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SEMIOTICA 2 (VARELA)

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sini.docSemiótica y filosofía - Carlo Sini
Semiosis y realidad
Peirce ataca la teoría de la intuición.
Podemos creer quizás que poseemos esa capacidad pero una gran cantidad de hechos prueban lo contrario y ningún hecho positivo lo contradice, excepto nuestra convicción subjetiva de haber tenido una intuición.
Intuición consiste en un conocimiento lo suficientemente familiar como para no exigir de nosotros ningún esfuerzo o reflexión.
Algunos años después Peirce se va a extender estas críticas al concepto cartesiano de evidencia diciendo que no se dan conocimientos evidentes, lo único que se nos presenta como evidente es aquello que ya en el pasado hemos verificado muchas veces. Lo que se nos presenta ahora como evidente, intuituvo, no fue en su comienzo ni intuitivo ni evidente; la primera vez, debemos procurarnos ese conocimiento mediante una actividad mental, mediante una inferencia en alguno de sus tres tipos o la combinación de los tres (deducción, inducción, abducción).
Toda sensación, por ejemplo, no es en absoluto un dato elemental y originario, sino un proceso de inferencias fisiológicas (inconscientes). Ni siquiera el conocimiento de nuestros estados de ánimo se subordina a una supuesta capacidad intuitiva de introspección, sino, a una inferencia originada en las cosas o hechos externos. Aprendemos a ser felices o estar tristes a partir del valor que damos a las cosas que nos circundan a partir del hecho de que nos parezcan bellas o feas, la inferencia reemplaza todo caso de supuesta intuición.
Pero la inferencia no puede concebirse como un acto instantáneo y absoluto, es por naturaleza relativa, el contenido cognoscitivo de una inferencia está siempre determinado por contenidos cognoscitivos anteriores. “No se puede poseer ningún conocimiento que no está determinado por un conocimiento anterior” y por otra parte, no existe ningún conocimiento que pueda no conocerse. Toda inferencia supone un estado de conocimiento anterior, y éste otro estado, en una serie infinita. Lo mismo debe decirse del proceso del pensamiento. “El único pensamiento que puede conocerse es pensamiento en los signos. Pero un conocimiento que no puede conocerse si no existe. Por eso todo pensamiento debe existir necesariamente en los signos”. No podemos pensar sin signos. “De la porposición de que todo pensamiento es un signo, se derivará el hecho de que todo pensamiento debe orientarse hacia algún otro tipo de pensamiento, ya que es ésta la esencia del signo”. El pensamiento no acaece en un instante, requiere tiempo.
Resumiendo:
1) Nosotros no poseemos ninguna capacidad de intuición, el pensamiento está determinado lógicamente por pensamientos precedentes.
2) No tenemos ningún poder de introspección.
3) No tenemos capacidad alguna de pensar sin signos.
4) No poseemos ningún concepto de lo absolutamente incognoscible.
Esto implica una revisión profunda de los conceptos de realidad y de conocimiento. No existe un conocimiento basado en una aprehensión directa, sino que todo conocimiento es un acto de inferencia que remite a una serie indefinida. Si el conocimiento es un proceso que nos retrotrae indefinidamente hacia atrás ¿No hay que pensar en un cuándo y cómo de ese comienzo? La premisa no sería otra cosa que un signo, que como todo signo no haría más que transmitir una información acerca de la cosa, no haría otra cosa que significarla, transmitir su significado, y de ningún modo presentarla en su supuesto real en sí. Se sostiene que la aprehensión intuición presentan la cosa en sí misma, entonces es preciso explicar cómo es posible semejante milagro, cómo es posible que la realidad se filtre en el conocimiento y hace falta explicar además qué tipo de conocimiento es un conocimiento que no consiste en una relación en la cosa en carne y hueso.
Todo depende de la separación entre la realidad y el conocimiento que la opinión común considera como obvia y exenta de problema. Sin embargo, si lo real y el conocer fueran dos universos separados, no habría posibilidad ninguna de volver a ponerlos en relación
La única manera de dar cuenta del acto cognoscitivo consiste en reconocer que la realidad y el conocer se encuentran en un mismo universo, es decir que “las cosas reales son naturaleza cognitiva y por lo tanto significativa”. Lo cual implica que la cosa no existe como un en sí antes y afuera del proceso de conocimiento, sino que ella misma existe en el proceso de conocimiento. Esto, no obstante, es lo mismo que decir que toda la realidad es un signo, un proceso dinámico de significados. La semiosis infinita no es una propiedad exclusiva del conocer sino además y al mismo tiempo, una propiedad de lo real.
Lo que llamamos “real” no es una mera “cosa” o un mero “hecho” colocado simple y unívocamente más allá de la cadena infinita de la inferencias, sino que es un hecho interno o un significado, de esa cadena. Lo real, como significado, se dirige por lo tanto a un interpretante. No hay nada que exista en sí mismo en el sentido de que no esté en relación con la mente.
¿En qué sentido las cosas están en relación con la mente y sin embargo existen, independientemente de tal relación? Hay que distinguir dentro de la mente entre el pensamiento “mio”, “tuyo” y el “pensamiento en general”. El pensamiento “mio” es un pensamiento privado. Como interpretantes encarnados realizan inferencias interpretativas. Estamos instalados en la cadena de la semiosis infinita, pertenecemos a ella, y no ella a nosotros. Ese es el pensamiento general, al cual pertenece la “verdad pública”.
El verdadero origen del concepto de realidad muestra que este concepto implica esencialmente la noción de una comunidad, sin límites definidos, y capaz de un acrecentamiento definido del conocimiento.
La comunidad social humana en su totalidad es depositaria en un futuro de la verdad pública última, esto es lo mismo que decir que la realidad es un signo. Si lo real es un signo, también es real el significado social, o sea, cierto uso de los signos por parte de la comunidad o de las mentes. La comunidad social humana no hace otra cosa que traducir un universo de hechos en un universo de signos dotados de significación. Pero esta reducción total al signo puede suscitar a la pregunta ¿Todo es signo?
La primera propiedad de un signo es su cualidad material, o sea lo que un signo es por sí mismo, independientemente de su función de representación respecto de las cosas a las que sirve de signo. La segunda propiedad tiene que ver con la pura aplicación de señalamiento del signo, consiste en una “conexión real, de un signo con su objeto, ya sea de un modo inmediato, ya sea por su vinculación con otro signo.”
La función representativa de un signo no reside en su cualidad material ni en su pura aplicación de señalamiento porque la función representativa tiene que ver con algo que el signo es no en sí mismo o en su mera relación real con el objeto sino en relación con un pensamiento, en efecto las dos propiedades que definimos pertenecen al signo independientemente de su orientación hacia un pensamiento. Toda cosa, cualesquiera sean sus características, es potencialmente un signo.
Sólo se convierten en signos reales cuando adquieren la tercera propiedad del signo, el significado. Sólo el significado hace que un signo sea “representativo”. No es una propiedad real o física del signo, sino una capacidad simbólico-racional que le es intrínseca. El significado no es una cosa y no se halla en las cosas, se coloca más bien entre las cosas, entre las cualidades y los hechos.
Cualidades y hechos se vuelven tales para nosotros solamente cuando adquieren forma de significados, sólo entonces percibimos prácticamente y podemos reconocerlos y designarlos mediante signos intelectuales o convencionales. Entonces Peirce dice “real” en dos modos: en el sentido del significado, pero también en el sentido de la cualidad y del hecho (que son reales antes de ser significados).
La cualidad es en sí un posible y nada más. Lo mismo puede decirse de la capacidad de señalar
el signo: es la mera posibilidad de una conexión y no ésta o aquella conexión. Las cualidades y las conexiones se determinan solamente dentro de la tercera propiedad, la del significado.
El hombre también es un signo. Esto no significa reducir la cosa solamente al parámetro del significado, aun cuando éste sea la propiedad predominante de todo signo. Encontramos tres elementos en la conciencia o en el pensamiento: en primer lugar la función representativa que hace del pensamiento una representación, en segundo lugar la pura aplicación denotativa o conexión real, que pone un pensamiento en relación con otro; en tercer lugar la cualidad material o la sensibilidad del pensamiento, que da a éste su cualidad. A cada uno de estos tres elementos corresponde un acto de inferencia. Respectivamente la inferencia deductiva, inductiva e hipotética. La mente es un signo que se desarrolla de acuerdo a las leyes de la inferencia.
En la sustancia la palabra o el signo que usa el hombre es el hombre mismo. “Mi lenguaje es la suma total de mí mismo” si considero al hombre bajo el aspecto del significado y no como organismo animal o fuerza bruta. La existencia del pensamiento actual, el significado del hombre actual, depende de lo que éstos van a devenir de ahora en adelante; tienen solamente una existencia potencial, que depende del pensamiento futuro de la comunidad.
Fanerocospía, semiótica, cosmología
La primera semiótica de Peirce está marcada por dos adquisiciones fundamentales. La primera concierne la clasificación de los signos desde el punto de vista de su modo de relacionarse con los objetos o de representarlos (ícono, índice, símbolo); la segunda tiene que ver con el análisis de la naturaleza del signo y el descubrimiento de sus propiedades (cualidad material). Peirce se da cuenta de que el signo es por esencia una relación tríadica:
Un signo tiene tres referencias: primero es un signo para un pensamiento que lo interpreta, segundo es un signo que está en lugar de algún objeto al cual es equivalente; tercero es un signo en algún aspecto o cualidad que lo pone en conexión con sus objetos.
La fanerocospía: definición de faneron o fenómeno; es la totalidad colectiva de todo lo que de algún modo o en algún sentido se presenta a la mente, con total prescindencia del hecho de que corresponda o no a algo real. Hay tres categorías faneroscópicas: primeridad, segundidad, terceridad.
No podemos referirnos al mundo, a sus “cosas”, ni a nosotros mismos si no es por intermedio de una relación sígnica y de la significación que ella vehicula.
El significado y el acontecimiento (del significado, cualidad y hecho) son dos aspectos coherentes pero irreductibles uno a otro; el acontecimiento del significado no es un significado en sí mismo, aunque sólo se manifieste en el significado y como significado. Nuestro destino de “signos” se enraíza justamente en esa distancia, no mensurable y por eso meramente ideal que se establece entre el significado que ya somos siempre y el acontecimiento que estamos siempre a punto de ser. El que estemos instalados en el acontecimiento es estar instalados en el signo; el acontecimiento es el acontecimiento del signo (de la relación sígnica), el cual contiene en sí su propio carácter de acontecimiento.
No podemos elaborar una semiótica (teoría general de la relación sígnica y de la semiosis infinita) sin que al mismo tiempo ello no nos oriente hacia una cosmología (filosofía general del universo). La faneroscopía fue el instrumento con el cual Peirce se esforzó por penetrar al mismo tiempo en los dos ámbitos. Intentaba de ese modo desde la faneroscopoía hacia la semiótica y luego desde ésta última hacia la cosmología entendida como la verdad última de semiótica.
El carácter formal de esa doctrina se debe al método que le es propio, es decir, la observación abstracta. Consiste en la observación de las características de los signos con el fin de sacar conclusiones generales acerca de lo que sería verdadero de los signos en todos los casos. Peirce dice que la faneroscopía es la descripción del fanerón, o sea la totalidad colectiva de todo aquello que da alguna manera se presenta a la mente, con total prescindencia del hecho de que corresponda o no a algo real.
Peirce distingue las relaciones triádicas de comparación (cuya naturaleza corresponde a las posibilidades lógicas) las relaciones de funcionamiento (cuya naturaleza corresponde a los hechos reales) y de pensamiento (que pertenecen a las leyes). En cada relación triádica es preciso distinguir el primero, segundo y tercer correlato. El primer correlato es un representamen, el segundo es el objeto del representamen y el tercero es el interpretante de la relación entre el representamen y el objeto. Si a esto agregamos el principio general según el cual “las posibilidades determinan solamente otras posibilidades” estamos en posesión de los criterios indispensables para operar la clasificación requerida antes de las relaciones triádicas.
Definición del signo: Algo que para alguien está en lugar de otra cosa en algún aspecto o capacidad. El signo se dirige a alguien, crea en la mente de esa persona un signo equivalente o más desarrollado. Se llama interpretante del primer signo a ese signo creado por el primero. El signo está en lugar de algo, lo cual es su objeto. Reemplaza a ese objeto no en todos los aspectos sino sólo respecto de una suerte de idea, que Peirce llama ground o fundamento del representamen.
De acuerdo con la fanerocospía, no se dan ejemplos de primerdad ni de segundidad. No se dan porque no pueden darse. Cualquier ejemplo exige la presencia de la terceridad y por lo tanto del interpretante. Eso no significa que la primeridad y la segundidad, así como las categorías sígnicas que les estén subordinadas, sean inútiles; son distinciones “abstractas” (separadas de antemano), cuya verdadera utilización consiste en aclarar la función sígnica en sus aspectos esenciales.
varela cuerpos de seducción.docVARELA – ENUNCIACION TELEVISIVA Y CUERPOS DE LA SEDUCCIÓN
El trabajo resume algunas líneas para abordar la no ficcion televisiva según un enfoque enunciativo que contempla la dimensión pática. Se parte de la idea de que, tanto en relación con los discursos que producimos, como con aquellos que recepcionamos, el cuerpo funciona como punto de referencia que permite establecer relaciones de comparabilidad con los mundos convocados en los enunciados, en cuanto a la intensidad afectiva, cómo nos toca, nos afecta y extensión, cómo determinamos en el espacio posiciones y distancias.
A partir de la Semiótica del discurso greimasiana o la Semiótica tensiva o de las pasiones, la enunciación es un proceso que no se constituye alrededor de un mero “yo lingüístico”, sino que se configura, en y por el discurso, en un yo sensible, afectado, anclado en un cuerpo, sede de la mira y la captación, a partir de las cuales se representa nuestra experiencia del espacio y del tiempo.
Objetivo: presentar una descripción preliminar de las operaciones modales de los cuerpos mediaditazos, sobre los cuerpos mediatizados, aquellos que aparecen en pantalla siguiendo un guión de la seducción. “Cuerpos en seducción” en tanto dispositivos que ponen en ejecución relaciones intercorporales configuradas sobre diversas tópicas de las emociones, el juego, el juego erótico, la espectacularidad, la artisticidad.
Cuerpos mediatizados y ostensión
La televisión de todos los dias ofrece insumos temáticos para la conversación.
La televisión de aire actual presenta programas tensados entre lo ficcional y lo no ficcional (sistema de personajes/personas, “es o se hace”/ “de verdad o de mentira”, operaciones autentificantes y ficcionalizantes.
Desde la perspectiva modal, la enunciación de la tv no ficcional y las feintises implica enunciados ostensivos de los cuerpos mediatizados (orden de lo factual). Hay unos cuerpos frente a la cámara en espacios preparados para que realicen sus evoluciones (estudio, casas de aislamiendo en los reality game shows) o en espacios cuyo
estatuto existencial no suponen la determinación del medio. Hablar de un orden modal de ostensión de los cuerpos mediatizados entraña separarse de las aproximaciones que ven la imagen, enunciación, el vínculo espectatorial de la tv en términos de simulación, simulacro, descorporización. Los valores de verdad, falsedad, fingimiento, no son puestos en juego en este dominio del dispositivo tensivo que se pone en funcionamiento con la mediatización de los cuerpos en tanto capa metonímica de producción de sentido y cuando ésta se articula con la mirada a cámara. 
Hay un dominio de anclaje corporal asertivo que se refuerza con enunciaciones lingüísticas e icónicas que apuestan a la transparencia; y en vinculación con la circulación social de los textos, por la existencia de discursos acompañantes que delimitan un campo de efectos en clave autentificante o verista. Los cuerpos, en tanto carne, punto de referencia espacial, “cosa del mundo”, se comportan en su mediatización televisiva no ficcional como soporte material en donde quedan inscriptos índices de estados afectivos y habilitan la emergencia de otras modalidades enunciativas, entendidas como predicados que actúan sobre otros predicados, que modifican el estatuto de los predicados asertivos de base.
Darse a ver/querer-querer/gustar-gustar
Los cuerpos mediatizados pueden evolucionar frente a la cámara, no movidos por un por un programa modal de hacer-hacer manipular; siguiendo una estrategia intencional argumentativa, sino moverse e instaurar una relación con otro/otros en tanto experiencia sensible:
“el lazo por seducción parece crearse y sostenerse en una dimensión de superficie del discurso, su dimensión sensible. La esfera de lo sensible atiende a dos polos de la experiencia: la percepción del mundo exterior, por actividad de los sentidos, y la sensación de la vida interior, los afectos, emociones, pasiones. El lugar de confluencia de ambos registros es el cuerpo propio. Todo aquello que ponga en juego la percepción sensorial, que afecte los sentidos y la sensibilidad entera del cuerpo convoca la respuesta afectiva. Esta activación sensible, del cuerpo y de los afectos, “experiencia estésica” tiene una forma particular de acontecer relación por contagio”. La relación por contagio no se describe en términos de causa-efecto, sino de contacto. 
Cuando los cuerpos mediatizados están implicados en la seducción, hay una puesta en escena de esos cuerpos (se dan a ver), hay una visibilidad tanto ostensiva como trabajada figuralmente y se convoca un no dicho, que da pie a los imaginario.
“la trama que crea la seducción (tensión entre lo visible y lo oculto) señala, designa a sus actores, cuyas figuras es la de ser, antes que nada, seducidos por la propia trama” Filinich.
Decimos que no implica una escena persuasiva, sino una relación entre los cuerpos seductores que se autoconsume en el mero despliegue de los signos (tonos, palabras, gestual), signos que aparecen como consistentes, en la medida en que muestran su propia eficacia de atracción o encanto. Baudrillard señala:
La magia y la seducción no son del orden del creer o del hacer creer, pues no utilizan signos sin credibilidad, gestuales sin referencia, cuya lógica no es la de la mediación, sino la de la inmediatez de todo signo. Ni creer, ni hacer, ni querer, ni saber: las modalidades del discurso le son ajenas, así como la lógica distinta del enunciado y de la enunciación.
Los cuerpos presentadores, conductores y entrevistados (mediáticos o no) establecen entre sí o hacia el público relaciones corporales moduladas por la lógica del agradar/gustar/seducir, reproduciendo la estereotipia comportamental. Las operaciones modales de los cuerpos son prioritariamente proyectadas a partir de las muestras de afecto (sonrisas, contacto corporal) y movimientos y hiexis calculados, cuya tensividad se sostiene en los recorridos metonímicos de las miradas (de otros actantes presentes en la pantalla y del destinatario convocado) movilizadas por relaciones de contagio/contacto.
Repertorio de seducciones
Cuando las emisiones adoptan el dispositivo enunciativo de la presentación, aparece habilitado que los cuerpos que sostienen el eje O-O sean soporte de las operaciones modales del querer-querer; gustar-gustar; agradar, aunque no de modo necesario: dependerá de los registros y tonos asociados a cada género, siendo las expresiones en grado 0 de la seducción los cuerpos de periodistas y conductores de noticieros, programas de investigación periodística, de opinión o los que aparecen en emisiones con contenido documental. No obstante pueden reconocerse en la tv argentina modulaciones seductoras: la textura entre maternal y sensual de la voz, los ojos entrecerrados de Volpin para despertar a los televidentes en Arriba Argentinos, escotes proninciados, modos descontracturados, por ej.
En el repertorio de seducciones, los cuerpos pueden manifestarse, movilizar lazos metonímicos en términos de simpatía entendida como: inclinación afectiva entre personas, espontánea y mutua. Las operaciones se reducen a afectar el rostro. Vemos que los cuerpos en el estudio modalizan la seducción son soporte de operaciones estéticas en intersección con los géneros primarios de la conversación: chistes, saludos, piropos. Se trata de una “danza intercorporal” de empatía. Se pueden identificar estilos comportamentales: simpáticos en clave angelical, naif, elegante, sensual, divertida, irónica, etc.
Otro funcionamiento del agradar/gustar en los programas que usan el dispositivo de presentación, responde a la figuración del cuerpo a partir de una máscara, un conjunto de motivos estereotipados que se vinculan con las técnicas de composición de personajes del clown de circo o del actor cómico. Pasamos de lo no ficcional, al dominio de la operación ficcional por excelencia: el conductor, o integrante del staff “hace un personaje gracioso”, puede haber una gradación hacia lo autentificante, que genera lecturas en términos de “es así”.
El seducir en clave erótica o pornográfica es otra de las modalidades detectadas: los recorridos indiciales se disparan a partir de la exhibición de los cuerpos con ropa ajustada, desplazamientos, movimientos y poses según patrones representacionales del video/producción fotográfica porno, el cabaret y el teatro de revista. No se trata de la movilización de una seducción a partir de los cuerpos erotizados, sino a partir de planos de conjunto y sinécdoques visuales de una mirada voyeurista.
Podemos agregar la mostración estetizante de los cuerpos frente a cámara cuando dominan las habilidades artísticas de un performer que baila, canta, hace su número en un espacio construido como escenario: las manifestaciones de la seducción de los raros, freaks o bizarros, que proyectan recorridos tensivos contradictorios.
A modo de cierre
Presentar una versión preliminar de un repertorio de las seducciones televisivas, entendiendo, como plantea Filinich, que lo que seduce no es porque posee ciertas cualidades particulares. Los cuerpos se configuran de tal modo que “se prestan a ser percibidos como la causa del efecto pasional que genera en el sujeto”. Se trata de una “intensidad que se produce y se comparte”, “una intensidad sentida” que se combina con “una cierta extensión que le sirve de soporte”.
Los programas no ficcionales generan procesos de identificación
· por analogía: vestimenta, gestualidad, apariencia, lenaguejs reconocibles
· por vinculos indiciales: presentadores y periodistas que miran a camara (eje O-O)
Es por tanto, una identificación en clave patica, emotiva, mas que racional. Los conductores y periodistas establecen contacto en términos de cuerpos afectados por emociones, cuerpos que buscan agradar, conmover, seducir a través de operaciones modales proyectadas en las muestras de afecto (sonrisas, contacto corporal)
Los cuerpos se comprotan en su mediatización televisiva no ficcional como soporte material e donde quedan inscriptos índices de estados afectivos, habilitando a otras modalidades
enunciativas.
El sistema de los personajes – personas / personas – personajes. Repertorio de seducciones: se combinan caracteres factuales y ficcionales. Estos ultimos son modos de representar 
1. Simpaticos: inclinaciones afectivas espontaneas a través de gestos. Se dan en diferentes claves (angelical, naif, elegante, sensual, etc.) (Leo Montero, K.Mazzoocco, Su, M.Botana)
2. Prensentacion: figuración del cuerpo a partir de motivos estereotipados del clown. El presentador “hace de personaje gracioso” (Marley, J.Weich)
3. Erotico/pornográfico: Seducen a través del cuerpo erotizado (movimientos, poses) y de planos y sinedoques visuales (voyeurismo)
4. Raros: cuerpos lookeados, producidos que proyectan recorridos tensivos contradictorios (curiosidad/rechazo). 
varela procedimientos autentificantes.docVarela – Procedimientos autentificantes en programas televisivos veristas
Introducción
Pretende hacer descripciones de dos clases de programas veristas o no ficcionales de tv de aire y aportar línas conceptuales que permiten abordar desde una perspectiva semiótico-discursiva las operaciones enunciativas que los caracterizan.
En los textos audiovisuales, las referencias paratextuales, como los slogans de promoción intra y extramediales que los acompañan, retoman aquellos motivos que vinculan la presencia de cámaras con la dimensión sensorial (la realidad, esto es la posibilidad de verla, mirarla; acciones de registro, mostración, documento; es decir, diversas articulaciones que hacen a la función del dar testimonio). Las observaciones prestarán atención a los procedimientos que involucran los cuerpos (la capa metonímica de producción de sentido) y los espacios que mediatizan contiguos a ellos.
La capa metonímica de producción de sentido
Esquenazi dice que en toda situación o acción, la subjetividad toma cuerpo y este cuerpo-objeto funciona como el parámetro de lectura y reconocimiento de las situaciones que vivimos en/de la vida ordinaria (simples), como así también las representadas en situaciones semióticas (discursos). La subjetividad comprende como un todo, un esquema mental o configuración y una acción corporal.
La semiosis involucra funcionamientos de representación icónicos y simbólicos y el funcionamiento indicial del sentido, cuyas reglas actúan de manera privilegiada en las interacciones corporales y en la estructuración de los espacios sociales, según Verón. Este señala: “El nivel de funcionamiento indicial es una red compleja de reenvíos sometida a la regla metonímica de contigüidad. El pivote de este funcionamiento que llamaré la capa metonímica de producción de sentido, es el cuerpo significante. El cuerpo es el operador fundamental de esta tipología del contacto”.
No podremos abordar ningún paquete discursivo en su complejidad si no contemplamos el despliegue en los tres órdenes de producción de sentido. En los discursos televisivos la percepción y la valoración de los cuerpos y las identidades sociales, aún cuando supongan la puesta en juego de operaciones en los órdenes de lo icónico y simbólico o el privilegio del componente verbal, aparecen regulados por aquellas pertenecientes al orden indicial del contacto. 
Los cuerpos e identidades en el sistema de la no ficción televisiva no quedan reducidos a imágenes aparecidas o con un simple valor de “simulacros”, sino que son soporte de operaciones modales y argumentativas que exprimen los efectos de sentido de autentificación y “sinceridad” para buscar legitimarse.
Los discursos veristas: lo que se pone en juego en el testimonio
Los discursos veristas, según Esquenazi, son aquellos que pretenden explícitamente decir la “verdad” de una cierta realidad material. Sus enunciados reenvían deícticamente al universo de hechos que dentro de una comunidad interpretativa dada, se consideran como “reales”. Cuando están involucradas imágenes producidas tecnológicamente cierto saber del aché (conocimiento colateral de la relación metonímica que la imagen obtenida guarda con su referente) es condición de posibilidad de operaciones modales asertivas de existencia, toma auténtica de un fragmento de lo real.
El autor distingue tres clases de discursos audiovisuales veristas: imágenes del documental, del reportaje de noticiero, y las de programas denominados por Jost, Feintise, discursos de fingimiento. Cada una de ellas se diferencia por el tipo especial de operaciones modales que sus enunciados indiciales definen: mostración y aserción en el documental; garatía de existencia del hecho en el noticiero y referencia por ejemplificación, ilustración en la feintise (el fingimiento es una imitación de la enunciación de la realidad).
Todos los modos y sus manifestaciones híbridas comparten la cualidad común de presentar una suerte de promesa de veridicción: el contenido de las imágenes se acopla a la lógica de lo real y por ende los “enunciadores responsables” de los actos de aserción quedan sometidos a posibles sanciones si el contenido de los dicho no se adecua a lo que se verifica allí.
Imágenes auténticas y autentificantes; cuando se trata de identidades y cuerpos se agrega una dimensión: el efecto enunciativo de “sinceridad” que cada cuerpo produce a partir de sus gestos y movimientos.
El cuerpo significante que funciona como soporte de una apariencia es la manifestación de una individualidad que exhibe la emergencia de sus muestras de emoción.
Los cuerpos conmovidos (patéticos) y los cuerpos que enmascaran o que el aparato enunciativo presuponga que disimulan estados afectivos serán comentados por un ojo curioso que mire el detalle de la lágrima contenida, la mirada inmóvil al vacío o el leve temblor de las manos, conformando un juego argumentativo (comprometido con el decir “verdad”) sostenido tanto desde los cuerpos como desde el cuerpo de las imágenes. Se subraya el fuerte efecto de realidad, “sin mediación”, que las operaciones que involucran la capa metonímica de producción de sentido, ponen en escena o producen.
Los exponentes textuales de lo no ficcional implicaban diversas articulaciones que hacen a la función del testimonio.
Fontanille indica que “testimoniar” supone en todas sus acepciones: atestiguar un hecho porque uno lo ha visto, escuchado, percibido, y en el dominio religioso, manifestar y expresar públicamente una creencia o una pertenencia.
Un “testigo” también puede ser algo inanimado y entonces es un objeto que sirve de referencia y atestigua el estado originario de un sistema o de una situación: vale como certificación de una determinada verdad: funciona como la “prolongación de un cuerpo y una prótesis perceptiva”. Para este autor las operaciones autentificantes, que aparecen ligadas por presuposición son:
1) La enunciación verdadera y legitimada por un contacto sensorial con el hecho;
2) El “cuerpo-testigo” y sus huellas o prótesis, eventualmente disociadas bajo la forma de marcas distintivas o directamente verificables y perceptibles;
3) La inscripción corporal de un contacto visible original
El testimonio implica un origen devenido inaccesible a la percepción directa, en el que no se puede atestiguar y recobrar la huella más que sobre los cuerpos.
La mediatización televisiva de cuerpo-testigo/testimoniales, la presencia de ese objeto privilegiado que es la cámara como “prolongación de un cuerpo y prótesis perceptiva” y el valor indicial de la singularidad que revisten los espacios contiguos a esos cuerpos, no pueden desdeñarse a la hora de analizar la dimensión enunciativa de los programas no ficcionales.
Ficción – no ficcion 
Existe un campo de hibridaciones entre lo ficcional y no ficcional ( en donde encontraríamos el testimonio, propio del reportaje y el documental). Los textos manifiestan la presencia, junto con los mecanismo autentificantes, de operaciones características del “hacer ficcion”, operaciones ficcionalizantes, que pueden o no pueden estar reguladas según moldes representacionales propios del realismo.
Operaciones ficcionalizantes, o indicios de ficcionalidad, los denomina Genette,
quien retoma el trabajo de Hamburguer, como ejemplo de analepsis y prolepsis (discordancia entre el tiempo de la historia y el tiempo del relato hacia atrás y hacia adelante). Los relatos ficcionales (como narraciones en primera persona) funcionan mediante préstamos y simulaciones de las modalidades narrativas de los relatos autobiográficos auténticos. Esto lleva, para Genette, “a atenuar en gran medida la hipótesis de una diferencia a priori de régimen narrativo entre ficción y no ficción”.
Nichols: tomando un texto aisladamente, no hay nada que distinga absoluta e infaliblemente el documental de la ficción.
Esta copresencia de mecanismo autentificantes y ficcionalizantes en los discursos obliga a pensar la distinción entre estos dos tipos de configuraciones semióticas (ficcion/no ficción) más bien en términos de macroreglas que regulan la circulación de los discursos y/o operan en recepción.
Jost dice que las expectativas espectatoriales del televidente, hechas de creencias, emociones, placer y saberes sobre las relaciones entre imágenes y el objeto al que remite, condiciona la adhesión o participación del espectador con respecto a la promesa que cada emisión del flujo televisivo proponga. La articulación entre promesas de los programas-expectativas de los espectadores se juega sobre los tres tipos de signos de Peirce:
“Al índice corresponden la imágenes en que el valor tiende hacia el contacto directo con nuestro tiempo físico o con el del estudio: registro automático y directo y documental y reportaje, en tanto son testimonio sobre la realidad que se encuentra un día delante de la cámara; al ícono, el mundo mental de la diégesis que construtye una temporalidad autónoma, incluye la ficción que apunta a un “mundo posible” y no a un mundo real, pero también el documental y el reportaje en tanto estructuran lo icónico en función de esquemas narrativos y argumentativos; el símbolo, incluye al film considerado como obra de arte, en la medida en que confiere al estatuto artístico a un objeto”.
Así los procedimientos de la lógica de la ficción, como la ocularización interna por ejemplo, en un discurso audiovisual recepcionado como testimonial o documental, colaborará en el despliegue de efectos de “cruda verdad”, al poner en juego el orden de producción de sentido indicial del contacto, o en palabras de Jost, ya que “el documento audiovisual produce el sentimiento más o menos inmediato de lo vivido” y por ende, del régimen de creencia sustentado en la evidencia, referencia por relaciones indexicales, indiciales, metonímicas (Fontanille).
Modalidades de aparición de los cuerpos. Algunas observaciones
Los exponentes televisivos de no ficción se caracterizan por sus respectivas especifidades retórico-semántico-enunciativas. Los reúne bajo la categoría de veristas que suponen operaciones se singularidad, refuerza el efecto de transparencia del discurso. Enumeraremos operaciones observadas en dos géneros televisivos: programas de investigación periodística y los documental-realities.
Programas de investigación periodística
Estos programas se caracterizan por una modulación argumentativa de denuncia, la mediación de los cuerpos del conductor periodista o de los “noteros”. Una enunciación enfática, por momentos iracunda o enunciación corporal conmovida por los sujetos y espacios sociales que se muestran contiguos a ellos, vincula los programas con la modalidad documentalista interactiva.
Programa La Liga, 2005-06. Estas emisiones presentaban una estructura regular, un exordio, con tres presentadores (Malnatti, Oliván y Alonso) con su respectiva partitio, señalaba sobre cuál realidad, cuerpos y colectivos sociales de la Argentina poscrisis iban a aparecer en el programa. Sobre fondo negro con procedimientos de sobreimpresión de índices y palabras claves aparecerían de manera escalonada hacia adelante de los conductores, estableciendo el contacto de interpelación que caracteriza la inscripción del programa dentro de los géneros de información.
El anclaje de las voces y las miradas hacia cámara determinan las primeras operaciones autentificantes, ya que definen la identidicación del Yo-orígenes reales; cuerpos-identidades que se representan a sí mismos y no a personajes. La argumentación (narratio y confirmatio) se valdrá de recursos variados para la presentación de las pruebas: entrevistas; dramatizaciones, infografías, escenas fingidas tomadas con el dispositivo de una cámara oculta, etc. La voz en off (del conductor Malnatti) y la presencia en imagen del cuerpo de los periodistas trabaja en la unión de las partes: el hilo narrativo del recorrido de acciones que llevaron a cabo para “hallar” y ser testigos de esos hechos y personas involucradas naturaliza el desarrollo entimemático.
Algunas emisiones adoptaban en sus bloques una composición diferente: las partes se unían allí bajo la excusa de un título/tema que funcionaba como eje (por ejemplo el fuego) y se desplegaban situaciones que enumeran distintos usos; consecuencias; accesos diferenciales. La configuración del bloque ya no era argumentativa y recuerda un conjunto de postales; los testimonios de los cuerpos paseantes y curiosos de los periodistas que compartes sus experiencias.
El cierre (epílogo) volvía a encontrarnos con los tres presentadores sobre el mismo fondo, se insistía el leit-motiv que caracteriza el estilo periodístico y se explicitaba la interpelación al espectador.
Se advierte cómo se incorporan múltiples operaciones ficcionalizantes, se destacan la ocularización interna (por efecto del montaje) que construye la mirada del actor-reportero y modaliza su experiencia; procedimientos de inserts sonoros que reenvían a otros textos (con funcionamiento irónico o estético); paralelismo y analogías en el componente verbal; o puestas en escena “como si”, o sea procedimientos que Jost llamaría feintises profílmica, narrativa y enunciativa.
Si tomamos a Fontanille a propósito del testimonio veremos que por operaciones de contigüidad, los cuerpos mediadizados de los periodistas, cuerpos auténticos y autentificantes, de esos otros cuerpos que van a buscar y se muestran “al desnudo”, capturados en sus espacios cotidianos. El tono emotivo de empatía o el juego corporal cómplice entre entrevistadores y entrevistados refuerza el efecto indicial verista (fuerte impresión de realidad o efecto de transparencia) y sobredetermina el peso de las operaciones significantes de los niveles icónico y simbólico de narrativización, argumentación y ficcionalización. Al ser cuerpos participantes involucrados en las acciones que registran o relatan disparan operaciones indiciales que habilitan recorridos páticos. El dispositivo de enunciacion privilegia lo testimonial a partir de la aparición de cuerpos ostensivos “en espacios de los factual”, viendo y dejándose ver en conexión sensible con un territorio de cuerpos y territorios sociales que se tematizan como olvidados, silenciados o ignorados. Se trata de una versión de mundo pero que aparece tematizada insistentemente en La Liga como versiones/distintos puntos de vista/miradas sobre el mundo.
Los documentales – realities
Estos programas también identificados como documentales sin narrador constituyen un formato genérico reciente en la tv argentina y se caracterizan por una promesa vinculada a la posibilidad de un “ver detrás” una suerte “de emergencia de la realidad”, del servicio de guardia de un hospital, acciones de bomberos o policías. Aparecen también componentes expositivos o explicativos que dibujan un contrato pedagógico con el destinatario y/o refuerzan la imagen corporativa de los enunciadores-entrevistados. Hay dos tipos de problemas que se complementan:
· El relevamiento de cuerpos modalizados, entendido como la articulación de operaciones enunciativas, específicamente los puntos de vista (en tanto conjunto de operaciones indiciales sobre los cuerpos) y operaciones indiciales de los cuerpos mediatizados
· La pregunta por la mirada/s que regulan la entrada a la visibilidad de los cuerpos
Con respecto a la primera dimensión hay tres tipologías de cuerpos modalizados:
1) Cuerpos en su ostensión (su “estar ahí” en conexión con valores de veridicción)
En Policías en acción por ejemplo, hay una acumulación de imágenes de cuerpos en crudo, directo, de indicios de los cuerpos que estuvieron allí presentes. Estas imágenes se combinan con procedimientos de edición insistentes en lo que dan a ver.
En Emergencias 24, la puesta en discurso televisiva supone alteraciones en el orden y frecuencia del relato: cuando se inicia en la mitad del asunto o trama narrativa, donde somos testigos de la intervenciones – manipulaciones sobre los cuerpos accidentados o enfermos, por parte de médicos (ángeles) que están de guardia, con la única indicación por una placa de la localización espacial y el nombre del hospial. Se contarán acontecimientos que ocurrieron antes y se presentarán durante el programa varias veces escenas crudas (énfasis). Se selecciona un archivo visual de cuerpos particulares y anónimos, “estadísticos”, pacientes que valen como algunos de los casos que fueron
recepcionados en los servicios de guardia de hospitales, que valen como espacios de autentificación. Son cuerpos desvergonzados, exculpados de la vergüenza social de mostrarse: son pedazos de carne que se rompen y cortan. Esta representación del cuerpo en su fuerza bruta a diferencia de la presentación de la primera temporada del programa ya no tiene límites: ya no se escamotea la visibilidad de cuerpos muertos.
2) Son cuerpos argumentativos (en el sentido de hacer-creer)
Son los cuerpos que buscan el ojo de la cámara para denunciar, contar su verdad, o en el caso de los testigos privilegiados (médicos, policías) adoptando una posición pedagógica. En Policías en Acción hay declaraciones del policía entrevistado. Los testimonios de Emergencias 24 son testimonios autorizados de médicos, y se siguen las convenciones representacionales del documental: unos sujetos-identidades como Yo-orígenes reales son solicitados por el médico-periodista en el contexto de su espacialidad cotidiana para que cuente o explique su hacer. Después testimonios de los pacientes y familiares que aparecen secundarizados.
3) Cuerpos pasionales y posición espectatorial
Esta articulación hace jugar la dimensión de la mirada/s y pone en funcionamiento en el espectador relaciones de contigüidad y/o identificación. Corresponde a la mostración editada de los damnificados. Las operaciones de registro/edición “crudo” y “crudo editado” son operaciones que naturalizan/borran el dispositivo de enunciación, ya que trabajan sobre recorridos indexicales, indiciales o metonímicos. El efecto de realidad se apoya en el orden de los cuerpos en los que la brutalidad material de ser cuerpos se impone. Si las cámaras son el “testigo” el espectador (por identificación secundaria con la cámara) se vuelve al mismo tiempo “testimoniante”.
El segundo bloque de problemas se relaciona con la pregunta por la mirada/s que regulan la entrada a la visibilidad de los cuerpos. Entramos en aquello que se tematiza en cada progrmada.
En Policias en accion ¿de qué se ocupa la policía, qué espacios y corporalidades están bajo su mirada pastoral?. Podríamos decir, de un repertorio de cuerpos que podrán encontrar el bienestar por acción de los agentes policiales, y también otros cuerpos y sujetos sobre los que impone una mirada que los sesga: mostración de espacios de encierro (por fuera de las rejas), en la representación costumbrista y masculinista (no crítica) de la prostitución callejera.
En Emergencias 24 de la mano de los testimonios autorizados de los médicos, cualquiera de los televidentes se vuelve público: de manera que se democratiza lo que ocurre en el shockroom y el quirófano. Somos testigos participantes de una suerte de festín visual en donde se naturaliza el ver cuerpos como revoltijo de carne, músculos, huesos y órganos. Según Le Breton sólo en las situaciones de crisis o en las que aparecen involucradas las dimensiones biológicas y fisiológicas, el cuerpo “se vuelve transparente para la conciencia del hombre occidental”.
En ambos programas existen operaciones modales que sostienen estos efectos de real como si se tratase de “la realidad tal cual es”: la ocularización personalizada desde el punto de vista de los entrevistados; la inclusión de fragmentos en donde se muestran sus intereses personales o nos confían reflexiones o dudas sobre su quehacer; los textos expositivos que clausuran el sentido, etc. Se trataría, como dice Fontanille, de la articulación entre los regímenes de creencia: el régimen de evidencia sensible de la inscripción sensorial sobre los cuerpos-testimonio y el régimen de confianza y asunción de la enunciación de estos testigos policías o médicos, “participantes activos” de “los hechos reales”
Verón - cuerpo significante.docVERON – Cuerpo significante
El cuerpo actuante : cuerpo como soporte de conductas y comportamiento obedece a reglas constitutivas que no son del orden de la imagen =similaridad/iconicidad, sino del orden metonímico (relaciones parte/ todo, centro/periferia, delante/detrás, etc)= todas estas relaciones son del orden de la contigüidad.
Esta producción significante metonímica del cuerpo es anterior a las de orden analógico (visibles en las conductas imitativas, por ejemplo) porque el niño actúa aún antes de nacer, es cuerpo actuante (1ª fase de la estructuración del sujeto) antes de verse llevado a “imitar” algo (2ª fase) o a “decir algo” (3ª fase).
El cuerpo actuante-proceso (producción metonímica de sentido) es anterior al cuerpo-objeto y al cuerpo-parlante
El cuerpo-objeto (que implica reglas de similaridad) se constituye en el hombre posteriormente (entre los 6 y los 18 meses) durante el estadio del espejo, que es una fase del desarrollo psicológico del niño cuando se encuentra capacitado por 1ª vez para percibirse y reconocerse completa/integralmente: en lugar de ver sólo partes de su cuerpo (=metonimia), observa por primera vez la totalidad (=similaridad con el cuerpo que aparece en el espejo). Hasta reconocerse en el espejo, el niño no ha visto nunca ver su cara, por ejemplo, ni su cuerpo completo, sino sólo miembros parciales (hay una organización metonímica del yo). Estos fragmentos no aparecen estructurados o relacionados entre sí, no constituyen una unidad, por lo que han sido percibidos como objetos parciales hasta la experiencia del espejo
Esto significa que - antes de la constitución/percepción del “cuerpo-de-sí-mismo” (del cuerpo propio que le devuelve la imagen del espejo= reglas de la similaridad, de lo analógico) e incluso antes de la adquisición del lenguaje (=arbitrariedad, reglas de lo simbólico), el cuerpo está integrado/confundido, forma parte del tejido metonímico de los procesos de comportamiento (sólo más tarde el sujeto separa/recorta paulatinamente un cuerpo individual de esa red de conductas, acordate que hay un largo proceso de relación de complementariedad madre-niño, por ejemplo)
Lo que plantea Verón es que a medida que el hombre adquiere paulatinamente otras reglas/niveles de funcionamiento semiótico (los analógicos y los arbitrarios) más complejos, estos entran a formar parte de los metonímicos que nunca son “anulados/absorbidos” por los más complejos que sean.
Verón - del sujeto a los actores.docVerón/Boutard – Del sujero a los actores. La semiótica abierta a las interfaces
Cuestión del sujeto. Siguen en la óptica de una semiótica abierta, y la cuestión del sujeto debe ser reemplazada por la de actores de la comunicación. 
La expulsión del sujeto hablante del paraíso de la lengua fue uno de los aspectos decisivos de la operación que ha vuelto posible la fundación de la lingüística contemporánea (en el Curso de Lingüística General).
Jackobson tendió la mano al sujeto hablante (abandonado por el sassurismo). Chomsky no encontró interés en las intenciones del sujeto hablante para comunicarse con sus semejantes, reconoció una potencia creadora. Benveniste cree que sin sujeto no hay lengua
y viceversa.
Figuras del sujeto
Jackobson realiza un teoría de la comunicación enteramente dependiente del concepto de intención. Los trabajos de Austin, Strawson, Searle, en el contexto anglosajón de Ducrot, Recanati y de otros de Francia, han llegado a la figura de un sujeto cuyo perfil es más explicito y más riguroso, el trazado por Grice: para el sujeto hablante, el éxito comunicacional consistiría en comunicar bien sus intenciones. Verón lo califica de reduccionista: la teoría de la comunicación sería sólo una teoría de las intenciones del comunicador.
La gran teoría sociológica del funcionalismo, la etnometodología inspirada por Goffman, han sido discursos sobre sociedades en las que no había aparentemente tecnologías de comunicación, o sea sociedades sin medios. En el funcionalismo hay modelos probabilistas, que dan lugar a análisis estadísticos en los que el sujeto de la acción social estaba ausente. El interés por los medios nació y se desarrolló sobre el terreno del mass media research, y su problemática permaneció desconectada de la teoría sociológica. Es en el campo de la investigación sobre los “mass media” que otra figura tomó forma: el sujeto pasivo, poco inteligente y poco dispuesto a ejercer alguna intencionalidad. Un sujeto que pertenece a una masa indiferencida que no hacía nada más que consumir los medios y sufrir sus efectos. 
Los estudios “de la recepción” comenzaron a multiplicarse y se encuentran con individuos que forman parte de lectorados, audiencias, públicos. Más inteligentes, activos y atrevidos que lo que reconocían las primeras teorías de los “mass media”.
El desarrollo de estudios de recepción sucita una cuestión teórica central, la de la construcción de los colectivos: se trata de una cuestión cualitativa y no cuantitativa. En el “giro de la recepción”, la semiótica, que interviene en el campo de la comunicación, tiene un rol fundamental, a condición de no limitarse a plantear el problema de la recepción en producción, sino enfrentándose a la articulación entre la semiosis sostenida por los discursos mediáticos y la de los actores individuales que son sus consumidores, los intérpretes.
La no linealidad de la comunicación
Para abordar los problemas de la recepción, la primera condición es evaluar las consecuencias de la asimetría radical del modelo de la comunicación, que expresa la no linealidad de la circulación discursiva.
Si partimos en una investigación de un conjunto de discursos tomado como “corpus” (D), puede ser encarado como una configuración de superficies discursivas constituidas por operaciones que reenvían a una gramática de producción (GP), la cual se explica por un conjunto de condiciones de producción (CP). Si la reconstitución de una GP puede ser considerada como un trabajo descriptivo, de identificación de invariantes operatorias identificadas en el conjunto D de superficies discursivas, la GP, una vez caracterizada, permite definir a D como una clase de discurso: GP como contrato de lectura.
La clase D de discurso está sometida, en recepción a la pluralidad de “lecturas” o interpretaciones, que designamos como gramáticas de reconocimiento (GR) de D, y que reenvían a su vez a condiciones de reconocimiento (CR) determinadas. Hay una prueba capital sobre la no-linealidad de la comunicación que resulta del estudio empírico de la circulación discursiva.
Este desarrollo implica la puesta en relación de la teoría de la comunicación con los modelos de los sistemas complejos alejados del equilibrio, lo que permitiría rendir cuenta del hecho de que la mediatización de nuestras sociedades no se traduce en fenómenos de homogeneización y de uniformización de las relaciones y las prácticas sociales, sino que ha mostrado que la interfaz producción/reconocimiento es el vínculo de engendramiento de una creciente complejidad de las sociedades.
La asimetría producción/reconomiento es la heteregeneidad que recubre el concepto de “condiciones”. Tando en producción como en recepción, las “condiciones” comportan otros discursos (en relación al conjunto D que es punto de referencia). Pero las reglas “formalizadas” en las gramáticas de producción resultan condiciones que son fenómenos del orden de la organización colectiva, ya que los medios son instituciones complejas, que operan en el mercado de los discursos mediáticos, lo que no es el caso de las gramáticas de reconocimiento, que expresan las lógicas de los individuos-consumidores. Los colectivos en producción son organizaciones estructuradas en instituciones, aunque los colectivos que la teoría debe conceptualizar en recepción no son ni masas indiferenciadas, ni agrupamientos sometidos a reglas institucionales, sino configuraciones complejas de operaciones semióticas nutridas por lógicas individuales.
Cómo construir estos colectivos: esa es la cuestión crucial de los estudios en recepción, cuestión complicada en tanto los medios mismos están produciendo constantemente sus propios colectivos (públicos, audiencias, lectorados) obtenidos por procedimientos estadísticos, en el marco de sus esfuerzos permanentes por articular lo mejor posible la oferta y la demanda, reduciendo el desfasaje estructural creciente entre producción y reconocimiento.
Figuras de la recepción
Los estudios realizados a partir del 82 sobre medios de prensa escrita, aplicando la metodología del contrato de lectura nos han permitido identificar lógicas de reconocimiento como “respuestas” de lectorados a estrategias enunciativas de los medios.
A partir de los 80, la prensa escrita se ha puesto al día con el marketing de los lectorados, incorporando recorridos cualitativos que provienen del campo de las ciencias del lenguaje y de la semiótica. Un resultado es que la prensa se convirtió en un laboratorio para el estudio de las estrategias enunciativas, siendo la enunciación el nivel privilegiado de creación de valor en el mercado de los medios.
Una pluralidad de gramáticas de reconocimiento parece operar en el marco de un contrato de comunicación presupuesto por el lazo estabilizado y regular entre un medio y sus consumidores. La noción del “contrato” es una metáfora que designa este vínculo.
En la medida en que los fenómenos de regulación entre oferta y demanda, no tiene nada que ver con las intenciones subjetivas del sujeto hablante, los argumentos de Jost pueden parecer escépticos: “La proposición de contrato desde un punto de vista crítico, se encuentra en el interior del texto escrito o audiovisual, sin prejuzgar la recepción final”. La noción de contrato se ubica en el contexto de una teoría no-lineal de la comunicación. Jost remarca “Contratiamente al contrato, que compromete a todas las partes que lo firman, la promesa es un acto unilateral que sólo compromete al que promete”. La segunda alusión al contrato (subrayada por Verón) está en contradicción con la primera, ya que ella supone una concepción lineal del vínculo producción/reconocimiento. El concepto de “contrato” y el de “promesa” se aplican al análisis en producción. La cuestión es saber lo que pasa en recepción. Jost distingue tres modos de ver programas de tv: modo autentificantes (programas sostienen verdaderas aserciones sobre nuestro mundo, como noticiero), el modo ficcional (no se apoya en la verdad del discurso, sino en la coherencia creada con los postulados y las propiedades que la fundan), modo lúdico.
La síntesis del conjunto de estos trabajos sobre contratos de lectura: cada producto discursivo es una configuración de trayectorias semióticas posibles (operaciones de lectura en prensa escrita), configuración sobredeterminada por las hipótesis del productor sobre el público-blanco. Y cada gramática de reconocimiento puede ser caracterizada como un conjunto de reglas que activan otras trayectorias (y sus combinaciones), en detrimento de otras. Estas gramáticas son relativamente estables, pero su campo de aplicación así como sus condiciones (CR), sobrepasan el marco de los discursos mediáticos específicos (clase D) que nosotros estudiamos en
un momento dado. En los estudios de la recepción, se obtiene lo que los individuos-consumidores tienen para decir sobre los productos mediáticos.
En terminología de Peirce, cada estudio sobre la recepción está focalizado sobre un objeto inmediato, pero las gramáticas de reconocimiento, que llegamos a reconstruir fragmentariamente, reenvían a objetos dinámicos.
Primer encuentro con la pluralidad de lógicas individuales en recepción la hacen un el campo de la tv en una investigación hecha entre 83-84. El objetivo era explorar las razones y eventuales consecuencias de los programas de divulgación científica que aparecían en horarios de gran audiencia, con índices de medición más elevados que antes. El formato periodista-presentador que opera en el estudio y centraliza la enunciación de los contenidos en el programa era aplicado en programas de divulgación científica. Se trabajó en producción y recepción a partir de un corpus de programas referentes a la biología . En recepción se testean fragmentos de programas que ilustran tres formatos diferentes desde la estrategia enunciativa. Un formato documental clásico (montaje de imágenes, esquemas, gráficos anumados explicativos, entrevistas con voz-off, el enunciador está ausente de la imagen) , informe periodístico (tenía algo de road-movie: científico y periodista en automóvil por EEUU, yendo de un laboratorio a otro, interrogan científicos) y presentador en estudio.
Aparecen 5 lógicas de recepción: “no-saber sin complejos”, espectador beneficiario. Segunda lógica del beneficiario perturbado. Tercera lógica, excluido. Cuarta lógica, espectador retraído. Quinta lógica, beneficiario retraído.
Conclusión. Lógicas de interfaz
Revelar la naturaleza complementaria del contrato de comunicación propuesto por un producto mediático de divulgación, con el consecuente emplazamiento del destinatario en una posición down, mostrar la importancia, más allá de las características “objetivas” del individuo de la percepción que él podía tener de sus recursos y de su propia ignorancia; destacar el rol diferencial que podía jugar, en el contexto de dierentes gramáticas de reconocimiento, el esfuerzo necesario para comprender, experimentado en el momento del consumo de productos de divulgación, fueron intuiciones durante la investigación.
Convendría ser concientes sobre la naturaleza histórica de lo que se observa. La llegada de los programas científicos en horarios centrales era un fenómeno nuevo. Los formatos televisivos, tanto como las lógicas de consumo en recepción, fueron tomados en el proceso de evolución. 
Era preciso destacar la coherencia de la conceptualización en producción y en reconocimiento sin medir, de entrada, el alcance de los fundamentos que encontramos en Peirce.
¿Es el estudio de los efectos o no parte del campo se la semiología? Para Verón sí. En la semiología de tercera generación el verdadero objeto no es el mensaje mismo, sino la producción- reconocimiento del sentido, sentido cuyo mensaje es sólo el punto de pasaje.
Una preocupación central es la de la extrema heterogeneidad de las materias discursivas a las cuales se deben enfrentar en producción y reconocimiento. Se trata con discursos que son productos formateados de la palabra individual (espontánea o provocada), en relación con todos los aspectos del comportamiento o de la comunicación multimodal, en el momento de recepción.
La heterogeneidad de los materiales resulta del hecho de que, por definición, nos queremos situar en dos niveles diferentes de la semiosis social y articularlos. La cuestión central es la de la articulación. La diferencia de niveles no implica necesariamente una heterogeneidad del lenguahe de descripción que utilizamos en un caso y en el otro.
La observación de la interfaz (conexión física y funcional entre dos aparatos o sistemas interdependientes) producción-reconocimiento como proceso no lineal alejado del equilibrio, hace de esta puesta en relación, en tensión, entre el campo de la semiótica y el de la teoría de los sistemas complejos autoorganizantes (autónomos) y auto-poiéticos (condición de existencia de los seres vivos en la continua producción de sí mismos), un acercammiento bastante natural.
Hay importancia decisiva de distinguir el acercamiento a un conjunto discursivo dado, desde la instancia o en contexto de producción, del acercaminto a este mismo conjunto discursivo enfocado sobre su reconocimiento. Pero se trataba de un principio de método fundado sobre una instuición empírica que se derivaba de la constatación de un desfasaje estructural que caracteriza los procesos de la semiosis, de la circulación discursiva. Se deben remontar razones teóricas. La teoría y la investigación actuales sobre los sistemas complejos autoorganizantes ofrecen el comienzo de una respuesta. El observador situado en la interfaz producción-reconocimiento está activando procesos auto-poiéticos de dos sistemas autónomos: el sistema de los medios y el sistema “psíquico” (Luhmann) y que es quizás preferible designar como el sistema del “actor”. El desfasaje producción-reconocimiento no es otra cosa que la interfaz, donde el sistema de los medios, que opera como entorno de los actores, pone su propia complejidad a disposición de estos últimos, y recíprocamente: el sistema del actor, que opera como entorno del sistema de los medios, pone su complejidad a disposición del sistema de los medios. Encontramos el concepto de interpenetración: no es una relación general entre sistema y entorno, sino una relación de intersistema entre sistemas que son entorno uno para el otro (Luhmann). Hablamos de “penetración” si un sistema produce su propia complejidad como disponible para la construcción de otro sistema. Los materiales discursivos a los cuales el observador accede proveyéndose de “fragmentos” de la semiosis, recortador en la interfaz producción-reconocimiento, son tomados en dos procesos de autoorganización diferentes, el del sistema de medios y el de los actores.
Notas de prácticos:
Para Verón el Sujeto es el lugar de soporte donde se produce asignación de sentido en producción-reconocimiento. Hay indeterminación del sentido cuando circula: desfasaje entre producción y reconocimiento. El sujeto formula un texto y da una interpretación posible de él.
La unidad de análisis del analista de los discursos sociales es la Interdiscursividad (unidad de intercambio). Todo producto deja huellas de su sistema productivo, se arranca un fragmento, lo que el analista lee es el sistema productivo social, se reconstruye una gramática en producción y gramáticas de reconocimiento. La sociedad es un proceso de intercambio.
Fenómenos de sentido aparencen al analista:
· Remitiendo al funcionamiento de la red semiótica concebida como un sistema productivo.
· Bajo forma de conglometados de materia significante (alojan lo icónico, indicial y simbólico). Estos están en todos lados, porque los discursos están en todos lados.
Se estudia un proceso “estático” artificialmente tomado para el análisis. Hay restricciones sistemáticas en él: reglar, gramáticas: operaciones de asignación de sentido. Y esas reglas se manifiestan en la interdiscursividad.
La recepción también tiene restricciones: recae sobre el campo de desempeño semiótico. 
El sistema productivo social es complejo y heterogénero, no hay una gramática, sino varias.
Heterogeneidad del sistema es
· Intra: heterogeneo al interior
· Inter: heterogeneo entre distintos sistemas
Todo texto es heterogeneo.
Estudiamos discursos que son mercancía: hay condiciones de producción que son económicas, tiende a homogeneizarse, la producción tiende al menos costo (producir al menor precio). 
Reconocimiento: lógica social. Procesos de singularización, construcción de lo identitario.
Hay dos lógicas distintas en producción-reconocimiento. Cómo se pone en articulación ambas? Son dos sistemas autónomos (autoorganizantes, se explican en función de sus propias reglas). Un sistema pone complejidad a disposición del otro sistema con su propia complejidad.
Los sistemas interpenetran y producen efectos en uno y en otro.
veron ideologico y poder.docSEMIOSIS DE LO IDEOLÓGICO Y DEL PODER_ Eliseo Verón
1. Producción del sentido. Materialidad del sentido. Dos “gramáticas”.
Los fenómenos de sentido adoptan la forma de investiduras (puesta en espacio-tiempo del sentido bajo la forma de procesos discursivos) en conglomerados de materias sensibles, que a raíz de eso, llegan a ser materias significantes (investiduras susceptibles de resultar descriptas como conjuntos de procesos discursivos), y remitiendo al funcionamiento de un sistema productivo (condiciones bajo las cuales algo es producido, circula, es consumido). 
Dichas compulsiones pueden localizarse en las materias significantes que circulan en una sociedad, no constituyen un conjunto homogéneo. Hay sistemas diferenciados de funcionamiento de la producción de sentido, cuya descripción exige recurrir a modelos diferentes.
En este caso, nos interesa los vínculos que mantiene el sentido con los mecanismos de base de funcionamiento de la sociedad, es decir del orden ideológico y del orden del poder. Pero esto no se ubica en un nivel particular del funcionamiento social. Todo lo contrario el orden de lo ideológico y del poder atraviesan a una sociedad de uno a otro extremo. 
Un abordaje que se proponga aplicar a los fenómenos de sentido el modelo de un modelo de un sistema productivo debe postular relaciones sistemáticas entre conjuntos atestiguados por una parte y los aspectos fundamentales de todo sistema productivo (producción, circulación, consumo). El estudio de tales aspectos impone la descripción de las condiciones bajo las cuales tiene lugar el funcionamiento. Puede hablarse de condiciones de producción, circulación, consumo (Verón prefiere llamar a las últimas como reconocimiento).Tales condiciones son exteriores al conjunto significante dado pero no pueden considerarse extrañas al sentido en general. 
Nada es extraño al sentido, el sentido se encuentra en todas partes. También lo ideológico y el poder se encuentran en todas partes. Lo ideológico y el poder remiten a dimensiones del análisis de los fenómenos sociales y no a cosas o a instancias. 
 
Describir el trabajo social de investidura del sentido en las materias significantes consiste en analizar ciertas operaciones discursivas de investuras de sentido. Tales operaciones resultan construidas a partir de las marcas presentes en la materia significante. Las marcas son propiedades significantes cuya relación con las condiciones de producción o de reconocimiento no se encuentra especificada. Cuando resulta establecida la relación esas marcas se convierten en huellas. 
Las condiciones de producción de un conjunto significante nunca son las mismas que las condiciones de reconocimiento. En todo caso tratamos de dos tipos de gramáticas: gramáticas de producción y gramáticas de reconocimiento. El aspecto de la circulación no puede hacerse visible en el análisis sino como separación entre los dos conjuntos de huellas, la de la producción y la del reconocimiento. 
La separación entre producción y reconocimiento permite localizar la cuestión de la historia social de los textos, es decir el conjunto de relaciones (sistemáticas pero cambiantes) que definen la distancia entre las condiciones (sociales) bajo las cuales se ha producido un texto y las condiciones (que se desplazan históricamente) bajo las cuales el texto es reconocido. Para un texto dado, se puede intentar reconstruir una gramática para dar cuenta de sus condiciones de producción, pero existirán una serie de gramáticas de reconocimiento asociadas a distintos momentos históricos en los cuales ese texto ha producido efectos. Todo texto es susceptible de esa doble lectura. 
En la red infinita de la producción de sentido, toda gramática de producción puede considerarse como resultado de condiciones de reconocimiento determinadas, y una gramática de reconocimiento no puede sino atestiguarse bajo la forma de un proceso de producción textual determinado: tal la forma de la red de la producción textual en la historia. No se puede inferir de manera directa y lineal las reglas de reconocimiento de los efectos de sentido a partir de la gramática de producción, esta última define un campo de efectos posibles. 
2. Lo plural de los textos. La orientación discursiva. “Paquetes significantes”.
El sentido producido sólo llega a ser visible en relación con el sistema productivo que lo ha engendrado, es decir, en relación con esa “otredad” constituida por las condiciones de producción, circulación y reconocimiento.
 En un texto hay diferentes tipos de huellas, y una misma marca lingüística puede leerse como huella que muestra diferentes sistemas de determinación según el tipo de lectura que uno prefiera hacer de texto. Por eso Verón considera un error intentar trabajar sobre los fenómenos discursivos mediante la investigación lingüística, fundada en la noción de lengua (crítica a la primera semiología). La lingüística como ciencia de la lengua, como ciencia extraña a lo social, solo pudo constituirse sobre la base de un dispositivo metodológico destinado a expulsar lo social del lenguaje. 
El orden de lo discursivo remite a dos cuestiones importantes. La primera concierne a la materialidad del sentido. La discursividad es un proceso de espaciotemporalización de la materia lingüística: exhibición espacial y puesta en secuencia temporal, ligadas una a otra (el orden del discurso no es lineal). La segunda cuestión concierne al hecho de que el sentido se da en diversas materias y por lo tanto, en diversos niveles de codificación que operan simultáneamente (imagen-texto, imagen-palabra-texto-sentido, etc.). Esos “paquetes” significantes complejos son los que recorren las redes sociales del sentido. 
3. Lo ideológico, el poder: la travesía de lo social. Obstáculo marxista.
La teoría marxista es actualmente el mayor obstáculo para el desenvolvimiento de una reflexión sobre el funcionamiento de lo ideológico. Según la metáfora base-superestructura, la base es extraña a lo ideológico y determinante, la superestructura donde se encontraría lo ideológico sigue a la base. Ahora bien, hablar de lo ideológico y del poder es hablar de dos dimensiones en el análisis del funcionamiento de una sociedad. Es una doble orientación que puede conducir a cualquier fenómeno social, a cualquier nivel de funcionamiento de una sociedad, cuando se trata de comprender a la vez su producción y reproducción. Son dimensiones que atraviesan de lado a lado una sociedad. Se trata de comprender la semiosis investida en toda forma de organización social. 
Lo ideológico es el nombre del sistema de relaciones entre un conjunto significante dado y sus condiciones sociales de producción. Una ideología históricamente determinada no es más que una gramática de producción, o más bien una familia de gramáticas. Una ideología no es un repertorio de contenidos (opiniones, actitudes o representaciones), es una gramática de generación de sentido, investidura de sentido en materia significante. A partir de una ideología se puede hablar de una totalidad del universo real e imaginario y pueden utilizarse todas las materias significantes. 
Cuando se mira del lado del reconocimiento encontramos la cuestión del poder. La noción de poder de un discurso solo puede designar los efectos de ese discurso en el interior de un tejido determinado de relaciones sociales. Ahora bien, tales efectos solo pueden tener al forma de otra producción de sentido, todo reconocimiento engendra una producción, toda producción resulta de un sistema de reconocimientos. 
Lo ideológico no es un discurso, sino un efecto. El efecto ideológico es el del discurso absoluto, se muestra como el único posible, no reconoce sus condiciones de producción. El efecto científico en cambio, reposa sobre una especie de desdoblamiento, se muestra como sometido ante unas condiciones de producción determinadas. 
Lo ideológico no es una superestructura, pues sin ideología, es decir, sin
producción social del sentido, no habría ni mercancía, ni capital, ni plusvalía. 
4. Lo ideológico, el poder: la red múltiple (el obstáculo izquierdista).
Foucault define al poder: “el poder no es una institución, ni una estructura, no es cierta potencia de la que algunos estarían dotados: es el nombre dado a una situación estratégica compleja en una sociedad determinada”. Ahora bien, esas estrategias no existen fuera de los paquetes significantes que las contienen, no existe sin el acople en las relaciones sociales, de los innumerables discursos que atraviesan la sociedad, no existen sin la intercalación de productores de sentido y de reconocimiento de sentido, en una semiósis infinita.
Cuanto más compleja es una sociedad, más compleja es la semiosis que la atraviesa. Lo ideológico y el poder están en todas partes en tanto “grillas de inteligibilidad del campo social”. Lo ideológico y el poder son estas redes de la producción social de sentido perpetuamente sacudidas por los mecanismos dinámicos de la sociedad, y por lo tanto, siempre más o menos desfasadas en relación con la otra. Producción y reconocimiento sociales del sentido están, en cada momento del tiempo histórico, sometidas a un proceso perpetuo de desorden y ajuste e. En la medida en que el tejido de la semiosis social no es más que la dimensión significante de la organización social, resulta necesariamente dinamizado por los conflictos sociales, en nuestras sociedades capitalistas, ante todo y sobre todo por los conflictos que brotan de la lucha de clases. 
5. Del lado al sujeto.
El sujeto es para nosotros el punto de pasaje de las reglas operatorias de la producción y el reconocimiento, es el lugar de manifestación de una legalidad que sobrepasa toda “conciencia” que el sujeto pueda tener del sentido. 
En la diacronía, toda separación significativa entre producción y reconocimiento de conjuntos textuales determinados implica un cambio en la posición del sujeto. 
En relación con dicho encuentro, de una teoría del sujeto con una teoría de la producción del sentido, hay que subrayar la importancia de un estudio que viene progresando durante los últimos años: la teoría de la enunciación. A esto se le agrega que lo discursivo, la combinatoria particular propia de los “paquetes” significantes, afecta al dispositivo de enunciación en el interior de cada materia. 
veron terceridades.docLa semiosis social- 
Eliseo verón
· Cap 2: Terceridades.
Verón discute con la linguistica, le critica:
· Para la linguistica (que es funcionalista) se trata de signos sin materia y sujetos sin cuerpos. Verón considera que no es así, que el sentido es materia y es percibido por un sujeto.
· La linguistica se basa en un sistema binario. Toma al SIGNIFICANTE (pasaje de un fenómeno material a un fenómeno psíquico. La linguistica por lo general toma a la escritura dejando de lado otros sistemas. La escritura y la lectura, la producción de palabra y la recepción de la palabra, son dos posiciones intercambiables, o mejor dicho indistintas. Esto ultimo es muy critiaco por Verón) y SIGNIFICADO (Para Saussure el significado no es una cosa sino un concepto y la lengua no es una nomenclaruta). Este sistema bipartidario, Verón lo va a repudiar sosteniendo que encierra el imaginario de la linguistica en un callejón sin salida. 
Verón dice que para comprender la cuestión del sentido, hay que retomar el modelo ternario, hay que recuperar este nucle que la linguistica dejo de lado. Recurre a dos autores: FREGE y PEIRCE. 
	FREGE:
Utiliza 3 términos:
1- Expresión (o signo)
2- Sentido
3- Denotación
Ninguno de los 3 términos remite a la subjetividad ni corresponden a un dominio homogémeo, que sería el orden de lo “real”.
Fregue evacua el sujeto individual y lo “real en si” (es decir, un real que no sería construido).
La exclusión del sujeto individual la realiza por medio de la noción de REPRESENTACIÓN (sentido opuesto a lo que Verón llama representación) (la representación se asocia a un signo. Si un signo denota un objeto perceptible por medio d ellos sentidos, mi representación es un cuadro interior, formado por el recuerdo de las impresiones sensibles y de las acciones exteriores o interiores a las cuales me entregué. Los sentimientos penetrn las representaciones. En el mismo individuo, la misma representación es subjetiva. Es allí donde una respuesta se distingue esencialmente del sentido del signo)
La DENOTACIÓN de un nombre propio es el objeto mismo que designamos con ese nombre; la resentación que allí alcanzamos es enteramente subjetiva como la representación.
Atraviesa por completo la ontología. No es homogéneo.
El SENTIDO es del orden trans-subjetivo, plantea el problema de lo social: “pues no se podránegar que la humanidad posee un tesoro común de pensamientos...!”
El objeto mismo es la denotación del signo cuando éste es lo que Frege llama un nombre propio: “aquello cuya denotación es un objeto determinado, pero no podría ser un concepto ni una relación”. Los dos elementos esenciales de la denotación de los nombres propios son:
a) ser un invariante asociado a una pluralidad de sentidos (hay varios nombres propios para 
un mismo “objeto”, ya que éste puede darse de maneras diferentes)
b)es una entidad singular, determinada (es independiente de si existe o no un individuo)
el sentido concierne a la producción del dispositivo significante: cuando se emplea una expresión en lugar de otra, el sentido cambia. La denotación concierne al “mundo” construido por un lenguaje, y todo lenguaje contruye un mundo, sea éste considerado imaginario o real, abstracti i cibcretim significante o como “puramente material”
	PEIRCE:
Peirce entiende por SEMIOSIS: una acción o influencia que es o implica la coperación de 3 suejetos: un signo, un objeto y su interpretante. No como Saussure que define a la semiosis como toda acción dinámica, física o psiquica.
Tanto el objeto, el signo como el interpretante son tres soportes del proceso semiótico.
	FREGE
	PEIRCE
	Expresión/ signo
	Signo 
	Sentido
	Interpretante
	Denotación
	Objeto
Chicas: Verón vuelve a explicar los mismos conceptos de Peirce que extán explicados en el otro resumen que mandé pero anoto lo más relevante o al menos lo que nos tiene que quedar claro. Habla de las categorías, de las cartas a Lady, indioscopía y el signo considerado “en si mismo: cualisigno, sinsigno y legisigno”, “en relación con el objeto: icono, índice y símbolo”y “en tanto que relación ternaria: rhema, dicen y argumento”
	La Ideoscopía consiste en describir y clasificar las ideas que pertenecen a la experiencia ordinaria... abarca ódenes ontológicos heterogéneos.
	Desde el punto de vista fenomenológico/ideoscopia y según el orden jerárquico, la terceridad supone la segundidas, la segundidad supone la primeridad, y no al revés!! (ver cuadro de la pag 266 de apuntes. 1er módulo)
Todo tercero supone un 1ro y 2do, todo segundo supone a un 1ro y un ´primero no puede dar por si mismo vida a un segundo ni a un tercer; un segundo no puede por si mismo producir un tercero.
Las categorías son “modos de ser” generales y universales:
1. La primeridad es el modo de ser de lo que es tal como es, positivamente y sin referenci a nada más
2. La segundidad es el modo de ser de lo que es tal como es en relación con un segundo, pero sin consideración a tercero alguno.
3. La terceridad es el modo de ser de lo que es tal como es, poniendo en relación recíproca un segundo y un tercero.
Cada categoría tiene implicito en su definición la especificidad ontológica a la que pertenece:
1. Primeridad: posibilidad
2. Segundidad: hecho
3. Terceridad: ley
Las tres categorpias son 3 ideas y por lo tanto pertenecen al orden de la Terceridad. Son categorías “reales”, es decir que “son independientes de nuestro pensmiento
	Real y existente en Peirce No son sinónimo!!
	Conocimiento:
Solo se puede conocer el pernamiento por hechos externos. El único pensamiento que se puede conocer es el pensamiento de los signos. Un pensamiento que no

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