de entre grupos clínico s y sujeto s no rm ales. El grupo no r­
m al no es un grupo ap ro p iad o de referencia ni de co m p aració n (Ro sen, 1962). La fase externa de 
cad a d esarro llo del M CM I puso énfasis en los d ato s en lo s que grup o s d iagnó stico s « o bjetiv o s» se 
co ntrastaban co n una p o blació n rep resentativa aunque ind iferenciad a de p acientes p siquiátrico s. 
La co m p aració n co n un grupo psiquiátrico general en vez de co n un grup o « no rm al» ayud a a o p ti­
m izar la eficiencia d iscrim inativ a d e las escalas y así se m ejo ra el d iag nó stico d iferencial. Una p ro ­
p o rció n favo rable de clasificacio nes de válid o s po sitivo s co m p arad o co n los falso s po sitivo s apo ya 
esta estrategia (véase cap ítu lo 4).
En realidad , más que co nv ertirse en un p ro d ucto de co m p ro m iso , el m o d elo trip artito de la co ns­
trucció n del test intenta sintetizar los p unto s fuertes de cad a fase de d esarro llo rechazand o lo s 
ítem s que son d eficientes en algún asp ecto . Esto garantiza que las escalas finales d e un inventario 
no estén fo rm ad as po r ítem s que o p tim izan un p arám etro co ncreto de la co nstru cció n del test, 
sino que en vez d e eso satisfacen co n ju ntam ente m últip les requerim iento s, aum entand o la gene­
ralizació n del p ro d ucto final. Por m ed io del p erfeccio nam iento secuencial, lo s ítem s pro to típ ico s 
finales de las escalas M CM I, M CM I-II y M CM I-III cum p len los criterio s básico s de cada uno de 
esto s m éto d o s de co nstru cció n.
U m b r a l e s d i a g n ó st i c o s
Un rasgo im p o rtante que d istingue al M CM I de o tro s inv entario s es el uso de d ato s de prevalencia' 
en lugar d e transfo rm acio nes a p untuacio nes típ icas no rm alizad as. D ebid o a que las puntuaciones 
T se d esarro llan de m o d o que un p o rcentaje fijo de la m uestra se sitúa por encim a de un d eterm i­
nad o p unto de co rte, d ichas p untuacio nes asum en im p lícitam ente que las tasas de prevalencia de 
to d o s lo s trasto rno s son iguales, es decir, el núm ero de depresivos y esquizo frénico s es igual, por 
ejem p lo . Por el co ntrario , el M CM I intenta d iagno sticar los p o rcentajes de los pacientes que real-
1. N . d e las ad ap tad o ras. Se u tiliz ará a lo larg o d el m an u al esta n o men c latu ra d e p u n tu ac ió n d e p rev alencia (PREV) p ara 
referirse a la p u n tu ac ió n típ ic a o Tasa Base (TB) d escrita p o r M illó n .
C apitu lo 1: Introducción
m ente presentan trasto rno s en lo s ám bito s d iagnó stico s. Estos d ato s no só lo facilitan una base para 
seleccio nar lo s p unto s de co rte ó p tim o s de d iagnó stico d iferencial, sino que tam bién garantizan 
que la frecuencia d e los d iagnó stico s generad o s por el M CM I-III y d e lo s p atro nes de perfiles será 
co m p arable co n las tasas representativas de prevalencia clínica. En cualquier caso , to d av ía deben 
d esarro llarse p untuacio nes de prevalencia y p unto s de co rte para co ntexto s especiales. Sin em bar­
go , los datos de valid ació n co n una gran variedad de p o blacio nes (po r ejem p lo , p acientes ho sp ita­
lizados o no , clientes de centro s de d ro go d epend encias y alco ho lism o ) sugieren que el M CM I-III 
puede usarse co n un nivel razo nable de co nfianza en la m ayo ría de los co ntexto s clínico s.
M e j o r a s e n l a p r e se n t a c i ó n d e l o s r e su l t a d o s
El perfil del M CM I-III generad o po r o rd enad o r integra los rasgos de perso nalid ad y los sínto m as 
d e un p aciente. Preparado al estilo de lo s perfiles realizados po r p sicó lo go s clínico s, TEA Ed icio ­
nes facilita la salida im presa auto m ática e ind iv id ualizad a. El perfil sintetiza las p untuacio nes de 
las escalas y la co nfig uració n gráfica del p aciente; se basa en los resultad o s de una inv estig ació n 
so bre la p rev alencia esp año la en el m o d elo teó rico del M CM I (M illó n, 1969/ 1983, 1981, 1990) y 
en d iagnó stico s relev antes del D SM d entro de un sistem a m ultiaxial. El perfil resum e las info rm a- - 
d o nes a lo largo d e varias d im ensio nes o ejes: severidad del d eso rd en, sínd ro m e c lín ico presente,, 
y p ato lo g ía de p erso nalid ad básica.'
1 .3 . In vest ig ació n y uso clín ico
D ebid o a la sim p licid ad en la ap licació n y a la d isp o nibilid ad de un pro gram a info rm ático de 
co rrecció n, el M CM I se pued e em p lear co n p acientes c línico s no ho sp italizad o s, agencias co m u ­
nitarias, centro s d e salud m ental, pro gram as de o rientació n universitario s, ho sp itales generales y 
m entales, centro s privados o gabinetes m ultid iscip linares y ju icio s. El p ro p ó sito fund am ental del 
M CM I es facilitar info rm ació n a los c línico s -psicó lo go s, psiquiatras, co nsejero s, trabajad o res 
so ciales, m éd ico s y enferm eras- que tienen que realizar ev aluacio nes y to m ar d ecisio nes so bre el 
tratam iento d e p erso nas co n d ificultad es em o cio nales e interp erso nales.
El perfil de p untuacio nes del M CM I-III es útil para seleccio nar e id entificar a lo s p acientes que 
p ued an requerir una ev aluació n m ás intensiv a o atenció n p ro fesio nal. Los p unto s de co rte en las 
escalas del M CM I-III pued en usarse para to m ar d ecisio nes referidas a trasto rno s p rim ario s de co m ­
p o rtam iento o sínd ro m es d iagnó stico s. De fo rm a similar, lo s niveles m ás elevad o s en lo s subco n- 
junto s d e escalas pued en apo yar lo s ju icio s acerca de d eterio ro , severidad o cro nicid ad de la p ato ­
lo g ía. A partir del exam en del p atró n de co nfig uració n d e las 24 escalas clínicas en su co n ju nto 
pued en d erivarse interp retacio nes m ás d inám icas y co m p rehensiv as d e las relacio nes entre sinto - 
m ato lo g ía, co nd u cta de afro ntam iento , estilo interp erso nal y estructura de la perso nalid ad .
Los esfuerzo s para m axim izar la ap licabilid ad clínica del M CM I-III se centran actu alm ente en reu­
nir cantid ad es significativas de d ato s en subp o blacio nes y grupos m ino ritario s. A demás, se han 
llevad o a cabo trad uccio nes de versio nes anterio res del M CM I a vario s id io m as, p referentem ente 
al esp año l (Cuba, M éjico , Puerto Rico y d ialecto s castellano s) aunque tam bién al d anés, alem án, 
hebreo , flam enco , ho land és, italiano , tailand és, chino , no ruego y sueco . Varias de estas trad uccio ­
nes tienen una base de d ato s ad ecuad a para la inv estigació n o la clínica (co n fines lim itad o s), aun­
que ning una está co m p letam ente establecid a co n resp ecto a sus p o blacio nes no rm ativ as y su vali­
dez d iscrim inativ a.
21
No m eno s im p o rtantes que su uso c lín ico so n las p o sibilid ad es de em p lear el M CM I para fines de 
inv estig ació n. C o m o se resaltó p rev iam ente, m ás de 400 estud io s de inv estig ació n han utilizad o 
el M CM I de una m anera significativa. La co nfo rm id ad creciente co n los criterio s del D SM -IV y el 
uso de p untuacio nes de p rev alencia pued en ser esp ecialm ente valio so s al seleccio nar grupos para 
la inv estigació n. De esta fo rm a se p ued en usar p untuacio nes o bjetiv as, cuantificad as y co n base 
teó rica, ju nto co n p atro nes de perfiles clínico s, para generar y p o ner a prueba una gran variedad 
de hip ó tesis clínicas, exp erim entales y d em o gráficas.
1.4 . Req u isit o s y l im it acio n es
Los siguientes ap artad o s d etallan algunas lim itacio nes y requisito s que d eben ser tenid o s en cu en­
ta al utilizar el M CM I-III.
U so e n á m b i t o s a p r o p i a d o s
Prim ero , el M CM I-III no es un instrum ento d e p erso nalid ad g eneral para ser utilizad o co n p o bla­
ció n no rm al o para una finalid ad d iferente a la de ev aluació n psico lógica." En esto d ifiere de o tro s 
inv entario s ap licad o s m ás am p liam ente, pero cuya supuesta utilid ad para p o blacio nes diversas 
puede no ser tan am p lia co m o se p iensa a m enud o .
Los d ato s no rm ativ o s y las p untuacio nes transfo rm ad as del M CM I-III se basan to talm ente en 
m uestras clínicas, y so n ap licables só lo a ind iv id uo s que p resenten p ro blem as em o cio nales y sín­
to m as interp erso nales o que estén en p sico terap ia o ev aluació n p sico d iagnó stica. A unque su uso 
co m o una m ed id a o perativa d e co nstructo s teó rico s relevantes está to talm ente justificad a, es 
m ejo r extraer las m uestras para esos o b jetiv o s só lo a partir de p o blacio nes clínicas co m p arables. 
A plicar el M CM I-III a un rango m ás am p lio de p ro blem as o de clases de sujeto s, co m o ind iv id uo s 
p ro ced entes de las em presas y la ind ustria, para id entificar lesio nes neuro ló g icas o para la evalua­
ció n de rasgos de p erso nalid ad generales en estud iantes universitario s, es ap licar el instrum ento 
en ám bito s y m uestras para lo s que no se creó ni es, po r tanto , ap ro p iad o .
A lo s c lín ico s que trabajan co n p erso nas co n algún trasto rno físico , co n m ed icina co m p o rtam en- 
tal o en la rehab ilitació n de p acientes, se les reco m iend a que usen uno de lo s inv entario s aso cia­
dos al M CM I-III, co m o por ejem p lo el MBHT, M illón B ehav io ral H ealth In v en tory (M illó n, Green y 
M eagher, 1982a). De fo rm a similar, si el ind iv id uo que va a ser evaluad o es un ad o lescente co n 
pro blem as p sico ló g ico s que se encuentra en el institu to o co m enzand o la universid ad , se reco ­
m iend a a lo s c lín ico s utilizar el MA CI, In v en tarío C lín ic o p ara A dolesc en tes de M illón (M illó n, M illó n 
y Davis 1993; ad ap tació n esp año la p ublicad a po r TEA Ed icio nes). A quello s que quieran ev alu é 
los atributo s p sico ló g ico s y rasgos de ad ulto s n o c lín ico s (es decir, no rm ales) d eben usar el MIPS, 
In v en tario M illón d e est ilo s de p e r so n alidad (M illó n, W eiss, M illó n y Davis, 1994; ad ap tació n espa­
ño la p ublicad a por TEA Ed icio nes), esp ecialm ente ap ro p iad o co m o una m ed id a d e lo s co nstruc­
tos m ás am p lio s de la teo ría.
22
I n t e r p r e t a c i ó n p o r p r o f e si o n a l e s c u a l i f i c a d o s
Las p erso nas que utilizan el M CM I y sus info rm es aso ciad o s o superv isan su uso d eben tener sufi­
ciente exp eriencia en la ap licació n de tests, m éto d o s p sico m étrico s, p ráctica clínica y co no c i­
m iento s teó rico s para co m p rend er los m anuales de los tests (A so ciació n A m ericana de Psiquiatría, 
1986; N o rm as del C o leg io O ficial de Psicó lo go s de España, 1995; Skinner y Pakula, 1986). C o m o 
m ínim o , d eberían po seer alguna esp ecializació n en Psico lo gía c línica, co nsejo p sico ló g ico , Traba­
jo so cial o Psiquiatría. C o n la excep ció n del cam p o d e la inv estig ació n o la fo rm ació n para licen­
ciados, d o nd e la sup erv isió n suele ser a m enud o o bligato ria, el uso de p untuacio nes auto m atiza­
das debe lim itarse a lo s c lín ico s que cum p len lo s requisito s d e m iem bro s d e la A so ciació n A meri­
cana de Psiquiatría, la A so ciació n M éd ica A m ericana o sus equiv alentes en España. En resum en, 
so lo aquello s entrenad o s en los tests p sico ló g ico s están cualificad o s para interp retarlo s.
C o m o un instru m ento de auto info rm e, el M CM I só lo rep resenta una faceta de la ev aluació n to tal 
del p aciente. La riqueza y p recisió n de cualquier m ed ida d e auto info rm e m ejo ra cuand o sus resul­
tad o s se evalúan en el co ntexto d e o tras fuentes clínicas. La co m binació n de varias m uestras de 
d iversos co ntexto s no só lo apo rta d ato s que increm entan la p ro babilid ad de realizar inferencias 
co rrectas (Ep stein, 1979, 1983), sino que tam bién las ap ro xim acio nes m ultim éto d icas (Cam p bell 
y Fiske, 1959) o frecen tanto a lo s clínico s exp erim entad o s co m o a los no v ato s una base ó p tim a 
para d escifrar lo s rasgos único s que caracterizan a cad a p aciente.
No m eno s im p o rtante que las revelacio nes facilitad as por o tras fuentes de d ato s c línico s d iferen­
tes del au to info rm e es la o rientació n interp retativ a p ro p o rcio nad a po r una varied ad de índ ices 
d em o gráfico s no c lín ico s (p. ej., edad , sexo , estad o m arital, v o cació n, etnia, facto res so c io eco nó ­
m ico s, nivel ed ucativ o ). A unque las p untuacio nes m ayo res o m eno res del M CM I-III aso ciad as co n 
estas características de p o blació n a m enud o reflejan d iferencias reales en las tasas de prevalencia 
(p. ej., lo s o ficiales de p o licía varo nes p untúan más alto que lo s p ro feso res varo nes en algunas 
escalas y lo hacen d e una m anera que es co nsistente co n los d ato s de perso nalid ad d iferentes de 
lo s de lo s tests), es im p o rtante que los clínico s tengan una no c ió n razo nable de lo que es típ ico 
para p acientes co n uno s d eterm inad o s anteced entes so ciales. De fo rm a sim ilar, en el M CM I-III se 
usan un cierto núm ero de « m o d ificad o res» d e escala para co m p ensar las d iferencias entre p acien­
tes en sus tend encias de d isto rsió n, esp ecialm ente la franqueza o la exageració n. Cualquiera que 
sea la eficacia de estas co rreccio nes, co nv iene que el c lín ico co nsid ere cuid ad o sam ente el im p ac­
to de variables d em o gráficas im p o rtantes, no só lo para co m p ensar sus efecto s sino po r las intu i­
cio nes que pued en p ro p o rcio nar y por su habilid ad para ind iv id ualizar y enriquecer el significa­
d o de lo s d ato s c lín ico s del MCMI-111.
Se sg o s d e l m é t o d o d e a u t o i n f o r m e
C o m o resulta ev id ente, el fo rm ato de auto info rm e ad o lece de im p o rtances lim itacio nes a la ho ra 
de evaluar la perso nalid ad y, claram ente, no es una fuente perfecta de d ato s. Los lím ites p sico ­
m étrico s inherentes, la tend encia de p acientes sim ilares a interp retar las p reguntas de m anera 
d iferente, el efecto de los estad o s afectiv o s del m o m ento en la m ed id a de lo s rasgos y el esfuerzo 
de lo s p acientes po r sim ular ciertas falsas ap ariencias e im p resio nes red ucen lo s lím ites superiores 
de la p o tencial p recisió n de este m éto d o . Sin em bargo , un instru m ento de au to info rm e que está 
co nstru id o de acuerd o co n técnicas de valid ació n acep tad as (Lo evinger, 1957) d ebe acercarse a 
esto s lím ites superio res. D ad o que el M CM I ha respetad o esto s anteced entes de d esarro llo , los 
resultad o s so n p reciso s para el 55-65% de lo s p acientes a los que se les ap lica. Es útil y general-
23
C ap ít u lo 1 : In trodu cc ión
m ente válid o , aunque co n ju icio s parciales equiv o cad o s, en ap ro xim ad am ente el 25-30% de los 
caso s y se equiv o ca (esto es, es claram ente erró neo ) en ap ro xim ad am ente el 10-15% de los casos. 
Estas cifras están en un rango cuantitativ o de 5 a 6 veces superio r de lo que sería esperable por 
p uro azar.
A unque lo s niveles de p recisió n varían de un co ntexto a o tro , estos resultad o s reflejan en general 
las d ificultad es para d etectar la presencia de un trasto rno en el m o m ento en el que se realiza la 
ev aluació n (p. ej., id entificar un trasto rno de perso nalid ad histrió nica d urante la d ep resió n de un 
p aciente). Es tam bién p ro blem ática la prevalencia de los trasto rno s. En térm ino s p uram ente m ate­
m ático s, los grupos de d iag nó stico co n p revalencias no tablem ente bajas (p . ej., suicid io ) o altas 
(p. ej., d istim ia) so n estad ísticam ente p ro blem ático s, p o rque incluso los p unto s d e co rte ó p tim o s 
a m enud o p ro d ucen acierto s que so n só lo m arg inalm ente m ejo res que lo s que se o btend rían por 
azar (M eehl y Rosen, 1955; Rorer y Daw es, 1982).
Los p unto s de co rte de las escalas d iagnó sticas del M CM I-lll y las interp retacio nes del perfil se 
o rientan a la m ayo ría de los p acientes que rellenan el inventario , esto es, a aquello s que m uestran 
trasto rno s psíquico s en los rango s m ed io s de severidad , y no a aquello s cuyas d ificultad es están 
más pró xim as a la no rm alid ad (p. ej., litigantes de ind em nizacio nes de trabajo , p acientes en tera­
pia de pareja) o bien son d e una m anifiesta severidad clínica (p. ej., p sicó tico s agudos, esquizo fré­
nico s cró nico s). Para o p tim izar la validez d iagnó stica e interp retativ a, se lian escrito narracio nes 
centrad as en grados m o d erad o s de pato lo g ía; co m o resultado , el grado de p recisió n del d iagnó s­
tico y la interp retació n es ligeram ente m eno r para lo s p acientes en lo s rango s más y m eno s seve­
ros de trasto rno p sico ló g ico . Los análisis narrativo s de los p acientes que están exp erim entand o 
d ificultad es no rm ales en su vida o trasto rno s m eno res de ajuste tiend en a interpretarse co m o más 
p ro blem ático s de lo que so n, y a la inversa, a m enud o las perso nas co n las pato lo gías más severas 
pueden co nsid erarse co m o m eno s seriam ente d eterio rad o s de lo que realm ente están.
L i m i t a c i o n e s d i a g n ó st i c a s
No hay una d iv isió n clara entre los fenó m eno s del Eje 1 y los del Eje II. Las escalas de cada inv en­
tario de perso nalid ad , sea o rientad o fund am entalm ente a la personalidad o a la psico p ato lo g ía, 
reflejan en grados variables tanto los aspecto s estables (p. ej., los rasgos) co m o las características 
más transito rias (p. ej., los estad os). Este hecho tiene im p o rtantes im p licacio nes para la co nstruc­
ció n e interp retació n de los inv entario s p sico ló g ico s. Son no tables los efecto s parciales de lo s esta­
dos de d epresió n y ansied ad sobre los resultad o s en las escalas de trasto rno s específico s de perso ­
nalidad (H irschfeld y co l., 1983). A unque estos resultados p ro v ienen, en parte, de lapresencia de 
ítem s co m p artid o s por las escalas (VViggins, 1982), el nivel de co v ariació n es ap reciablem ente 
m ayor que el que puede ser exp licad o só lo por el so lap am iento de ítem s (Lumsden, 1987). La 
exp eriencia co n versio nes anterio res del MCMI ind ica que la presencia de estados d istím ico s y 
ansio so s acentúa las p untuacio nes en las escalas de perso nalid ad , a la vez que d ism inuyen ind e­
b id am ente las p untuacio nes o btenid as en o tras escalas, un resultad o que es co nsistente co n la 
investigació n d e Shea, Glass, Pilko nis, W atkins, y D o cherty (1987). Se han hecho esfuerzos co m ­
p ensato rio s para co ntrarrestar las influencias que p o tencialm ente d isto rsio nan el inventario , 
incluyend o el vo lver a red actar los ítem s para separar más claram ente los fenó m eno s clínico s y 
los estad os de los que son más estables, co m o lo s rasgos de perso nalid ad , y em plear ajustes de 
p untuació n que co rrigen au to m áticam ente ciertas escalas d o nd e se ind ican estados afectivo s m ar­
cad o s o agudos. No o bstante, los clínico s d eberían tener en cuenta la po sibilid ad de poder m alin- 
terpretar o casio nalm ente un trasto rno de p erso nalid ad cuand o las p untuacio nes en las escalas de
24 . t
¡na
C ap ítu lo 1: In trodu cción
Trasto rno de ansied ad y Trasto rno d istim ico p arecen inusualm ente o inesp erad am ente altas o 
bajas a la luz de o tras fuentes de d ato s clínico s.
1.5. Resu m en
El M CM I es una herram ienta de evaluació n en estad o de ev o lució n, que d ebe ser revisada de 
acuerd o co n los progresos teó rico s, p ro fesio nales y em p írico s. N um ero so s rasgos d istinguen el 
M CM I-III de o tro s inv entario s, incluy end o su ilativ a brevedad , su base teó rica, sus característi­
cas estructurales y el uso de un sistem a de v alid ació n de tres fases. A unque el M CM I tiene num e­
rosas ap licacio nes clínicas y ha sido utilizad o en m ucho s estud io s de inv estigació n, d eben tener­
se en cuenta algunas lim itacio nes y requisito s, incluy end o entre ello s su uso en un ám bito apro ­
piado , la interp retació n por un p ro fesio nal cualificad o y la influencia de los sesgos del m éto d o de 
auto info rm e y los facto res estad o -rasgo en lo s resultad o s del test.
C A PÍTU LO 2 : V A LID EZ TEÓ RICO - SU STA N T I V A
E
ste cap ítu lo p resenta la estrategia y el razo nam iento o rig inal que guió el d esarro llo del 
MCM1, el M CM l-II y el MCMI-1II, centránd o se en la fase teó rico -sustantiv a de la co nstru c­
ció n de un test. La m ayo ría de este m aterial, del m o d elo teó rico y de lo s criterio s del D SM - 
IV sirv ió co m o guía en la red acció n de los ítem s iniciales para varias g eneracio nes del MCM1, 
incluy end o el M CM I-1II.
2.1. El t r ip le m o d elo d e val id ació n
Según Lo ev inger (1957) y jac k so n (1970), la v alid ació n d ebería ser un p ro ceso co ntinu o presente 
d urante todas las fases de co nstru cció n de un test, no so lo un p ro ceso para co rro bo rar la efectiv i­
dad de un instru m ento después de haberse d esarro llad o . Teniend o en cuenta este p rincip io , la 
v alid ació n del MCM1, el M CM I-II y el M CM l-III fue una parte integral en cada paso del d esarro llo .
Una vez que se ha acep tad o esta estrategia, qued a la pregunta de qué pro ceso s de valid ació n d ebe­
rían usarse de m o d o que el p ro d ucto final sea lo más eficiente p o sible para lo grar lo s o b jetiv o s de 
d iag nó stico d iferencial y de utilidad clínica interp retativ a. En su m o no grafía, m uy ilustrativa, Lo e­
v inger (1957) p ro puso que la valid ació n d urante el d esarro llo im p lica tres co m p o nentes secuen- 
ciales: sustantiv o , estructural y externo . Cada uno de esto s es un co m p o nente necesario pero no 
suficiente para la co nstru cció n de un inv entario . Cuand o sea factible, se respetará la secuencia 
desde el p rim er estad io al tercero . Esta secuencia de valid ació n d ifiere de los p ro ced im iento s 
em p lead o s en la co nstru cció n de inv entario s clínico s anterio res y debería pro d ucir un instrum en­
to co n pro p ied ad es ó p tim as. A m o d o de resum en de los p ro ced im iento s seguidos para d esarro llar 
el M CM I, el M CM I-II y el M CM I-ü l, se p resenta a co ntinu ació n una d escrip ció n breve del razo ­
nam iento y los m éto d o s usados co n cada uno de esto s tres co m p o nentes.
El p rim er estad io de valid ació n, t eórico - su stan tiv o (m ás recientem ente d eno m inad o enfo que dedu c­
tiv o p o r Burisch, 1984), exam ina hasta qué p unto los ítem s que fo rm an el instru m ento d erivan su 
co ntenid o de un m arco teó rico exp lícito . M illó n (1969/ 1983, 1981, 1986a, 1990) d esarro lló esta 
teo ría para el MCM1. A lo largo de las tres generacio nes del MCM1 esta teo ría, p rim ero basada en 
los p rincip io s del refuerzo y aho ra and ad a en lo s co ncep to s fund am entales d e la ev o lució n, ap o r­
ta una serie de co nstructo s clínicam ente relevantes para la d efinició n de rasgo de p erso nalid ad y 
de sínd ro m e, lo s cuales sirv iero n de guió n al redactar lo s ítem s relev antes de las escalas. D ebid o a
C ap ítu lo 2 : V alidez t eórica- su stan tiv a
que pued en establecerse lím ites claro s y relacio nes anticip ad as entre sínd ro m es so bre bases racio ­
nales, el instrum ento puede co nstruirse tanto co n escalas d iferentes co m o interrelacio nad as en las 
fases iniciales del d esarro llo . La valid ació n teó rico -sustantiva es el tem a principal de este cap ítu­
lo .
El segund o estad io de valid ació n, in tem a-estru c tu ral, se refiere al m o d elo al que se espera que se 
ajusten los elem ento s del instrum ento . En la trad ició n ind uctiva cada escala se co nstruye co m o 
m edida de un rasgo ind ep end iente de acuerd o co n un m o d elo facto rial. En la trad ició n d ed ucti­
va, cada escala se d iseña para que posea un alto grado de co nsistencia interna y para que m uestre 
un so lap am iento co nsid erable co n algunas de las o tras escalas. En la fase estructural, lo s ítem s que 
ya han sid o validados sustantiv am ente se ap lican a p o blacio nes apropiad as. Los ítem s que so bre­
v iven a este segund o estad io son aquello s que m axim izan la ho m o geneid ad de las escalas, m ues­
tran cierto so lap am iento co n o tras escalas teó ricam ente co ngruentes y d em uestran niveles satis­
facto rio s en sus índ ices de atracció n y de estabilid ad tem p o ral. La v alid ació n interna-estructural 
del MCMI-1II se exp o ne en el cap ítulo 3.
El tercer estad io de v alid ació n, ex tern a- de criterio, incluye só lo aquello s ítem s y escalas que han 
cum p lid o los requisito s de las fases sustantiva y estructural anterio res. En este estad io se evalúa la 
co rresp o nd encia em p írica de cada escala del test co n varias med idas del rasgo o del sínd ro m e bajo 
estud io no p ro ced entes de una escala. Este tercer estad io im p lica co rrelacio nar los resultad o s o b te­
nid o s en fo rm as p relim inares del inv entario co n co m p o rtam iento s c línico s relevantes. Cuand o se 
hace en co n ju nc ió n co n o tro s m éto d o s de evaluació n y em p leand o d iversos criterio s externo s, 
este p ro ced im iento tam bién puede establecer la validez co nv erg ente y d ivergente de cada escala 
(Cam p bell y Fiske, 1959). La valid ació n externa-d e criterio del MCMI-1I1 se exp o ne en el cap ítulo
4.
En un co n ju nto de artículo s clásico s, Hase y Go ld berg (1967) y Go ld berg (1972) co m p araro n 
estrategias alternativ as de co nstrucció n y enco ntraro n que cada una m o straba niveles equ iv alen­
tes de validez d e acuerd o a una serie de criterio s. Después de revisar varios estud io s paralelo s,

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