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COMUNICACION 3 (GASSMAN)

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BOURDIEU - Comprender.doc
BOURDIEU: Comprender
La relación de encuesta sigue siendo una relación social que genera efectos sobre los resultados obtenidos. Sólo la reflexibilidad (método) permite controlar y percibir sobre la marcha los efectos de la estructura social en la que la entrevista se efectúa.
Una comunicación no violenta: una relación de entrevista en es primer lugar intentar conocer los efectos que pueden producirse sin saberlo a raíz de esa intrusión un poco arbitraria que está en el origen del intercambio. Con la condición de medir la magnitud y la naturaleza del desfase entre el objeto de la encuesta tal como lo percibe e interpreta el encuestado, y el objeto que el encuestador le asigna, éste último puede tratar de reducir las distorsiones resultantes o, al menos, comprender que puede y que no puede decirse, las censuras que impiden expresar ciertas cosas, y las incitaciones que alientan a hacer hincapié en otras.
Asimetría: el mercado de bienes lingüísticos y simbólicos que se instituye en oportunidad de la entrevista varía en su estructura según la relación objetiva entre el encuestador y el encuestado (asimetría social, cultural, lingüística).
Hay que reducir al mínimo la violencia simbólica que puede ejercerse a través de la encuesta: establecer una escucha activa y metódica.
No basta con actuar sobre lo que puede controlarse consciente o inconscientemente en la interacción sino que también hay que actuar sobre la estructura misma de la relación y por lo tanto, sobre la elección misma de las personas interrogadas y los interrogadores.
La imposición: la proximidad social y la familiaridad aseguran 2 de las condiciones de una comunicación no violenta (no llegar a límites).
Un ejercicio espiritual: pero los mecanismos y subterfugios que pudimos imaginar para reducirla la distancia tiene sus límites. El sociólogo puede, sin fingir la distancia que los separa, ponerse mentalmente en el lugar del encuestado, que es una comprensión genérica y genética de lo que él es, fundada en el dominio de las condiciones de existencia y de los mecanismo sociales cuyos efectos se ejercen sobre el conjunto de la categoría de la que forman parte y dominio de los condicionamientos inseparablemente psíquicos y sociales vinculados a su posición y trayectoria particulares en el espacio social.
Hay hipótesis que se apoyan sobre una representación intuitiva y provisional de la fórmula generadora propia del encuestado, para incitarla a develarse mas completamente.
La entrevista puede considerarse como una forma de ejercicio espiritual que apunta a obtener, mediante el olvido de sí mismo, una verdadera conversación de la mirada que dirigimos a los otro en las circunstancias corrientes de la vida.
La resistencia a la objetivación: se da un auto-análisis provocado y acompañado, en el cual el entrevistado se interrogaba a sí misma con una intensidad expresiva.
Una construcción realista: el análisis de la conversación lee en los discursos no sólo la estructura coyuntural de la interacción como mercado, sino también las estructuras invisibles que la organizan.
Así, contra la ilusión consciente en buscar la neutralidad en la anulación del observador, hay que admitir que, paradójicamente, a la única “espontaneidad” es la construida mediante una construcción realista.
La sociología sabe que debe darse los medios de poner en cuestión, y en primer lugar su cuestionamiento mismo, la preconstrucciones, todos los presupuestos que habitan tanto al encuestador como a los encuestados y que hacen que a menudo la relación de encuesta sólo se establezca sobre la base de un acuerdo de los inconscientes.
Los riesgos de la escritura: la puesta por escrito más literal es una verdadera traducción e incluso una interpretación.
El acta del discurso obtenido que produce el autor de la transcripción se somete a 2 series de coacciones a menudo difíciles de conciliar:
1) la de la fidelidad a todo lo manifiesto durante la entrevista llevaría a intentar restituir al discurso todo lo que el paso al escrito y las herramientas de puntuación tienden a quitarle, y que mucha frecuencia constituye todo su sentido e interés.
2) Pero las de legibilidad, que se definen en relación con potenciales destinatarios que poseen expectativas y capacidades muy diversas, prohíben la publicación de una transcripción fonética positiva de las notas necesarias para resistir todo lo perdido en el paso de la oralidad a la escritura: voz, pronunciación, entonación, ritmo, gestos, postura corporal.
Las entrevistas trascriptas están en condición de ejercer un efecto de revelación. Pero la fuerza emocional también puede tener como contrapartida la ambigüedad e incluso la confusión de los efectos simbólicos. Escoger el laisser-faire, con el objeto de rechazar toda limitación impuesta a la libertad del lector, sería olvidar que toda lectura está ya, si no obligada, sí al menos orientada por esquemas interpretativos.
COMUNICACION III - DALLAS.doc
DALLAS: 
Edison Otero
(Extracto)
Entre los estudios que centran su objeto en una concepción activa de la audiencia, se cita frecuentemente la investigación de Tamar Liebes y Elihu Katz -ambos de la Universidad Hebrea de Jerusalem- sobre la serie estadounidense Dallas y su recepción diferente en distintas culturas. Una motivación central de los autores de dicha investigación es salir al paso de los teóricos del imperialismo cultural, para quienes Dallas sería un ejemplo -entre muchos otros- de la expansión hegemónica de la cultura estadounidense en el mundo entero. Para que esa afirmación alcance algún grado de verdad es necesario que, de una parte, haya un mensaje deliberadamente incluído en los programas; que, de otra parte, tal mensaje sea decodificado por el receptor tal como fue codificado por el emisor; y que, en tercer lugar, los receptores lo acepten acríticamente y lo incorporen en su cultura. Contra estos supuestos, Liebes y Katz argumentan que "..la ideología no es producida a través de un proceso de estímulo y respuesta sino más bien a través de un proceso de negociación entre varios tipos de emisores y de receptores. Para comprender los mensajes percibidos por los televidentes de un programa,uno no puede quedar satisfecho con generalizaciones abstractas derivadas del análisis de contenido, por sofisticado que sea. Lo que debe estudiarse es la interacción de hecho entre el programa y sus televidentes" (1990, 4)
Los investigadores estructuraron una muestra de 400 participantes, organizados en los siguientes subgrupos: 10 grupos de árabes israelíes, 16 grupos de israelíes de origen marroquí, 10 grupos de rusos recién emigrados a Israel, 6 grupos de los kibbutz, 10 grupos del área de Los Angeles -en los EEUU- y 11 grupos del gran Tokio, en Japón. Cada grupo, formado por séis personas, se reunió en el living de la casa de una pareja, vió un episodio de la serie, respondió un cuestionario y participó en un focus-group inmediatamente después. Los autores cuidaron que se cumplieran los requisitos de igual origen étnico, nivel educacional y edad semejante, de modo que los participantes compartieran una serie definida de actitudes, valores y relaciones sociales.
Eludiendo el variado y riquísimo detalle de la investigación -resumidamente entregado por los investigadores en su libro The Export of Meaning-, el hecho lato es que el resultado muestra que los diferentes grupos étnicos decodifican Dallas según su pertenenecia subcultural, incluyendo la muestra japonesa, país en el que la serie fue un fracaso. Contradiciendo claramente los supuestos del enfoque del imperialismo cultural (Morley 1993) -característicos de la teoría crítica de la sociedad y de los estudios culturales ingleses- la investigación de Liebes y Katz desarrolla las siguientes conclusiones relevantes:
1. El análisis de contenido de los programas televisivos no es suficiente. Las decodificaciones de la audiencia pueden tomar por sorpresa a este tipo de análisis.
2. Es imprescindible reconocer las habilidades
decodificadoras de las audiencias. Son capaces de operar también críticamente, en diferentes modos y medidas.
3. Los estudios de recepción de la ficción y otros géneros televisivos deben aplicarse a un espectro mucho más amplio de situaciones culturales, para obtener validez. 
Las implicaciones polémicas de la investigación de Libes y Katz, así como otras del mismo tipo, son formuladas explícitamente por los autores. Los resultados y conclusiones desafían abiertamente a enfoques como el de George Gerbner, que ven al receptor en términos pasivos; a los teóricos del cine de inspiración psicoanalítica, que suponen al televidente regresando a un estado infantil; y a otros que creen ver al telespectador en estado semi hipnótico frente al aparato. Por otro lado, Liebez y Katz afirman que los estudios de recepción están acercando progresivamente posiciones anteriormente excluyentes; los teóricos críticos, los culturalistas, han estudiado los textos reduciendo a sus lectores a la insignificancia; los gratificacionistas han estudiado a los lectores con prescindencia de los textos. Se abre paso, pues, la admisión de un proceso de interacción entre textos y lectores o, mejor dicho, entre diversos tipos de lectores y diversos tipos de textos (1990, 18-19). Pero, lo que es más sustantivo, se produce la admisión -tardía, en verdad- del concepto de ‘cultura’.
¿Qué hay de nuevo en todo esto? Antes que un descubrimiento, tiene todos los rasgos de un redescubrimiento. Liebes y Katz lo sugieren cuando hablan de "teorías del receptor activo nuevamente revividas" (1990, 19). Para ser justos, se trata de la reaparición en el escenario intelectual de la comunicación de una idea que tiene unas cuatro décadas de existencia, en rigor nunca desaparecida. El modelo de efectos limitados, cuya paternidad es reconocida a Paul Lazarsfeld, siempre ha supuesto un receptor activo, selectivo y discriminador. La diferencia radica, a nuestro juicio, es que la idea misma de ‘receptor activo’ ha ido ganando espacios, ha sido progresivamente admitida en orientaciones que inicialmente la rechazaron de plano. Por otra parte, es necesario admitir que con el llamado ‘análisis de la recepción’, alimentado con una variedad de vertientes teóricas y disciplinarias, ha ido adquiriendo refinamiento y, sobre todo, especificación. Desde una formulación general razonable, inferida desde hallazgos tempranos de la sociología y la psicología social estadounidense, comienza a producirse investigación de casos particulares concretos en los que se manifiesta el fenómeno de una recepción en cada caso peculiar. Esta tarea, lo hemos dicho, es vastísima, pero es el único camino científico admisible para respaldar la tesis. Debiéramos no perder de vista que el tema de la naturaleza de la audiencia de los medios de comunicación ha sido una de las controversias más relevantes y duraderas en la historia de la investigación (Levy y Windahl 1985).
Un aspecto especificatorio de estas orientaciones hacia la audiencia que resulta interesante de considerar es, como lo afirma David Morley, "..el creciente reconocimiento del contexto....En el caso de la televisión, es un reconocimiento del contexto doméstico" (1989, 34). Otros autores han hablado de una ‘ecología social’. En lo fundamental, se ha avanzado hacia la convicción de que el consumo televisivo en su contexto doméstico es un consumo negociado en tanto, se supone, se dispone de una oferta no única y de un solo receptor (o, al menos, de una cantidad menor a la cantidad de miembros de la familia). La decisión del programa a ver resultaría del cruce de los intereses y de los roles reconocidos; por ejemplo, la autoridad de los padres, las cuestiones de género, las diferencias de edad, etc. A lo cual debe agregarse, lógicamente, la variable de la cantidad de televisores por hogar. A la vieja idea de un televidente abstracto y descontextualizado, le sucede otra que lo concibe concreto y contextualizado. El análisis contextual, se puede inferir, deberá incorporar las cuestiones relativas al caso específico de cada medio. No se lee diarios como se ve televisión, no se ve cine como se leen libros; y no sólo porque la percepción sensorial esté apelada de modo diferenciado en cada caso sino, además, porque el consumo mismo está socialmente diferenciado. Todo ello puede parecer trivial, pero sólo a condición de no haber jamás creído en medios de comunicación poderosos. Las variables en juego son, por tanto, numerosas. Siempre estuvieron allí, pero un determinado modo de mirar estuvo ciego para ellas. Herbert Gans ha podido decir que lo que ha habido es "..la contínua ignorancia de los investigadores sobre cómo la gente usa y vive con los medios de comunicación" (Gans 1993, 32). Una vez más, se impone el reconocimiento de lo poco que se sabe al respecto y de la necesidad de mucha más investigación.
COMUNICACION III - NATIONWIDE.doc
NATIONWIDE
Reception studies - Morley
Morley's research is often hailed as something of a breakthrough. In turning his attention resolutely to the audience, it is, though he probably overstates his case in his claim that the effects tradition was dominated by a hypodermic needle model of influence until the uses and gratifications approach developed. Curran (1990) has pointed to many instances of early studies which focused on audience reception. The fact remains, though, that, although it may be possible to find many such studies, they were not in the mainstream of the effects tradition. 
Morley's detailed observations of audience reception were among the first to attempt to address the over-emphasis on semiotic analysis of media texts, which may be seen as a deficiency in the CCCS approach. 
The Nationwide audience 
Morley's audience study of the Nationwide audience is a major text in media research (Nationwide was an evening current affairs TV programme). Morley's investigation of two broadcasts focused on the way that meanings are constructed through the interaction of the media text and the social and discourse positions of audience members. 
Combining semiological and sociological study 
· His two main intentions were 
· semiological study, involving the notion of the 
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preferred readings
 of media texts, the way that the 
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polysemy 
of the text has its range of potential meanings narrowed down ('
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closure
') 
· sociological study of the ways that age, sex, race, class and gender may determine a person's access to possible readings of the texts 
Relationship between readings and sociological variables
He demonstrated that different groups generated quite different meanings for the Nationwide broadcasts and showed that the meanings generated were closely related to the subcultural groups within the same social class. (Morley (1980)) 
Morley found, for example that bank managers rarely commented on the actual content of the programme. It seemed to be that they shared the 'comonsense' framework of assumptions within which Nationwide operated. For other groups, aspects of the programme's content were much more salient. A group of management trainees saw the programme's items on trade unions as being biased towards the unions, whereas a group saw the same items as rabidly anti-union. A group of university arts students were especially conscious of the methods deployed by the programme makers in constructing the discourse of Nationwide. A group of apprentices tended to show cynicism and alienation, rejecting the whole of the system of party politics, but nevertheless were most in line with the assumptions made by the programme makers. 
Dominant, negotiated and oppositional readings 
· These observations are in line with Stuart Hall's notions of 
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dominant (or preferred), negotiated
and oppositional readings
 of media texts. Morley builds on Parkin's suggestion (
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1971
) that in any society there are three dominant 'meaning systems': 
· The dominant value system, the social source of which is the major institutional order; this is a mmoral framework which promotes the endorsement of existing inequality, in deferential terms; 
· The subordinate value-system, the social source or generating milieu of which is the local working-class community; this framework promotes accommodative responses to the facts of inequality and low status; 
· The radical value-system, the source of which is the mass political party based on the working class; this framework promotes an oppositional interpretation of class inequalities 
Morley (1992)
COMUNICACION III - ZIRES.doc
ZIRES, Margarita: El discurso de la televisión y los juegos infantiles.
Objetivo: subrayar la participación del sujeto receptor en el proceso de comunicación, abordar el análisis de las condiciones específicas de los procesos de recepción y conocer la manera como el niño articula los mensajes de la televisión con otros mensajes de otras instituciones a partir del estudio de los juegos infantiles.
2 posturas:
· la TV como incitadora de violencia
· la TV como un instrumento de evasión
El estudio del laboratorio y del cuestionario impidieron estudiar la recepción, haciendo hincapié en los efectos.
Critica a los estudios de Dorfman y Mattelart: otorgó mayor importancia a los análisis sobre la estructura de la propiedad de los medios y sobre el contenido de estos con el fin de detectar las diferentes facetas del imperialismo cultural. Esta visión no profundizó sobre los procesos de recepción. Aquí la TV es concebida como un instrumento para colonizar las mentes infantiles., el investigador se conforma con plantear una interpretación del programa televisivo sin tomar en cuenta la especificidad del medio y presuponiendo una lectura pasiva por parte del receptor.
El JUEGO se nos presenta como un lugar privilegiado para analizar el proceso porque es el lugar de interacción del niño con otros niños, en donde se puede observar como el niño incorpora, articula y sintetiza los discursos que circulan en el medio. Es la zona donde el niño elabora los elementos internos y externos de su realidad.
Muestra: juego grupal de niños y niñas de 4 años y medio en dos jardines de distinto nivel social.
Metodología: La observación se hizo en hora de recreo en los patios de las instituciones y duró una semana en cada una de ellas.
Se siguió a los líderes y se registraron a algunos de los movimientos corporales de los niños, pero todo su lenguaje verbal, ya que era este el que permitía ubicar el contexto de la acción de los niños 
La sexualidad como una categoría sociopsicológica, el desarrollo cognitivo y afectivo como un factor sociogenético y la práctica cotidiana de los niños de acuerdo al grupo social al que pertenecen como marco distintivo de relaciones entre los individuos, el espacio y los objetos, constituyen la base para la formulación de hipótesis. Estos factores interrelacionados condicionan los procesos de recepción.
IDEOLOGÍA: mirada encubridora y falsificadora de una bien conocida realidad que es la lucha de clases.
Ni una visión negativa del poder y de la ideología, ni el receptor pasivo pueden permitirnos contemplar los interrogantes que entran en juego para entender el papel que juegan los discursos televisivos en la vida cotidiana del niño.
Si el poder de los medios es avasallador y homogéneo y el receptor es pasivo todos los niños responderían de la misma manera ante los mensajes de los medios de comunicación.
Los mensajes televisivos son discursos que circulan permanentemente, que se convierten en un saber individual y colectivo, que constituye un poder que si bien es ejercido sobre el sujeto receptor, este vive a su vez dicho poder y saber ejerciéndolo en sus relaciones con los demás y sobre los demás en un proceso continuo.
CONDICIONES DEL JUEGO:
a) La dinámica grupal: el juego no es una reproducción del programa Batman y Robin. Surgen los personajes masculinos y los que la interacción grupal permite. No sólo es imitación sino que es dinámica grupal. (Gasparín no se los permite).
b) Los objetos y el espacio: son dos factores que juegan un papel importante en la elaboración de los elementos que se recogen de los discursos televisivos.
c) La modalidad del juego simbólico: Piaget: el juego simbólico no es una sumisión de a lo real sino que es una asimilación deformadora de lo real al YO, es la transformación de lo real de acuerdo a los deseos.
Se deben detectar los elementos del discurso que permiten que el niño se reconozca, identifique, desee vivir lo que allí se propone como realidad y fantasía. Los héroes de la actualidad son los héroes de la sociedad tecnológica.
La lucha por el poder, esencial de la dinámica grupal, difícilmente pueda contribuir a que el niño recoja a los personajes antihéroes que también aparecen la TV.
La competencia no sólo emana de la imitación de un programa, como dijo Mattelart, sino que también de las relaciones sociales en las que el niño esta inscripto.
Las nuevas series televisivas sugieren un patrón colectivo de acción y juego, los superhéroes trabajan grupalmente.
La comunicación entre los niños esta caracterizada por el monólogo colectivo, que permite un conjunto de juegos paralelos individuales simultáneamente, alrededor de un tema más amplio unificador: mezclan superhéroes de otros programas y los intercambian, los agrupan en una categoría y constituyen un consenso grupal.
El discurso de los superhéroes no sólo les ofrecen modelos de identificación, aventuras o fórmulas de interacción lúdicas, sino que también la posibilidad del ejercicio del poder.
Se busca la identidad grupal y sexual: verdad Gilberto que estamos jugando de hombres y no de niñas?.
El lenguaje les permite reconocerse como televidentes y como compañeros de juego (llamando, llamando)
Racionalidad del juego infantil: debe constituir las reglas de lo permitido, de otro verosímil que no es precisamente el que dicta el mundo de la televisión.
En un espacio imaginario común se enfrentan monstruos y vaqueros donde, perteneciendo a dibujos distintos, lo que importa es luchar y vencer a una enemigo fuerte y poderoso.
El niño no solo asimila elementos de la TV sino de todos los ámbitos que lo rodean, de su fila, de su escuela, de la calle, pero tal vez no todos estos sean comprensibles para sus compañeros, ya que representan experiencia personales. La TV constituye un mundo generalizable.
Las niñas no imitan a los héroes de la TV.
El héroe exaltaría la figura del padre ausente, entonces las niñas al permanecer en contacto con la madre tienen un modelo de identificación central.
El sexo se acerca a los mensajes televisivos de una manera diferente.
Mientras la TV a los varones le ofrece el libreto de su juego a las nenas les aporta la decoración.
Sí juegan varones y mujeres se une la retórica de los superhéroes y la estructura de los personajes del juego de la mamá.
El mundo de la TV está presente, pero su presencia es cualitativamente diferente en los juegos de los niños que en los de las niñas. Aquí aparece no como un elemento estructurador del juego sino del espacio y las relaciones familiares.
Los niños no solo copian y reproducen los mensajes, sino que los reinterpretan y elaboran.
Los programas de los superhéroes les ofrecen fantasías compensatorias, personajes imitables por su carácter estereotipado, una manera de expresar sus tendencias competitivas y patrones colectivos de juego.
El análisis del conjunto de los juego permitió ver como los niños articulan mensajes televisivos con otros mensajes.
Los análisis de los juegos grupales sólo nos permite observar un tipo de identificación en un nivel que es la imitación. Existen otros niveles de identificación
que no se manifiestan a través de ella.
GADAMER.doc
GADAMER: ¿Qué es la verdad? y Sobre el círculo de la comprensión
¿Qué es la verdad?
El estado reconoce en principio la libertad de ciencia, pero la innovación de esa libertad es siempre una peligrosa abstracción.
Aunque la idea de la verdad presida absoluta e inequívocamente la vida del investigador, su libertad para hablar es limitada y polivalente. Debe reconocer las repercusiones de su obra y responder de ellas. La vertiente diabólica induce al investigador a la tentación de decir e incluso aceptar como verdad lo que le dicta la opinión pública o los intereses del Estado.
La ciencia coincide son el fanático en ser tan intolerante como él porque exige y da siempre demostraciones. Nadie es tan intolerante como aquel que pretende demostrar que lo que dice ha de ser verdad. La ciencia es intolerante según Nietzsche, porque es un síntoma de debilidad, un producto tardío de la vida, un legado de esa decadencia que Sócrates, el inventor de la dialéctica, trajo a un mundo en el que no existía aun la “incidencia de la demostración”, sino que una soberana autocerteza se limitaba a señalar y decir, sin demostración alguna.
¿La ciencia es realmente la última instancia y el único soporte de la verdad?
La ciencia se niega a dar la respuesta desacreditando la pregunta, es decir, tachándola de absurda. Porque sólo tiene sentido para ella lo que se ajusta a su método de hallazgo y examen de la verdad.
Religión, filosofía y cosmovisión: son las instancias a las que apelan los escépticos de la ciencia para marcar los límites de la especialización científica y de la investigación metodológica ante las cuestiones decisivas de la vida.
Heidegger; aletheia = desocultación. Entonces la verdad debe ser arrebatada del estado de ocultación y encubrimiento. 
El encubrimiento es propio de la acción y del lenguaje humano, porque el lenguaje humano no expresa sólo la verdad, sino la ficción, la mentira y el engaño.
Es la razón misma de las cosas la que se representa y comunica en un modo específico de discurso. Este modo se llama enunciado, proposición o juicio. El juicio se caracteriza frente a los otros modos de discurso por la pretensión de ser verdadero, de develar un ente tal como es.
La verdad del discurso se define como adecuación del discurso a la cosa. A ello denominamos en filosofía la verdad enunciativa.
La verdadera ciencia no es la ciencia natural, mucho menos la historia, sino la matemática. Porque su objeto es un ser puramente racional y como tal es modelo de toda ciencia porque se puede representar en un contexto deductivo cerrado. La ciencia moderna, en cambio, considera la matemática como modelo no por el ser de sus objetos, sino por su modo de conocimiento perfecto. Lo que prevalece ahora es la idea del método. Pero esto supone una restricción en las pretensiones de alcanzar la verdad. Si la verdad supone la verificabilidad el criterio que mide el conocimiento no es ya su verdad, sino su certeza.
El problema de nuestra civilización y de los males que trae su tecnificación no consiste en carecer de una instancia intermedia adecuada entre el conocimiento y la aplicación práctica. Precisamente el modo de conocimiento de la ciencia es tal que imposibilita esa instancia. Ella misma es técnica.
No siempre se puede considerar la vía de la demostración como el modo correcto de hacer conocer la verdad a otro. Todos traspasamos constantemente la frontera de lo objetivable en la que se mueve el enunciado por su forma lógica.
La pretensión de la ciencia es superar lo aleatorio de la experiencia subjetiva mediante in conocimiento objetivo, y el lenguaje del simbolismo equívoco mediante la univocidad del concepto.
La univocidad y precisión de la lógica matemática sería la solución para todos los problemas que la ciencia ha dejado hasta ahora en manos de la filosofía.
La introducción de un lenguaje artificial presupone ya otro lenguaje en el que se habla. Se trata del problema del metalenguaje. El lenguaje que hablamos y en el que vivimos ocupa un puesto privilegiado. Es a la vez el presupuesto para cualquier análisis lógico posterior.
Las ciencias del espíritu dan un testimonio muy elocuente de este problema. El ideal de verificabilidad se alcanza muy pocas veces y que los investigadores que aspiran a alcanzar este ideal con la mayor precisión no suelen decirnos las cosas realmente importantes. Se da una relación entre conocimiento de la verdad y enunciabilidad que no es evaluable con la verificabilidad de los enunciados. 
Los resultados más importantes y fecundos alcanzados en las ciencias del espíritu quedan muy al margen del ideal de verificabilidad. Lo que hay aquí en una relación según la cual aquello que posibilita la ciencia puede impedir también la fecundidad del conocimiento científico. Se trata de una relación de principio entre verdad y no verdad.
Chocamos con los límites de nuestra situación hermenéutica cuando buscamos la verdad. Pero eso significa que no podemos conocer muchas cosas que son verdaderas porque nos limitan los prejuicios sin saberlo.
No puede haber un enunciado que sea del todo verdadero: esta tesis es conocida como el punto inicial de la autoconstrucción hegeliana de la razón mediante la dialéctica. La forma de proposición no es la adecuada para formular verdades especulativas. Porque la verdad es el todo.
No hay ningún enunciado que se pueda entender únicamente por el contenido que propone sí se quiere comprenderlo en su verdad. Cada enunciado tiene su motivación. Cada enunciado tiene unos presupuestos que él no enuncia. La pregunta es la que tiene prioridad en la lógica. No hay ningún enunciado que no sea fundamentalmente una especie de respuesta. Lo que constituye al investigador como tal es la capacidad de apertura para ver nuevas preguntas y posibilitar nuevas respuestas.
La fecundidad de un conocimiento se comprueba en su capacidad para despejar una situación problemática. La pregunta y la respuesta desempeñan en su carácter enunciativo común una función hermenéutica: ambos son interpelación. Sólo hay verdad en el enunciado en la medida que éste es interpelación.
Heidegger avanza mas allá de la problemática de la subjetividad. La historicidad de todos los enunciados radica en la finitud fundamental de nuestro ser.
Nuestra actitud hacia la tradición no se queda en el intento de comprender averiguando su sentido mediante una reconstrucción histórica. La propia historia es en realidad un camino para conocer la verdad. El conocimiento histórico no es nunca una mera actualización. Pero tampoco la compresión es mera reconstrucción de una estructura de sentido, interpretación consciente de una producción inconsciente. El lenguaje hace la constante síntesis entre el horizonte del pasado y el horizonte del presente. El lenguaje posee su propia historicidad. Cada uno de nosotros tiene su propio lenguaje, el problema es ver como con diversos lenguajes nos entendemos más allá de la fronteras de los individuos, los pueblos y los tiempos.
El modo de ser de una cosa se nos revela hablando de ella. Lo que queremos expresar con la verdad posee su propia temporalidad e historicidad. Lo que averiguamos con asombro cuando buscamos la verdad es que no podemos decir la verdad sin interpelación, sin respuesta y por tanto sin el elemento común del consenso obtenido. Una hermenéutica ajustada a nuestra existencia histórica tendría la tarea de elaborar las relaciones de sentido entre lenguaje y conversación que se producen por encima de nosotros.
Sobre el círculo de la comprensión
El movimiento de la comprensión discurre así del todo a la parte y de nuevo al todo. La tarea es ampliar en círculos concéntricos la unidad del sentido comprendido. La confluencia de todos los detalles en el todo es el criterio para la rectitud de la comprensión. La falta de tal confluencia significa el fracaso de la comprensión.
Cuando intentamos comprender un texto no nos trasportamos a la esfera íntima del autor, sino
que los trasportamos a su pensamiento. Pero esto significa que intentamos hacer valer la objetividad de aquello que dice el otro. El objetivo de todo entendimiento y de toda comprensión es el acuerdo en la cosa.
Heidegger: la posibilidad positiva para el conocimiento mas originario se alcanza realmente una vez que la interpretación ha comprendido que su tarea primera, permanente y última consiste en no dejar que la experiencia previa, la previsión y la anticipación sean suplantadas por ocurrencias y nociones vulgares y asegurar el tema científico en su elaboración desde las cosas mismas.
La interpretación comienza con pre-conceptos que son sustituidos por conceptos más adecuados. Es deber permanente de la comprensión elaborar los esquemas correctos y adecuados, es decir, aventurar hipótesis que habrá que contrastar “con las cosas”. No hay aquí otra objetividad que la de la elaboración de la opinión previa para contrastarla.
El que intenta comprender un texto está dispuesto a dejar que el texto le diga algo. Por eso una conciencia formada hermenéuticamente debe estar dispuesta a acoger la alteridad del texto. Pero tal receptividad no supone la neutralidad ni la autocensura, sino que implica la apropiación selectiva de las propias opiniones y prejuicios.
Heidegger reconoce que la comprensión del texto está determinada permanentemente por le movimiento anticipatorio de la precomprensión. Lo que Heidegger describe así no es sino la tarea de concreción de la conciencia histórica. Se trata de descubrir las propias prevenciones y prejuicios y realizar la comprensión desde la conciencia histórica, de forma que el detectar lo históricamente diferente y la aplicación de los métodos históricos no se limiten a una confirmación de las propias hipótesis o anticipaciones.
Sólo el fracaso del intento de dar por verdadero lo dicho lleva al intento de comprender el texto psicológica o históricamente como opinión de otro.
La hermenéutica debe partir del principio que dice que el que intenta comprender está ligado a la cosa transmitida y mantienen o adquiere un nexo con la tradición de la cual habla el texto trasmitido.
La comprensión empieza cuando algo nos llama la atención. Esta es la principal de las condiciones hermenéuticas. Ahora vemos lo que ello requiere: una suspensión de juicios. Pero toda suspensión de juicios, comenzando por los prejuicios, posee la estructura lógica de la pregunta. El mejor modo de aclarar el propio prejuicio es hacer uso de él.
El verdadero objeto histórico no es un objeto, sino la unidad de lo uno y lo otro, una relación en la que consiste tanto la realidad de la historia como la realidad de la comprensión histórica.
HALL.doc
HALL: La cultura, los medios de comunicación y el efecto ideológico
La cultura tiene sus raíces en la doble relación que marco Marx: con la naturaleza y otros hombres.
Los hombres intervienen en la naturaleza con herramientas para reproducir sus condiciones materiales de su existencia. Esta intervención está organizada socialmente y está mediatizada. Los hombres se reproducen a si mismos como individuos sociales a través de las formas sociales que sumen sus producciones materiales. De ahí surge la división del trabajo, los distintos tipos de sociedad, las formas de asociación civil y política, creencias, ideas, etc.
La producción asume siempre formas históricas determinadas bajo condiciones determinadas, al igual que los tipos de sociedad, relaciones sociales y cultura humana que surjan en condiciones determinadas.
Las superestructuras social y cultural se corresponden con cada modo de producción según sea históricamente.
Una forma concreta de la actividad de los individuos, lo que son, coincide con su producción, con lo que producen y como lo hacen. La práctica social constituye un conjunto de relaciones y estructuras que muestran una configuración identificable, un modo de vivir. Ahí surge la idea de cultura como la disposición asumida por la existencia social bajo determinadas condiciones históricas. Si “social” es el contenido de las relaciones sociales en las que entran involuntariamente los hombres de cualquier formación social. 
La cultura son las formas que asumen tales relaciones, es el propósito objetivado cuando hombres concretos bajo condiciones concretas se apropian de las producciones de la naturaleza de un modo adaptado a sus propias necesidades e imprimen ese trabajo como exclusivamente humano.
Una formulación social no es pensada como una serie de prácticas “relativamente autónomas” sino como una totalidad expresiva en la que las necesidades o tendencias de la base están medidas. Las prácticas y relaciones de clases encerrarán determinados valores y significados característicos de la clase, de cómo es vivida la cultura. 
Pero hay un campo en el que las clases experimentan su propia ideología, su medio principal de elaboración es la práctica del lenguaje y la conciencia porque el significado se da a través del lenguaje. El carácter social de la producción aparece como condición de la indiferencia y desconexión mutuas. Se ve la contradicción entre el carácter social del trabajo y la naturaleza individual de su realización en el capital.
Esta dislocación la lleva a cabo el mercado que es una mediación que permite que un tipo de relación social aparezca como relación individual. Las funciones del mercado bajo el capitalismo son simultáneamente reales e ideológicas puesto que el mercado existe y la gente compra y vende cosas. Las ideologías de mercado se materializan en prácticas de mercado.
La ideología debe ser entendida no como oculto sino como lo mas aparente y manifiesto, lo escondido son sus cimientos reales, es la sede de su inconciencia.
Una de las formas mas transparentes de conciencia que opera en la experiencia cotidiana y en el lenguaje ordinario es el sentido común: no requiere razonamiento, lógica ni pensamiento, podemos disponer de él espontáneamente, es reconocible y compartido. Pero el sentido común tiene un contenido y una historia que acompañan restos y trazas de sistemas ideológicos anteriores más desarrollados.
Para Althusser, aunque las ideologías suelen estar formadas de sistemas de representaciones, imágenes y conceptos, es en cuanto estructuras como se imponen a los hombres. Son objetos culturales percibidos, aceptados, sufridos que actúan sobre los hombres en un proceso que se les escapa. Las ideologías son la esfera de lo vivido, de lo experimentado, no del pensamiento.
El lenguaje es social por lo que el habla y los otros discursos son sistemas de signos que objetivan y sirven de mediación al pensamiento. Toda práctica social está mediada por el lenguaje que entra plenamente en la práctica social y material. Su distribución y usos estarán estructurados por las relaciones de la formación social que lo usa. Los signos comunican en tanto fenómenos sociales y forman parte de la realidad material por la función de refractar la realidad de la que forman parte.
A cada léxico cultural le corresponde un hábeas de prácticas y técnicas.
3 conceptos relacionados con la dominación: 
1- el sistema dominante debe hacerse y rehacerse continuamente para contener a los significados, prácticas y valores que se le oponen. Williams entiende que cualquier sociedad contiene muchos mas sistemas de significado y valores que los incorporados al sistema central de prácticas, energía e intención humanas. Las formas residuales de la cultura alternativa o de oposición que son significados y valores que no encuentran expresión en la estructura dominante pero que se extraen del pasado o de un estado anterior de la formación social. 
2- La definición de dominación de Williams se debe mucho a la noción de hegemonía de Gramsci. Hay hegemonía cuando las fracciones de la clase dominante no solo dominan: sino que dirigen y conducen, depende de una combinación de fuerza y consentimiento. El consenso suele estar primero y detrás opera la fuerza de la coerción. Lo crucial es que las estructuras de la hegemonía
trabajan mediante la hegemonía que suministra el “cemento” de una formación social preservando la unidad ideológica de todo el bloque social. La hegemonía se mantiene por una alianza coyuntural particular de las fracción de clase. No hay hegemonía permanente, es un proceso activo. La complementariedad de las clases es el único momento de la lucha de clases que no desaparece. Gramsci coloca la dominación en las relaciones entre estructura y superestructura, redefine el concepto de poder dando pleno peso a sus aspectos no coercitivos.
3- Althusser introduce al concepto de reproducción. La reproducción de las fuerzas de trabajo y de las relaciones de producción que incluyen salarios, habilidades y las ideas apropiadas. Como resultado la reproducción social se realiza: 
a- con el consentimiento de toda la sociedad
b- mediante los intereses a largo plazo de la hegemonía continuada del capitalismo y del bloque dominante.
Estos son los aparatos ideológicos de estado que dominan principalmente por medio de la ideología. La diversidad de las distintas esferas en que funcionan los AIE están unificadas bajo la ideología dominante considerado como el sistema de ideas y reproducción por medio de las cuales los hombres entienden y viven una relación imaginaria con sus condiciones reales de existencia.
¿Qué hace la ideología por el orden capitalista dominante?:
Gramsci, siguiendo a Marx, sugirió que las superestructuras tenían dos grandes pisos: la sociedad civil y el estado. Para Poulantzas, las clases productivas aparecen representadas por:
a- unidades económicas individuales impulsadas solo por intereses privados
b- vinculados por diferentes contratos invisibles.
Esto cambia el énfasis y la visibilidad de la producción al intercambio, fragmenta las clases en individuos y los une en una comunidad pasiva de consumidores. Para él hay 3 efectos ideológicos del capitalismo:
1- enmascarar y desplazar
2- fragmenta y separa
3- imponer una coherencia o unidad imaginaria sobre las unidades así representadas.
El papel ideológico de los medios de comunicación no es su única función. Las formas modernas de medios aparecen en el S. XVIII: libros, periódicos y publicaciones regulares. Los cambios de producción y consumo cultural producen la 1° ruptura. La 2° es la fase expansión de los medios y la 3° es el capitalismo monopolista avanzado.
En los últimos estadios de este desarrollo, los medios de comunicación penetraron profundamente en el corazón de los modernos procesos productivos y de trabajo.
Cuantitativa y cualitativamente, en el capitalismo avanzado del S. XX los medios de comunicación establecieron un liderazgo decisivo y fundamental en la esfera cultural. La información, intercomunicación e intercambio público depende de la mediación de los medios modernos de comunicación que han colonizado progresivamente en la esfera cultural e ideológica. Son crecientemente responsables de suministrar la base a partir de la cual los grupos y clases constituyen una imágenes, representaciones e ideas alrededor de las que la totalidad social puede ser coherentemente captada como tal. 
La 1° gran función cultural de los medios modernos es el suministro y construcción selectiva del conocimiento social por cuyo medio percibimos los mundos, las realidades vividas de otros. La 2° función es la de reflejarse en esta pluralidad: suministra un inventario contraste de los léxicos, estilos de vida e ideología que son objetivados allí. Los distintos tipos de conocimiento social son clasificados, ordenados y asignados a sus contextos referenciales. Esta asignación es la base de un trabajo ideológico. La línea divisoria entre explicaciones promovidas / excluidas, las condiciones permitidas / desviadas, entre los significativo / no significativo y los valores incorporados es “la sede de la lucha”. La 3° función es la de organizar, orquestar y unir lo que se ha representado y clasificado selectivamente: deben haber unidades de coherencia imaginarias aunque sean fragmentarias. Los medios tienen como efecto ideológico construido por la producción del consenso y la construcción de la legitimidad. Los medios de comunicación son aparatos social, económico y técnicamente organizados para la producción de mensajes y signos ordenados en discursos complejos. A través del lenguaje se hacen inteligibles porque por sí mismos no pueden significar. Este es el proceso de codificación que es la selección de códigos que asignan significado. Hay una pluralidad de discurso dominantes. La intención global de la comunicación efectiva debe ser la obtener el consentimiento del público para la lectura promocionada y llevarle a que la decodifique dentro del marco de referencia hegemónico.
El trabajo ideológico de los medios no depende de la subversión del discurso para el apoyo directo de una u otra de las posiciones principales dentro de las ideologías dominantes sino que depende del trazado y apuntalamiento del campo ideológico estructural en el que actúan las posiciones y se sostienen. Es fundamental el papel de formación y organización del consenso.
En sociedades como la nuestra, los medios de comunicación sirven para realizar el trabajo ideológico crítico de clasificar el mundo dentro de los discursos de las ideologías dominantes. No es un trabajo simple ni consciente: es un trabajo contradictorio por las contradicciones internas entre las diferencias ideológicas que constituyen el terreno dominante, pero aun mas porque las ideologías luchan y contienden para dominar el campo de las prácticas y la lucha de clases.
Sólo podemos hablar de la tendencia de los medios de comunicación que reproducen el campo ideológico de una sociedad de un modo tal que reproducen su estructura de dominación.
DENOTACION / CONNOTACIÓN: el orden cultural dominante hace que aparezca como denotado (natural). Oculta las huellas que muestran la relación construida entre un signo y su referente.
Siempre opera un proceso de codificación que trasforma hechos en relatos. Lo connotado es sobre lo cual los significados no están fijados y pueden haber diferentes lecturas.
La hegemonía a diferencia de la ideología no pasa por la conciencia, no se da la hegemonía sólo por las maneras en que nos representamos a nosotros mismos, remite a las maneras en que actuamos y experimentamos el mundo. Necesita el consenso.
La idea de hegemonía remite a que hay diferentes marcos culturales que no se pueden subsumir al discurso dominante. Tiene un equilibrio inestable.
Orden cultural dominante como producto de la hegemonía. Sí pensamos la ideología como reflejo de las condiciones materiales de existencia, que sentido tiene ver las decodificaciones de un mensaje.
HUME.doc
HUME: Tratado de la Naturaleza Humana
· Los prejuicios contra los razonamientos metafísicos entienden por razonamiento toda clase de argumentos que sean de algún modo abstrusos.
· Sólo el escepticismo más radical, unido a una fuerte dosis de pereza, puede justificar esta aversión hacia la metafísica.
· No somos tan sólo seres que razonamos, sino también uno de los objetos sobre los que razonamos. Por consiguiente, si ciencias como las matemáticas, a filosofía natural y la religión natural dependen de tal modo del conocimiento que del hombre se tenga, ¿qué no podrá esperarse en las demás ciencias, cuya conexión con la naturaleza humana es más íntima y cercana?
· En las cuatro ciencias (lógica, moral, crítica de artes y letras, y política) está comprendido casi todo lo que de algún modo nos interesa conocer.
· Como la ciencia del hombre es la única fundamentación sólida de todos las demás, es claro que la única fundamentación sólida que podemos dar a esa misma ciencia deberá estar en la experiencia y la observación.
· Al ser la esencia de la mente tan desconocida para nosotros como la de los cuerpos externos, igualmente debe ser imposible que nos formemos noción alguna de sus capacidades y cualidades sino mediante experimentos cuidadosos y exactos, así como por la observación de los efectos
particulares que resulten de sus distintas circunstancias y situaciones. Y aunque debamos esforzarnos por hacer nuestros principios tan generales como sea posible, panificando nuestros experimentos hasta el último extremo posible y explicando todos los efectos a partir del menor número posible de causas, y de las más simples, es con todo cierto que no podemos ir mas allá de la experiencia; toda hipótesis que pretenda descubrir las últimas cualidades originarias de la naturaleza humana deberá rechazarse desde el principio como presuntuosa y quimérica.
· Nos es imposible dar razón de nuestros principios más universales y refinados, mas allá de la mera experiencia de su realidad.
· Cuando no se como conocer los efectos de un cuerpo sobre otro en una situación dada, no tengo mas que colocarlos en esa situación y observar lo que resulta de ello.
· Todas las percepciones de la mente humana se reducen a dos clases distintas: ideas y percepciones. La diferencia entre ambas consiste en los grados de fuerza y vivacidad con que inciden sobre la mente y se abre camino en nuestro pensamiento o conciencia. A las percepciones que entran con mayor fuerza y violencia las podemos denominar impresiones (sensaciones, pasiones, emociones) tal como hacen su primera aparición en el alma. Las ideas son las imágenes débiles de las impresiones cuando pensamos y razonamos (placer y disgusto). Es la diferencia entre sentir y pensar.
· División de las percepciones: 
· Simples (impresiones e ideas): no admiten distinción ni separación
· Complejas: pueden dividirse en partes.
· Las impresiones parecen ser de algún modo reflejo de las ideas, de modo que toda percepción de la mente es doble, y aparece a la vez como impresión e idea.
· Las ideas son representaciones exactas de las impresiones que he sentido. Las ideas e impresiones parecen corresponderse entre sí.
· Conclusión general: todas nuestras ideas e impresiones son semejantes entre sí.
Advierto pues que aunque por lo general existe gran semejanza entre nuestras impresiones e ideas complejas, con todo no es universalmente verdadera la regla de que éstas son copias exactas de aquellas. Toda idea simple tiene una impresión simple a la cual se asemeja, igual que toda percepción simple tiene una idea que le corresponde.
· Todas las ideas simples e impresiones simples se asemejan unas a otras; y como las complejas se forman a partir de las simples, podemos afirmar que estas dos especies de percepción son exactamente correspondientes.
· Todas nuestras ideas simples, en su primera aparición, se derivan de impresiones simples a las que corresponden y representan exactamente. Considero el orden de su primera aparición y hallo por experiencia constante que las impresiones simples preceden siempre a sus correspondientes ideas, sin embargo, nunca a parecen en orden inverso.
· El principio de prioridad de las impresiones con respecto a las ideas debe entenderse con otra limitación, a saber: que así como nuestras ideas son imágenes de nuestras impresiones, podemos formar ideas secundarias que sean imágenes de las primeras.
· Las ideas producen imágenes de sí mismas en nuevas ideas, pero como se supone que las ideas primarias derivan de impresiones, sigue siendo verdad que todas nuestras ideas simples proceden mediata o inmediatamente de sus correspondientes impresiones.
· Innatismo: los filósofos, con el fin de probar que las ideas de extensión y color no son innatas, no hacen sino mostrar que éstas nos son transmitidas por los sentidos; mientras que para probar que las ideas de pasión y deseo no son innatas observan que tenemos en nosotros mismos una experiencia previa de esas emociones.
· Las ideas son precedidas por otras percepciones más vívidas, de las cuales de derivan y a las que representan.
KANT.doc
KANT: Crítica de la Razón Pura
· La razón humana, en relación con el conocimiento, comienza su camino con principios en el curso de la experiencia y se eleva constantemente a las cuestiones más lejanas. De esta manera queda incompleta su obra y se ve obligada a recurrir a principios, a cuyo uso niega la experiencia toda garantía y que a la vez le parecen tan poco sospechosos que ni el sentido común opone dificultad alguna. Cae en la oscuridad y en la contradicción. La arena de estas discusiones sin fin es la metafísica.
· La crítica es la de la propia facultad de la razón en general, considerada en todos los conocimientos que puede alcanzar sin valerse de la experiencia y por donde también ha de resultar la posibilidad o imposibilidad de una metafísica, la determinación de sus fuentes, su extensión y sus límites, y siempre según principios.
· Se debe encontrar libre de todos los errores que hasta ahora han desgarrado a la razón en su aplicación extraempírica.
· Me limito a ocuparme de la razón misma y de su puro pensar, pues en mí lo encuentro.
· Toda la cuestión se reduce en: hasta dónde puedo llegar con la razón, desde el instante en que me fueran sustraídas toda la materia de la experiencia y su concurso.
· Por lo que a la certeza toda, el criterio que me he impuesto ha sido no admitir en este género de consideraciones nada de opinar y desechar todo lo que fuere semejante a una hipótesis. Todo conocimiento que debe valer a priori se caracteriza por ser absolutamente necesarios. 
· Se pregunta: ¿qué es lo que Entendimiento y Razón, libres de toda experiencia, pueden conocer, y hasta dónde pueden extender ese conocimiento? La perfecta unidad de esta especie de conocimientos, compuestos como están únicamente de conceptos puros y que nada deben a la experiencia y tampoco a ninguna intuición particular que hacia alguna experiencia determinada inclinarla pudiera, influyendo en su aumento o extensión, hacen esta compleja integridad, no sólo factible, sino también necesaria.
· Al hablar de conocimiento, se tiene ya puesta una Lógica que los juzga, aunque por otra parte sea necesario acudir a las ciencias objetivas y propiamente dichas para adquirir un verdadero conocimiento. Al existir la Razón en estas ciencias, es preciso que algo sea conocido a priori. El conocimiento este puede relacionarse con sus objetos de dos maneras: o simplemente para determinar éste y su concepto (que en otra parte debe haberse dado) o para realizarlo. El primero es un conocimiento teórico de la Razón; el segundo un conocimiento práctico. En ambos casos, la parte pura del conocimiento es aquella en donde la Razón determina absolutamente a priori su objeto. Las matemáticas y la física son dos conocimientos teóricos de la Razón, que determinan a priori sus objetos.
· La Razón sólo descubre lo que ella ha producido según sus propios planes; que debe marchar por delante con los principios de sus juicios determinados según leyes constantes, y obligar a la naturaleza a que responda a lo que la propone, en vez de ser esta última quien la dirija y maneje.
· La Experiencia misma es una especia de conocimiento, que exige la presencia del Entendimiento, cuya regla tengo que suponer en mi antes de que ningún objeto me sea dado, y por consiguiente a priori. Esta se manifiesta por medio de conceptos a priori, que sirven para reglar necesariamente a todos los objetos de la Experiencia, y con los cuales tienen también que conformar. Sólo conocemos a priori en las cosas lo que hemos puesto en ellas. La Metafísica se ocupa de conceptos a priori, cuyos correspondientes objetos pueden ser dados en una experiencia que conforme con estos conceptos.
· Cuando se admite que nuestro conocimiento empírico se regla por los objetos como cosas en sí, que lo incondicional no puede concebirse sin contradicción, decimos al contrario, admitiendo que nuestra representación de las cosas, tal como nos son dadas, no se regla por éstas como si fueran cosas en sí, sino que estos objetos, como fenómenos que son, se reglan por nuestra manera de representar, desaparece entonces la contradicción.
· No podemos tener conocimiento de los objetos como cosas en sí, sino en tanto que son objeto de
la intuición sensible, es decir, como fenómenos. Es preciso que se note que aunque aquí se dice que no podemos conocer esos objetos como cosas en sí, que queda reservado que, por lo menos, pueden pensarse.
· Dogmatismo: es el procedimiento dogmático de la Razón pura sin una previa crítica de su propio poder. La Crítica es la preparación indispensable para la institución de una Metafísica como Ciencia, la cual necesariamente tiene que ser dogmática y rigurosamente sistemática, y por consecuencia escolástica (no popular).
· Todos nuestros conocimientos comienzan con la experiencia, sin embargo no preceden de ella.
· Es necesario saber si hay algún conocimiento independiente de la experiencia y también de toda impresión sensible. Llámese a este conocimiento a priori y distíngase en que las fuentes del último son a posteriori (que las tienen en la experiencia).
· Los conocimientos a priori son los que son absolutamente independientes de la experiencia, a estos conocimientos se le oponen los empíricos (sólo son posibles a posteriori por la experiencia). Entre los conocimientos a priori, llámese puro aquel que carece absolutamente de empirismo. Así, por ejemplo, “todo cambio tiene una causa” es un conocimiento a priori, pero no puro, porque el concepto de “cambio” sólo puede formarse con la experiencia.
· Distinción entre conocimiento puro y empírico: la experiencia nos muestra que una cosa es de tal o cual manera, pero no nos dice que no puede ser de otro modo. Sí se halla una proposición que tiene que ser pensada con carácter de necesidad, esa proposición es un juicio a priori. La experiencia no da nunca juicios con una universalidad verdadera y estricta, sino con una generalidad supuesta y comparativa (por la inducción), quiere decir, que no se ha observado hasta ahora una excepción a determinadas leyes. Un juicio pensado con estricta universalidad (que no admite excepción alguna) no se deriva de la experiencia y tiene valor absoluto a priori.
· La necesidad y la precisa universalidad son los caracteres evidente de un conocimiento a priori y están indisolublemente unidos.
· Hay en el conocimiento humano juicios de un valor necesario y en la más estricta significación universales, por consiguiente, juicios puros a priori. Pero no es sólo en los juicios, sino también en los conceptos donde se encuentra un origen a priori.
· Ciertos conocimientos por medio de conceptos, cuyos objetos correspondientes no pueden ser dados en la experiencia, se emancipan de ésta y parece que extienden el círculo de nuestros juicios más allá de sus límites.
· ¿Cómo puede llegar la inteligencia a los conocimientos a priori? ¿ Qué extensión, legitimidad y valor pueden éstos tener? Como el proceder de un conocimiento real a priori, que sigue una marcha segura y útil, engañada e ilusionada la razón, sin notarlo, entra en afirmaciones también a priori de una naturaleza completamente distinta y totalmente extrañas al concepto dado y sin que sepa cómo los ha logrado, ni se le ocurra hacerse semejante pregunta.
· Los juicios analíticos (afirmativos) son aquellos en que el enlace del sujeto con el predicado se concibe por identidad. Los juicios sintéticos son en los que el enlace es sin identidad. Los juicios de la experiencia como tales, son todos sintéticos. Mediante la experiencia se funda la posibilidad de la síntesis del predicado con el concepto. No puede ser la experiencia sino a priori y por puros conceptos. En tales proposiciones sintéticas, extensivas, se funda todo el objeto final de nuestro conocimiento especulativo a priori, porque si bien las analíticas son muy importantes y muy necesarias, sólo sirven para lograr la claridad de los conceptos.
· Problema de la Razón Pura: ¿cómo son posibles los juicios sintéticos a priori? La razón humana esta estimulada por una necesidad propia, marcha sin descanso alguno hacia cuestiones que no pueden ser resueltas por el uso empírico de la Razón, ni por principios que de ella emanen.
· ¿De qué modo es posible la Metafísica como Ciencia? La Crítica de la Razón conduce, al fin, necesariamente a la ciencia; el uso dogmático de la Razón sin Crítica conduce, al contrario, a afirmaciones infundadas.
· Ciencia particular que puede llamarse Critica de la Razón pura, por ser la razón la facultad que proporciona los principios del conocimiento a priori. De aquí que razón pura es la que contiene los principios para conocer algo absolutamente a priori. 
· Llamo trascendental a todo conocimiento que en general se ocupe, no de los Objetos, sino de la manera que tenemos de conocerlos, en tanto que sea posible a priori.
· La crítica debe sin duda alguna poner ante nuestros ojos una perfecta enumeración de todos los conceptos fundamentales que constituyen el conocimiento puro. El principal propósito que debe guiarnos en la división de esa ciencia es no introducir conceptos que contengan algo empírico, es decir, que el conocimiento a priori sea completamente puro.
· El conocimiento humano tiene dos orígenes y tal vez ambos proceden de una común raíz desconocida para nosotros: la sensibilidad y el entendimiento. Por la primera los objetos son dados, por el segundo pensados. La sensibilidad pertenece a priori, que a su vez encierran las condiciones mediante las cuales nos son dados los objetos. La teoría trascendental de la sensibilidad debe pertenecer a la primera parte de la Ciencia elemental, pues las condiciones bajo las cuales se dan los objetos al conocimiento humano, preceden a aquellas bajo las que son concebidos esos mismo objetos.
LAKATOS.doc
De los paradigmas khunianos 
Las aportaciones de T. S. Kuhn (1962) y de I. Lakatos (1970) superaron, en gran medida, las limitaciones y la rigidez metodológica de la interpretación popperiana sobre la demarcación y acumulación del conocimiento científico. Frente a la linealidad del pensamiento de Popper, dominante en la filosofía de la ciencia desde una perspectiva convencional, las categorías de paradigma y programa de investigación científica cuestionaron la funcionalidad analítica del estereotipo diseñado por el autor vienés.1 
Como relata el propio Kuhn, cuando comienza sus estudios sobre historia de la ciencia, en el prólogo a La tensión esencial, el principal objetivo del autor consistió en comprender las razones que llevaron a Aristóteles a sostener, al lado de magníficas aportaciones en ciencia política y en biología, una concepción tan absurda sobre ciertos fenómenos físicos como el movimiento. Kuhn reconoce que, hasta entonces, leía a los clásicos a partir de la acumulación moderna del conocimiento científico, lo cual implicaba, sin duda, una pre-visión prepotente respecto del pasado. En consecuencia, ciñéndonos a la ilustración aristotélica, "[...] en un universo donde las cualidades eran lo primario, el movimiento tenía que ser necesariamente no un estado sino un cambio de estado", en palabras del autor (Kuhn, 1982: 12-13). 
La historia de la ciencia y de su paulatino progreso debe ser considerada no como una escalada continua de aportaciones científicas que relacionan la lineal acumulación del saber en función del estado actual de la ciencia, sino en relación con los problemas que los investigadores desean resolver y con la opinión de otros grupos de investigación coetáneos. De aquí surge la noción de paradigma como una constelación de creencias, valores, técnicas, etc., como modelo teórico enfocado a la resolución de problemas, el cual es compartido por los miembros de una determinada comunidad científica (Kuhn, 1985: p. 51). Cuando este patrón científico muestra su incontestable capacidad para solucionar problemas adquiere el estatus de dominante, a lo largo de una época de ciencia normal en la que la comunidad científica se concentra en la resolución de cuestiones específicas, y cuyo instrumental analítico está garantizado por el paradigma dominante, que suministra instrumentos y reglas de investigación. En consecuencia, la existencia de enigmas (problemas conceptuales y observacionales no resueltos)
se debe al fracaso relativo del investigador y no del paradigma dominante. 
En la interpretación kuhniana, cuando el cúmulo de enigmas e interrogantes pone en evidencia la incapacidad del paradigma se convierten en anomalías, y abren una crisis en la época de ciencia normal en la que se cuestiona la preponderancia de un determinado sistema teórico aceptado por la mayor parte de la comunidad científica. Al respecto, el mismo Kuhn afirma: 
A veces, una anomalía pondrá claramente en tela de juicio generalizaciones explícitas y fundamentales de un paradigma [...], o una anomalía sin aparente importancia fundamental puede provocar crisis si las aplicaciones que inhibe tienen una importancia práctica fundamental [...], o el desarrollo de la ciencia normal puede transformar una anomalía que anteriormente había sido sólo una molestia en causa de crisis [...] (Kuhn, 1985: pp. 135-136). 
Esta crisis se resuelve cuando surge un paradigma alternativo de mayor capacidad explicativa y normativa en el tratamiento de las discordancias teoría-realidad, iniciando una nueva fase de ciencia normal tras el período crítico y revolucionario protagonizado por el paradigma emergente, que intenta adquirir el estatus de dominante a causa del paulatino cuestionamiento del paradigma precedente. Cabría manifestar, en este momento, dos tipos de consideraciones críticas que permitan ajustar, a mi juicio, una aproximación realista a la interpretación kuhniana. 
Ambigüedad semántica de la categoría paradigma y tránsito inter-paradigmático 
En el conjunto de ensayos compilados por I. Lakatos y A. Musgrave se presentan algunas sugerentes aportaciones sobre la clara indefinición de algunos conceptos claves de la obra de Kuhn (Lakatos y Musgrave: 1975). Para M. Masterman, se podrían distinguir en La estructura de las revoluciones científicas hasta veintiún significados diferentes del término paradigma, que remiten, en cada caso, a contextos epistemológicos y sociológicos no siempre coincidentes. No obstante, el contenido metafísico o pragmático de la noción de paradigma está dominado por la reducción sociologista que Kuhn cultivó no sólo en su principal obra sino en artículos y réplicas posteriores.2 De esta forma, Kuhn escribió: 
Un paradigma es aquello que los miembros de una comunidad científica, y sólo ellos, comparten; y, a la inversa, es la posesión de un paradigma común lo que constituye a un grupo de personas en una comunidad científica, grupo que de otro modo estaría formado por miembros inconexos (Kuhn, 1977: p. 143). 
En consecuencia, la capacidad polivalente ​o limitación, según el observador​, del término permite una mutua definición entre "conocimiento científico aceptado" y "comunidad científica" a través de una evidente reducción sociológica de un concepto, paradigma, que se formula como categoría central de la filosofía de la ciencia en versión kuhniana. 
Una de las razones que auxilian la comprensión de este derrotero reduccionista es, sin duda, la evolución pendular de las interpretaciones sobre filosofía de la ciencia. Si la obra de Popper constituye una reacción a la rigidez del criterio verificacionista del Círculo de Viena ​que, a su vez, abanderó la idea de presentar al positivismo lógico como la anti-metafísica de la extrema escolástica dominante, a la que nominaron con el ideologema Antiguo Régimen​, la obra de Kuhn pretende, en cambio, distinguirse del reduccionismo popperiano mediante una prima adicional a los contenidos de historia externa del contexto de descubrimiento.3 
Un segundo tema en cuestión se refiere a la distinción kuhniana entre fases de ciencia normal y ciencia revolucionaria que caracterizan etapas en las que, respectivamente, existe un paradigma dominante, incontrovertible, o un paradigma comprometido que atraviesa para asimilar anomalías. La comunidad científica, en el primer caso, estaría dedicada a la resolución de puzzles y enigmas particulares para los que existen soluciones conformes a la información proporcionada por el paradigma dominante, siendo ello sabido de antemano por los investigadores. En el segundo caso, se trata de resolver problemas que transcienden el marco conceptual del paradigma e, incluso, lo contradicen hasta el punto en que comienza a perder el apoyo incondicional de los científicos. Esta distinción kuhniana tiene su origen, asimismo, en sus ansias por separarse de la metodología popperiana, ya que si Popper resalta el papel crucial de la refutación permanente en la aceptación teórica, para Kuhn, en cambio, las operaciones falsacionistas no distinguen en absoluto las etapas de ciencia normal, sino las crisis de los paradigmas dominantes, donde los intentos de refutación alcanzan, incluso, a la estratagema inmunizadora del paradigma cuestionado por la comunidad científica y comprometido por la emergencia de paradigmas fortalecidos por un idóneo tratamiento, no sólo de nuevos enigmas sino, más bien, de las anomalías anteriores no superadas por el paradigma en declive. T. S. Kuhn respondió a sus críticos con una redefinición de la categoría de paradigma, sustituyéndola por la de matriz disciplinaria, con lo cual asumía algunas de las observaciones centradas en la insuficiente maduración del pensamiento contenido en su principal obra, un pensamiento, por lo demás, que se exige sedimentado en la reflexión filosófica. Sin embargo, la nueva terminología no ha logrado imponerse a la expuesta en La estructura de las revoluciones científicas, pues, en gran medida, no supera satisfactoriamente las limitaciones denunciadas por sus críticos. 
El problema de la inconmensurabilidad entre paradigmas y el progreso del conocimiento científico 
Si, en palabras de Kuhn, "[...] una teoría científica se declara inválida sólo cuando se dispone de un candidato alternativo para que ocupe su lugar [...]", entonces, 
[...] la decisión de rechazar un paradigma es siempre, simultáneamente, la decisión de aceptar otro, y el juicio que conduce a esta decisión involucra la comparación de ambos paradigmas con la naturaleza y la comparación entre ellos" (Kuhn, 1985: pp. 128-129). 
Sin embargo, las diferencias entre paradigmas sucesivos son necesarias e irreconciliables, en palabras del autor, para evaluar el progreso del conocimiento científico, pues "[...] durante las revoluciones, los científicos ven cosas nuevas y diferentes al mirar con instrumentos conocidos y en lugares en los que ya habían buscado antes [...]" (Kuhn, 1985: pp. 165 y 176). En definitiva, 
[...] en tiempos de revolución, cuando la tradición científica normal cambia, la percepción que el científico tiene de su medio ambiente debe ser reeducada; en algunas situaciones en las que se ha familiarizado debe aprender a ver una forma (gestalt) nueva" (Kuhn, 1985: p. 177). 
El tema planteado es el siguiente: mientras utiliza un desmesurado reduccionismo sociológico para acotar la noción de paradigma, Kuhn sustenta la tesis sobre la incomparabilidad de los paradigmas, tras una revolución científica, sobre la base de mecanismos de percepción de la comunidad científica, bajo la continua invocación de las teorías de N. R. Hanson y de la psicología de la Gestalt.4 Esta interpretación, por una parte, fundamenta la crítica kuhniana dirigida a la tesis popperiana sobre la acumulación lineal del conocimiento científico, proponiendo, en cambio, una concepción discontinua del progreso de la ciencia, pero ésta obviamente provoca dificultades de importancia para evaluar el progreso científico como resultado de una revolución paradigmática. 
Si bien es cierto, como señalan diversos autores, que los paradigmas sucesivos son inconmensurables por cuanto atienden a diferentes visiones de los fenómenos a estudiar, a distintos problemas a resolver y a diversas conceptualizaciones de unos y otros, no lo es menos el hecho consecuente que se deriva del planteamiento: el caso de un filósofo de la ciencia que no es capaz de ofrecer un test ajustado que evalúe si el paso de un paradigma a otro alternativo representa o no un valor
en el sentido de un progreso del conocimiento aceptado. En este sentido, P. Feyerabend ha subrayado la limitación de la interpretación kuhniana en torno a la inconmensurabilidad de los paradigmas sobre la base citada de las diferencias ontológicas, conceptuales y perceptivas de dos paradigmas dominantes y sucesivos en épocas de ciencia normal (Feyerabend, 1975: pp. 267 y ss.). No obstante, la cuestión tiene su origen primero ​y siguiendo aquella tesis planteada sobre la evolución pendular de la filosofía de la ciencia​ en la cautela de Kuhn respecto de la rigidez del positivismo lógico y del empirismo vulgar, pues, sin duda, si los paradigmas opuestos son heterogéneos (y, por tanto, incomparables) entonces la experiencia sensorial, empírica, no serviría para resolver y evaluar la contraposición de marcos teóricos rivales. 
Al igual que Popper ​el cual reformula su mecanismo lógico ante los juicios críticos, dando origen a las versiones conocidas como Popper-1, Popper-2, y Popper-3, que son diferenciadas por el trato del racionalismo crítico hacia la estratagema inmunizadora​, Kuhn adapta su pensamiento original a las observaciones críticas de numerosos autores, especialmente K. Tribe (1973) y S. Toulmin (1977), quienes obligan al autor a una introversión especulativa de rasgos fundamentalmente autocríticos, que recomienda abandonar la rigidez de los enunciados de varias tesis controvertidas de la primera versión kuhniana, a saber: primero, que un paradigma dominante no tolera rivales (tesis del monopolio paradigmático); segundo, que los nuevos paradigmas dominantes son incomparables con los anteriores (tesis de la inconmensurabilidad); tercero, que no existe indecisión en la comunidad científica para optar claramente por un paridigma u otro en una época de transición interparadigmática (tesis del no-interregno); y cuarto, que los científicos se adhieren inmediatamente al nuevo paradigma dominante (tesis del cambio instantáneo de las preferencias del colectivo científico; tesis del espíritu gregario del colectivo invisible).5 
Sin duda, como señala M. Blaug, el esquema interpretativo de Kuhn cierra un círculo iniciado ​en un punto diametralmente opuesto​ por la lógica popperiana. Pues si Kuhn corre un riesgo inductivista al subrayar que la metodología científica está cargada de historia (de sociología, de psicología...), Popper se remite a la prescripción de una práctica metodológica sana, básicamente descriptiva, ahistórica y depurada de los juicios de valor del investigador, como señala R. J. Ackerman.6 Este anillo se convierte, en la historia y en la filosofía de la ciencia, en un auténtico círculo vicioso, pues, cualquiera que sea el punto de partida que se adopte (bien sea estrictamente lógico ​de historia interna​, bien sea sociológico ​de historia externa​), el itinerario culmina con la constatación de claras insuficiencias engendradas por el reduccionismo de ambas interpretaciones. I. Lakatos, según Blaug, transforma ese círculo vicioso en un círculo de virtudes epistemológicas, ya que no sólo proporciona una tercera visión sobre demarcación y acumulación del conocimiento científico, sino que, además, lo hace desde el conocido dictado de Kant, que consiste en afirmar que la filosofía sin historia de la ciencia es algo vacío y que la historia de la ciencia sin filosofía es algo ciego (Blaug, 1980: p. 53). 
De los programas de investigación lakatosianos 
La interpretación lakatosiana, basada en la dinámica de los programas de investigación científica, coincide con la estructura de las revoluciones paradigmáticas en negar la existencia de un progreso lineal, sin discontinuidades, de la ciencia (como concluía K. Popper). No obstante, según Lakatos, el mensaje de Kuhn contiene "algunas connotaciones autoritarias e irracionales" (Lakatos, 1983: p.18). Siendo consciente, en este sentido, de la crisis del normativismo popperiano y del descriptivismo kuhniano, Lakatos realiza una crítica de las diferentes metodologías rivales y formula una propuesta que, si bien no puede ser considerada como ecléctica, al menos pondera el juego del binomio historia interna/historia externa en la interpretación acerca del progreso del conocimiento científico.7 De esta forma, el autor afirma que 
[...] mientras para los demarcacionistas la filosofía de la ciencia es el perro guardián de las normas científicas, para los elitistas este papel ha de ser desempeñado por la sociología, la psicología social o la sociología de la ciencia (Lakatos, 1981: p. 155). 
Por tanto, y con respecto a la lógica popperiana, Lakatos considera que "evaluar no es dar consejos" (Lakatos, 1981: p. 152) y, a la vez, afirma que la utilización generalizada de las cláusulas ceteris paribus hace imposible el falsacionismo ingenuo en el caso de que se pretenda verificar el contenido factual de una teoría y no se intente analizar si posee más falsadores que otra teoría alternativa. En este sentido, los experimentos falsacionistas solamente pueden ser calificados como cruciales en retrospectiva, cuando se constata por la experiencia su envergadura empírica y no como pruebas a la expectativa.8 Y con respecto a T. S. Kuhn, Lakatos resalta la importancia de una ponderación del desarrollo interno y externo del conocimiento, a pesar de algunas críticas que merece el propio esquema de los PIC (programas de investigación científica) en torno a la deficiente información utilizada sobre los panoramas contemporáneos de la sociología de la ciencia, que lo obligan a imputar a la sociología de Merton una errónea identificación con el reduccionismo externalista (Merton, 1977; y Hacking, 1979, pp. 381-410). 
Estas reflexiones sobre la posición equidistante de la metodología lakatosiana se resumen en la siguiente síntesis del falsacionismo refinado del autor: 
[...] la historia de la ciencia es siempre más rica que su reconstrucción racional (en oposición a la opinión de Popper). Pero la reconstrucción racional o historia interna es primaria, la historia externa sólo secundaria, ya que los problemas más importantes de la historia externa son definidos por la historia interna (en oposición a la opinión de Kuhn) (Lakatos, 1984, subrayado nuestro). 
La categoría básica de la interpretación lakatosiana es, como dijimos, el programa de investigación científica, sobre el que cabría hacer las siguientes consideraciones: 
a) si el centro firme (hard core) de un PIC es irrefutable por la decisión metodológica de sus seguidores, la dinámica del progreso científico y su pertinente evaluación se concentra en las variaciones y en la dirección del cinturón protector (protective belt); 
b) el cinturón protector está formado por un conjunto de desarrollos teóricos dirigidos a defender el núcleo del PIC, bien sea ante el ataque de otros PIC y de las anomalías no resueltas por el PIC en cuestión, bien sea mostrando la potencialidad explicativa del centro firme por una parte importante de la comunidad científica. En el primer caso, la funcionalidad del cinturón protector es de heurística negativa, es decir, sus desarrollos teóricos están formados por supuestos ad hoc e hipótesis auxiliares que intentan soportar la agresión de otros PIC alternativos o, en su caso, asimilar anomalías existentes entre la información del núcleo del PIC y los hechos de la realidad que no sólo no lo corroboran sino que, más bien, lo contradicen; 
c) si la heurística negativa consiste en articular un muro defensivo de hipótesis auxiliares y supuestos extraordinarios contra el que dirigir las refutaciones adversas de otros PIC, la heurística positiva ofrece sugerencias sobre cómo desarrollar las versiones refutables del PIC en cuestión; 
d) la conformación heurística de un determinado PIC informa sobre su relevancia en una época concreta de la historia del pensamiento, pues la protección por la vía positiva o negativa dará lugar, respectivamente, a la caracterización progresiva o degenerativa del PIC. Un PIC progresivo, ante las anomalías y los ataques de otros programas, tiene la capacidad

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