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Resumen Texto Síntoma y Diagnóstico, J Dor - C Echeverría

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Resumen de “Síntoma y diagnóstico” (Dor, J.)
Por Cristián Echeverría
Para Dor, en la clínica analítica no es aceptable el establecimiento de un diagnóstico a partir del reconocimiento de un conjunto determinado de síntomas en el paciente, en base a una correlación previamente establecida entre la especificidad de los síntomas y el diagnóstico de la afección que por ellos se vuelve ostensible, que los causa.
Ese principio diagnóstico, ese dispositivo causalista, es válido, dice Dor, sólo en la medida en que los procesos que median entre el síntoma y la etiología de la afección que los causa sean procesos regulados por un determinismo causal corriente. Pero ocurre que en el inconsciente - que es, como lo demuestra la experiencia analítica, donde tiene lugar esa mediación entre afección y síntoma cuando ella es psíquica- la dinámica de los procesos intrapsíquicos no es la propia del determinismo causal corriente.
En efecto, a diferencia de lo que ocurre con los biológicos, a los procesos psíquicos los rige un determinismo singular: una causalidad psíquica, que no consiste en una articulación estable entre causa y efecto. Por eso es que ella no puede formularse en términos de ley, es que no se puede predecir.
En suma: no existe un inferencia fija entre las causas psíquicas y los efectos sintomáticos. Y ello lo demuestra la observación analítica: 1)la de Freud, de una actividad sintomática como el sadismo que supone la lógica contradictoria del masoquismo y 2)la de que un síntoma es igualmente identificable en distintas estructuras clínicas: es el caso de la actividad sintomática exhibicionista, presente no sólo en la perversión, sino también en la histeria.
Entonces: ¿cómo es que se resuelve el problema del diagnóstico? Si toca a efectos de diagnosticar, como dice Dor, deshacerse de la racionalidad lógica cartesiana de todos los días, por ser ella profundamente causalista ¿de qué valerse y qué asegura un cierto grado de rigurosidad, de objetividad, en el proceso? El rigor lo impone la necesidad de seguir el hilo del “decir de aquél a quien se escucha”, porque es de él de lo que se tiene que valer el analista, de la participación activa del paciente, de su participación hablada.
Lo que pasa es que los procesos inconscientes, que son los que median entre el síntoma y lo que se busca diagnosticar, no son directamente observables. Pero la vía regia a ellos, es el discurso. Pues a las articulaciones de la causalidad psíquica no se las revela por la racionalidad cartesiana, que opera por implicancia lógica, sino que por las asociaciones discursivas. Lacan insistió suficientes veces sobre este punto: para él, el síntoma se resuelve en su totalidad en un análisis del lenguaje...porque es lenguaje del que hay que liberar su habla”.
 Por tanto, ¿desde dónde es que conviene diagnosticar sino es desde la participación con palabras del paciente? De hecho, el habla de los síntomas se libera en el transcurso del decir del paciente. Es en él en donde hay que buscar lo que Dor llama las ‘referencias diagnósticas estructurales’ que advienen en él en la forma de ‘atisbos significativos del deseo que se esbozan en la persona que habla’, que corresponden a ‘signos codificados mediante los rasgos de la estructura psíquica que dan testimonio de la economía del deseo. Porque los rasgos estructurales son las ‘trayectorias estereotipadas’, los ‘principios de circulación’ que rigen la economía del deseo que dota de especificidad a la estructura de cada quien. A cada cual.

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